31 May
Introducción a la Filosofía de Kant
Immanuel Kant (1724-1804) es una figura central en la historia de la filosofía occidental, cuya obra marcó un antes y un después en el pensamiento moderno. Su filosofía crítica, expuesta principalmente en sus tres Críticas, busca establecer los límites y las posibilidades del conocimiento, la moral y el juicio estético. En la Crítica de la Razón Pura, Kant se propuso someter la razón teórica a una crítica profunda para descubrir los fundamentos del conocimiento científico y de la ciencia misma.
Los Tipos de Juicios en Kant
En su investigación sobre el conocimiento, Kant concluyó que existen dos tipos fundamentales de juicios:
- Juicios Analíticos: Son aquellos en los que el concepto del predicado ya está incluido en el concepto del sujeto. Por ejemplo, «Todos los cuerpos son extensos». Son juicios a priori porque no requieren de la experiencia para determinar su verdad; son universales y necesarios. Sin embargo, no aumentan nuestro conocimiento, ya que solo explicitan lo que ya está implícito en el sujeto.
- Juicios Sintéticos: Son aquellos en los que el predicado no está comprendido en el sujeto. Por ejemplo, «Todos los cuerpos son pesados». Estos juicios sí aumentan el conocimiento porque incorporan información nueva sobre el sujeto. No obstante, son a posteriori, ya que su verdad se conoce a través de la experiencia, y por lo tanto, no son universalmente válidos ni necesarios.
Además de estos dos, Kant identificó un tercer tipo de juicio, crucial para la ciencia:
- Juicios Sintéticos a priori: Son los juicios que emplea la ciencia (especialmente las matemáticas y la física). Son sintéticos porque se aplican a los objetos de la experiencia, aumentando así nuestro conocimiento. Pero son a priori porque su verdad se funda en conceptos que no provienen de la experiencia, lo que les confiere universalidad y necesidad. Un ejemplo clásico es «La línea recta es la distancia más corta entre dos puntos».
Estética Trascendental: La Teoría de la Sensibilidad
En esta sección de la Crítica de la Razón Pura, Kant estudió la sensibilidad o facultad de tener percepciones. Aquí explica en qué consiste el conocimiento sensible y cómo se dan los juicios sintéticos a priori en las matemáticas.
Para Kant, todo conocimiento consiste en una síntesis entre materia y forma:
- La materia del conocimiento depende de la experiencia sensible (es a posteriori).
- La forma es independiente de la experiencia y es a priori.
Esto quiere decir que, aunque todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia, no todo procede de ella. La materia aporta el contenido empírico a la ciencia y hace avanzar nuestro conocimiento, mientras que la forma otorga a las ciencias los caracteres de universalidad, necesidad y objetividad.
El conocimiento sensible es una síntesis de las sensaciones con el espacio y el tiempo, que son formas a priori de la sensibilidad. Estas formas unifican y ordenan de modo particular los datos de las sensaciones. A diferencia de Aristóteles y Tomás de Aquino, quienes consideraban que el espacio y el tiempo eran accidentes de las sustancias corpóreas, para Kant no son propiedades de las cosas en sí, sino formas que la sensibilidad del sujeto aplica a las impresiones sensibles. Además de ser a priori, el espacio y el tiempo son intuiciones puras de la sensibilidad, ya que no se mezclan con la experiencia, a diferencia de las intuiciones a posteriori o empíricas.
Kant relaciona las matemáticas con el conocimiento sensible porque esta ciencia, aunque no se obtiene directamente mediante los sentidos, sí se fundamenta en el entendimiento de estas formas puras. La geometría y la aritmética tratan del espacio y del tiempo, respectivamente. Los juicios de las matemáticas son anteriores a la experiencia, universales y necesarios, y son sintéticos porque el espacio y el tiempo están intrínsecamente vinculados a toda experiencia sensible posible.
Analítica Trascendental: La Teoría del Entendimiento
En esta parte de la Crítica de la Razón Pura, Kant examina el entendimiento, que es la facultad o capacidad de elaborar juicios. La función del entendimiento es comprender las intuiciones empíricas. Con el conocimiento sensible percibimos una gran variedad de objetos individuales en el espacio y el tiempo, pero no los entendemos ni sabemos qué son porque carecen de unidad. Entender es formular juicios, es decir, afirmar o negar un predicado de un sujeto.
Pero solo es posible juzgar si se utilizan conceptos que unifiquen los fenómenos sensibles. El conocimiento intelectual es el resultado de una segunda síntesis entre las intuiciones sensibles (organizadas en el espacio y el tiempo, que son lo dado por la sensibilidad) y las categorías (conceptos puros del entendimiento).
Los tipos de juicios, según Kant, pueden clasificarse por:
- Cantidad: universales, particulares e individuales.
- Cualidad: afirmativos, negativos e indefinidos.
- Relación: categóricos, hipotéticos y disyuntivos.
- Modalidad: problemáticos, asertóricos y apodícticos.
La sensibilidad aporta las intuiciones empíricas al conocimiento, y sin ellas, este carecería de contenido. Mientras que el entendimiento proporciona las categorías, sin las cuales las impresiones sensibles serían ininteligibles. Los juicios o leyes de la física son a priori y, por tanto, universales y necesarios; a la vez, son sintéticos, pues las categorías tienen la función de sintetizar toda experiencia posible.
En esta teoría, Kant introdujo los conceptos de fenómeno y noúmeno:
- El fenómeno es la «cosa para mí», lo que aparece ante el sujeto que conoce; es el objeto que el sujeto elabora cuando aplica las categorías a la experiencia sensible.
- El noúmeno, en cambio, es la «cosa en sí», el objeto al margen de su relación con la sensibilidad.
Los fenómenos siempre se conocen según las condiciones trascendentales puestas por el sujeto trascendental.
Dialéctica Trascendental: Los Límites de la Razón Pura
En la Dialéctica Trascendental, Kant estudió la razón en cuanto facultad de elaborar razonamientos. La razón trata de buscar juicios generales que sirvan de fundamento a otros juicios más particulares. Si la razón realiza esta función sin salirse de la experiencia, entonces su uso es correcto.
Sin embargo, la razón tiende de manera natural a traspasar la barrera de la experiencia, buscando juicios máximamente universales que sean el fundamento de todos los demás, sin que ellos mismos necesiten un fundamento. Kant llamó a estas ideas trascendentales a las producciones de la razón que tratan de conocer la «cosa en sí», aquello que es incondicionado y, a la vez, fundamento de toda condición.
Kant consideró que hay tres ideas trascendentales que corresponden con los objetos de la metafísica racionalista:
- El Yo (o la idea de alma).
- La idea de Mundo.
- La idea de Causa Suprema (o Dios).
Kant llamó Ideal de la Razón Pura a la idea trascendental de Dios y sostuvo que es imposible demostrar su existencia o su inexistencia.
Además, Kant juzgó que la metafísica no puede ser ciencia porque pretende conocer realidades que están más allá de la experiencia, y hace un uso incorrecto de las ideas de la razón, lo que da lugar a la ilusión trascendental de pensar que estas nos dan a conocer sustancias o cosas en sí.
Sin embargo, existe un uso adecuado de las ideas: un uso regulativo, consistente en tomarlas como supuestos que establecen el límite de aquello que se puede conocer, como guía para la unidad de nuestro pensamiento. El resultado final de la Crítica de la Razón Pura fue el establecimiento de los límites del conocimiento en su uso teórico, para hacer posible la investigación de su uso práctico, donde aparecerían algunas ideas metafísicas como condición de posibilidad del obrar moral.
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