28 Nov
La Consolidación del Estado Liberal en España (1833-1868)
Entre 1833 y 1868, España vivió un proceso de transformación política, social y económica que marcó el tránsito definitivo del Antiguo Régimen a un Estado liberal. Durante este periodo, la política española estuvo marcada por la lucha entre distintas corrientes del liberalismo —moderados, progresistas, demócratas y republicanos—, el protagonismo del ejército y la inestabilidad institucional. Se aprobaron varias constituciones, se impulsaron reformas económicas como las desamortizaciones y se consolidó un Estado centralizado y confesional. Sin embargo, la exclusión política de amplias capas de la población y la corrupción electoral impidieron la estabilidad de una monarquía parlamentaria.
Las Regencias y la Primera Guerra Carlista (1833-1843)
La Primera Guerra Carlista surgió tras la muerte de Fernando VII, al enfrentarse los partidarios de su hermano Carlos María Isidro, defensores del absolutismo y los fueros tradicionales, con los isabelinos, que defendían el liberalismo y el centralismo. La guerra tuvo un alto coste humano y reforzó la identificación del liberalismo con las ciudades y la burguesía, y del carlismo con las zonas rurales y conservadoras.
Fases de la Guerra Carlista:
- Iniciativa carlista bajo Zumalacárregui.
- Equilibrio y expediciones fallidas de los carlistas.
- Ofensiva isabelina que llevó al Convenio de Vergara en 1839, reconociendo a Isabel II y manteniendo algunos fueros.
Durante la regencia de María Cristina, se sucedieron gobiernos moderados como el de Martínez de la Rosa, que promulgó el Estatuto Real de 1834, una carta otorgada con Cortes consultivas y sufragio muy restringido. La presión de la guerra y la movilización popular provocaron la Revolución de 1836 y la restauración de la Constitución de 1812.
Reformas Progresistas Clave:
Los gobiernos de Mendizábal y Calatrava impulsaron reformas clave que consolidaron el fin del Antiguo Régimen:
- Desamortización eclesiástica.
- Abolición de los señoríos.
- Desvinculación de mayorazgos.
- Supresión de la Mesta y de gremios.
La Constitución de 1837 estableció la soberanía nacional, Cortes bicamerales y derechos individuales, mientras que la división provincial de Javier de Burgos centralizó la administración en 49 provincias. Tras la victoria sobre los carlistas, María Cristina perdió apoyos y abdicó, quedando Espartero como regente (1840-1843). Su gobierno fue autoritario y enfrentó conflictos como la insurrección de Barcelona en 1842. Su incapacidad para conciliar a moderados y progresistas provocó su caída y la declaración de Isabel II como mayor de edad a los trece años, iniciándose su reinado efectivo.
El Reinado de Isabel II (1844-1868)
La Década Moderada (1844-1854)
Durante la Década Moderada, Narváez consolidó un Estado centralizado, confesional y restrictivo políticamente. La Constitución de 1845 reforzó el poder real, mantuvo el sufragio censitario y declaró la confesionalidad católica del Estado. Se aprobaron leyes clave:
- Modernización de la fiscalidad con la reforma de Mon.
- Creación de la Guardia Civil.
- Firma del Concordato con Roma.
Este sistema político dependía del control de la Corona, del ejército y del fraude electoral, generando una oposición progresista y social creciente.
El Bienio Progresista (1854-1856)
Tras la Vicalvarada y el Manifiesto de Manzanares, el Bienio Progresista impulsó reformas como la desamortización de Madoz, la Ley General de Ferrocarriles y la modernización financiera, además de un proyecto constitucional progresista no aprobado. La conflictividad social y las divisiones internas provocaron el final del Bienio cuando O’Donnell, apoyado por la Corona, desplazó a Espartero.
La Unión Liberal y el Fin del Reinado (1856-1868)
A continuación, la Unión Liberal trató de conciliar moderados y progresistas, aprobando la Ley Moyano de 1857 que reguló la educación primaria y sentó bases educativas centralizadas. En política exterior, se llevaron a cabo intervenciones militares en Marruecos, Indochina, México y Santo Domingo para recuperar prestigio internacional. Sin embargo, las crisis económicas, las malas cosechas y el descontento social provocaron revueltas obreras y militares. El movimiento obrero comenzó a organizarse. La oposición, articulada en torno al Pacto de Ostende, buscaba destronar a Isabel II y abrir un proceso constituyente, desembocando en la Revolución de 1868, conocida como La Gloriosa.
Conclusión del Periodo 1833-1868
Entre 1833 y 1868, España avanzó hacia un Estado liberal, con la aprobación de constituciones, centralización política y reformas económicas como las desamortizaciones. Sin embargo, la inestabilidad política, el protagonismo del ejército y el fraude electoral limitaron la consolidación de una verdadera monarquía parlamentaria. Socialmente, surgió una sociedad de clases con una burguesía en ascenso y un campesinado y proletariado cada vez más organizados. Las crisis económicas y los conflictos sociales generaron descontento, que culminó en la Revolución de 1868 y la apertura del Sexenio Democrático.
El Sexenio Democrático: Experimentación Política y Crisis (1868-1874)
El Sexenio Democrático (1868-1874) es uno de los periodos más convulsos de la historia contemporánea de España. Comenzó con la Revolución de 1868, conocida como La Gloriosa, que acabó con el reinado de Isabel II y abrió un ciclo de experimentación política en el que se intentó implantar un sistema más democrático y moderno. Durante seis años, España alternó gobiernos provisionales, una monarquía constitucional y la Primera República, en un contexto marcado por conflictos internos, tensiones sociales y luchas políticas.
La Revolución de 1868 (La Gloriosa)
Esta revolución fue fruto del descontento generalizado con Isabel II y su gobierno, marcado por la corrupción, el favoritismo político y la mala gestión económica. Los protagonistas fueron liberales progresistas y demócratas, que lograron derrocar a la reina sin derramamiento masivo de sangre, aunque sí hubo tensiones en distintas regiones. Su éxito permitió la formación de un gobierno provisional que buscaba reformar el sistema político y preparar la transición hacia un nuevo régimen.
Gobierno Provisional y la Constitución de 1869 (1868-1870)
Tras el derrocamiento de Isabel II, se estableció un gobierno provisional presidido por figuras como Serrano y Prim. Este gobierno convocó elecciones y redactó la Constitución de 1869, que garantizaba derechos fundamentales, libertades políticas y religiosas, y sentó las bases de un sistema democrático. También inició debates sobre la forma de Estado, decidiendo finalmente buscar un monarca extranjero que aceptara un gobierno constitucional.
El Reinado de Amadeo I (1870-1873)
El italiano Amadeo de Saboya fue elegido rey, en un intento de estabilizar el país y consolidar la monarquía constitucional. Sin embargo, su reinado estuvo marcado por:
- Conflictos políticos y la falta de apoyo de los partidos tradicionales.
- El republicanismo creciente y la oposición carlista.
- Problemas sociales y regionales, como la insurrección cantonal en algunas ciudades.
Tras tres años difíciles, Amadeo abdicó, incapaz de gobernar en medio de tanta inestabilidad.
La Primera República (1873-1874)
La abdicación de Amadeo dio paso a la Primera República, caracterizada por su fragilidad y cambios continuos de gobierno. Hubo cuatro presidentes en menos de dos años: Figueras, Pi i Margall, Salmerón y Castelar. Intentó instaurar un sistema federal y democrático, pero las tensiones internas, las revueltas regionales y la guerra carlista dificultaron cualquier consolidación. Destacó la insurrección cantonal, donde varias ciudades proclamaron su autonomía temporalmente, mostrando la debilidad del poder central.
Conflictos Clave durante la República:
- Guerra Carlista: Continuaba en el norte, defendiendo a los partidarios de Carlos frente a la línea borbónica.
- Insurrección Cantonal: Reflejaba la crisis política y social, con ciudades proclamando su autonomía.
- Divisiones Internas: Las fricciones entre republicanos moderados y federalistas radicales generaron inestabilidad constante, impidiendo formar un gobierno sólido.
Fin del Sexenio y la Restauración (1874)
La incapacidad de la Primera República para mantener el orden y la unidad llevó a un golpe militar dirigido por Martínez Campos, que restauró la monarquía con Alfonso XII. Este hecho puso fin al Sexenio Democrático y dio inicio a la Restauración, un periodo de relativa estabilidad política basado en el sistema de turno pacífico entre liberales y conservadores, aunque con limitaciones democráticas.
Conclusión Final
El Sexenio Democrático fue un periodo de experimentación política que buscaba modernizar España y consolidar la democracia. Aunque terminó con la restauración monárquica, sentó las bases de debates políticos y sociales que influirían en el país durante décadas, mostrando los retos de combinar reformas democráticas con un contexto social y político profundamente dividido.

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