02 Jun

PALEOCRISTIANO
TEMA 8. Aportaciones del primer arte cristiano: la basílica.
La nueva iconografía.
INTRODUCCIÓN.- La implantación y extensión del cristianismo en el Imperio romano es un fenómeno que influirá decisivamente en su cultura y en su arte. Al principio el cristianismo estaba perseguido, por lo que sus manifestaciones debían mantenerse en secreto. Sin embargo, tras la publicación del Edicto de Milán por el emperador Constantino (313), el cristianismo queda legalizado, por lo que puede salir a la luz. Un siglo más tarde, con el emperador Teodosio, el cristianismo se convierte en la única religión del Imperio, adquiriendo así una gran importancia que significó nuevas necesidades.
ARQUITECTURA. LA BASÍLICA.- los primeros lugares de reuníón de los cristiano pasaban prácticamente desapercibidos, salvo por algunos detalles decorativos; se trataba de simples habitaciones en las viviendas particulares (tituli). Otros lugares que se manténían casi en secreto eran las catacumbas, que existen desde el s. III. Localizadas en las afueras de Roma, son un conjunto de intricadas y estrechas galerías subterráneas con varios niveles excavadas en el blando tufo de la zona. En las paredes, a varias alturas, estaban los nichos (loculi) de los fallecidos colocados a lo largo, tapiados con ladrillos y estuco, a veces decorados. Existían espacios más amplios utilizados como enterramientos de grupos o familias llamados cubicula también dedicados a las celebraciones religiosas
Pero cuando se legaliza el cristianismo, es preciso utilizar grandes construcciones capaces de albergar cientos o miles de fieles. El edificio escogido fue la basílica, el lugar donde se administraba justicia y se hacían negocios. Era idóneo debido a sus grandes dimensiones, apta para albergar grandes multitudes, y a su estructura en naves impares (la central más alta y más ancha) iluminadas desde arriba. Los arquitectos cristianos introdujeron algunas modificaciones: situaron la única entrada principal en uno de los lados cortos, eliminando un ábside, y situando en el otro ábside el presbiterio de manera que se creaba un espacio alargado fuertemente orientado hacia el altar por la perspectiva (espacio-camino). 
Va a estar ricamente decorada con mármoles, mosaicos y pinturas murales. El espacio más ricamente ornamentado es el muro que precede al presbiterio, que presenta una estructura que recuerda un arco de triunfo. El techo será plano, de madera, cubierto con tejado a dos aguas (era más sencillo y barato que una bóveda de cemento). Como en la basílica, el acceso se hace a través de un nártex o vestíbulo, pero situado en la nueva entrada principal. También era frecuente un atrio porticado. Otra importante modificación es una nave transversal (transepto) situada justo delante del altar, que sobresalía ligeramente del resto del edificio. Esto va a dar a la planta la apariencia de una cruz con uno de sus lados alargados hacia la entrada (planta de cruz latina), con un evidente valor simbólico. De hecho, este modelo de templo se convirtió en el más importante hasta nuestros días. Uno de los templos-basílica más antiguos y mejor conservados de Roma es la Basílica de Santa Sabina, aunque las más antiguas (muy alteradas en el Renacimiento y Barroco) son la de Santa María la Mayor y San Juan de Letrán; la basílica de San Pedro fue derribada y vuelta a edificar en el s. XVI.  Otro edificio que se convirtió un prototípico fue la “rotonda” de la basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén, al parecer origen de los edificios de planta central que veremos a continuación.
EDIFICIOS DE PLANTA CENTRAL.- En general, se construían con planta central o de cruz griega otros edificios religiosos como mausoleos (pequeños templos funerarios), baptisterios y martyria (pequeñas capillas donde se adoraban los restos de los santos y mártires). La planta central facilitaba la colocación en el centro de la pila bautismal, el sepulcro o los restos del mártir. Los mejores ejemplos son el mausoleo de Santa Costanza, el de Gala Placidia y el baptisterio de San Juan de Letrán. Este tipo de planta, incluso para grandes templos, se desarrolló posteriormente en el arte Bizantino.
LA NUEVA ICONOGRAFÍA.- Los artistas cristianos se enfrentaron al problema de representar nuevos temas partiendo de formas artísticas preexistentes de la cultura pagana, aunque sin novedades técnicas ni formales. 
Escultura.- Debido a la nueva costumbre, introducida por el cristianismo, del enterramiento (en lugar de la incineración propia de la cultura romana), los difuntos, especialmente los de familias ricas, comenzaron a enterrarse en sarcófagos de piedra decorados en relieve con motivos religiosos: al típico sarcófago de estrígiles se le añadió el crismón o escenas de la biblia: Jonás y la ballena, Adán y Eva, Daniel en el foso de los leones, la Pasión de Cristo… Algunos temas paganos se readaptaron: el buen pastor, la traditio legis, el cordero, el pavo real (la inmortalidad), el pez… Destaca el sarcófago de Junio Basso, decorado con un doble friso cuyas escenas están separadas por columnas. Además del relieve funerario en sarcófagos, hay escultura en bulto redondo: Jesús como joven maestro y el buen pastor.
Pintura.- las primeras manifestaciones en este campo se reducen a pequeñas pinturas al fresco que aparecen decorando los tituli. En las catacumbas, también los loculi o nichos serán decorados con pinturas al fresco, sobre todo los de personas pudientes, señalados con un arcosolium. Pero la decoración más destacada las encontramos en los cubícula, espacios más amplios que servían de enterramiento a grupos de personas y también se utilizaban para ceremonias religiosas. Esta pintura se caracteriza por cuidar más el mensaje que la forma, que puede parecer un poco descuidada (composición, proporción, falta de perspectiva, ausencia de fondos, paisaje simplificado…). Suelen estar enmarcadas por líneas que subrayan las formas arquitectónicas. Los temas principales son: orantes, el buen pastor, el pez, escenas de la biblia, Jesús joven y sin barba.

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