15 May

El texto a comentar pertenece al prólogo a la 2ª edición de la Crítica a la razón pura publicada en 1787.
Kant (1724-1804) había publicado la primera edición de la Crítica de la razón pura en 1781 (conocida como edición A), pero a raíz de ciertas críticas recibidas y de sus propias reflexiones acerca de lo tratado en ella, decidió publicar una segunda edición en 1787 (conocida como edición B) que rectificase algunos de los planteamientos y formulaciones contenidos en la primera. El prólogo a la segunda edición es una breve síntesis de toda la obra, en la que nos explica cuáles eran sus propósitos al escribirla, en qué medida cree que se han cumplido y a qué resultados ha llegado. La CPR es la obra capital de Kant, que influye en el pensamiento alemán como teoría evolutiva del conocimiento. Se cuestiona si la metafísica es o no ciencia,o dicho de otro modo, si son posibles los juicios sintéticos a priori. Por ello, Kant somete a crítica las facultades de la razón.
Kant en esta obra cuestiona, frente a los seguidores de la metafísica dogmática, si la metafísica es o no ciencia y para ello someterá a crítica a la propia razón. Otro de los propósitos es rescatar a la metafísica del descrédito en el que ha caído y el modelo a seguir será el de las ciencias físico-matemáticas. Para todo ello se servirá de un cambio de método conocido como giro copernicano.
La obra se divide en Doctrina Trascendental de los elementos que a su vez se divide en “Estética Trascendental” que estudia las formas a priori de la sensibilidad y “Lógica Trascendental” que estudia las formas puras a priori del entendimiento y la razón. Este a su vez se divide en “Analítica Trascendental” y “Dialéctica Trascendental”. La otra parte es la Doctrina Trascendental del método, dividida a su vez en los siguientes capítulos: “Disciplina de la razón pura” (no confundir las matemáticas, la física…), “Canon de la razón pura” (diferencia entre el interés y el uso teórico-práctico de la razón), “Arquitectónica de la razón pura” (carácter sistemático de la razón) e “Historia de la razón pura” (implantación histórica de la razón).
La obra de Kant suele dividirse en dos periodos: periodo precrítico y periodo crítico. En el periodo precrítico, Kant publicó gran número de tratados sobre temas de física, geografía, astronomía y filosofía, se nota en ellos la influencia del racionalismo de Leibniz y Wolff, del que Kant se alejó poco a poco, y de la física de Newton. Sus principales obras son: Pensamientos sobre la verdadera valuación de las fuerzas vivas (1747);
Historia Natural y teoría del cielo (1755);
Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime (1764);
Sueños de un visionario explicados por los sueños de la metafísica (1766); La Dissertatio (1770).

En el perido crítico, Kant,  se encontraba en posesión de lo esencial de la filosofía crítica. Durante casi diez años, meditó y desarrolló su sistema sin publicar nada. A partir de 1781 aparecieron una tras otra sus obras principales: Las tres críticas y las obras que se relacionan con éstas:

Crítica de la Razón pura (1781, 1787); Prolegómenos a toda metafísica futura (1783); Fundamento de la metafísica de las costumbres (1785); Crítica de la Razón práctica (1788); Crítica del juicio (1790); La religión dentro de los límites de la simple razón (1793); Antropología (1798); Lecciones de Lógica (1800); Opus postumum (Edición por E. Adickes 1920).

4.2 El pensamiento del autor en la historia de la filosofía y/o su época histórica

El contexto histórico de Kant está situado en el siglo XVIII, y más exactamente en la época que va desde la revolución inglesa de 1688 hasta la revolución francesa de 1789. Se presenta como una época en la que se desarrolló la conciencia de estar empezando una nuevo período en el que la razón y la ciencia iluminarían por fin al hombre.


De ahí que esta época reciba el nombre de Ilustración por toda Europa. [El idealismo trascendental de Kant será una de las obras fundamentales de dicho momento en la historia europea. Y así como la Ilustración consuma el giro antropocéntrico iniciado en el Renacimiento, no es extraño que el propio Kant resuma en la pregunta ¿qué es el hombre? las tres dimensiones fundamentales de su obra: el conocimiento, la acción moral y la esperanza racional. ]

El proyecto de Kant para el hombre y la sociedad viene expresado en su Respuesta a la pregunta ¿qué es la Ilustración?, de 1784. Para el autor, la Ilustración es «la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad». Consistía ésta en su incapacidad para guiarse por su propia razón sin tener que recurrir a otra instancia u otro guía. El propio hombre era culpable de esta falta de autonomía por su escasa decisión y su comodidad. En este sentido, el lema de la Ilustración era: «Ten el valor de servirte de tu propio entendimiento». El mayor obstáculo que encontraba Kant en relación con este proyecto era el que afectaba a las cuestiones religiosas, puesto que en todo lo relacionado con las ciencias y las artes, los gobernantes no solían ejercer ninguna influencia negativa sobre el pueblo. De aquí que Kant reconociera que su época era «el tiempo de la Ilustración o el siglo de Federico», refiriéndose a Federico II, rey de Prusia, mecenas de las artes y de las ciencias e impulsor de la educación básica durante todo su reinado.

Uno de los móviles del pensamiento ético de Kant fue posiblemente la controversia entre la predestinación y la voluntad libre del hombre -lo que llamará buena voluntad-, derivada de la polémica entre Lutero, Calvino y la Iglesia católica, que comenzó en el siglo XVI y duró hasta el siglo XVIII.

Lutero defendía que la salvación del hombre no dependía del mérito de sus acciones, sino del don incondicional de la gracia divina. (Importantes intelectuales tuvieron formación luterana, como, por ejemplo, Bach, Hegel y Kierkegaard). Calvino, por su parte, creía en la predestinación, esto es, en que Dios había elegido a algunas personas a las que salvaría, mientras que otras estarían ya destinadas a la condenación eterna. Kant, de educación pietista, creía inicialmente en el poder de los milagros y en que Dios podía intervenir en la historia variando el destino del hombre, lo cual iba en contra de la tesis calvinista de la predestinación. El racionalismo creía en la libertad de la voluntad, pero la hacía depender de un ser superior. Kant postulará la libertad como necesaria y como característica propia del ser racional. Será la que podrá generar una voluntad buena y la que podrá dotar de valor moral a la vida del hombre.

Para finalizar, señalemos que el pensamiento kantiano ocupa el centro de la filosofía moderna y tuvo una gran influencia en su tiempo y en la filosofía posterior. Así, nos encontramos con la salida a las limitaciones establecidas por Kant del Idealismo absoluto (Fichte, Schelling y Hegel), la metafísica de la Voluntad de Schopenhauer, la crítica nietzscheana a Kant, el movimiento neokantiano, el raciovitalismo de Ortega y Gasset, etc.

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