10 Jul

Las Dimensiones de la Estructura Social

Estructura Institucional

La estructura institucional hace referencia a cómo nos organizamos y nos relacionamos, es decir, a las pautas de interacción que están institucionalizadas. En sociología, el concepto de institución alude a los patrones de comportamiento que la sociedad ofrece y que se imponen sobre los individuos. Por ejemplo, el matrimonio o la familia son instituciones clave.

Estos patrones de comportamiento están ligados a los roles y las normas sociales, y otorgan regularidad a las interacciones. Aunque estas normas son producidas por las personas y necesitan de su aplicación para continuar existiendo, las percibimos como “objetivas” y como una fuerza externa y coercitiva. Por lo tanto, esta dimensión se relaciona directamente con la cultura compartida, el entramado institucional y las normas que organizan y estructuran nuestra vida social.

Estructura Relacional

La estructura relacional se refiere a aquellas relaciones de interdependencia causal que no están fijadas como patrones institucionalizados. Es el resultado de un conglomerado de interconexiones y de una red de relaciones de diferentes tipos. Son redes y pautas de relaciones que poseen cierta permanencia o durabilidad, lo que permite identificarlas a pesar de no ser directamente observables desde un patrón institucional.

Aquí es crucial la mirada sociológica, ya que su finalidad es encontrar aquellas pautas que no se pueden observar de manera directa y que dependen de las conexiones que establezcamos como analistas o científicos sociales. La interpretación teórica es muy importante, pues es lo que construimos a partir de lo que observamos, dependiendo de la teoría que se utilice (por ejemplo, funcionalismo, estructuralismo o marxismo).

Estructura Incorporada

La estructura incorporada cobra relevancia a partir de la mitad del siglo XX, debido a la importancia que se le otorga a las emociones, el gusto, el conocimiento práctico y otros aspectos más corporales, en contraste con los enfoques “mentales” y “lingüísticos” que tradicionalmente han dominado en sociología. Esta perspectiva analiza cómo los cuerpos son portadores de estructuras sociales, es decir, cómo están estructurados y, a la vez, cómo estructuran.

Un ejemplo claro es el concepto de gusto estudiado por Pierre Bourdieu, que se relaciona con nuestra posición social y condiciona con quién nos relacionamos o de quién nos distanciamos; por lo tanto, estructura. No solo está estructurado, sino que es estructurante, ya que estructura relaciones y, como consecuencia, el espacio social.

Teorías Sociológicas de la Educación: Funcionalismo vs. Marxismo

El Funcionalismo y la Educación: Talcott Parsons

En la teoría funcionalista, el máximo representante es Talcott Parsons. Para él, el desarrollo económico implica el paso de la adscripción al logro, pero la industrialización supone una ruptura radical entre la familia y la economía.

En las sociedades no industrializadas, estos ámbitos estaban muy unidos. Por ejemplo, si tu padre era panadero, tú también lo serías. El origen familiar determinaba los roles productivos y la posición social. Con la industrialización, esto cambia: el trabajo se vuelve más dividido, especializado y separado del ámbito familiar, lo que dificulta la transmisión de la ocupación de padres a hijos. La familia ya no puede enseñar lo necesario para trabajar en una sociedad moderna.

Esta función pasa a ser responsabilidad de las instituciones educativas, que tienen una doble misión:

  • Función cognitiva: Transmitir conocimientos, enseñar lo necesario para desempeñar un trabajo.
  • Función moral: Formar moralmente, enseñar normas, valores y cómo comportarse en la sociedad.

Meritocracia y Movilidad Social en el Funcionalismo

Los funcionalistas se basan en la idea de la meritocracia, según la cual una persona alcanzará los niveles más altos de la sociedad de acuerdo con sus méritos, siendo la educación uno de los factores clave para lograrlo.

En la escuela se produce una resocialización que busca borrar las diferencias sociales debidas al origen, mediante la inculcación de valores comunes. En este modelo, la escuela evalúa a los alumnos según su rendimiento, lo que denominan logro diferencial, que depende de sus resultados. También parte de la idea de igualdad de oportunidades, lo que significa que todo el mundo parte del mismo punto y llega hasta donde sus capacidades lo permitan. Esto reduce la adscripción, es decir, la idea de que el destino de una persona esté determinado por su familia o clase social de nacimiento.

La igualdad de partida y el logro diferencial incrementan la movilidad social a medida que se implantan y se hacen efectivos tanto en las instituciones educativas como en la distribución de roles ocupacionales.

La movilidad social tiene dos efectos importantes en las sociedades industriales modernas:

  1. Justifica las desigualdades sociales: Como se parte de igualdad de condiciones, las personas que alcanzan posiciones más altas lo hacen “porque se lo merecen”.
  2. Debilita la acción colectiva: Las personas en la parte baja de la estructura social no se rebelan ni organizan tanto para protestar, ya que tienen la esperanza de mejorar su situación si se esfuerzan.

Las Teorías de la Reproducción Social: Bourdieu y Passeron

Los marxistas, por otro lado, no creen en la movilidad social como algo real o generalizado. Argumentan que, en el sistema capitalista, el sistema educativo no está diseñado para que las personas cambien de posición social, sino para que las desigualdades se mantengan. A esto se le denomina una visión reproductivista.

Las teorías de la reproducción social, según Pierre Bourdieu y Jean-Claude Passeron, critican la idea de meritocracia, ya que consideran que no es cierta en la práctica porque la escuela no parte de condiciones iguales para todos. Por lo tanto, atribuyen a la escuela la función de reproducir las desigualdades sociales, es decir, las repite y las mantiene.

Estos autores analizan cómo las desigualdades previas determinan las trayectorias escolares y cómo la escuela, mediante prácticas pedagógicas, agrava las desigualdades iniciales. Hablan de las diferentes expectativas y demandas según la procedencia social; cada clase social tiene un estilo de vida diferente y, por ende, distintas expectativas. Los grupos no privilegiados suelen tener más problemas de adaptación desde un punto de vista cultural.

Por ejemplo: Los niños de clase alta suelen hablar con un vocabulario más cercano al de la escuela, están más acostumbrados a razonar, leer y argumentar, ya que la familia les estimula a ello. Sin embargo, la mayoría de los niños de clase baja crecen en un ambiente en el que no se usa ese lenguaje formal ni están estimulados de la misma manera, por lo que se considera que la clase baja ya parte con desventaja desde el principio. La escuela, de este modo, ejerce una función ideológica de legitimación de las desigualdades sociales y, a su vez, es un instrumento para que los privilegiados convenzan a los grupos desfavorecidos de que su destino social se debe a su carencia de méritos y cualidades.

Conceptos Clave: Arbitrariedad Cultural y Violencia Simbólica

Bourdieu y Passeron desarrollan dos conceptos fundamentales para entender cómo la escuela favorece a unos y desfavorece a otros sin que parezca injusto:

  • Arbitrariedad cultural: Significa que la escuela presenta como correcta o universal una única forma de cultura, que es la de las clases dominantes. Impone el conocimiento y los valores de la clase alta como valiosos para todos.
  • Violencia simbólica: Es un tipo de violencia no física, que se ejerce de forma sutil, en este caso a través de la escuela, que impone normas, valores y formas de hablar como si fueran naturales y correctas, cuando en realidad solo unos pocos de las clases altas se ven beneficiados.
El Capital del Lenguaje: Un Ejemplo

Un ejemplo claro es el “capital del lenguaje”: Los niños de clase baja suelen hablar de una forma distinta a la que se espera en la escuela (menos formal, más directa, menos rica en vocabulario técnico). Por ello, aunque sean inteligentes, enfrentan mayores dificultades en el ámbito escolar y, por ende, tienen oportunidades inferiores en comparación con los niños de clase alta en el sistema educativo formal.

Hacia una Pedagogía Racional

Bourdieu y Passeron proponen la pedagogía racional, que consiste en estudiar a fondo las diferencias culturales para intentar reducir las desigualdades. No obstante, aclaran que esto no es suficiente, ya que, aunque la escuela cambie sus métodos, no se logrará la igualdad real si la sociedad en su conjunto no se hace más justa y democrática. Es decir, no basta con cambiar la escuela; también es necesario transformar la sociedad para que todas las personas tengan las mismas condiciones de partida.

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