10 Dic
Colectivos de intervención
Hay 2 grandes grupos, en función del origen de su problema: La mayoría parte de las iniciativas de apoyo a la inserción sociolaboral se centran en los colectivos considerados con mayores desventajas a la hora de encontrar trabajo. Podemos referirnos a:
- Jóvenes
- Personas mayores de 45 años y paradas de larga duración
- Mujeres
- Personas con discapacidad
Existen unos colectivos vulnerables:
- Personas inmigrantes
Niveles de empleabilidad
Las personas pueden presentar 3 niveles de empleabilidad:
- En situación de desempleo coyuntural: Personas que tienen un nivel medio de empleabilidad y se encuentran en situación de desempleo.
- En situación de vulnerabilidad social: Personas con un bajo nivel de empleabilidad, que muestran dificultades para acceder a un puesto de trabajo.
- En situación de exclusión social: Personas que presentan otras dificultades de tipo personal, social, familiar, económico, etc.
Estos supuestos niveles de empleabilidad, el objetivo de nuestra intervención será distinto, se concretará en el diseño de un itinerario personalizado. El itinerario debe permitir la realización de actuaciones individuales y en grupo para la adquisición de habilidades sociolaborales; desde acciones de motivación para el empleo, conocimiento de las ofertas, mejora de las habilidades sociales, personales y comunicativas, y búsqueda activa de empleo. Tienen como finalidad mejorar la empleabilidad de las personas, y será necesario realizar previamente actividades o derivaciones a otros servicios para cubrir algunas necesidades básicas.
Menores y jóvenes
Se entiende por juvenil entre 16 y los 25 años. Se parte de los 16 años, edad mínima legal de incorporación al mundo del trabajo. El mercado de trabajo accede con contratos temporales de formación, de prácticas o aprendizaje, con sueldos bajos, debido a la falta de experiencia. Se incorporan a un trabajo con una categoría profesional o de especialización inferior a su nivel de formación; pocas ocasiones están relacionadas con su perfil profesional. El retraso de los jóvenes en la incorporación al mercado de trabajo puede conllevar el retraso en la emancipación y la prolongación de la permanencia en el hogar. La inserción laboral como condición fundamental facilita la transición del joven a la vida adulta.
Jóvenes con titulaciones superiores o medias
Este grupo, que no debería tener excesivas dificultades, se encuentra en circunstancias más o menos favorables, aunque puede no estar relacionado con la formación recibida. El acceso al mundo del trabajo se retrasa hasta que se finalizan los estudios, alternándose con experiencias laborales temporales, trabajos de verano, fines de semana, que no están relacionadas con sus estudios o están por debajo de su perfil profesional. Es un colectivo amplio. No todos los estudios y titulaciones ofrecen las mismas salidas profesionales ni la misma consideración social. Tampoco tienen las mismas posibilidades la persona que vive en una ciudad que la que vive en un entorno rural. Dentro de este subgrupo se pueden considerar dos modalidades de transmisión a la vida adulta: éxito precoz o por una aproximación sucesiva entre las altas expectativas de mejora sociales y profesionales.
Jóvenes con cualificación media o baja
Son jóvenes que han iniciado sus estudios o bien los han continuado hasta niveles medios o no los han completado con éxito. Tendrán acceso a empleos con una cualificación media, de carácter eventual. Cuando una persona joven accede a un empleo, ya sabe que difícilmente tendrá un futuro en ese puesto de trabajo, por lo que se llega a un equilibrio entre la posibilidad de inserción profesional y la cultura de la eventualidad. Se trata de jóvenes orientados a la cultura del trabajo, que tienen un horizonte limitado y se profesionalizan a partir de sus experiencias laborales. Esta trayectoria es vulnerable respecto al mercado de trabajo, debido a la rotación, y son frecuentes las situaciones intermitentes de paro.
Jóvenes sin cualificación
Son jóvenes que no pueden o no quieren seguir en el sistema educativo y salen al mercado de trabajo sin una cualificación, con una preparación básica. Este colectivo está acostumbrado a reformar su formación con cursos ocupacionales en distintos oficios, así como programas específicos. Tienen acceso al mercado de trabajo secundario y descalificado en los distintos niveles en función de su preparación. Esta trayectoria implica mucha rotación e inestabilidad laboral y obliga a moratorias continuas de las posibles opciones de emancipación.
Jóvenes sin títulos ni capacitación especial
Han quedado fuera del sistema escolar y de los programas de cualificación profesional inicial. Pueden entrar con cierta facilidad en una espiral de marginación. Al abandono escolar le sigue un vacío familiar. En este grupo se pueden encontrar jóvenes que no tienen y no tendrán la ocasión para encontrar un trabajo digno. Es improbable que adquieran experiencia ni hábitos de trabajo, siempre habrá alguien con mayor preparación para ocupar un puesto de trabajo, por muy simple que sea. El proceso de transición se impregna de situaciones de paro crónico. Estas trayectorias implican entrar en situaciones de pérdida de aptitudes y actitudes para la inserción laboral regular.
Necesidades del colectivo de jóvenes
- Necesidades de orientación: Jóvenes que se encuentran frente a la difícil tarea de elegir una salida profesional, ya sea especializándose a través de itinerarios formativos o accediendo directamente al mercado de trabajo. En ambos casos se detecta la necesidad de orientación. Necesitan definir y diseñar su proyecto profesional.

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