09 Abr

Independencias en América Latina: Causas, Procesos y Consecuencias

**Introducción: El Tiempo de las Independencias**

Se produce una desconexión entre las colonias y las metrópolis, no solo ideológica, sino también comercial, ya que América Latina comienza a abrirse comercialmente a otros territorios, beneficiando a las ideas de independencia. Junto a esto, tenemos las crisis y malestares sociales en las que de forma interna las élites criollas van a exigir ciertas reivindicaciones que no van a ser escuchadas, provocando el posterior estallido.

Los motivos vienen fundamentalmente por la propia evolución de las colonias y, sobre todo, de las relaciones entre estas últimas y la metrópoli; relaciones que también evolucionan desde décadas anteriores. Primero tenemos una economía colonial dependiente de una metrópoli subdesarrollada, situación que sería reconocida por la monarquía, dando inicio a lo largo del XVIII a un ambicioso proyecto de reformas: “Las reformas Borbónicas”. Estas reformas afectaron tanto a España como a los territorios americanos, pero se hicieron en función y beneficio de la primera. Esto provocará malestar y reivindicaciones dentro de las élites criollas, por lo que fueron estas reformas y las contradicciones que generaron las que dieron el impulso a las ansias independentistas.

1. La Crisis del Orden Colonial

Proceso de carácter económico, político, social e ideológico; es un proceso multicausal. En el marco de estas reformas borbónicas vamos a encontrar una política económica que permitirá una reactivación a lo largo del XVIII, pero que acabará desarrollando una crisis generalizada principalmente entre las relaciones comerciales entre colonias y España.

América Latina va a adquirir cierto papel autónomo en lo económico e industrial en el panorama europeo, no solo para comercializar con estos territorios, sino también para demandar productos manufacturados europeos; por lo que se alterarán las relaciones previamente existentes.

En el plano político y social, las transformaciones económicas van a generar que las élites criollas prosperaran en términos económicos, pero esto no tuvo reflejo en el ámbito político, ya que los cargos públicos van a seguir estando generalmente en manos de peninsulares y las reformas administrativas limitaron aún más el poder que habían llegado a construir, particularmente en el ámbito local.

Veremos como la crisis de la monarquía (en peligro por la invasión napoleónica), el desplazamiento de los representantes americanos en las cortes de Cádiz o en las propuestas de los liberales peninsulares, serían otros factores.

En lo social, sentían una doble amenaza, la inmigración peninsular que podía afectar al control de la economía y limitar aun más su presencia en la Administración y las mayorías no blancas que ponían en entredicho no solo la dominación colonial, sino el *status quo* de los propios criollos.

En el plano ideológico debemos de tener en cuenta varios factores: el cómo impacta la revolución de las colonias británicas, el impacto de la Ilustración, las nuevas ideas formuladas fruto de la Revolución francesa y el Impacto de la revolución haitiana, en la que una pequeña élite criolla sale victoriosa.

Cabe hablar de un crecimiento demográfico importante en América latina a lo largo del XVIII. La tasa de mortalidad, a pesar de ser elevada va a ser superada por el índice de natalidad y las uniones entre razas, pese a las imposiciones legales y los prejuicios, iban en aumento en el XVIII; siendo la mestiza la que más crezca exponencialmente en este período. El crecimiento poblacional fue fruto de un aumento natural y no de un incremento de la emigración desde Europa. En el XVIII 53.000 españoles emigraron a América, siendo principalmente funcionarios, oficiales, eclesiásticos y comerciantes.

La población negra esclavizada aumenta notablemente debido a la expansión de los cultivos tropicales; principalmente el de caña de azúcar. En una población de 13,5 millones de personas los indios, negros, mestizos representan el 80% de la población. Los pueblos originarios constituían el 45% de la población y recobraban lentamente su peso demográfico tras las grandes etapas anteriores de exterminio. Por ejemplo, en México la población originaria aumentó un 44%; hecho que explicaría ese doble temor de los criollos. Estas cifras contribuyen a explicar por qué los criollos de México o Perú adoptaron una posición conservadora y se resistieron a abandonar la protección de un gobierno fuerte. En la confrontación con el estado colonial, los mestizos, indios y negros eran “aliados precarios” para los criollos. El punto crítico estaba entre los sectores que se disputaban el poder que eran los blancos criollos y los peninsulares (20%). Hacia 1800 había 2,7 millones de blancos de los que 300.000 eran peninsulares.

Lo que rompió este consenso colonial fueron las reformas borbónicas impulsadas para mejorar la situación de España aprovechando los recursos de las colonias. Se buscará un mayor control del comercio y nuevas políticas fiscales, así como nuevos monopolios o impuestos. Se restringirá el contrabando y el fomento del comercio con la península, los productos que necesitaban las colonias no se producían en España sino en otras potencias europeas. El envío de capitales americanos vía impuestos hacia la península va a golpear las economías coloniales. También se va a ver afectado el poder eclesiástico en la Iglesia americana con la expulsión de los jesuitas, elite intelectual principal fuente de financiación al margen de a la hacienda española. En términos políticos los impuestos no van a convertir a los criollos en revolucionarios, sino que van a provocar un proceso de resentimiento al verse sometidas al monopolio peninsular, así como estaban políticamente desposeídas ahora también se les excluía de participar en el comercio ultramarino, limitando su actividad en el comercio interior.

Se produce una reforma administrativa para la reorganización del poder y del territorio con nuevos virreinatos y desaparición de figuras como alcaldes mayores y corregidores. El objetivo era un mayor control de la burocracia colonial, mientras se produce un nuevo impacto sobre la élite criolla. En esos nuevos planes administrativos, los criollos cada vez más eran desplazados de ámbitos elevados, existiendo una imposibilidad de ascenso en la administración colonial, marcando el mayor resentimiento de las élites criollas de este período.

En cuanto al panorama militar, los conflictos con otros países evidenciaron que las defensas de las ciudades debían reforzarse. Su reforma corrió por cuenta de los contribuyentes americanos (+impuestos). Los criollos tampoco veían satisfechas sus aspiraciones en los ejércitos coloniales (+frustración) porque su ascenso quedaba limitado y los principales oficiales eran siempre peninsulares. Las amenazas externas hicieron que su número fuera creciendo en los ejércitos, formándose un personal que luego participó activamente en las luchas independentistas.

La guerra contra Gran Bretaña en 1795 fue decisiva para la alteración del orden colonial al suponer nuevas cargas económicas para unas colonias ya muy castigadas, una pérdida del control marítimo (derrota en Trafalgar 1805) ya que ahora Gran Bretaña podía bloquear las relaciones económicas de las colonias con España.

En síntesis, las reformas borbónicas evidenciaron la carga que para los territorios americanos suponía la metrópoli. Las nuevas perspectivas económicas generadas por la situación internacional y el propio desarrollo interno hacían cada vez más apetecible liberarse de la carga que suponía la dependencia colonial. La pérdida del control marítimo alentó el desarrollo de relaciones comerciales con otros países (ilegales o legales cuando eran permitidos). Este comercio, a la larga, resultaba mucho más interesante para los americanos que restringirse al comercio con la metrópolis. Es así como España a principio del XIX ya no puede dirigir sus colonias, para las élites criollas, España es una carga.

Desde el punto de vista ideológico la historiografía plantea cuatro grandes influencias: Ilustración, Independencia de EEUU, Revolución Francesa y Revolución Haitiana.

En relación con la Ilustración tenemos una discrepancia historiográfica. Por un lado, Jacques Lafaye defiende que las ideas de la Ilustración circularon con profusión durante la segunda mitad del XVIII y alentaron a los criollos a asumir el liderazgo cultural e intelectual del mundo hispánico; mientras que Céspedes del Castillo afirma que la Ilustración fue cosa de minorías en América, rechazada por los conservadores. La Ilustración defiende que el liderazgo social asumido por una minoría ilustrada supondrá a largo plazo una reorientación intelectual completa. La influencia de la Ilustración no estaría en el germen de los procesos de independencia, sino en su difusión a partir de estos. Esta difusión no fue homogénea y las concepciones ilustradas fueron asumidas parcialmente, se aceptaron principios económicos, intelectuales y científicos, pero no los políticos.

La ideología conservadora de raigambre europeo estuvo muy presente en el pensamiento de los próceres americanos con el Liberalismo Conservador español (Jovellanos) y el Conservadurismo inglés (Edmund Burke). Estos rechazan la democracia y los derechos del hombre y defienden el respeto al pasado y los derechos de los grandes propietarios.

Por otro lado, la independencia de EE.UU. fue una demostración de la posibilidad de romper con los lazos coloniales, así como de un nuevo modelo de sociedad y de instituciones. Al igual que la Ilustración, esta influencia parece haber sido más profunda y duradera según avanzaba el XIX.

La influencia de la revolución francesa es difícil de medir ya que la igualdad que promulgaba tenía poco eco en las clases dominantes de América, al igual que con las ideas de la Ilustración, sólo se toman aquellas ideas más acordes para la élite criolla como los símbolos, lenguaje e instituciones de la Francia post-revolucionaria. La influencia de Francia tuvo relación con los hechos políticos, sobre todo relacionado con la invasión napoleónica.

Por último, la revuelta de esclavos en Haiti en 1791 y su consolidación desde 1804 y tuvo repercusiones severas, fue un aviso para las oligarquías de lo que podría suceder y su influencia alentó a las posteriores revueltas de esclavos.

2. Características Generales de los Procesos de Independencia

A lo largo de la segunda mitad del XX observamos un gran resentimiento de las élites criollas. El resentimiento no necesariamente lleva a una situación revolucionaria, rebeliones y estallidos populares no eran una excepción en la colonia, pero se extinguían o sofocaban. Para que el descontento se expresara en reivindicaciones, el patriotismo se convierta en nacionalismo y el resentimiento llevara a la revolución se necesitaba de algo más, esto fue la Invasión napoleónica.

Los acontecimientos de 1808-10 y el aislamiento de las colonias de la metrópoli crearon una crisis de gobierno, germen de la guerra y ya en 1796 España había perdido el control económico sobre América. La guerra contra Inglaterra, el bloqueo naval y la demanda de los productos derivó en una transgresión sistemática de las leyes comerciales. En la práctica, la América hispana abandonó el sistema español de “comercio libre” para comenzar a ejercer el comercio libre propio de una economía independiente. Los riesgos económicos no bastaban por si solos para movilizar a los criollos y el principal hecho movilizador fue el aumento de la inestabilidad social, frente a la debilidad de la metrópoli la élite criolla temía la movilización de los sectores subalternos que eran los sectores populares o las rebeliones de esclavos. De esta forma se realiza una “contrarrevolución preventiva” frente a esta amenaza por parte de las élites blancas.

**Una Mirada Transaccional de las Independencias**

Transaccional por la propia dinámica de quienes impulsaron los procesos de independencia, que trascendió las lógicas nacionales y transaccional porque lo que pasaba en la metrópoli impactó en el desarrollo de los acontecimientos en la América hispana (y a la inversa). No podemos desligar las independencias americanas de las disputas que estaban sucediendo entre las potencias europeas. Así Miguel Chust dice que los Acontecimientos del 2 de mayo que llevaron a la crisis de la monarquía absoluta y por consiguiente a la Guerra de independencia en España, tuvieron mucho que ver en los procesos de las independencias americanas.

En este mundo hispano desde 1808 confluyen varios proyectos políticos que representan la persistencia colonial como la reforma ilustrada, la revolución liberal y la independencia americana. Podemos así contraponer la resistencia tenaz del Estado absolutista frente al proceso revolucionario liberal hispano.

**Proyecto Napoleónico en la Monarquía Hispana**

América va a estar muy presente en el proyecto napoleónico de la monarquía hispana, en 1808 tras un decreto napoleónico se nombra a José I como rey de España, pero también de las indias. La carta de Bayona contemplaba una representación americana de 22 diputados de un total de 172. Sobre todo, se proclamaba la igualdad de derechos entre las provincias peninsulares y americanas. Estas medidas son un reflejo de la preocupación napoleónica por atraer a las élites criollas

**La Estrategia Revolucionaria: Las Juntas**

El levantamiento del 2 de mayo de 1808 provoca que el Antiguo régimen se desmorone y el movimiento insurreccional se canaliza en la formación de las Juntas, que se declaran soberanas y gubernativas. La Junta central asume la legitimidad en 1809 mientras el monarca está “ausente”.

**Posición Americanista de la Junta Central**

Frente a la estrategia napoleónica, la Junta Central proclama que los territorios americanos no eran colonias, sino parte de la monarquía española. Invita a representantes americanos (uno por cada virreinato y capitanía general) a integrarse a la Junta. Por primera vez un órgano soberano de la Monarquía española convocó a representantes americanos. Hay un reconocimiento implícito de la “igualdad” de representación de juntas americanas y peninsulares y en enero de 1810 la junta central se traslada a Cádiz, pero acabará disuelta dando paso a una regencia que seguirá con la estrategia integradora.

El movimiento juntero iniciado en 1808 se extendió con carácter insurgente y las Juntas Americanas reaccionarán asumiéndose “defensoras de los derechos de Fernando VI” ya que no reconocieron la legitimidad del Consejo de regencia. Aceptaron la tesis del “pacto traslatii”, el derecho de un pueblo a ser soberano cuando la autoridad del monarca de encontraba temporalmente desaparecida. Hay que tener en cuenta que la declaración de igualdad proclamada por la regencia suponía nuevas contribuciones para sostener la guerra en España.

**Las Cortes de Cádiz: Alternativa Constitucional Hispana**

Las cortes establecieron el principio de igualdad en la representación entre peninsulares y americanos y dictaron la amnistía para los encausados por la insurgencia en las colonias. Establecieron decretos para transformar la realidad colonial con una perspectiva autonomista de las provincias americanas dentro de la Monarquía Española con la abolición del tributo indígena, la encomienda, reparto y mita o la libertad de cultivo, comercio, pesca e industria. Por otro lado, la Constitución de 1812 fue redactada como un proyecto global, hispano y revolucionario (liberal) que definía la nación española como “la reunión de los españoles de ambos hemisferios”. La búsqueda de transformaciones impulsadas por los diputados americanos contó con amplias resistencias de los liberales peninsulares. Aún así, existían persistencias coloniales como la exclusión de los mulatos de la nacionalidad española y se les privaba de condición de ciudadanos.

Los diputados incorporaron propuestas de los insurgentes como el sufragio universal, abolición de las formas de trabajo colonial y libertad de imprenta. La insurgencia americana debió de profundizar en sus conquistas políticas y sociales. Para los emergentes nuevos países, la Constitución fue un modelo a seguir en campos como la fundación de ayuntamientos en poblaciones más de 10.000 habitantes será una de las principales consecuencias de la Constitución gaditana, provocando una explosión de nuevos ayuntamientos, mayor politización y la consolidación del poder local criollo.

La Restauración Borbónica de 1813 absolutista supone un freno absoluto, afirmándose el rechazo monárquico a los decretos y la Constitución. En lo político se pasa de un estado absolutista a uno constitucional y en lo económico supone la pérdida para la corona de los territorios americanos, que jurídicamente eran Patrimonio real.

La mayor parte del criollismo hasta este momento se situaba en un autonomismo, esto es, asumían su condición de españoles, pero buscaban igualdad jurídica y autonomía política. En síntesis, el autonomismo americano planteaba un Estado nacional de caracteres hispano, basado en concepciones federales que suponían el rechazo del Rey y del liberalismo peninsular. Mientras el nacionalismo americano optó por la insurgencia en su oposición, la burguesía criolla y las capas populares – alineadas con la Corona Española- optaron por una vía intermedia, el autonomismo.

La vuelta del absolutismo frustró cualquier vía autonomista, se inicia un periodo caracterizado por los intentos de mantener el imperio y reconquistar el Río de la Plata. Se producirá la sublevación de Riego (1820) y el nuevo ciclo de movilización insurgente.

Procesos de Independencia en América del Sur

La crisis de 1808 provoca una ausencia de un gobierno con legitimidad, mientras que en las colonias la independencia aparecía como una opción más ante la crisis, pero no era en cualquier caso hegemónica. Había varias opciones: Aceptar el dominio de José Bonaparte (proyecto napoleónico) // Alinearse con las juntas provinciales creadas en la península // Opción “carlotista”: Hermana de Fernando VIII refugiada en Brasil junto a su marido Don Joao VI, príncipe regente de Portugal. //Creación de juntas propias para gobernar en nombre de Fernando VII en línea con sus pares en la Península.

En perspectiva histórica, resultó ser una situación transitoria antes de obtener la independencia definitiva de España.

**Antecedentes: Las Invasiones Inglesas**

Existe consenso en señalar 1810 como el inicio generalizado de las luchas de independencia, pero cabe mencionar como antecedentes las Invasiones inglesas del Río de la Plata. En 1806 y 7 tropas británicas toman Buenos Aires, mientras la resistencia de las autoridades virreinales es nula, la población de organiza en milicia y obliga a la rendición de los ingleses. En 1807 se produce la toma británica de Montevideo; nuevamente son milicias criollas las que recuperan la ciudad. Esto tiene un impacto sobre la mentalidad de los criollos que evidenciaron la vulnerabilidad de España, a la vez que adquirieron una creciente conciencia de su peso político y militar. En términos económicos van a contar también con avances en el ámbito comercial.

**A.- Primera Oleada Juntera en Sudamérica**

En el marco político de 1808, las autoridades del Rio de la Plata deciden someterse a la autoridad de la Junta Central Española, reconociendo su legitimidad. La decisión de gobernar basándose en la soberanía popular fue revolucionaria y fue imitada en América por juntas no menos revolucionarias. La aceptación de su autoridad no desorganizó los canales habituales de mando y aseguró la lealtad de la alta oficialidad. Sin embargo, van a comenzar a aparecer otras alternativas y las provincias americanas comienzan a defender su derecho a constituir sus instituciones de gobierno como había hecho en la península. Los primeros movimientos juntistas americanos se dan en Montevideo (1808) y Buenos Aires (1809), eran movimientos no típicos puesto que buscaban el derrocamiento del Virrey Liners (héroe de la defensa de Buenos Aires).

VENEZUELA(1808): Aquí el intento por conformar una junta gubernativa propia fracasaría debido a la oposición a la liberalización de las casas de comercio que trabajaban directamente con Cádiz. El grupo dominante lo conformaba una burguesía agraria y comercial, los llamados “mantuanos”, favorables a la libertad del comercio, pero temerosos de la revolución y una insurrección al estilo haitiano de esclavos y pardos libres.

ALTOPERÚ(1809): Aquí La Junta de la Paz estaba presidida por un mestizo llamado Pedro Domingo Murillo, quien va a plantear un nuevo sistema de gobierno basado en intereses americanos, a la vez que realiza una petición de autogobierno y apelaba al apoyo de las masas indias y mestizas, y llamaba a remediar su situación.

PERÚ, BALUARTE CONSERVADOR: El radicalismo de la Junta de la Paz fortaleció a sus contrarios, las autoridades virreinales del Perú. En Perú no se produjo un rechazo importante al *status quo* por el miedo criollo a que se reavivara el malestar indígena, el conservadurismo de la élite y el estancamiento económico que provocaba una mayor dependencia de los favores y empleos de las autoridades reales.

QUITO(1808): Descontento ante la decadencia económica de la Sierra, como resultados de las reformas borbónicas en la manufactura textil local. Así hay un traspaso de poder a manos locales sin alterar el orden tradicional. Por otro lado, tenemos choques regionales ya que Cuenca y Guayaquil no reconocieron su autoridad y quedaron bajo gobernadores españoles.

**B.- El Consejo de Regencia: Nueva Oleada Juntera**

El Consejo de Regencia planteó nuevamente la cuestión de la legitimidad y del reconocimiento de las autoridades coloniales, a la vez que se impulsó el deseo de los criollos de tomar en sus manos sus asuntos, derivando en la constitución de juntas con un carácter más disruptivo en Caracas, Cartagena, Bogotá, Quito y Chile (1810) que declaran lealtad a Fernando VII, pero niegan explícitamente la autoridad de la Regencia en América.

La Revolución de Mayo (Argentina, 1810) realiza una convocatoria de cabildo en el que se constituye la Primera Junta que estipula la destitución del virrey Cisneros por Cornelio Saavedra, el empoderamiento de las milicias criollas y la lealtad a Fernando VII Pero desconocimiento de la Regencia.

Así, en el Virreinato del Río de la Plata, mientras que las partes que actualmente forman Argentina se adhieren al nuevo régimen, Montevideo, Paraguay y Alto Perú se alinearon con el Consejo De Regencia; hecho que tienen que ver con el rechazo al centralismo de Buenos Aires y porque tenían más apego a las autoridades españolas.

JUNTAS AMERICANAS: UN DEBATE HISTORIOGRÁFICO.

Para la Historiografía tradicional de las independencias, las juntas de 1810 son identificadas como parte del mismo proceso revolucionario que produjo la revolución americana y la Revolución Francesa. Por otro lado, la Historiografía conservadora ve que la ideología de los patriotas americanos se encuentra ligada al pensamiento tradicional hispánico. Otros factores, como la rivalidad política-económica entre criollos y peninsulares, las presiones económicas internas y externas, parecen haber tenido mayor influencia que el plano ideológico.

En síntesis, las juntas americanas compartieron una profesión común de lealtad a Fernando VII, fuera sincera o no, estas ni podían esperar la colaboración ni de las autoridades en España ni de los oficiales leales que aun conservaban el poder en Ámérica. Tampoco era previsible el apoyo internacional, Inglaterra había apoyado a España en la independencia, así que era difícil conseguir su apoyo.

EL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO EN VENEZUELA Y NUEVA GRANADA.

Venezuela fue el primer país con un gobierno revolucionario (1810) que debió enfrentar la reacción carlista. Es la colonia continental más cercana a España y se sitúa frente a las Antillas españolas.

La junta de Caracas adoptó una serie de medidas revolucionarias: abrir los puertos a países amigos y neutrales, prohibió el comercio de esclavos y abolió la alcabala, un impuesto que gravaba los productos básicos. Vemos un incremento de la politización con la creación de la Sociedad Patriótica de Caracas, en la que participaba la burguesía comercial y agraria y otros grupos sociales, siendo un foro para dirigentes como Bolívar y Miranda. Es así como la idea de independencia total avanzó rápidamente, siendo el primer país en declarar la independencia (05/07/1811) – fue un factor que acentuó el conflicto a gran escala.

LA “PRIMERA REPÚBLICA” DE VENEZUELA.

Elaboró una constitución liberal y federalista inspirada en EEUU. que estableció la “igualdad” jurídica de todos los hombres mientras que no puso en peligro el dominio de la élite criolla puesto que limitó el voto a los propietarios (riqueza) y según la ocupación. Pese a esto, en 1811 se produce una contrarrevolución que aunque fracasó, permite a los realistas consolidar sus enclaves en Maracaibo y Coro.

Las tensiones sociales y radicales limitaron el avance independentista. La abolición de la trata de esclavos y de “igualdad” a los pardos cambió poco la estructura social, ya que la abolición de la trata suponía la abolición de su comercialización. La esclavitud perduró y se “cazaba” a los fugitivos. También se impuso un de sistema de propiedad privada sobre pastos y ganados en los Llanos en perjuicio de los no blancos llaneros que provocó sublevaciones llaneras y la conformación de guerrillas realistas. Se dan levantamientos de esclavos contra sus amos en nombre del rey. Además, en 1812 se nombra a Miranda como jefe supremo con poderes dictatoriales, pero no es suficiente para contener la contrarrevolución.

NUEVA GRANADA.

Para entonces Bolívar estaba en Nueva Granada en un momento conocido por los historiadores como “La Patria Boba” caracterizado por la falta de unidad interna, dificultad de comunicaciones y contrastes sociales y culturales entre las diferentes regiones.

En 1811 se crean las Provincias Unidas de Nueva Granada, federación más endeble que la de Venezuela y por la cual Bogotá quedaría al margen de este acuerdo, lo que degeneró hostilidades armadas. Otras regiones de Nueva Granada, como Panamá y Santa Marta siguieron siendo leales al Consejo de Regencia. Pese a la falta de unidad, las Provincias Unidas de Nueva Granadas acabaron por proclamar su independencia, aunque de forma regional. Esto generó un impacto social, político y económico, convirtiendo a Cartagena (1811) en el mayor puerto del área, que decretó el comercio libre con otros países y abolió el comercio de esclavos y la Inquisición. Algunas provincias dispusieron el reparto de los resguardos de indios de forma individual, abriendo en la práctica la posibilidad de que estos fueran adquiridos por no indios. Tuvo un impacto negativo sobre los pueblos originarios en cuanto a la esclavitud, Antioquía adoptó la ley de vientre libre, que garantizaba la libertad jurídica a los niños de madre esclava.

CONTRARREVOLUCIÓN REALISTA Y “GUERRA A MUERTE”.

En 1812 España envía refuerzos desde Puerto rico a Venezuela para restaurar el régimen colonial. Las fuerzas independentistas avanzan en varios frentes con Bolívar atacando desde occidente en la llamada “Campaña Admirable”. En este marco, Bolívar decreta la “guerra a muerte contra los peninsulares” y amnistía a los realistas criollos con el objetivo de polarizar la situación entre criollos y peninsulares De esta forma llegamos a la Segunda República de Venezuela (1813/14) en la que Bolívar descarta reinstaurar la constitución de la primera república para evitar la debilidad política, que contribuyó a la caída de la primera república. Para el historiador Leslie Bethell, la II República fue una dictadura militar en todos los sentidos. Al igual que en el anterior período, los conflictos sociales y raciales persistieron, un factor que favorecería la derrota momentánea de los revolucionarios. Los sectores realistas aprovecharían el descontento social y la conflictividad racial para desarrollar guerrillas populares realistas. José Tomás Boves organiza y acaudilla a negros, mulatos, mestizos e indios contra la aristocracia criolla y con estas fuerzas reconquistó Caracas en 1814 poniendo en marcha una guerra a muerte contra los blancos.

Tras la restauración de 1814, España se encontraba en una mejor posición para sofocar la rebelión americana. En 1815 lanzó una fuerza expedicionaria sobre Venezuela y a finales del 1816, la mayor parte de Nueva Granada estaba en manos de realistas.

EL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO EN EL RÍO DE LA PLATA.

La revolución nunca sucumbió ante la contrarrevolución, pero quedó inmersa en una crisis de orden interno y externo, con una notable rivalidad

entre Saavedra y Mariano Moreno y con numerosas reacciones al poder de la Junta de Buenos Aires, algunas impulsadas por Liniers en Córdoba (1810), con fuerte tradición realista. En las provincias, la Junta pactó con las oligarquías locales y la misma élite que dominó la sociedad colonial siguió haciéndolo bajo el nuevo régimen revolucionario. Los representantes de las provincias en Buenos Aires se fueron convirtiendo en una amenaza para Moreno, que sería desplazado. En 1811 se disuelve la junta con una revolución temprana, pero no se independiza de verdad hasta 1821. Hay una primera declaración de independencia en 1810; pero serán de nuevo sometidos por los realistas, con un tira y afloja hasta 1821 ya que los morenistas, agrupados en la Sociedad Patriótica, censuraron que no se declarara la independencia.

Otros sectores independentistas se agruparán en sociedades secretas de bases masónicas, como la Logia Lautaro con José de San Martín. Surge un ejército regular, que ejercerá de contrapeso a la milicia urbana, controlada por los saavedristas, que habían dominado el primer Triunvirato. Así en 1813 la Asamblea General Constituyente debía elaborar una constitución para regir al virreinato que pasó a denominarse Provincias Unidas del Río de la Plata que adoptó bandera, moneda e himno pero no adoptó la independencia formalmente.

¿QUEPASÓENELRESTODELVIRREINATO?

El primer foco de interés en la expansión revolucionaria de la Junta de Buenos Aires fue el Alto Perú. Sin embargo, los revolucionarios fueron percibidos como excesivamente radicales por la sociedad altoperuana. Tiranizaron no solo a los realistas, sino también a aquellos que inicialmente apoyaron su llegada. Además, escandalizaron a los devotos con exhibiciones de libre pensamiento y buscaron el apoyo indígena con la declaración de igualdad jurídica. A pesar de que perseguían el apoyo de la población mayoritaria, esto generó el rechazo de los blancos y mestizos, que formaban la élite dominante.

Desde el Perú, bastión realista, José Manuel Goyeneche restableció el orden colonial, y los argentinos se encontraron acosados por aquellos a quienes pretendían liberar. En 1813, una segunda oleada dirigida por Manuel Belgrano fue nuevamente repelida. A partir de ese momento, la guerrilla se convirtió en la estrategia principal del movimiento de independencia en lo que hoy es Bolivia.

A largo plazo, este movimiento tuvo un impacto significativo. Al dejar el Alto Perú en manos de partidas guerrilleras locales, las autoridades de Buenos Aires permitieron que la región escapara de su dominio.

PARAGUAY.

Cuando Paraguay no acepto la autoridad de la Junta, fue también Belgrano quien encabezó una expedición para implantar el orden revolucionario, pero fue vencido por milicias paraguayas. Desde 1811, Paraguay optó por establecer su propia junta y seguir un camino Independiente de España Y Buenos Aires. En 1813 se realiza una dictadura personal de José gaspar Rodríguez de Francia, intelectual criollo que eligió gobernar con el apoyo de las masas mestizas e instauró la educación primaria pública y obligatoria.

URUGUAY.

El proceso de emancipación en Uruguay también se produjo en conflicto con las autoridades de Buenos Aires. Este movimiento estuvo encabezado por José Artigas, quien inicialmente reconoció la supremacía porteña, pero no fue un adherente incondicional. En su lugar, Artigas planteaba establecer una confederación de provincias autónomas del Río de la Plata. Pese a los esfuerzos de Buenos Aires, no lograron someter a Artigas, y en 1815 le cedieron Montevideo. Durante el proceso independentista, Artigas introdujo las medidas más revolucionarias en el ámbito agrario: la confiscación, sin compensaciones, de tierras pertenecientes a los “malos europeos y peores americanos” y su redistribución, dando prioridad a “negros libres, zambos, indios y criollos pobres”. Su proyecto político proponía una transformación que iba más allá de un simple cambio de poder entre élites, abogando por una revolución en el plano social.

LA MODERACIÓN REVOLUCIONARIA

La segunda mitad de la década de la revolución en el Río de la Plata se caracterizó por la moderación de sus objetivos. Las clases altas de Buenos Aires estaban descontentas, hartas de los préstamos forzosos y la inestabilidad política, mientras que los conservadores desaprobaban los excesos e innovaciones revolucionarias. Además, las provincias resentían el poder centralizador de Buenos Aires. La derrota de Napoleón anunciaba una contrarrevolución. Internamente, el Directorio Supremo dio paso al Congreso Constituyente de Tucumán en 1816, que declaró la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Al reinstaurarse el absolutismo en España, seguir proclamando lealtad a Fernando VII se volvió absurdo. El Congreso de Tucumán tuvo un perfil mucho más conservador que la Asamblea Constituyente de 1812, y los diputados que declararon la independencia eran mayoritariamente favorables a la implantación de un sistema monárquico constitucional. El congreso designó a Juan Martín de Pueyrredón como Director Supremo, quien lideró un gobierno altamente centralista y conservador, enfrentando gran oposición del resto de las provincias. En 1819-1820, la dimisión de Pueyrredón y la disolución del congreso nacional llevaron a que la recién independiente Argentina cayera nuevamente en la anarquía.

CHILE

El Chile que José de San Martín iba a liberar en 1817 estaba atrapado en una contrarrevolución que había terminado con la “Patria Vieja”. La Junta de 1810, protagonizada por José Miguel Carrera, representó la primera experiencia de autogobierno. Carrera depuró al congreso de sus elementos más conservadores, disolvió el congreso en 1811 y se erigió como líder, adoptando una bandera nacional y estableciendo la primera imprenta. Sin embargo, enfrentó oposición tanto de la fuerza realista llegada desde Perú como de la propia junta que había creado, siendo sustituido por Bernardo O’Higgins, más conservador que Carrera. Tras la Batalla de Rancagua en 1814, las fuerzas realistas derrotaron a los patriotas, lo que obligó a O’Higgins y Carrera a refugiarse en Mendoza, Argentina. La restauración colonial impuso una dura represión, que estimuló la resistencia guerrillera y favoreció una calurosa acogida cuando las tropas de San Martín completaron el Cruce de los Andes en 1817. O’Higgins finalmente declaró la independencia de Chile en febrero de 1818.

PERÚ: CENTRO DEL PODER REALISTA

La participación del Perú en la supresión de la “Patria Vieja” muestra su papel como base del poder realista. El impulso revolucionario en Perú fue débil debido al éxito del virrey Abascal en crear una fuerza militar eficaz y su posición geográfica central, que le permitía enviar refuerzos al norte, este y sur, incluso a territorios en Nueva Granada y el Río de la Plata. Para el Virreinato, esto significó recuperar la importancia perdida tras las reformas borbónicas y protagonizar las Cortes de Cádiz. Tras el periodo liberal hispánico y la restauración de Fernando VII, el ultraconservador virrey Abascal restauró el absolutismo, y el papel de defensor de la integridad del imperio se convirtió en una carga debido a los mayores impuestos, lo que disgustaba tanto a liberales como a absolutistas. Aunque Perú mostró mayor lealtad a la Corona que otros territorios, no quedó exento de levantamientos insurgentes, como el de Cuzco en 1814, impulsado por criollos y mestizos. La independencia de Chile aumentó las dificultades para Perú debido a la falta de suministro de trigo chileno y el aumento de las presiones financieras. La correlación de intereses comenzaba a cambiar, y cada vez más peruanos veían las ventajas de cambiar de bando. La llegada de San Martín en 1820 creó la ocasión propicia para la ocupación temporal de Lima y la declaración de independencia (Brindis al Sol). Las tropas realistas optaron por evacuar Lima y trasladarse a la sierra, donde se consolidaron y fortalecieron.

C.- LA NUEVA OLEADA INSURGENTE.

El impasse que existía en Perú se va a romper con la entrada de fuerzas independentistas desde Nueva Granada. La causa independentista había recobrado impulso desde 1816, con dos expediciones de Bolívar procedentes de las Antillas.

RECONFIGURACIÓNDELASALIANZAS.

En el periodo anterior, pardos, negros e indios habían apoyado a las tropas realistas frente a la aristocracia criolla, pero ahora comenzaron a posicionarse del lado independentista. La reconquista de Morillo (1815/16) implicó el restablecimiento de una estructura político-militar formal, donde oficiales y burócratas nuevamente tomaron el mando, reemplazando a caudillos como Boves y sus pardos. Esta reconquista trajo consigo una ola de ejecuciones, exilios, reclutamientos arbitrarios y levas de mano de obra, lo que creó un profundo resentimiento en los grupos sociales subalternos.

Simón Bolívar, reconociendo la necesidad de ampliar su base social, consiguió el apoyo de los llaneros liderados por José Antonio Páez, promocionó a los militares pardos e incorporó la emancipación de los esclavos como objetivo fundamental. Paralelamente, Bolívar fue estructurando un nuevo proyecto político, adaptando las instituciones al entorno americano. Propuso un gobierno para Venezuela que, aunque aparentemente republicano, debía controlar los instintos del pueblo llano. Esto incluía sufragio restringido, un ejecutivo poderoso, un senado hereditario y un “poder moral” conformado por ciudadanos eminentes.

Bolívar logró dominar Bogotá y completó la liberación de Nueva Granada, seguida por la liberación de Venezuela, Panamá y Ecuador. Posteriormente, se creó la Gran Colombia. La definitiva liberación se produjo en la batalla de Ayacucho, el último gran acontecimiento de la guerra de independencia en Sudamérica, que culminó con la independencia de Perú y Alto Perú.

REPÚBLICA BOLÍVAR.

Sin embargo, la derrota realista no aclaró cuál sería la situación del Alto Perú, que pertenecía al Virreinato del Río de la Plata, pero tenía lazos culturales e históricos con el Virreinato del Perú. La élite local prefirió construir una república separada, declarando su independencia en 1825 y llamándola República Bolívar. Esta nueva constitución intentó combinar la apariencia de una república liberal con salvaguardas contra el desorden. Se estableció la figura de un «Monarca constitucional», un Presidente Vitalicio con derecho a nombrar sucesor, como una manera de mantener la estabilidad y el control político en la nueva nación.


3. LAS LUCHAS DE INDEPENDENCIA EN MÉXICO Y CENTROAMÉRICA. VIRREINATO DE NUEVA ESPAÑA –>

VIRREINATO DE NUEVA ESPAÑA

El Virreinato de Nueva España abarcaba un extenso territorio que se extendía desde el Caribe hasta el Pacífico y desde lo que hoy es Estados Unidos hasta Costa Rica. Este virreinato concentraba más de un tercio de la población del imperio español, con Ciudad de México como la mayor ciudad de América y la colonia más rica de España. Sin embargo, como el resto de las colonias, Nueva España estaba sometida a restricciones como la prohibición del comercio con puertos extranjeros y los monopolios reales. 

El control económico era el principal motivo de protesta, pero las restricciones sociales y administrativas también eran significativas. Existían tres grandes grupos étnicos (blancos, mestizos e indios), cada uno con estatus legal, obligaciones y derechos civiles diferenciados. La población originaria constituía el 60%, los mestizos el 22% y los blancos el 18%. Los peninsulares representaban solo el 0.2% de la población. La élite administrativa, compuesta por peninsulares, controlaba el gobierno, la iglesia y gran parte del comercio exterior. Los criollos, aunque eran la élite natural de Nueva España y poseían títulos nobiliarios, quedaban excluidos de la participación plena en el poder político, generando un fuerte descontento debido a la imposibilidad de promocionarse social y económicamente.

A pesar de ser la mayoría de la población, los mestizos e indios estaban segregados tanto por la religión como por la costumbre. Las distinciones étnicas que establecía la ley eran la principal causa de malestar entre las clases bajas.

A partir de 1810, los levantamientos de las clases populares fueron una característica particular de las luchas por la independencia de México. Estas insurrecciones, impulsadas por indios y mestizos, respondían a la opresión que sufrían y buscaban corregir estos abusos. Sin embargo, las clases populares no determinaron la independencia ni la forma política de los nuevos estados en México y Centroamérica. Los levantamientos retrasaron la principal aspiración de los criollos: el control de la economía y el estado. Los criollos, aunque se reconocían como distintos a los peninsulares, no aspiraban a una independencia completa sino a una autonomía dentro del imperio.

INVASIÓN NAPOLEÓNICA

Durante la invasión napoleónica surgieron dos corrientes políticas en Nueva España. Por un lado, la audiencia y la minoría absolutista de Ciudad de México se opusieron al reconocimiento de cualquier Junta. Por otro lado, el Cabildo, representante de los criollos, decidió pedir al virrey Iturrigaray que asumiera el control directo del gobierno en nombre de Fernando VII. 

El argumento central del Cabildo era que, ante la ausencia del rey, la soberanía recaía en todo el reino y particularmente en las instancias de gobierno. Este llamamiento a la creación de un gobierno autónomo se basaba en la idea de que la autoridad le viene al Rey de Dios, pero no de modo inmediato, sino a través del pueblo, como expresaron Azárate y Primo de Verdad. 

Estos autonomistas rechazaban la idea de que México fuera una colonia, argumentando que era uno de los reinos que componían la monarquía española y que, al igual que en la península, México podía crear una junta provisional. En su visión, existía un pacto entre la nación y el monarca, y en ausencia de este, la nación asumía la soberanía.

EL “GOLPE” ABSOLUTISTA

El «golpe» absolutista en Nueva España fue una medida adoptada por el bando absolutista para salvaguardar la colonia de la revolución, deponiendo al virrey y deteniendo a los defensores de la idea de un gobierno provisional. Este acto marcó la imposibilidad de que Nueva España siguiera el mismo camino que las colonias sudamericanas (1808-1810) en la creación de juntas de autogobierno criollas.

En 1810, se produjo un levantamiento que contó con el apoyo del cura Miguel Hidalgo. Hidalgo, influenciado por los textos de la Ilustración y comprometido con la mejora de las condiciones de vida de los indios y mestizos de su parroquia, obtuvo un amplio respaldo de estos colectivos. Los criollos que habían impulsado el movimiento planearon una insurrección de masas, confiando en que indios y mestizos los seguirían para arrebatar las riquezas y propiedades peninsulares, aunque esperaban que estos representaran los intereses criollos.

La insurrección se concentró en la región del Bajío (Guanajuato), una zona desarrollada y menos dependiente de Ciudad de México, donde los criollos sentían una discriminación más intensa. Factores como las sequías, las hambrunas y la destitución del virrey contribuyeron a alimentar el descontento y la movilización popular.

GRITO DE DOLORES

Miguel Hidalgo lanzó su famoso «Grito de Dolores» incitando a los indios y mestizos a rebelarse en defensa de la religión, por la liberación del yugo de la dominación española y el fin de los tributos. En nombre de Fernando VII y de la Virgen de Guadalupe, Hidalgo no solo clamaba por la independencia, sino que también exigía la abolición de la esclavitud y la devolución de las tierras a las comunidades indígenas.

La insurrección adquirió el carácter de una guerra racial contra la población blanca (peninsulares y criollos), a quienes los indígenas identificaban como sus opresores. Durante la revuelta, se asesinó a 2000 de los 15000 peninsulares que residían en Nueva España. En 1811, Hidalgo y sus oficiales fueron capturados y ejecutados, y sus cabezas expuestas en Guanajuato durante 10 años como advertencia.

El México moderno considera a Hidalgo como el padre de la independencia, aunque su impacto fue inicialmente contraproducente debido a la brutalidad del conflicto y la represión que siguió a su captura.

MORELOS

La ejecución de Hidalgo no detuvo la insurrección. La dirección del movimiento fue retomada por otro sacerdote: José María Morelos. Morelos era aún más cercano que Hidalgo a los indios y más claro en sus objetivos políticos y sociales. Declaró la independencia en 1813 y propuso un sistema de gobierno parlamentario, con reformas sociales como la abolición del tributo, la esclavitud, el sistema de castas y las barreras legales al ascenso social. A diferencia de Hidalgo, Morelos no mantuvo la lealtad al rey y abogó por la distribución de tierras entre los campesinos. Sin embargo, moderó su revolución social para atraer a los criollos, proclamando la primacía absoluta de la Iglesia Católica.

En septiembre de 1813, se formó el Congreso de Chilpancingo, con el objetivo de establecer un gobierno formal y obtener reconocimiento internacional. Al igual que Hidalgo, Morelos también fue ejecutado.

La reacción realista frente a la insurgencia se intensificó. En 1810, el virrey Vanegas llegó en reemplazo del depuesto Iturrigaray, asociado con la facción de comerciantes peninsulares y con el apoyo inicial de la élite criolla. Sin embargo, cometió errores al otorgar recompensas a los implicados en el derrocamiento de Iturrigaray. El régimen virreinal resolvió por su cuenta la mayoría de los procesos políticos, militares y económicos, con criollos y mestizos constituyendo el 95% de las fuerzas realistas.

En 1812, se promulgó el «Decreto de Sangre y Fuego,» que eliminaba cualquier inmunidad especial para los religiosos ligados a la insurrección. Para sostener la guerra, se recurrió a préstamos y donaciones forzadas, impuestos especiales, tasas sobre los ingresos y una lotería obligatoria. Estas medidas incrementaron la deuda virreinal y elevaron el precio de los alimentos, mientras España mantenía la exclusividad comercial, lo que generó mayor descontento en todas las capas de la sociedad.

MÉXICO FRENTE AL PROCESO LIBERAL

El mayor desafío para las autoridades virreinales en México surgió del programa de reformas liberales impulsado por las Cortes de Cádiz en España. Los mexicanos reaccionaron con entusiasmo ante estas reformas y enviaron numerosos diputados a Cádiz para representar sus intereses. Entre las principales peticiones de los mexicanos estaban la búsqueda de una representación proporcional igualitaria en las Cortes, el establecimiento del comercio libre y la supresión de los monopolios estatales, la igualdad de derechos en cargos oficiales y la distribución equitativa de puestos administrativos entre los criollos.

Sin embargo, ninguna de estas demandas fue atendida. La mayoría de los criollos llegaron a la conclusión de que las Cortes eran igual de imperialistas que los gobiernos anteriores y que no estaban dispuestas a reconocer su estatus. A pesar de la falta de respuesta a sus demandas, los criollos mantuvieron su aspiración de autonomía y libertad frente al dominio español.

DE LA RESTAURACIÓN AL IMPERIO MEXICANO

Tras la restauración, las autoridades virreinales llevaron a cabo una represión que prácticamente sofocó la revuelta, dejando únicamente activos a algunos líderes como Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero. En 1816, el virrey Apodaca optó por una estrategia conciliadora al ofrecer una amnistía que fue aceptada por algunos insurgentes.

Durante este período, la principal amenaza para las autoridades virreinales fue la expedición liderada por F. Javier Mina en 1817, un liberal español que buscaba liberar México. A pesar de los esfuerzos de España por restablecer su control sobre Nueva España, no logró recuperar su prestigio ni su antigua autoridad. Sin embargo, la idea de la monarquía seguía siendo atractiva para algunos, lo que condujo al pacto que eventualmente llevaría a la independencia de México.

La élite colonial, mientras tanto, seguía viendo en el sistema monárquico una forma de mantener la unidad de intereses, rompiendo con la dependencia colonial y asegurando la estabilidad social y la defensa de la propiedad. En este contexto, surgía una propuesta moderada de independencia, distanciada de las ideas más radicales de líderes como Hidalgo y Morelos.

EVOLUCIÓN DE 1820: ELEMENTO CATALIZADOR

La reinstauración de la constitución de 1812 expuso a los mexicanos la irrelevancia tanto del rey como de la propia metrópoli. Mientras algunos atribuyen la independencia al conservadurismo contrarrevolucionario de las élites, otra explicación apunta a la inestabilidad política, marcada por la tensión entre el absolutismo y el liberalismo en España. Este distanciamiento se acentuó con la falta de respuesta de las cortes restauradas a las demandas americanas de autonomía y comercio libre.

El descontento creció con las medidas liberales que afectaban el estatus del clero y los militares, como la supresión de órdenes monásticas, la prohibición de adquirir bienes raíces y la abolición del fuero militar para los oficiales de milicias. Este malestar fortaleció a los independentistas, quienes recibieron el apoyo de grupos que anteriormente defendieron el régimen colonial.

La independencia no surgió como una contrarrevolución para evitar las reformas de las cortes, sino como un rechazo al ethos del imperio español y a la lógica colonial mantenida por el liberalismo español. El proceso independentista garantizó los avances de la constitución de Cádiz en México y Centroamérica, evidenciando la irrelevancia del control imperial y señalando el fin de la alianza entre la corona y el altar en el contexto americano.

EL PLAN DE IGUALA

El Plan de Iguala, concebido en 1821, ofreció a los mexicanos una alternativa atractiva para la independencia. Sus promotores, Agustín de Iturbide, antiguo oficial realista, y Vicente Guerrero, insurgente, propusieron que México se convirtiera en una monarquía católica, adoptando la Constitución de Cádiz de 1812, con la invitación a Fernando VII para asumir el trono. Este nuevo gobierno garantizaría los privilegios de la Iglesia Católica, la independencia y la unión entre españoles y americanos, bajo la consigna de «religión, independencia y unión». Estas garantías serían respaldadas por el Ejército Trigarante, compuesto por miembros tanto del ejército rebelde como del realista.

El Plan de Iguala respetaba las propiedades, mantenía los privilegios del clero y reconocía en sus cargos a todo el personal que lo apoyara, asegurando estabilidad a través de una monarquía constitucional que prometía igualdad jurídica. Mientras tanto, el régimen virreinal comenzaba a desmoronarse, evidenciado por el motín de tropas peninsulares que destituyó al virrey Apodaca. La llegada de Juan O’Donojú como capitán general de Nueva España, designado por las Cortes, marcó un punto crítico.

El Tratado de Córdoba, firmado unilateralmente por O’Donojú e Iturbide, decretó la independencia del Imperio Mexicano, culminando con la toma de la Ciudad de México por el Ejército Trigarante. Ante la negativa de España de reconocer la independencia, se descartó la idea de tener un miembro de la dinastía española en el trono, y Agustín de Iturbide fue elegido como emperador, tomando el nombre de Agustín I.

Sin embargo, la breve era imperial de Iturbide llegó a su fin en 1823, cuando se vio obligado a exiliarse. Aunque retornó a México, su reinado fue breve y marcado por la inestabilidad, hasta su muerte en marzo de 1824.

LA INDEPENDENCIA DE AMÉRICA CENTRAL

El proceso de independencia en América Central estuvo marcado por una serie de eventos que reflejaron tanto la diversidad regional como las tensiones políticas y sociales. La creación de intendencias en el Reino de Guatemala en 1786 contribuyó a acentuar las identidades diferenciadas en la región, mientras que la constitución de Cádiz impulsó el desarrollo federalista y fortaleció aún más estas identidades nacionales emergentes.

A principios del siglo XIX, América Central contaba con una población de alrededor de cuatro millones de habitantes, con una mayoría indígena y una élite blanca dominando el gobierno y la economía. Aunque esta élite no buscaba inicialmente la independencia, el levantamiento de Hidalgo en México generó preocupación en la región.

La Revolución de 1820 y el restablecimiento de la Constitución de 1812 marcaron un renacimiento político en América Central, con enfrentamientos en torno al libre comercio y un resurgimiento del regionalismo. Los centroamericanos rechazaron el anticlericalismo de las cortes españolas y la discriminación de los intereses americanos.

El Plan de Iguala en 1821 planteó un desafío para América Central, y mientras Chiapas se unió a México, Guatemala declaró su independencia el 15 de septiembre de 1821. El Salvador y Nicaragua siguieron este camino, temerosos tanto de la anexión a México como a Guatemala. Costa Rica y Honduras, por otro lado, tomaron rumbos independientes.

El intento de Iturbide por influir en los indecisos llevó a la incorporación efectiva de todo el Reino de Guatemala en el Imperio Mexicano, pero su caída en 1823 marcó el inicio del fin de esta unión. La independencia de las Provincias Unidas del Centro de América se proclamó, salvo Chiapas y Yucatán, que permanecieron vinculadas a México.

El derrumbe del Imperio Mexicano allanó el camino para la formación de las repúblicas centroamericanas, marcando el fin de una era y el surgimiento de una nueva etapa en la historia de la región.

4. RESULTADOS DE LAS GUERRAS DE INDEPENDENCIA –>  Las guerras de independencia en América tuvieron una serie de repercusiones significativas en varios aspectos, desde el político hasta el social y económico. En el plano político, surgieron nuevas naciones independientes que, en su mayoría, adoptaron sistemas políticos autoritarios en lugar del liberalismo. Este cambio se debió al contexto bélico y la necesidad de autoridad centralizada, lo que resultó en gobiernos que emergieron bajo el poder militar, generando temores entre las élites sobre una posible deriva revolucionaria.

En cuanto al impacto demográfico, las guerras de independencia causaron una pérdida considerable de vidas y una emigración forzada, especialmente entre la minoría peninsular. La expulsión de esta minoría tuvo un impacto económico notable, ya que los bienes confiscados financiaron los nuevos gobiernos, y su reemplazo por comerciantes británicos transformó el panorama económico.

En el plano económico, el fin del monopolio español abrió América al mercado mundial, beneficiando principalmente a Gran Bretaña. Sin embargo, la calidad y el precio de los productos ingleses afectaron la incipiente industria local. La política arancelaria también cambió, con las ciudades imponiendo políticas que favorecían sus propios intereses sobre los del mundo rural.

La iglesia fue otra perdedora en este proceso, viendo reducidos sus ingresos y su poder, mientras que el ejército creció tanto en importancia como en números. Hubo transformaciones sociales significativas, como una mayor facilidad para el ascenso social, pero no se produjeron cambios drásticos en la estructura social existente.

A pesar de la esperanza de una posible confiscación y redistribución de propiedades, esto no se materializó completamente, y los nuevos latifundistas reemplazaron a los antiguos propietarios peninsulares. Aunque la esclavitud no fue abolida por completo, sí sufrió un golpe importante debido al reclutamiento de esclavos para el ejército y otras reformas sociales.

Se eliminaron las diferencias legales basadas en la raza, pasando de una sociedad de castas a una de clases, donde la riqueza se convirtió en el principal elemento diferenciador. La clase alta criolla, que ya detentaba el poder político, también se convirtió en la propietaria de los medios de producción, mientras que los indígenas, aunque considerados ciudadanos, vieron reducidas progresivamente sus propiedades comunales, lo que contribuyó a su proletarización.

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