21 Sep

Sermón 43.4

La fe busca el entendimiento

Este texto es un fragmento del Sermón 43.4 de Agustín.  En él lo que hace Agostiño es afirmar que no existen fronteras entre la razón y la fe, afirma que no hay distinción entre ambas, comparándolo con recuros naturales. También dice que la religión y la filosofía colaboran entre ellas, llegando a una confusión ya que ambas buscan la verdad. Para Agustín la fe es el camino para superar los límites del hombre y alcanzar conocimientos que no son accesibles a la razón, por lo tanto, la fe ya no es irracional (como decía Tertuliano).

Afirma Agustín que solo Dios puede calmar nuestro deseo de saber por eso todos queremos llegar a Él en un proceso a la vez de interiorización y de autotrascendencia, así podremos encontrarlo en nuestra alma(decía Agustín que Dios es más íntimo al hombre de lo que el hombre es a sí mismo).

 Esta postura de conciliación de razón y fe, conocido como “agustinismo”, es adoptada también por Boecio, Anselmo y Pedro Abelardo. 

Como ya he comentado, existe una colaboración entre razón y fe, esto lo podemos ver en la frase de Agustín: “intellige ut credas, crede ut intelligas”, es decir, “entiende para creer, cree para entender”. Si analizamos la frase, quiere decir que la razón nos para ponernos en el camino de la fe (“entiende para creer”), y la fe “echa luz” sobre la razón para que pueda comprender los contenidos de la fe (“cree para entender”). Tenemos que creer para entender, pero también queremos asimilar lo que creemos, es decir, queremos entender lo que nosotros mismos creemos y la razón nos ayuda a entender esta verdad (de hecho la obra de Agustín es como una aclaración filosófica de la revelación cristiana aceptó por fe).

La posición de Agustín en la cuestión de la relación razón-fe se refleja claramente en su teoría política: para que el estado cumpla con su obligaciones, la justicia, debe guiarse mediante el amor a Dios y por eso debe depender de la Iglesia, pq sólo la Iglesia tiene de los medios para lograr la salvación que es lo verdaderamente importante).

SUMA TEOLÓGICA

El texto pertenece a la Suma Teológica, obra cumbre de Tomás de Aquino, a la que éste dedicó la mayor parte de su vida. En esta obra realiza la segunda gran síntesis medieval, cuyo objetivo no es otro que compatibilizar los principios esenciales de la filosofía aristotélica con el cristianismo, tarea en la que sigue los pasos de otros filósofos como Avicena (que combinó el Islam con el aristotelismo) o Maimónides (que desarrolló esta misma tarea respecto al judaísmo). Para darnos cuenta de las dificultades de la labor asumida por nuestro autor, hemos de tener en cuenta que a comienzos del Siglo XIII algunas de las obras de Aristóteles estaban prohibidas y se consideraban inconciliables con las tesis fundamentales del cristianismo. En cualquier caso, no ha de pensarse que Sto. Tomás se limita a “copiar” a Aristóteles, sino que creó todo un sistema filosófico en el que se advierten también otras influencias como las del propio Platón, San Agustín o Avicena. Por todo ello, su filosofía no estará extensa de tensiones teóricas, al ser un pensamiento que aspira a integrar la complejidad de la realidad y las cuestiones teológicas más profundas. Por todo ello, no sólo es uno de los máximos representantes del pensamiento escolástico, sino que ejercíó una enorme influencia a lo largo de toda la Edad Media.

En concreto, el fragmento propuesto se inserta en la Suma teológica, la obra clave de Tomás de Aquino, a la que dedicó prácticamente toda su vida y dejó inconclusa. Escrita en varios volúMenes, esta obra trata, como el título indica, temas eminentemente teológicos: la existencia de Dios, las relaciones entre razón y fe, la naturaleza o esencia de Dios… Es en esta obra en la que aparecen las famosas cinco vías, que son las propuestas tomistas para llegar racionalmente a la existencia de Dios. Aunque el sello aristotélico es evidente, en toda la Suma se puede apreciar otra carácterística definitoria del pensamiento medieval: la subordinación de la filosofía a la teología. Así, todos los principios filosóficos están en esta obra orientados a la resolución de problemas teológicos. En la Suma Teológica podemos asistir por tanto a todo un compendio del pensamiento medieval, en el que todos los temas filosóficos (metafísica, teoría del conocimiento, ética, política…) aparecerán enfocados desde un punto de vista teológico y religioso.

En cuanto al texto, su tema central es la evidencia de la existencia de Dios. Siguiendo el método escolástico, Sto. Tomás no escribe directamente la demostración de la existencia de Dios, sino que se enfrenta también a las cuestiones previas a la misma. Y la primera de ellas es precisamente la que se aborda en este texto: ¿Es la existencia de Dios evidente? Tal pregunta tiene sentido, pues si efectivamente fuera evidente, demostrar la existencia de Dios carecería de sentido. La respuesta tomista es muy ingeniosa: la existencia de Dios es evidente en sí misma, es decir, la existencia como predicado no añade nada al sujeto Dios. Sin embargo, nosotros sólo alcanzamos un conocimiento imperfecto y limitado de la esencia de Dios, y por ello afirma Sto. Tomás que la existencia de Dios no es evidente para nosotros. Siendo así, el ser humano necesita demostrar la existencia de Dios, y Sto. Tomás se propone hacerlo tomando como punto de partida lo que nos es más cercano, es decir, los efectos de Dios, algo sobre lo que hablaremos en la próxima pregunta.


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