25 Abr

Fin de la Persecución Religiosa en el Imperio Romano

Después de muchos años de persecución contra los cristianos, el emperador Constantino I establece la libertad religiosa en el Imperio Romano con la publicación del Edicto de Milán en el año 313. Este edicto marcó un punto de inflexión, poniendo fin a las persecuciones oficiales.

El Cristianismo como Religión Oficial del Imperio

A partir de este momento, se produce una nueva y gran expansión del cristianismo que, en menos de ochenta años, pasa de ser una religión perseguida a convertirse en la religión oficial del Imperio con el Edicto de Tesalónica, promulgado por el emperador Teodosio en el año 380.

Transformaciones del Cristianismo tras la Libertad Religiosa

La nueva situación social y política permite a la Iglesia implantarse en la sociedad, actuar con libertad y extenderse a otros territorios más allá de las fronteras del Imperio Romano.

Principales Cambios Estructurales y Sociales

  • Definición de la estructura de la Iglesia: Se establecen diócesis, adaptándose a la división por provincias del Imperio Romano, y al frente de cada una se pone a un obispo. A finales del siglo V, había más de 120 diócesis.
  • División entre Occidente y Oriente: La división práctica del imperio en dos partes, Oriente y Occidente, que se produce a finales del siglo IV, hace que la Iglesia se estructure de forma diferente. En la parte Occidental, cuya única sede apostólica es Roma, reside el Papa. En la parte Oriental existen varias sedes, también de origen apostólico, llamadas patriarcados, como los de Constantinopla, Antioquía (donde se usó por primera vez el nombre de «cristianos») y Jerusalén.
  • Influencia del emperador cristiano: Después del Edicto de Teodosio, con el que la religión cristiana pasa a ser la religión oficial del imperio, el emperador cristiano asume el papel de defensor de la Iglesia y promotor del orden cristiano en la sociedad. Esto llevó a los emperadores a una excesiva participación en asuntos propios de la jerarquía de la Iglesia.
  • Expansión de la Iglesia: La fe cristiana se fue expandiendo por muchos lugares del mundo, como por ejemplo: Armenia, África (donde se estableció hacia el año 350), Persia e India.

La Vida Cristiana tras la Oficialización

La implantación y expansión de la Iglesia a lo largo del siglo IV fue fruto de la consolidación y crecimiento de las comunidades cristianas. Esto se debió, por una parte, a la libertad para practicar su religión, la devolución de bienes expropiados y la supresión de la ley que obligaba al culto estatal pagano; y por otra, a las enseñanzas de la fe cristiana promovidas por los concilios ecuménicos. De la vida de los cristianos se puede señalar:

  • Su responsabilidad: Fueron los fieles cristianos los que, coherentes con su fe, hicieron que el cristianismo se extendiera: se evangelizaron zonas rurales y la fe cristiana penetró la cultura romana.
  • La celebración de sacramentos y de la liturgia: Se estructura la celebración del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.
  • El nacimiento del monacato: Ya a finales del siglo III, algunos cristianos se retiraban al desierto, separándose del mundo. Destaca San Antonio Abad como pionero de este movimiento.
  • La construcción de templos: Se construyeron las primeras basílicas cristianas. Hasta esta época, los cristianos no tenían templos específicos ni lugares públicos fijos donde celebrar la liturgia.

Figura Destacada: Santa Elena

Nació hacia el 250 d.C. (fecha estimada, no 270) en Drepanum (posteriormente Helenópolis, Bitinia), no Nicomedia, en una familia pagana de origen humilde. Pudo contemplar de cerca las persecuciones de cristianos. Constancio Cloro (no Constantino directamente en este punto), general del Imperio Romano, la tomó como concubina o esposa. Tuvieron a Constantino I. Más tarde, por razones políticas, Constancio repudió a Elena para casarse con Teodora, hijastra del emperador Maximiano. Elena pasó años apartada, tiempo durante el cual, según la tradición, se convirtió al cristianismo.

Al morir Constancio Cloro, su hijo Constantino fue aclamado emperador por el ejército. Tras su victoria en la batalla del Puente Milvio (evento asociado a su conversión), Constantino I acabó con la persecución de los cristianos con el Edicto de Milán (313) y nombró a su madre Augusta (emperatriz), permitiéndole disponer de fondos para obras de caridad y religiosas.

Siendo ya mayor, Elena viajó a Jerusalén en busca de reliquias, especialmente la Vera Cruz. Según la tradición, encontró tres cruces. Se llevó fragmentos a Roma y Constantinopla, dejando el resto en Jerusalén. Murió en torno al año 329 o 330, posiblemente en Tréveris o cerca de Roma.

Herejías Medievales (Siglos XII-XIII)

Herejía: Doctrina o conjunto de ideas que se oponen a los dogmas y principios fundamentales establecidos por una religión, en este caso, la Iglesia Católica.

Herejía de los Valdenses

Ante la relajación en la forma de vivir la pobreza evangélica por parte de ciertos sectores del clero, algunos grupos reaccionaron buscando una vida más austera. Los valdenses, seguidores de Pedro Valdo, cayeron en una interpretación considerada errónea de las exigencias del Evangelio, llegando a romper con la Iglesia y formando una comunidad propia con cultos y sacramentos particulares.

Herejía de los Albigenses (Cátaros)

Sostenían una visión dualista del mundo, creyendo en la existencia de dos principios o dioses iguales y opuestos: un dios del bien (creador del mundo espiritual) y un dios del mal (creador del mundo material). Por ello, consideraban todo lo material como intrínsecamente malo. Esto contradecía la doctrina cristiana de un único Dios creador y la bondad de la creación material. (El error fundamental señalado era su dualismo radical, que ponía al principio del mal al mismo nivel que al Dios bueno, en contraposición a la visión cristiana donde el diablo es una criatura subordinada a Dios).

La Inquisición Medieval

La lucha contra las herejías dio lugar en el siglo XII al nacimiento de la Inquisición como instrumento de defensa de la fe y represión contra las creencias consideradas heréticas. Era un tribunal eclesiástico en el que un juez (inquisidor) investigaba (inquiría) si una doctrina o conducta se ajustaba a lo exigido por la recta fe o la moral católica. En caso de encontrar sospecha fundada de herejía, y si el acusado no se retractaba, podía ser entregado a los tribunales civiles para la aplicación de las penas correspondientes según la ley secular.

El sistema judicial de la Edad Media, heredero del derecho romano pero también influido por las ordalías germánicas y el clima de violencia existente en la sociedad de la época, era a menudo severo. La tortura judicial era un método aceptado en la época para obtener confesiones, aunque su uso por la Inquisición estaba teóricamente regulado.

En un mundo en el que lo espiritual y lo temporal se mezclaban continuamente, no tardaron en aparecer abusos e injusticias. Por eso, en el siglo XIII, el papa Gregorio IX la reorganizó como institución pontificia y entregó su dirección principalmente a las órdenes mendicantes, como los dominicos, reconocidos por su formación teológica.

Propósito de la Inquisición

El objetivo principal era mantener la unidad de la fe, considerada fundamental para la salvación individual y la estabilidad social, y evitar que las personas cayeran en doctrinas consideradas heréticas, que ponían en duda dogmas centrales de la Iglesia.

La Iglesia en el Siglo XIV: Crisis y Cautiverio de Aviñón

(Nota: El texto original situaba incorrectamente estos eventos en los siglos XVII-XVIII)

A lo largo del siglo XIV (no XIII como indica el texto original para el inicio de estos problemas específicos), se produjeron duros enfrentamientos entre los papas y los poderes seculares (emperadores y reyes) que perjudicaron notablemente la libertad e imagen de la Iglesia.

  • El papado bajo poder francés (Papado de Aviñón, 1309-1377): La sede papal se trasladó de Roma a Aviñón (Francia). Los siete papas de este periodo fueron franceses, así como la mayoría de los cardenales. Esto generó la percepción de que la Iglesia estaba dominada por los intereses de la corona francesa y el poder temporal.
  • Preocupaciones temporales: Se critica que la Iglesia, en este periodo, se preocupó más de su organización administrativa y financiera que de su misión espiritual y evangélica.
  • Incremento de impuestos: La sede pontificia incrementó los impuestos eclesiásticos para poder hacer frente a los numerosos gastos que originaba el sostenimiento de la corte papal en Aviñón.
  • Escándalo y división (Cisma de Occidente, 1378-1417): Tras el regreso del papado a Roma, la elección papal resultó disputada, llevando a la existencia de dos (y brevemente tres) papas rivales. Esta división produjo escándalo entre los fieles y protestas de autoridades eclesiásticas y civiles.

Ante estas circunstancias, algunas figuras relevantes de la Iglesia, como Santa Catalina de Siena y Santa Brígida de Suecia, pidieron insistentemente al papa que volviera a Roma. El regreso se produjo con Gregorio XI, pero su muerte poco después desencadenó el Cisma de Occidente.

Contexto Histórico: Humanismo y Renacimiento (Siglo XV-XVI)

Con la elección del papa Martín V en el Concilio de Constanza (1417), concluía el Cisma de Occidente para dar paso a un nuevo periodo. La Iglesia entró en una fase de intentos de renovación que se prolonga hasta mediados del siglo XVI. En este tiempo suceden una serie de acontecimientos importantes que dan inicio a una nueva etapa de la historia, la Edad Moderna, y que tienen una gran influencia en la vida de la Iglesia. Entre otros cabe destacar:

  • El desarrollo del Humanismo, corriente de pensamiento que sitúa al ser humano en el centro (antropocentrismo), revaloriza la cultura clásica y plantea nuevas perspectivas sobre la relación entre fe y razón.
  • La aparición del Renacimiento, movimiento cultural y artístico que vuelve la mirada a la antigüedad clásica grecorromana.
  • El nacimiento de los Estados nacionales modernos y la consolidación de la burguesía como clase social influyente.
  • El descubrimiento y colonización de nuevas tierras (especialmente América).
  • El desarrollo de las artes y las letras, y de las ciencias experimentales.

Renovación Eclesiástica en el Renacimiento

Ante estas circunstancias y por la influencia del Renacimiento, se inicia en la Iglesia un movimiento de renovación que se manifiesta en:

  • El deseo de volver a descubrir en el Evangelio el auténtico modelo de la vida cristiana.
  • Una nueva forma más personal, íntima y profunda de entender la espiritualidad (Devotio Moderna).
  • El fomento de la oración personal y de la formación para el fortalecimiento de la fe.
  • La convicción de que la fe cristiana debe hacerse presente en el arte y en la cultura.

La Reforma Protestante: Martín Lutero

Durante la primera mitad del siglo XVI se produce en el seno de la Iglesia occidental una nueva ruptura con el nacimiento del Protestantismo, iniciado por Martín Lutero.

El fraile agustino alemán Martín Lutero vivía angustiado por la cuestión de la salvación. Para dar respuesta a esta inquietud, planteó la siguiente doctrina:

  • Justificación por la fe (Sola Fide): La salvación se alcanza únicamente por la fe en Jesucristo, sin necesidad de las obras buenas, ya que considera al hombre pecador e incapaz de merecerla por sí mismo.
  • Sacramentos: Reduce y reinterpreta los sacramentos (manteniendo principalmente Bautismo y Eucaristía con diferente teología), considerándolos signos que ayudan a la fe, pero no necesarios en el mismo sentido que en la doctrina católica.
  • La Escritura como única fuente (Sola Scriptura): La Biblia es la única fuente reconocida de Revelación divina y debe ser interpretada libremente por cada creyente (libre examen), rechazando la autoridad vinculante de la Tradición apostólica y del Magisterio de la Iglesia para la interpretación auténtica.

Esta doctrina implicaba cambios significativos:

  • Rechazo de la autoridad suprema del Papa y del Magisterio eclesiástico.
  • Énfasis en el subjetivismo y el individualismo religioso, lo que llevó a la separación de la Iglesia Católica.
  • Abolición del celibato sacerdotal obligatorio.

La Reforma Católica y el Concilio de Trento

Los deseos de renovación dentro de la Iglesia Católica (a menudo llamada Contrarreforma o, más propiamente, Reforma Católica) dieron fruto especialmente en los siglos XVI y XVII. El Concilio de Trento (celebrado en periodos discontinuos entre 1545 y 1563) fue un hito fundamental. Estableció importantes definiciones doctrinales frente al protestantismo y decretó normas para la reforma pastoral y la vida cristiana:

  • Obligó a los obispos a residir en sus diócesis y a realizar visitas pastorales periódicas.
  • Decretó la creación de seminarios para la formación adecuada del clero.
  • Impulsó la reforma de la vida religiosa (órdenes y congregaciones).
  • Estableció normas para impartir la catequesis a los fieles.
  • Decidió la redacción de un Catecismo Romano (Catecismo del Concilio de Trento) para exponer la doctrina oficial de la Iglesia.

Impacto de la Reforma Católica en España

En España, los movimientos de reforma comenzaron incluso antes del Concilio de Trento, a principios del siglo XVI, impulsados en gran medida por los Reyes Católicos y figuras como el Cardenal Cisneros.

  • Se promovió la formación del clero y de los fieles, lo que hizo que obispos, religiosos y teólogos españoles tuvieran una gran influencia primero en España y luego en toda Europa (especialmente en Trento).
  • Se fomentó la existencia de escuelas en torno a las catedrales.
  • Se impulsó el desarrollo de universidades.

Estas reformas se manifestaron en:

  • La reforma de órdenes religiosas y de la vida monástica por parte del Cardenal Cisneros.
  • La creación o revitalización de universidades (como la de Alcalá de Henares – Complutense – fundada por Cisneros, y la de Salamanca).
  • La fundación de nuevas congregaciones religiosas, como la Compañía de Jesús por San Ignacio de Loyola (1491-1556).

Santos Post-Tridentinos Destacados

Tras el Concilio de Trento, la Iglesia vivió un periodo de gran vitalidad espiritual, reflejado en numerosos santos:

  • En Italia: San Felipe Neri, San Carlos Borromeo.
  • En Francia: San Francisco de Sales, San Vicente de Paúl (fundador de la Congregación de la Misión -Padres Paúles- y de las Hijas de la Caridad), Santa Juana Francisca de Chantal.
  • En España: San Juan de Ávila, San Pedro de Alcántara, San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús, San Francisco Javier, San Juan de la Cruz.

La Evangelización de América

La evangelización de América se puede considerar uno de los hechos más trascendentales en la historia de la Iglesia Católica. A pesar de los errores, abusos e injusticias cometidos durante la conquista y colonización (que fueron denunciados por muchos misioneros), gracias a ella hay actualmente millones de católicos en esos países.

  • En relativamente poco tiempo, la Iglesia creó diócesis, parroquias y seminarios. Se construyeron escuelas, universidades, hospitales y otras instituciones.
  • Florecieron numerosas vocaciones locales, tanto sacerdotales como religiosas (ej. Santa Rosa de Lima, primera santa americana).
  • La evangelización fue realizada no solo por religiosos y sacerdotes (franciscanos, dominicos, jesuitas, agustinos, etc.), sino también por laicos, incluyendo a los mismos conquistadores y sus familias, aunque con motivaciones y métodos diversos.
  • Los misioneros, en no pocas ocasiones, tuvieron que defender a los indígenas de las actuaciones injustas y la explotación por parte de algunos colonizadores (ej. Bartolomé de las Casas, Antonio de Montesinos).

La Iglesia ante la Ilustración y la Revolución Francesa

La Revolución Francesa (1789) y las ideas de la Ilustración favorecieron políticamente el nacimiento de una nueva concepción de la sociedad y de la persona, en la que a menudo se niega o margina la relación con la trascendencia y la religión organizada.

El pensamiento ilustrado y los procesos revolucionarios propiciaron la aparición de nuevas ideologías que intentaban dar una explicación del hombre y del mundo al margen de Dios o en oposición a la influencia eclesiástica.

Se extendió el racionalismo y surgieron o se consolidaron ideologías como el liberalismo, el socialismo/marxismo y diversas formas de laicismo.

Ideologías y su Relación con la Iglesia

  • LIBERALISMO: Su relación con la Iglesia fue a menudo tensa o negativa. Considera que lo religioso es un asunto estrictamente privado y debe quedar al margen de la vida pública y del Estado (separación Iglesia-Estado). Defiende la libertad individual de pensamiento y creencia, pero a menudo busca limitar la influencia social de la Iglesia.
  • MARXISMO: Se manifiesta en abierta oposición a la Iglesia y a la religión en general. Su argumento principal es que la religión es una alienación,»el opio del puebl», que justifica la injusticia social y distrae de la lucha de clases. Sostiene que debe ser eliminada de las conciencias y de las estructuras sociales. El socialismo como ideología, especialmente en sus vertientes marxistas, adoptó una actitud antirreligiosa.
  • LAICISMO (o Modernismo en el sentido de secularización radical): El laicismo militante ha luchado de manera decidida contra la influencia de la religión en la sociedad y, en especial, contra la Iglesia Católica. A menudo se opone a la idea de que fe y razón sean compatibles, promoviendo una visión del mundo exclusivamente secular.

La Iglesia en el Siglo XX: Desafíos y Renovación

En los umbrales del siglo XX, la Iglesia se introduce en esta nueva etapa histórica con la necesidad de continuar los aspectos positivos iniciados en el siglo anterior y con el deber de dar respuesta a los nuevos problemas planteados por la sociedad moderna.

Aspectos Positivos

  • La pérdida definitiva de los Estados Pontificios (1870), aunque traumática en su momento, dio más libertad a la Iglesia respecto a las preocupaciones políticas directas, permitiéndole dedicarse más plenamente a su misión pastoral y espiritual.
  • Los pontífices reforzaron el prestigio moral y espiritual del papado.
  • El florecimiento de las congregaciones religiosas (especialmente femeninas) hizo cada vez más presente a la Iglesia en la atención a los enfermos, pobres y marginados; en la enseñanza, en la predicación y en las misiones.
  • La renovación e impulso de los estudios bíblicos, teológicos y patrísticos para sacerdotes, laicos y religiosos.
  • La consolidación de la vida cristiana a través de la predicación, una catequesis más sistemática, la promoción de la participación en los sacramentos y un notable incremento de vocaciones en muchas regiones.

Aspectos Negativos

  • Los frecuentes enfrentamientos entre diferentes Estados (especialmente los de corte liberal, laicista o totalitario) y la Iglesia.
  • La creciente secularización y el racionalismo fomentaron nuevas formas de indiferentismo religioso y ateísmo práctico.
  • El aumento del número de católicos no practicantes, que se identifican culturalmente como creyentes pero no participan activamente en la vida de la Iglesia.
  • La persecución y martirios en países de misión, sobre todo en Asia y África, y bajo regímenes comunistas.
  • La rápida descristianización de las masas obreras surgidas con la revolución industrial, al ser a menudo influenciadas por ideologías marxistas y anarquistas que veían a la Iglesia como aliada de las clases dominantes.
  • El inmenso sufrimiento de los testigos de la fe en la lucha de los sistemas totalitarios ateos (comunismo, nazismo) contra la Iglesia y los cristianos.

La Iglesia frente a los Totalitarismos del Siglo XX

A lo largo del siglo XX nacieron o se consolidaron regímenes totalitarios como consecuencia de la implantación de algunas corrientes de pensamiento de siglos anteriores y de las crisis sociales y políticas (especialmente las guerras mundiales).

Comunismo

La Iglesia ha condenado el comunismo, desde Pío IX hasta Juan Pablo II, por considerarlo un sistema basado en el materialismo ateo, por promover la lucha de clases como motor de la historia y por negar los derechos fundamentales de la persona, incluida la libertad religiosa.

Nazismo Alemán

El Papa Pío XI condenó en 1937 la ideología nazi en la encíclica Mit brennender Sorge (Con ardiente preocupación). Tanto él como su sucesor, Pío XII, denunciaron en diversas ocasiones la persecución emprendida contra los judíos y otros grupos, así como las violaciones de los derechos humanos perpetradas por el régimen nazi, aunque el papel de Pío XII durante la guerra sigue siendo objeto de debate histórico.

Papas de los Siglos XX y XXI

  • San Pío X (1903-1914)
  • Benedicto XV (1914-1922)
  • Pío XI (1922-1939)
  • Pío XII (1939-1958) – Papa durante la Segunda Guerra Mundial
  • San Juan XXIII (1958-1963) – Convocó el Concilio Vaticano II
  • San Pablo VI (1963-1978) – Clausuró el Concilio Vaticano II
  • Beato Juan Pablo I (1978) – Pontificado muy breve (33 días)
  • San Juan Pablo II (1978-2005)
  • Benedicto XVI (2005-2013) – Renunció al pontificado
  • Francisco (Jorge Mario Bergoglio) (2013-presente)

Figura Destacada: San Juan Pablo II

Karol Józef Wojtyła nació en Wadowice, cerca de Cracovia (Polonia), el 18 de mayo de 1920. Con nueve años falleció su madre, y posteriormente murieron su hermano mayor Edmund (médico, en 1932) y su padre (suboficial del ejército, en 1941). Estudió filología polaca en la Universidad Jagellónica de Cracovia. Tras la invasión nazi y el cierre de la Universidad en 1939, trabajó en una cantera y una fábrica química para evitar la deportación, mientras participaba en un teatro clandestino y en grupos de formación religiosa.

A los 22 años sintió la vocación al sacerdocio y entró en el seminario clandestino de Cracovia. El 1 de noviembre de 1946 fue ordenado sacerdote. Después de ampliar estudios en Roma, ejerció diversos encargos pastorales y fue profesor de ética en la Universidad Católica de Lublin y en la facultad de teología de Cracovia. Fue consagrado obispo auxiliar de Cracovia el 28 de septiembre de 1958, y arzobispo de Cracovia en 1964. Fue nombrado cardenal por Pablo VI en 1967.

Participó activamente en el Concilio Vaticano II. A la muerte del Papa Juan Pablo I, fue elegido Papa el 16 de Octubre de 1978, tomando el nombre de Juan Pablo II. Durante su largo pontificado (casi 27 años), destacan sus 104 viajes apostólicos fuera de Italia, su papel en la caída del comunismo, la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica, la convocatoria de las Jornadas Mundiales de la Juventud y un extenso magisterio doctrinal.

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