18 Jun

1. ¿Qué es la Monarquía Hispánica?

El matrimonio (1469) de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón dio origen a una nueva entidad política: la Monarquía Hispánica. Esta debe entenderse como una unión dinástica de dos Coronas, en la que cada territorio (Castilla, Aragón, Cataluña y Valencia) siguió rigiéndose por sus propias leyes e instituciones, pero compartían una misma monarquía.

La unidad dinástica no supuso la unión política ni la unidad de los pueblos. Fue un vínculo personal entre los soberanos, representantes de dos dinastías. Cada reino conservó su organización institucional, sus antiguas leyes, sus propias formas de recaudar impuestos, y sus monedas, pesos y medidas. Incluso, en el plano legal, los súbditos de una Corona eran considerados extranjeros en la otra. Las aduanas entre unos y otros territorios certificaban esta situación de independencia.

La unión dinástica de la Corona de Aragón y de Castilla se materializó con el matrimonio secreto de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón en 1469. Isabel I ascendió al trono castellano tras una guerra civil, en la que la nobleza mostró intereses por una posible unión con Portugal.

2. Expansión Territorial de los Reyes Católicos

Los Reyes Católicos dedicaron amplios esfuerzos a la política exterior, con intereses diferenciados: los de Castilla se volcaron en el Atlántico, y los de Aragón, en el Mediterráneo.

Principales hitos de la expansión territorial:

  • Conquista del Reino de Granada (1492): Castilla, con apoyo aragonés, inició las hostilidades contra el último reducto musulmán de la Península, anexionándolo a la Corona.
  • Incorporación de Navarra (1512): Este territorio se incorporó a Castilla, aunque conservó su autonomía y sus instituciones.
  • Política Matrimonial: Realizaron una intensa política matrimonial mediante la formalización de tratados y alianzas con diversos reinos europeos (Imperio Alemán, Inglaterra y Portugal), buscando aislar a Francia y consolidar su posición.
  • Recuperación de territorios en el Rosellón y la Cerdaña (1493): La habilidad diplomática del rey Fernando permitió la recuperación de estos territorios mediante el Tratado de Barcelona.
  • Consolidación del dominio sobre Nápoles (1504): Tras vencer a los franceses, la Corona de Aragón consolidó su control sobre el Reino de Nápoles.
  • Conquistas en el Norte de África: Para frenar el avance musulmán en el Mediterráneo, llevaron a cabo una intensa actividad de conquistas (Orán, Bugía y Trípoli), que se sumaron a Melilla (conquistada en 1497).
  • Ocupación definitiva de las Islas Canarias: Este proceso se había iniciado años antes y culminó durante su reinado.

3. Política de Unidad Religiosa de los Reyes Católicos y los Austrias

Los Reyes Católicos y la unidad religiosa:

Con los Reyes Católicos, la sociedad hispánica presentaba un gran pluralismo religioso, donde cristianos, judíos y musulmanes convivían con dificultad. El instrumento principal para imponer la ortodoxia católica fue el Tribunal de la Santa Inquisición, que los Reyes Católicos convirtieron en una herramienta clave para la unidad religiosa, encargándole la persecución de los sospechosos de herejía, especialmente judíos y musulmanes conversos.

  • Expulsión de los Judíos (1492): Una de las primeras decisiones reales en defensa de la unidad religiosa fue la expulsión de aquellos judíos que no aceptaron convertirse al catolicismo. Esta medida afectó a unas 150.000 personas en Castilla y a unas 30.000 en Aragón, cuyas propiedades fueron confiscadas.
  • Conquista de Granada: También se planteó como una guerra contra los infieles. Aunque inicialmente se garantizó a los musulmanes el mantenimiento de sus costumbres, propiedades, leyes y religión, estas condiciones no llegaron a respetarse, lo que llevó a conversiones forzadas y, posteriormente, a la expulsión de los moriscos.

La política religiosa bajo los Austrias:

Con la dinastía de los Austrias, la intransigencia religiosa y racial se acentuó, afectando a judeoconversos y moriscos (conocidos como «cristianos nuevos»). Estos grupos estaban sujetos a los estatutos de limpieza de sangre, que les excluían del acceso a determinados cargos por tener antepasados judíos o musulmanes. La Inquisición sometía a los sospechosos de herejía a autos de fe (juicios públicos para que abjuraran de sus creencias).

4. Conflictos Internos al Inicio del Reinado de Carlos I

Al inicio del reinado de Carlos I, la Península Ibérica fue escenario de dos importantes revueltas:

El Movimiento Comunero (Castilla, 1520-1521):

Fue una revuelta de ciudades castellanas, como Segovia, contra la política del nuevo rey, quien era percibido como extranjero y rodeado de consejeros flamencos. Las peticiones comuneras más destacadas fueron:

  • La limitación del poder real.
  • El freno al poder nobiliario.
  • La defensa de la autonomía municipal.
  • La recuperación del protagonismo de las Cortes.
  • La protección de la industria textil castellana.

La derrota comunera en la Batalla de Villalar (1521) y la ejecución de sus líderes (Padilla, Bravo y Maldonado) significó el final del movimiento. La nobleza castellana, que apoyó a Carlos, fue la gran beneficiada.

Las Germanías (Corona de Aragón, 1519-1523):

Las causas de esta revuelta fueron de índole social. Fue un enfrentamiento de las clases populares urbanas contra la nobleza, demandando mayor autonomía municipal. Tuvieron lugar en Valencia (1519-1522) y en el Reino de Mallorca (1520-1523).

5. Política Exterior de Carlos I

Los principales conflictos militares que afrontó Carlos I, como monarca hispánico y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, fueron:

  • Las Guerras contra Francia: Se produjeron varias guerras durante su reinado, centradas en la pugna por el dominio del Norte de Italia (especialmente el Milanesado) tras la victoria de Pavía.
  • La Crisis de la Reforma Protestante: Carlos, como Emperador, intentó frenar la expansión del protestantismo en Alemania. Se enfrentó a la coalición protestante, la Liga de Smalkalda, en la Batalla de Mühlberg (1547). A pesar de su victoria, el entendimiento fue imposible, lo que llevó a la Paz de Augsburgo (1555), que estableció la división de Alemania en principados católicos y protestantes.
  • La Rivalidad con el Imperio Otomano: El Imperio Otomano inició una ofensiva por los Balcanes, conquistando Hungría y asediando Viena. El Emperador Carlos contuvo a los otomanos en el Mediterráneo (conquistando Túnez en 1535), aunque también sufrió derrotas (Argel, Trípoli y Bugía).

6. Conflictos en Política Interior de Felipe II

Felipe II, conocido como el «Rey Prudente», tuvo que afrontar importantes desafíos internos para mantener la unidad y la autoridad real:

  • La Sublevación Morisca (Rebelión de las Alpujarras, 1568-1571): Fue el principal problema interno. Se debió al progresivo empeoramiento de las condiciones de vida de los moriscos: fuertes impuestos sobre la producción sedera, expropiaciones de tierras y la presión de la Corona para anular sus diferencias culturales y religiosas. Los moriscos, mal integrados, eran numerosos en Valencia, Aragón y Andalucía.
  • La Rebelión de Aragón (1591): Se produjo en defensa de los fueros aragoneses, tras la huida del secretario Antonio Pérez, acusado de asesinato, a Aragón, donde se amparó en las leyes locales. Felipe II intervino militarmente para restaurar su autoridad.

7. Conflictos en Política Exterior de Felipe II

La política exterior de Felipe II estuvo marcada por la defensa de la hegemonía hispánica y del catolicismo:

  • La Rivalidad con el Imperio Otomano: Culminó con la creación de la Liga Santa (alianza de potencias católicas) y la decisiva victoria en la Batalla de Lepanto (1571), que frenó el avance turco en el Mediterráneo.
  • Conflictos con Francia: Tras la victoria de San Quintín (1557), las tensiones continuaron por el apoyo francés a la sublevación de Flandes y la oposición de Felipe II a la entronización del protestante Enrique de Borbón como rey de Francia. El conflicto finalizó con el Tratado de Vervins (1598) y la conversión de Enrique IV al catolicismo.
  • La Anexión de Portugal (1580): Tras la muerte del rey Sebastián sin sucesión, Felipe II reclamó el trono portugués por herencia, uniendo ambos reinos y sus vastos imperios coloniales bajo la Corona Hispánica.
  • La Sublevación de los Países Bajos: Este conflicto, que se prolongaría hasta 1648, se inició con los disturbios de 1566. Las causas fueron políticas (rechazo al autoritarismo español) y religiosas (difusión del protestantismo en las provincias del norte). La represión encomendada al Duque de Alba agravó la situación, llevando a una larga guerra.
  • Enfrentamiento con Inglaterra: Motivados por la oposición religiosa (Inglaterra anglicana vs. España católica) y la rivalidad política y económica (piratería, apoyo a los rebeldes flamencos). Felipe II había intentado la unión dinástica a través de su matrimonio con María Tudor, pero tras su muerte, la tensión escaló, culminando en el desastre de la Armada Invencible (1588).

8. La Figura del Valido en el Siglo XVII

Durante el siglo XVII, los reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II se caracterizaron por la delegación de los asuntos gubernativos en validos o favoritos. Estas figuras, comunes en la Europa del siglo XVII, evidenciaban una mayor complejidad en la administración de los Estados modernos y, para el caso español, una debilidad manifiesta de los monarcas.

Los validos dirigían el gobierno y controlaban los consejos y las redes clientelares, otorgando cargos y beneficios a familiares y partidarios, e incurriendo a menudo en prácticas corruptas. Ejemplos destacados fueron el Duque de Lerma (con Felipe III) y el Conde-Duque de Olivares (con Felipe IV).

10. Los Decretos de Nueva Planta

Tras la Guerra de Sucesión Española (1701-1714), Felipe V, el primer rey Borbón, promulgó los Decretos de Nueva Planta. Estos decretos suprimieron los fueros e instituciones de los reinos de la Corona de Aragón, que habían apoyado la causa austracista:

  • Valencia y Aragón (1707)
  • Mallorca (1715)
  • Cataluña (1716)

Esta medida buscaba garantizar el control político y militar sobre los territorios y establecer un modelo de Estado centralizado, siguiendo el patrón francés. Sin embargo, se mantuvieron los fueros de las provincias vascas y de Navarra, dado su apoyo a Felipe V durante la guerra.

Principales cambios introducidos por los Decretos de Nueva Planta:

  • Abolición de Fueros e Instituciones: Se suprimieron las Cortes, las Diputaciones, los Consejos y las aduanas interiores de los reinos de la Corona de Aragón.
  • Imposición del Castellano: Se estableció el castellano como lengua oficial en la administración y la justicia, aunque se toleraba el uso civil del catalán.
  • Nuevo Modelo de Administración Territorial:
    • División del territorio en provincias.
    • Sustitución de los virreyes por los Capitanes Generales como gobernadores de las provincias.
    • Creación de la figura de los Intendentes, funcionarios encargados de las cuestiones económicas y del desarrollo de cada territorio.
    • Las Reales Audiencias se mantuvieron para las cuestiones judiciales.
    • En los Ayuntamientos, continuaron vigentes los cargos de Corregidor y Alcalde Mayor.
  • Centralización del Gobierno: Se suprimieron todos los Consejos de la época de los Austrias, quedando solo el Consejo de Castilla, que se convirtió en el órgano asesor con competencias judiciales para toda España.
  • Creación de Secretarías de Despacho: Se crearon las Secretarías de Despacho (Estado, Guerra, Marina, Hacienda, Justicia e Indias), antecedentes de los ministerios actuales.
  • Nuevo Sistema Fiscal: Se impuso un nuevo sistema fiscal en los territorios de la Corona de Aragón, introduciendo el Catastro, un impuesto fijo que se recaudaba directamente a los contribuyentes.

Esta decisión fue trascendental en la historia de España, sentando las bases del Estado centralizado que caracterizaría al país durante gran parte de su historia contemporánea.

Deja un comentario