17 May
La Segunda República: Bienios y Gobierno del Frente Popular
La Segunda República, proclamada en 1931, estuvo dividida en tres etapas: el Bienio Reformista (1931-1933), el Bienio Radical-Cedista (1933-1936) y el Gobierno del Frente Popular (febrero-julio de 1936).
El Bienio Reformista (diciembre de 1931 a noviembre de 1933)
Durante el Bienio Reformista se realizaron varias reformas:
- La Reforma del Ejército buscó modernizar el ejército y asegurar su fidelidad a la República, suprimiendo la Ley de Jurisdicciones de 1906 y renovando los altos mandos, lo que provocó el rechazo de una parte del ejército, y culminó en el intento de golpe de Estado del general Sanjurjo en 1932 (la Sanjurjada).
- La relación Iglesia-Estado: la Constitución de 1931 estableció la aconfesionalidad del Estado, eliminando privilegios al clero, legalizando el matrimonio civil y el divorcio, y disolviendo la Compañía de Jesús.
- La Reforma educativa duplicó el presupuesto en educación con el objetivo de combatir el alto índice de analfabetismo (44%), construyendo nuevas escuelas y mejorando los salarios de los maestros.
- La Reforma laboral, impulsada por Largo Caballero desde el Ministerio de Trabajo, introdujo mejoras como la jornada de ocho horas, la seguridad social y la Ley de Jurados Mixtos.
- La Reforma agraria intentó expropiar latifundios para repartir entre campesinos, aunque la falta de presupuesto provocó ocupaciones organizadas por anarquistas de la FAI, derivando en graves incidentes como los de Casas Viejas (Cádiz).
- La Reforma administrativa: en 1932 se aprobó el Estatuto de Autonomía de Cataluña, que reconocía la autonomía de la región dentro del Estado español. Francesc Macià será nombrado presidente.
Las fuertes resistencias conservadoras y la crisis política derivada de la represión de Casas Viejas forzaron la dimisión de Azaña.
El Bienio Radical-Cedista (noviembre 1933 – febrero 1936)
El Bienio Radical-Cedista comenzó tras la victoria electoral de noviembre de 1933, con un gobierno encabezado por Alejandro Lerroux, y el apoyo parlamentario de la CEDA.
Este periodo supuso un giro conservador, revisando y paralizando muchas reformas anteriores. Los socialistas, encabezados por Largo Caballero, prepararon una huelga general como protesta que desembocó en una auténtica revolución, conocida como Revolución de Octubre de 1934. Esta insurrección tuvo su punto más crítico en Asturias, donde los obreros proclamaron la República Socialista en Mieres. Al mismo tiempo, Lluís Companys proclamó el Estado Catalán, pero fue rápidamente controlado. En 1935, la corrupción afectó al gobierno de Lerroux, provocando su dimisión y dejando al país sin salida política clara.
El Gobierno del Frente Popular (febrero a julio de 1936)
En febrero de 1936, la izquierda logró unirse en el Frente Popular, que ganó las elecciones frente a una derecha dividida en el Bloque Nacional, liderado por Calvo Sotelo y tradicionalistas, la CEDA y Falange Española. El nuevo gobierno, encabezado por Casares Quiroga, intentó reactivar las reformas del primer bienio. No obstante, el país vivía una situación con choques entre grupos radicales de izquierda y derecha. El 12 de julio con el asesinato del socialista José Castillo y, al día siguiente sus compañeros, asesinaron a Calvo Sotelo. Con estos hechos la guerra fue inevitable.
Sublevación militar y Guerra Civil (1936-1939): evolución y consecuencias
1. La conspiración y la sublevación militar.
El Gobierno del Frente Popular formado tras las elecciones de febrero de 1936, no actuó con firmeza ante el clima de violencia existente, lo que contribuyó a la radicalización social e ideológica. En la izquierda, un sector del PSOE, liderado por Largo Caballero, y los anarcosindicalistas de la CNT confirmaron su posición revolucionaria. En la derecha, la Falange Española planteaba una alternativa autoritaria e incrementó sus acciones violentas. José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, fue encarcelado. El asesinato de Calvo Sotelo adelantó la sublevación, que se inició el 17 de julio en Marruecos con el Tercio y los regulares dirigidos por el general Yagüe. El 18 de julio se incorporaron el resto de generales, con el general Mola como jefe de la operación. Franco, desde Canarias, se trasladó a Marruecos, y asumió el mando. El golpe fracasó como acción rápida y dio paso a la guerra. Los rebeldes triunfaron en la España rural; las ciudades más importantes (Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao) y las zonas industriales permanecieron fieles a la República.
2. El desarrollo de la guerra
2.1. La guerra de “columnas” y la marcha hacia Madrid (julio a noviembre de 1936)
La toma de Madrid se convirtió en el objetivo principal de los sublevados. Las columnas mandadas por Mola fueron frenadas por la resistencia militar. Por el sur, las tropas de Franco y Yagüe, con la colaboración de Hitler y Mussolini, lograron cruzar el Estrecho. Tras unirse a los soldados de Queipo de Llano en Sevilla, avanzaron a través de Extremadura y tomaron Mérida y después Badajoz, donde hubo una brutal represión.
2.2. La batalla de Madrid (noviembre 1936 a marzo 1937)
El conflicto se convirtió en una guerra de desgaste, a causa de la resistencia de Madrid. El Gobierno de la República se trasladó a Valencia por motivos de seguridad, encargando la defensa de Madrid al general Miaja, que organizó la defensa con el lema ¡No pasarán!. El ejército republicano, que había recibido refuerzos extranjeros (Brigadas Internacionales y armamento soviético), rechazó un primer ataque frontal. Las tropas franquistas, al no lograr la toma rápida de Madrid, intentaron cercarla. Pero fracasaron en las batallas del Jarama y de Guadalajara. En cambio, en el sur, los rebeldes tomaron Málaga.
2.3. La campaña del norte y las ofensivas republicanas (marzo 1937 a marzo 1938)
Ante la dificultad de ocupar Madrid, Franco decidió atacar el territorio republicano del norte con el bombardeo de Guernica. Tras el bombardeo de Guernica cayeron Bilbao, Santander y Gijón. El ejército popular realizó ofensivas en Brunete y Belchite sin éxito. Finalmente, tras la batalla de Teruel, los republicanos tomaron esta ciudad temporalmente.
2.4. La batalla del Ebro y la toma de Cataluña (marzo 1938 a febrero 1939)
En el frente de Aragón, el ejército de Franco logró dividir el territorio republicano. El ejército republicano, reorganizado por Vicente Rojo, preparó una ofensiva. La Batalla del Ebro duró cinco meses y produjo 100.000 bajas en ambos bandos. Franco consiguió el acceso hacia Cataluña provocando la caída de Tarragona, Barcelona y Gerona. Los miembros del gobierno republicano pasaron la frontera.
2.5. El final de la guerra (febrero 1939 al 1 de abril de 1939)
Juan Negrín y el PCE propusieron una política de “resistencia a ultranza”, con la esperanza de que el conflicto español quedara ligado a la guerra que estaba a punto de estallar en Europa. Esta actitud chocó con la oposición de importantes militares como Miaja y políticos como Besteiro, que buscaban negociar. Pero Franco no aceptó la paz negociada propuesta por el coronel Casado, y solo admitió la rendición sin condiciones. El 28 de marzo, las tropas franquistas ocuparon Madrid. El 1 de abril de 1939 la guerra había acabado.
3. Las consecuencias de la Guerra Civil
- a) Sociales: medio millón de muertos, mutilados, prisioneros, exiliados, y una sociedad dividida.
- b) Económicas: destrucción de infraestructuras y caída del nivel de renta.
- c) Políticas: fin de la República e inicio de una dictadura que suprimió derechos.
- d) Culturales: destrucción del esfuerzo cultural. Lorca (ejecutado), Miguel Hernández (muerto en la cárcel), Machado, Picasso, Alberti (exiliados).
La Guerra Civil: la evolución política en los bandos y las relaciones internacionales (1936-1939)
Zona republicana: evolución política
A) La “revolución social” y la aparición de un poder popular.
Tras el golpe militar se produjo una revolución social con colectivización económica. El Gobierno promovió la socialización de la tierra en zonas socialistas, mientras que los anarquistas impulsaron la autogestión (como las comunas jornaleras en Andalucía). La CNT y la FAI tomaron el control de empresas y servicios mediante comités obreros.
B) El gobierno de unidad de Largo Caballero y la crisis política
Las derrotas iniciales llevaron a la necesidad de controlar el Estado. Azaña nombró a Largo Caballero, quien formó un gobierno de unidad con socialistas, republicanos, comunistas y anarquistas. Surgieron tensiones: PSOE y PCE defendían la centralización del poder y el respeto a la propiedad; CNT-FAI y POUM exigían colectivización inmediata. El conflicto culminó en los enfrentamientos de mayo de 1937 en Barcelona.
C) El gobierno de Juan Negrín y la “resistencia a ultranza”
El PCE forzó la renuncia de Largo Caballero y la disolución del POUM. Negrín asumió el gobierno, promoviendo la resistencia a ultranza con el apoyo de Prieto y Rojo. Propuso los “Trece Puntos de Negrín” buscando un armisticio, pero Franco exigió la rendición incondicional.
Zona nacional: liderazgo de Franco y unificación política
A) El liderazgo de Francisco Franco
Tras la muerte de Sanjurjo, se creó la Junta de Defensa Nacional. Franco se impuso como líder único, fue nombrado Jefe del Estado y Generalísimo el 1 de octubre de 1936, instaurando una dictadura. Anuló reformas republicanas y prohibió partidos y sindicatos salvo Falange y requetés.
B) El “decreto de unificación”: el Movimiento Nacional
Franco unificó falangistas y carlistas en un partido único: Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Se consolidó como jefe absoluto del Estado, del Ejército y del partido. El franquismo se apoyó en falangismo, carlismo, conservadurismo monárquico y la Iglesia, que legitimó el golpe como “cruzada cristiana”.
Represión en la retaguardia
La represión política en la zona republicana. Fue incontrolada, anticlerical y espontánea. Se persiguió a empresarios, católicos y políticos de derecha. Pese a los intentos de frenar la violencia desde fines de 1936, continuó durante 1937.
La represión política en la España nacional. Más organizada y letal, con ejecuciones masivas como en Badajoz, Málaga o el País Vasco. Destacan víctimas como Federico García Lorca y Blas Infante.
Ayuda internacional desigual
Franco recibió gran ayuda de Alemania y Mussolini, además del apoyo de Portugal y tropas marroquíes. La República fue apoyada por la URSS y las Brigadas Internacionales, pero Francia y Reino Unido optaron por la “no intervención”, lo que favoreció al bando nacional.
La creación del Estado franquista: bases ideológicas, autarquía y consolidación.
Entre 1939 y 1975, España vivió la dictadura personal de Franco, un militar africanista que exaltaba los valores tradicionales del ejército como pilares nacionales y se veía como salvador de la patria, respondiendo solo “ante Dios y ante la Historia”. El franquismo fracasó al intentar modernizar la sociedad manteniendo un sistema de valores tradicionales.
Bases ideológicas del régimen:
El franquismo se fundó durante la Guerra Civil alrededor de Franco, quien concentró todo el poder militar y político. Inspirado en la Falange, el carlismo, el catolicismo y el conservadurismo español, el régimen fue antiliberal, anticomunista, nacionalista y ultracatólico. Reprimió masones, marxistas y separatistas, impuso el castellano como lengua oficial y convirtió al catolicismo en religión estatal (nacionalcatolicismo), con el apoyo inicial de la Iglesia. Se exaltó la grandeza imperial de España y se institucionalizó el Estado mediante las Leyes Fundamentales del Reino.
Entre estas se destacan:
- Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958): Declaró a España como monarquía tradicional, católica y representativa.
- Fuero del Trabajo (1938): Reguló las relaciones laborales con un sindicato único controlado por el Estado.
- Fuero de los Españoles (1945): Declaración de derechos restringidos, siempre subordinados al régimen.
- Ley de Sucesión (1947): Estableció la continuidad del régimen mediante una monarquía, con Juan Carlos como sucesor.
- Ley de Cortes (1942): Creó una asamblea sin poder real, con miembros designados por Franco.
- Ley de Referéndum (1945): Permitía consultas populares manipuladas y sin garantías.
- Ley Orgánica del Estado (1967): Institucionalizó la “democracia orgánica”, sin partidos ni sufragio libre.
El régimen se sostuvo con el apoyo del ejército, Guardia Civil, Iglesia, falangistas, conservadores y clases medias desmovilizadas por miedo, censura y propaganda.
La Autarquía (1939-1959):
Tras la Segunda Guerra Mundial, España quedó aislada internacionalmente. Franco presentó este aislamiento como una conspiración contra el régimen. La Guerra Fría permitió su reinserción: en 1953 se firmó un Concordato con el Vaticano y un acuerdo militar con EE.UU., que aportó ayuda económica. En 1955, España ingresó en la ONU.
Económicamente, se aplicó una autarquía basada en el autoabastecimiento, el cierre al exterior y la intervención estatal. Se creó el INI (1941) para suplir al sector privado. La escasez, el racionamiento y el mercado negro generaron miseria y desigualdad. A fines de los 50, se inició una leve apertura que, con la ayuda exterior, permitió un crecimiento económico moderado.
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