03 Oct
Pueblos prerromanos y colonizaciones
Durante la Edad del Hierro y hasta la llegada de los romanos, se configuraron en nuestro territorio varias culturas indígenas con distintos grados de desarrollo.
Culturas indígenas
- Cultura ibérica: Asentada en el sur y este de la Península Ibérica, era la más avanzada. Poseía un alfabeto, desarrolló el urbanismo y acuñó moneda.
- Los celtas: Pueblo indoeuropeo que se asentó en el oeste y norte. Dominaban la metalurgia del hierro y su economía se basaba en la ganadería.
- Los celtíberos: Surgieron en la zona de confluencia entre íberos y celtas, creando una cultura con características peculiares que compartía rasgos de ambas.
- Cultura de los tartessos: Ubicada en el suroeste de la Península Ibérica, fue una de las más antiguas. Era muy rica en minas y mantenía una intensa relación comercial con los fenicios. Las causas de su desaparición no están claras.
Potencias colonizadoras
Desde principios del primer milenio a.C., diversas potencias colonizadoras procedentes del Mediterráneo oriental y central llegaron a la Península Ibérica:
- Los fenicios: Fueron los primeros en llegar. Introdujeron la industria del salazón y la escritura alfabética.
- Los griegos: Fundaron colonias como Rosas y Ampurias. Desde estas zonas, distribuían la cerámica de Atenas a cambio de sal y esparto. Introdujeron el cultivo de la vid, el olivo y las primeras monedas acuñadas en la península.
Conquista y romanización de Hispania
La conquista de la Península Ibérica por los ejércitos de Roma se desarrolló en varias fases:
- Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.): Conquista del este y sur peninsular.
- Segunda etapa (155-133 a.C.): Se conquistó el centro y oeste peninsular.
- Guerras cántabro-astures (29-19 a.C.): Dirigidas por el emperador Augusto, finalizaron la conquista en el año 19 a.C.
La larga presencia romana en Hispania dejó una profunda huella cultural. Los pueblos autóctonos terminaron por adoptar gran parte de la cultura romana. A todo este proceso de asimilación se le denomina romanización.
Los factores que propiciaron la romanización fueron diversos:
- La administración territorial en provincias.
- La construcción de nuevas ciudades y de una extensa red de calzadas.
- La imposición del latín como lengua oficial y la difusión del derecho romano.
- La extensión del derecho de ciudadanía.
- El sincretismo religioso, el comercio y la presencia del ejército romano.
En cuanto a la organización social, supuso la implantación de un sistema esclavista. La sociedad se dividió en honestiores (privilegiados) y humiliores (clases bajas). El patrimonio artístico fue otro de los grandes legados de Roma. También se produjo la cristianización del territorio, impulsada por el Edicto de Milán (313), promulgado por el emperador Constantino, que concedía libertad de culto a los cristianos, y consolidada por el emperador Teodosio I, que impuso el cristianismo como religión oficial.
El Reino Visigodo de Toledo
En el siglo III se produjo una grave crisis en el Imperio Romano debido a la escasez de mano de obra esclava, las incursiones de pueblos bárbaros, la inestabilidad del poder imperial y un ejército incapaz de contenerlos. Roma firmó un pacto con los visigodos para que penetraran en Hispania y expulsaran a los otros pueblos bárbaros. Como pago, fundaron el reino de Tolosa.
Más tarde, fueron derrotados por los francos en la batalla de Vouillé, lo que los expulsó de la Galia. Se establecieron definitivamente en Hispania, creando un reino propio con capital en Toledo, que perduraría hasta la invasión musulmana.
La monarquía visigoda era electiva, y la designación del rey dependía de los magnates y los prelados. El monarca se servía fundamentalmente de dos instituciones:
- El Aula Regia: Asamblea de carácter consultivo, integrada por nobles.
- El Officium Palatinum: Era el núcleo principal del Aula Regia y estaba formado por los nobles de mayor confianza del rey.
En cuanto a la administración territorial, los visigodos respetaron la división provincial romana del Bajo Imperio. Pusieron a la cabeza de cada provincia a un gobernador o Duque con amplias funciones civiles y militares. Los gobernadores de las principales ciudades y sus comarcas serían los Condes, y los jefes militares, los gardingos.
Al-Ándalus: Conquista y Evolución Política
La conquista musulmana de la península ibérica comenzó en el año 711. Dos fueron las razones principales de esta invasión: la crisis que padecía el estado visigodo por los problemas sucesorios de la monarquía y el ímpetu expansivo del islam.
Un ejército bereber dirigido por Tariq cruzó el estrecho de Gibraltar en el año 711 y derrotó al rey Rodrigo en la batalla de Guadalete. La conquista fue relativamente breve (711-716) debido a que las tropas islámicas llegaron a acuerdos con la población local. En su avance llegaron hasta el sur de Francia, pero fueron derrotados por los francos en la batalla de Poitiers.
Etapas de Al-Ándalus
Emirato dependiente de Damasco (714-756)
En una primera etapa, Al-Ándalus era un emirato dependiente del Califato Omeya de Damasco, con capital en Córdoba.
Emirato de Córdoba (756-929)
Un superviviente de la familia omeya, el príncipe Abd al-Rahman I, se refugió en Al-Ándalus y se proclamó emir independiente en el 756. Su poder se apoyó en sus seguidores, su ejército y una organización centralizada. A partir del 789, se produce una crisis en el poder central del emirato, con numerosas revueltas locales y reivindicaciones independentistas.
Califato de Córdoba (929-1031)
El emir Abd al-Rahman III se proclamó califa en Córdoba en el 929. Su objetivo era restaurar la unidad del estado islámico y la hegemonía de Al-Ándalus sobre la península. El califato será la etapa más brillante. En el terreno militar, la figura más destacada será Almanzor. A su muerte, comenzará una decadencia y el califato se desintegrará en numerosos reinos de taifas.
La Desintegración de Al-Ándalus: Los Reinos de Taifas
Desde principios del siglo XI, se evidenciaba una progresiva debilidad del califato, lo que originó la aparición de pequeños estados independientes (unos 20 reinos). Se distinguen tres fases:
- Primeras Taifas (siglo XI): Se clasifican en función de su composición étnica y cultural: taifas árabes, taifas bereberes y taifas eslavas. Tuvieron un gran esplendor cultural, artístico y científico, pero una gran inestabilidad política que fue aprovechada por los reinos cristianos del norte peninsular. Desaparecieron al conquistarse unas a otras o ser ocupadas por los cristianos. Para contener el avance cristiano, pidieron ayuda a los almorávides, quienes, tras vencer a Alfonso VI en la batalla de Sagrajas, reunificaron de alguna manera Al-Ándalus.
- Segundos Reinos de Taifas (siglo XII): La descomposición del poderío almorávide originará una nueva fragmentación política. Con la llegada de los almohades, tampoco se consiguió frenar el avance cristiano.
- Terceros Reinos de Taifas (siglo XIII): El debilitamiento almohade a partir de 1212 supuso el surgimiento de estos reinos, que fueron sometidos finalmente por los reinos cristianos, con la sola excepción de Granada, donde se consolidó el reino nazarí, que pervivió hasta 1492.
Organización Política de los Reinos Cristianos Medievales
En la Edad Media, alrededor del rey surgieron consejeros que le ayudaban en las tareas de gobierno (la Corte o Curia Regia). Los reinos presentan una estructura política parecida, basada en tres instituciones: la Monarquía, las Cortes y los Municipios, aunque cada reino posee sus propias características.
Reino de Castilla
El poder monárquico se fortaleció y centralizó gracias a las siguientes medidas:
- Administración central: El rey se sirve de la Curia Regia, la profesionalización de la corte, la Audiencia o Chancillería Real y la Hacienda. Las Cortes, únicas para todo el reino, no pasaron de ser solo consultivas y fueron decayendo a lo largo del siglo XV. Valladolid empezó a tener rango de capital del reino.
- Administración territorial: Destacan las merindades y adelantamientos.
- Ámbito local: Hay un creciente intervencionismo de la monarquía en los concejos a través de regidores, alcaldes mayores, veedores y corregidores.
Corona de Aragón
No era un estado único, sino una unión de reinos en la que cada uno conservaba sus instituciones y leyes particulares. Existían unas Cortes diferentes en cada reino. El rey debía tener en cuenta la opinión de las Cortes y respetar sus fueros y privilegios, y los nobles tenían gran libertad y autonomía en sus territorios.
- Administración central: Consejo Real, las Cortes, la Hacienda y la Audiencia.
- Administración territorial: Los territorios se dividían en honores; en Cataluña, en veguerías.
- Administración local: Los concejos o municipios fueron controlados por las oligarquías ciudadanas.
Reino de Navarra
Las instituciones representativas fueron las siguientes: el Rey, las Cortes, el Consejo Real, la Corte Mayor y la Cámara de Comptos.
La Unión Dinástica y el Estado Moderno: Los Reyes Católicos
La unión dinástica se produce con el matrimonio de los Reyes Católicos (1469), Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Sin embargo, esto no significó un estado unido, sino que ambos reinos permanecieron diferenciados e incluso enfrentados. No obstante, decidieron gobernar conjuntamente en todos sus territorios, tal como habían establecido en la Concordia de Segovia (1475).
Los Reyes Católicos establecieron las bases del Estado moderno mediante el refuerzo de la institución monárquica con los instrumentos de control necesarios:
- La Santa Hermandad.
- El Tribunal de la Inquisición.
- La expulsión de los judíos y la conversión forzosa de los musulmanes.
- La limitación del poder de la nobleza.
Las instituciones de gobierno fueron los Consejos, las Cortes de Castilla y el corregidor en los municipios. La administración de justicia recaía en Chancillerías o Audiencias. Por encima de estos tribunales estaba el Consejo de Castilla. En la Corona de Aragón, debido al pactismo, aparece la figura del virrey, y en justicia se creó una Audiencia en cada uno de los reinos.
La unión dinástica nació desigual: Castilla era mucho más grande, con más población, y su economía e instituciones eran más homogéneas que las de Aragón.
La Guerra de Granada (1482-1492)
A finales del siglo XV, la presencia musulmana en la península se limitaba al reino nazarí de Granada. Los Reyes Católicos aprovecharon las disputas sucesorias internas para comenzar la conquista. El desarrollo de la guerra puede dividirse en tres fases:
- Conquista y defensa de Alhama: Ponce de León se apoderó por sorpresa de Alhama. Los Reyes Católicos decidieron asediar las vegas granadinas. Todo esto se vio favorecido por la guerra civil entre los pretendientes al trono nazarí.
- Toma de Málaga: La ciudad fue ocupada y la población musulmana, sometida a esclavitud.
- Rendición de Granada: Se firmaron unas capitulaciones con Boabdil en las que se respetaban las costumbres, los derechos y la religión de los granadinos. El antiguo reino nazarí de Granada pasó a formar parte del de Castilla.
Sin embargo, la tolerancia duró poco. En 1499, el cardenal Cisneros inició una persecución que culminó con las leyes de conversión forzosa o exilio. Los conversos pasaron a denominarse moriscos.
El Descubrimiento de América: Los Viajes de Colón
Cristóbal Colón expuso en 1486 ante la corte castellana su proyecto de llegar a las Indias por la ruta oeste. Tras la aprobación, se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe. Cuatro serán los viajes que realizaría Colón entre 1492 y 1504.
- Primer viaje (1492): Partió de Palos el 3 de agosto de 1492 con dos carabelas, la Niña y la Pinta, y una nao, la Santa María. El 12 de octubre llegaron a Guanahaní, a la que Colón denominó San Salvador. Posteriormente, fue recibido por los Reyes Católicos en Barcelona.
- Segundo viaje (1493-1496): Partió de Cádiz con una flota mucho mayor. Exploró otras islas como las Antillas Menores.
- Tercer viaje (1497-1500): Salió de Sanlúcar. Descubrió la isla Trinidad y el continente propiamente dicho.
- Cuarto viaje (1502-1504): Colón partió de Cádiz con cuatro barcos. Era una expedición a título particular. Su objetivo era encontrar un paso que le llevase a las islas de las Especias. No lo encontró, pero exploró la costa de América Central.
Colón murió en 1506 sin saber que había descubierto un nuevo continente y convencido de haber llegado a Asia.
El Imperio de los Austrias: El Reinado de Carlos I
La llegada de Carlos I a España causó una mala impresión, especialmente en Castilla. Carlos no hablaba castellano y venía acompañado por un gran número de consejeros extranjeros que obtuvieron cargos importantes. El malestar ya se hizo sentir en las Cortes de Valladolid (1518), cuando el monarca pidió dinero para sufragar el viaje de su coronación como emperador (Carlos V) a Alemania.
Conflictos internos
- Guerra de las Comunidades (1520-1522): De carácter político, participaron las ciudades del interior de Castilla que se negaron en las Cortes a pagar más impuestos. Los comuneros trataron de imponer condiciones al rey, como prescindir de los consejeros extranjeros. Fueron derrotados en Villalar y sus líderes (Bravo, Padilla y Maldonado) ejecutados.
- Revuelta de las Germanías (1519-1523): De carácter social, tuvo lugar en Valencia y Mallorca. Fue una lucha entre la burguesía y la nobleza por el control de las ciudades, y entre los campesinos y los señores en el mundo rural.
De ambas revueltas, la monarquía salió vencedora, y el rey decidió gobernar con el apoyo de consejeros españoles.
Política exterior
En octubre de 1520, Carlos de Habsburgo fue nombrado emperador. A partir de ese momento, tuvo que asumir también los problemas del mundo imperial. Su política exterior tuvo varios frentes:
- Guerra con Francia: Su rey, Francisco I, ocupó el Milanesado y fue derrotado en la batalla de Pavía por el ejército de Carlos I. El rey francés fue hecho prisionero y liberado tras la firma de la Paz de Cambrai.
- Lucha contra los turcos: Estos sitiaron Viena, lo que suponía una amenaza para las posesiones imperiales.
- Conflicto en Alemania: La propagación del protestantismo derivó en un conflicto político. Para pactar con los protestantes, promovió el Concilio de Trento. Sin embargo, los príncipes alemanes fundaron la Liga de Esmalcalda para enfrentarse a las tropas del emperador, pero fueron derrotados en la batalla de Mühlberg. El conflicto terminó con la Paz de Augsburgo, en la que se concedió libertad religiosa a los príncipes alemanes.
La Monarquía Hispánica de Felipe II
Felipe II comenzó su reinado en 1556. Sus grandes objetivos fueron la defensa del catolicismo y el mantenimiento de la hegemonía dinástica en Europa. Castilla será el reino de más peso económico y político.
Gobierno y administración
Para gobernar su enorme imperio, se valió de una compleja administración y de un poderoso ejército permanente. El rey gobernó personalmente al frente de un sistema polisinodial o de consejos. Los secretarios servían de intermediarios entre la monarquía y los consejos. Las principales transformaciones fueron:
- Aumentó el número de consejos, divididos en consejos territoriales y consejos temáticos.
- Apareció un Consejo de Estado, creado por Carlos V en 1526, con competencias en política exterior.
- Al frente de los territorios no castellanos se situaron virreyes. En Milán y los Países Bajos había gobernadores.
Las Cortes fueron disminuyendo en importancia. Las Chancillerías y Audiencias se encargarán de administrar justicia.
Problemas internos
- La sublevación de los moriscos de las Alpujarras (1568).
- Las alteraciones de Aragón por el enfrentamiento entre el rey y el Justicia Mayor, además del problema de Antonio Pérez.
- La primera bancarrota.
Política exterior y guerras
- Guerra contra Francia: Victoria de San Quintín.
- Enfrentamiento contra los turcos otomanos.
- Rebelión de Flandes y la guerra contra los Países Bajos por el aumento de la presión fiscal y el rechazo al poder real.
- Relaciones con Inglaterra.
- El elemento más positivo fue la unión con Portugal, la llamada Unión Ibérica en 1580. Al quedar vacante el trono portugués, Felipe II, nieto de Manuel I el Afortunado, reivindicó sus derechos y fue reconocido como rey de Portugal en las Cortes de Tomar.
El Siglo XVII: Los Austrias Menores y la Decadencia del Imperio
Los Austrias Menores no gobernaron personalmente sus reinos, sino que entregaron las tareas de gobierno a los validos. Su poder residía en la confianza que el rey les había depositado. Las críticas hacia este tipo de gobierno fueron abundantes por parte de los nobles, los letrados y las clases populares.
Felipe III (1598-1621)
Encumbró como valido al duque de Lerma. Posteriormente, le sustituyó su hijo, el duque de Uceda.
Felipe IV (1621-1665)
Su valido, el conde-duque de Olivares, ejerció una política centralista, absolutista y belicista. Planteó una reforma financiera y la Unión de Armas, un proyecto que buscaba crear un ejército de 140.000 hombres reclutado y mantenido por cada reino en función de sus recursos. Este proyecto chocó con la realidad de la crisis económica y social, fracasó y originó graves revueltas internas.
La Guerra de los Treinta Años y la crisis de 1640
Como consecuencia de la política exterior de Felipe IV y Olivares, España se involucró en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). El conflicto se caracterizó por la rivalidad religiosa en Alemania, las pretensiones de la Casa de Austria por restaurar la autoridad imperial y la política exterior francesa dirigida a acabar con la hegemonía de los Austrias. La entrada de Francia en la guerra obligó a la monarquía a un sobreesfuerzo. La batalla de las Dunas (1639) y la batalla de Rocroi (1643) marcaron el declive español. Las potencias europeas firmaron la Paz de Westfalia (1648), pero el conflicto con Francia siguió hasta el Tratado de los Pirineos (1659), que estableció la entrega a Francia de ciertos territorios, además de firmarse el acuerdo matrimonial entre Luis XIV de Francia y María Teresa de Austria, hija de Felipe IV, que abrió las puertas del trono español a los Borbones.
La crisis de 1640, provocada por la política reformista de Olivares, estalló en Cataluña con el llamado Corpus de Sangre. En diciembre de 1640, estalló el levantamiento en Portugal, que finalmente alcanzó la independencia en 1668. También se produjeron otras rebeliones en Andalucía, Nápoles y Sicilia. Olivares se retiró en 1643, y la monarquía quedó sumida en una grave crisis.
Carlos II (1665-1700): El Fin de la Dinastía
Cuando en 1665 murió Felipe IV, su sucesor, Carlos II, tenía cuatro años y una salud muy débil, con limitaciones físicas y psicológicas. La regencia fue asumida por la reina Mariana de Austria, que designó como validos, sucesivamente, al padre Nithard y a Fernando de Valenzuela. En 1675 se decretó la mayoría de edad de Carlos, cuyo reinado supuso el final de la dinastía Habsburgo española.
Los enfrentamientos bélicos con la Francia de Luis XIV se prolongaron durante su reinado y se saldaron con la pérdida de territorios en el sur de los Países Bajos y el Franco Condado. Tras la Guerra de los Nueve Años, en la que España intervino en la Liga de Augsburgo para frenar a Francia, se firmó la Paz de Rijswijk. Poco antes de morir, Carlos II, sin descendencia, nombró heredero a Felipe de Anjou. Esto supuso el final de la Casa de los Austrias en España y el inicio de la Guerra de Sucesión Española, que acabaría por desintegrar el imperio español en Europa.
La Ilustración en España y el Despotismo Ilustrado de Carlos III
Las características más relevantes del pensamiento ilustrado fueron las siguientes:
- El empleo de la razón y la crítica.
- El fomento de la economía nacional.
- El desarrollo del conocimiento científico y de la educación como base del progreso técnico y económico.
- La difusión del progreso y la búsqueda de la felicidad.
La introducción y difusión de las nuevas ideas ilustradas en España fue lenta y difícil. Hasta la segunda mitad del siglo XVIII surgió una generación de pensadores (Aranda, Floridablanca, Campomanes, Jovellanos…) que empezaron a criticar el modelo social imperante. Todos coincidían en el interés por la ciencia, el espíritu crítico y la idea de progreso.
Fue necesario establecer nuevas instituciones para la creación y difusión intelectual, entre las que destacaron las Academias y las Sociedades Económicas de Amigos del País. Se fomentó la enseñanza técnica y la militar.
El Despotismo Ilustrado: Carlos III
La actuación reformista de los ilustrados españoles debía contar con el apoyo de la monarquía, ya que solo desde un poder absoluto sería posible vencer la resistencia de los grupos privilegiados. Esta política se plasmó en el despotismo ilustrado, que caracterizó el reinado de Carlos III. Esta forma de gobierno concilió el absolutismo monárquico con el espíritu reformista de la Ilustración.
Carlos III se rodeará de ministros reformistas, algunos procedentes de su etapa italiana, como Esquilache y Grimaldi. A estos les sucedieron políticos españoles como el conde de Aranda, Campomanes y el conde de Floridablanca, que percibieron el retraso en el que vivía España e intentaron modernizarla. Así se iniciaron proyectos como:
- La colonización de Sierra Morena.
- La reforma de Madrid con obras de urbanismo e infraestructura.
- En economía: la Lotería Nacional, el Banco de San Carlos y la creación de Reales Fábricas.
- Una tímida reforma agraria.
- La expulsión de los jesuitas.
- Mejoras en la educación y creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País.
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