18 May

Política

Los regímenes totalitarios del siglo XX, tanto el nazismo como el comunismo estalinista, en los que se centra Arendt, han generado nuevos tipos de ser humano: el individuo aislado, fácilmente manipulable y que conforma las masas, y el tipo de persona desposeída de sus derechos, que pierde sus lazos con la comunidad política a la que pertenecía.

La pérdida de cualquier derecho y la vulnerabilidad total de la persona que ha perdido el respeto de los demás seres humanos son el núcleo de la experiencia del refugiado judío. Aunque este sea un caso concreto y particular, la figura del refugiado puede servir como modelo del tipo de ser humano que producen ciertos sistemas de gobierno totalitarios.

El Refugiado como Modelo

A partir de la exposición de Arendt, la figura del refugiado respondería a los siguientes rasgos:

  • Ser expulsado de su país y perder su nacionalidad y sus derechos de ciudadanía, y sufrir luego una severa restricción de libertades en los países de acogida y vivir en una situación de inseguridad jurídica y de vulnerabilidad física.
  • Identidad maleable y cambiante, sometida a los criterios de cada gobierno. Pueden ser definidos por su religión (por ejemplo, judíos), por su procedencia (alemanes), por la relación con el país de acogida («extranjero enemigo»), etc.

Raíces Históricas del Totalitarismo

Para Arendt, el surgimiento del totalitarismo puso de relieve la presencia en el pasado de los siguientes elementos:

  • El antisemitismo arraigado en Europa desde al menos la Edad Media.
  • El imperialismo colonial europeo del siglo XIX.
  • El racismo, mediante el que se ha tratado de justificar la superioridad europea en términos biológicos y luego culturales.
  • La alianza entre el gran capital y las masas para convertir en objetivo de sus iras a los judíos.
  • La decadencia del Estado-nación, que deja desprotegida a la población judía.

Características del Gobierno Totalitario

Un gobierno totalitario se caracteriza porque sustituye las leyes por el terror. La forma totalitaria de gobierno se distingue de los demás sistemas por el uso de los campos de concentración, que tanto soviéticos como nazis utilizaron para fomentar el terror entre la población.

Las libertades civiles desaparecen ante la amenaza de la detención y del internamiento en un campo de concentración, donde surge el mal absoluto del que han sido capaces los seres humanos: la degradación de la persona al nivel de simple cosa.

Arendt señala las siguientes características de los gobiernos totalitarios:

  • La inestabilidad del sistema legal y político, puesto que deja de haber un marco legal claro, se duplican cargos y administraciones, y se disminuye la importancia de una constitución y de un marco legal jerárquico.
  • La existencia de agencias secretas en las que reside el verdadero poder.
  • La desaparición de las clases sociales con el fin de crear individuos aislados, sin lazos de solidaridad ni de pertenencia, que puedan conjuntarse fácilmente en una masa.
  • La sustitución de la estructura de los partidos políticos, incluso del partido único, por un gobierno de movimiento social de masas.
  • La ruptura con la tradición, puesto que el gobierno totalitario impone una fractura y un olvido selectivo del pasado.
  • El propósito inmediato es eliminar la espontaneidad del individuo.
  • El objetivo final es lograr el dominio mundial.

Ética

En la historia de la filosofía, la maldad (su naturaleza y sus orígenes) ha sido un tema recurrente. Por ejemplo, Agustín de Hipona, a quien Arendt dedicó su tesis doctoral, concebía el mal en sentido ontológico como la privación de un bien. En el plano ético, el mal se debía a la voluntad humana, que podía decidir entre diversas opciones. En cualquier caso, el mal no se consideraba ni un principio real por sí mismo ni consecuencia de la creación divina (no provendría de Dios).

La Banalidad del Mal

En el caso de Arendt, la experiencia de la persecución del pueblo judío y el Holocausto la impulsaron a reflexionar sobre la noción de maldad y a proponer la idea de la banalidad del mal.

Arendt intentó mostrar que un verdugo del Holocausto no tenía por qué ser una persona sádica o brutal, sino que un individuo aparentemente normal, sin ninguna patología mental, podía llevar a cabo un crimen contra la humanidad. La aparente normalidad de Eichmann, entendida de forma negativa como mediocridad y banalidad, se traducía en un conformismo ciego a las órdenes de sus superiores.

Arendt consideraba que Eichmann era una persona trivial e insustancial, cuyo principal problema fue una falta de reflexión y una ceguera moral para no ver los crímenes contra la humanidad que estaba cometiendo.

En su análisis, Arendt explica que en las fuerzas de las SS nazis, más que dormir la conciencia de los candidatos, se intentaba eliminar la compasión que se pudiera sentir hacia los otros individuos.

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