05 Sep

1. EL MISTERIO DEL HOMBRE

1. EL SENTIDO DE LA VIDA

Cada persona es un misterio, ya que sentimos, pensamos, padecemos, de manera muy diferente, lo que hace que nos planteemos el sentido de la vida de forma muy distinta a su vez. Esto lo podemos ver reflejado, por ejemplo, en las experiencias que lo cuestionan:

– La felicidad (cada persona la experimenta de manera distinta y por distintos motivos, aunque todos sabemos que no podemos alcanzar la felicidad plena)

– El sufrimiento y el mal (¿tiene sentido nuestro sufrimiento, la pobreza, las enfermedades,…?)

– La muerte (¿Qué hay después?)

Las respuestas que podemos dar a estas preguntas nunca nos satisfacen del todo. El hombre sigue siendo, en definitiva, una pregunta y un misterio profundo. Esta es su grandeza y su tarea.

La dignidad del hombre se basa en que es consciente de sí mismo y es libre para dar forma a su vida.

2. LAS RESPUESTAS DE LA CIENCIA

La ciencia que, si bien nos ha ayudado en muchos aspectos a mejorar nuestra calidad de vida con sus innumerables ventajas y progresos, por otro lado también nos ha traído problemas (nuevas posibilidades de destrucción, extinción de animales, bombas atómicas,…), lo que nos hace plantearnos que la ciencia debe ser usada para conseguir fines humanos (Ciencias humanas como psicología, sociología, etc). Aunque las ciencias humanas, con la ayuda de sus métodos exactos, pueden explicar muchos aspectos particulares, sin embargo, precisamente debido al carácter de los métodos que emplean, tienen también sus limitaciones.

3. LA RESPUESTA DE LAS IDEOLOGÍAS

Las ideologías, que nos ayudan a hacernos una imagen global de la realidad para poder interpretarla, como por ejemplo las ideologías políticas, nos hablan de la importancia de la política para mejorar las condiciones de las personas y resolver sus problemas pero no nos revelan las respuestas a las preguntas fundamentales sobre qué es el hombre y el sentido de la vida, por lo que se quedan faltas de orientación.

Las ciencias y las ideologías políticas, no pueden resolver la pregunta del sentido de la vida. Se quedan faltas de orientación. En esta falta de orientación consiste la crisis de nuestra época. Faltan ideas vibrantes, valores últimos. El escepticismo y la resignación crean un sentimiento de vacío terrible.

El hombre necesita pan para vivir, pero no sólo vive de pan, necesita amor, sentido y esperanza.

4. LA RELIGIÓN DA SENTIDO DE LA VIDA

El hombre religioso vive en relación personal con un más allá, personal y absoluto.

La experiencia religiosa aparece así como una forma de vivir que desarrolla el ser humano cuando ha reconocido su existencia como don, tarea y despliegue ante Alguien, que no viene a suplantar nada de lo humano, ni a entrar en pequeños detalles, sino a iluminar todo colocándolo en una nueva perspectiva.

La religión tiende a esclarecer el sentido de lo que existe y acontece; a iluminar el quehacer del hombre, dar cohesión al conjunto de la existencia humana, y una orientación. No significa que la vida del creyente quede asegurada sino que adquiere una densidad.

2. EL HOMBRE ES CAPAZ DE DIOS

1. EL DESEO DE DIOS

El deseo de Dios está escrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios y Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no deja de buscar.

De múltiples maneras los hombres han expresado su búsqueda de Dios; estas formas de expresión hacen que se pueda llamar al hombre un ser religioso.

Pero esta unión con Dios puede ser olvidada, desconocida y rechazada, debido a orígenes muy diversos. La búsqueda de Dios exige todo el esfuerzo, la rectitud de su voluntad y el testimonio de otros.

2. LAS VÍAS DE ACCESO AL CONOCIMIENTO DE DIOS

El hombre descubre ciertas vías o argumentos convincentes de que Dios existe. Estas vías parten del mundo material y de la persona humana para concluir que Dios debe existir. El mundo y el hombre no tienen su origen y su fin en sí mismos. Las pruebas de la existencia de Dios disponen a la fe y ayudan a ver que la fe no se opone a la razón humana.

El mundo: «A partir del movimiento y del devenir, de la contingencia, del orden y de la belleza se puede conocer a Dios como origen y fin». Dios nos habla a través de su obra, del mundo.

El hombre: «Con su apertura a la verdad y a la belleza, con su sentido del bien moral, con su libertad y la voz de la conciencia, con su aspiración al infinito y a la dicha, el hombre se interroga sobre ‘la existencia de Dios». El ansia de felicidad y de eternidad tienen su origen en Dios y no se explican sin la existencia de Dios.

3. DOCTRINA DE LA IGLESIA SOBRE EL CONOCIMIENTO NATURAL DE DIOS

El hombre por ser creado a imagen de Dios puede conocer a Dios, principio y fin de todas las cosas, mediante la luz natural de la razón humana a partir de las cosas creadas.

En las condiciones históricas en que se encuentra el hombre, experimenta muchas dificultades para el conocimiento de Dios por eso necesita ser iluminado por la revelación para conocer a Dios sin dificultad, con certeza firme y sin mezcla de error.

El deseo del absoluto La doctrina de la Iglesia sobre el conocimiento natural de Dios, se refleja tanto en el Concilio Vaticano I

4. EL MISTERIO DE DIOS DESBORDA LA LIMITACIÓN HUMANA

El creyente está convencido de que el misterio de Dios es la única respuesta posible al misterio del hombre. Pero todo lo que podemos saber sobre el misterio de Dios no son más que imágenes y comparaciones.

Sólo en Jesucristo se nos transmite definitivamente el misterio de Dios y el misterio del hombre. En Jesucristo, Dios nos revela su misterio como misterio de su amor insondable.

3. DESAFÍOS ACTUALES A LA FE RELIGIOSA

1. CARACTERÍSTICAS DE LA CULTURA CONTEMPORÁNEA

La cultura contemporánea presenta una serie de retos a la fe cristiana:

– El oscurecimiento de Dios y del sentido del Hombre. Para el hombre de hoy, no es fácil encontrar a Dios, por la mentalidad científico-técnica, la increencia y la indiferencia religiosa entre otras causas.

– Nueva sensibilidad por el hombre y retorno a lo sagrado. Hay una gran sensibilidad por la dignidad de la persona y su libertad y un resurgir de lo sagrado, en ocasiones se pone de manifiesto la búsqueda de una religión sin Dios.

– Ambivalencia de la cultura y división del corazón humano. Nuestra cultura refleja una lucha entre el bien y el mal, sin embargo a los ojos de loa fe, el mundo no es un caos ni está sujeto a su propio albedrío ni dirigido por un destino fatal, sino que está fundado y conservado por el amor del Creador.

2. LA INCREENCIA

El término increencia implica que el ambiente en que nos movemos está determinado por la falta de religiosidad, esto es, por la carencia de una experiencia de misterio.

Hoy en día la increencia parece constituir la regla de la que los escasos creyentes constituyen una excepción. El hombre está emergiendo a la existencia en una actitud de increencia y ya no busca el sentido de la vida desde lo trascendente.

La cultura que se difunde en la sociedad está dominada por la increencia. Se da una desvinculación de la religión como crítica de las instituciones. Se valora negativamente su capacidad para dar respuesta a las verdaderas necesidades, incluso espirituales, del hombre contemporáneo.

La religión es considerada como un residuo de un miedo infantil, de la ignorancia o de una culpabilidad mal asimilada, como falso consuelo ante las injusticias sociales.

La religión ha dejado de ser la base de asentamiento de la sociedad. No es más que una estructura subjetiva de comprensión del mundo que desarrollan ciertos grupos de personas. No constituye el trasfondo cultural del tiempo histórico de un pueblo.

3. DESAFÍOS Y RETOS PARA LA FE CRISTIANA

La ruptura entre cultura y Evangelio oscurece el sentido de Dios y el sentido del hombre. Esto conlleva un reto importantísimo para la fe cristiana. Nada menos que ayudar al hombre a encontrar a Dios en una cultura donde Él ha quedado relegado…como escondido en medio de una mentalidad científico-técnica con otras prioridades…donde Dios y su misterio, la religión, parecen innecesarios, sin significación ni relevancia.

Una cultura que está dominada por la increencia y que es promovida a través de múltiples expresiones, plantea a la fe el desafío de expresar su Mensaje, no dejar de dialogar con esta cultura, incluso también desde la expresión artística, literaria, usando provechosamente los medios de comunicación masivos.

El desafío es también no dejar de mostrar de manera entendible, y especialmente desde el testimonio, cómo la religión sí tiene la capacidad para dar respuestas verdaderas al hombre en su búsqueda de la plenitud.

El creyente, impulsado por el amor de Cristo, tiene que ayudar al hombre a encontrarse con su ser mismo, con su realidad más profunda. Llevándole la luz del Dios vivo, con creatividad, desde el Evangelio.

Esta misma cultura provoca tendencias que también constituyen verdaderos desafíos para la fe. Como lo es buscar canalizar y encauzar la nueva sensibilidad por los derechos humanos y la libertad de las personas, hoy cargada de ambigüedades (como se traduce por ejemplo en el estar enarbolando la tolerancia y la caída de toda discriminación a la par que se está siendo sumamente intolerante con la religión católica y las enseñanzas que más «incomodan» a esta cultura).

Que el hombre tenga un nuevo anhelo de vivir con valores que den sentido a su vida (aunque ni sepa que se trata de valores religiosos) es también un desafío para la fe: pues la fe puede aportar respuestas válidas, en medio de tantas que no sacian la sed de infinito del hombre. El anhelo de trascendencia que sigue teniendo la persona en su interior, y la vuelta a la sagrado que esto conlleva, plantea como reto la necesidad de atraer a los hombres hacia una «religión con Dios», vivida en el seno de la Iglesia de Jesús. Una religión a la cual se pertenezca.

Hay que ver también que las ambivalencias de la cultura actual son manifestación de la división profunda que el hombre tiene en su corazón, son traducción de la lucha entre el bien y el mal que recorre la historia.

En esto, la fe no puede dejar de aportar su mirada del mundo y de vivir consecuentemente; desde la fe se puede ver y mostrar que si bien el mundo está creado por amor, como algo bueno, por el Creador, es esclavizado por el pecado, que sólo Cristo crucificado y resucitado lo puede liberar y conducir a la plenitud definitiva.

4. DIOS SE REVELA AL HOMBRE

1. LA REVELACIÓN DE DIOS

Dios manifiesta su vida y su intimidad en Jesucristo, para unir al hombre consigo y darle la salvación, y esto se comunica a todos los hombres por testigos que han visto y oído.

La Revelación Divina es un diálogo entre Dios y el hombre, que acontece en la historia y se realiza mediante palabras y obras.

2. LA REVELACIÓN ES UN DIÁLOGO ENTRE AMIGOS

Por analogía con el diálogo humano, la revelación se realiza mediante la Palabra que se convierte así en cauce de relación personal, soporte de testimonio y vehículo de comunión.

La Revelación es un diálogo entre amigos, es una relación que toma como modelo la culminación de toda relación humana: el amor, la amistad.

A Dios nadie le ha visto; la Palabra es quien nos desvela su intimidad, su ser más profundo, su voluntad salvadora. Jesucristo es, al tiempo, Palabra y Testigo.

La Palabra posibilita la comunión con quien es la fuente de la Vida. Cuando la palabra es acogida, se convierte en presencia plenificante.

3. LA REVELACIÓN ACONTECE EN LA HISTORIA

Dios se manifiesta en la historia. En la historia se descubre la acción de Dios; toda la historia lo es de salvación, aun cuando esta salvación esté oculta; la salvación no se dará en plenitud en la historia.

Cuando la palabra precede a los hechos, toma la forma de profecía, mandato y exhortación. Si son los acontecimientos los que preceden a la Palabra, ésta proclama el hecho, narra el acontecimiento y explica lo ocurrido.

En definitiva, la historia humana se transforma en historia de salvación cuando es interpretada a la luz de la Palabra de Dios.

Cuando el hombre ilumina su realidad profunda con la Palabra, la vida aparece desde una perspectiva nueva, donde los hechos cotidianos pueden ser interpretados desde la acción salvadora de Dios.

4. LA REVELACIÓN SE REALIZA MEDIANTE SIGNOS

La comunicación divina puede revestir dos formas diferentes de realización: la comunicación individual como experiencia interior, o la comunicación exterior a través de acontecimientos- Signos de Dios.

Llamamos Signo de Dios a la vida concreta de un creyente o una comunidad de creyentes, en la que otros cristianos descubren la actuación salvadora de Dios que modifica sorprendentemente los acontecimientos abriéndoles a un nuevo significado.

5. CRISTO JESÚS, “MEDIADOR Y PLENITUD DE TODA REVELACIÓN”

Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra única, perfecta e insuperable del Padre. En Él lo dice todo, no habrá otra palabra más que ésta.

5. LA TRASMISIÓN DE LA REVELACIÓN

1. LA TRADICIÓN

La tradición es la acción de entregar o transmitir algo a alguien. La tradición apostólica está integrada por: Palabras orales y escritas. Formas de vida comunitaria y litúrgica. Modelos y estilos de vida cristiana. Instituciones y tradiciones eclesiales.

Es todo aquello que los apóstoles recibieron de Jesús y aprendieron por la acción del Espíritu Santo y lo transmitieron mediante:

La tradición eclesial Los padres apostólicos. Los padres y doctores de la iglesia. Los santos. La estructura y la implantación de la iglesia en los diferentes pueblos, para bajo la aspiración del Espíritu Santo profundizar y ayudar a comprender todo lo que desde Jesús y sus apostales se ha ido transmitiendo.

Con la asistencia del Espíritu Santo, el magisterio de la Iglesia enseña puramente lo transmitido como depósito de fe, lo escucha devotamente , lo custodia celosamente, lo explica fielmente y saca de él todo lo que propone como revelación de Dios para ser creído. La iglesia ejerce en nombre de Jesús, por los obispos en comunión con el Papa y está al servicio del pueblo.

2. LA BIBLIA, PALABRA INSPIRADA

La inspiración es la acción de Dios Espíritu sobre los autores sagrados en virtud de lo cual sus escritos son palabra de Dios. Todos los libros han sido inspirados y Dios es el autor. Han sido confiados a la iglesia. Los autores literarios son autores secundarios.

Dios ha inspirado a los autores de los libros, Dios se valió de los hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de este modo obrando Dios en ellos y por ellos, como verdearos autores, pusieron por escrito todo y solo lo que Dios quiso.

El canon bíblico, en sentido bíblico señala la colección o lista de libros que se consideran inspirados por Dios. PROTOCANÓNICOS, son los que fueron considerados inspirados siempre y en todas las comunidades cristianas. DEUTEROCANÓNICOS, son los libros admitidos tardíamente en el canon.

3. UNIDAD Y VERDAD DE LA BIBLIA

Es un conjunto de libros que habla de historia, leyes, cultos, poesía, oraciones, profecías etc. es una unidad por el hecho de que tiene a un solo autor que es Dios. Cristo es el centro de la biblia, en el A.T. se habla de la promesa y en el N. T. presenta el cumplimiento de la promesa.

Lo que dicen los autores inspirados se ha de tener como afirmado por el Espíritu Santo. Las Sagradas Escrituras hablan de la verdad que Dios quiso consignar en ellas para nuestra salvación. Las Sagradas Escrituras enseñan la verdad firmemente, con fidelidad y sin error. La biblia es un mensaje religioso y de fe, no de una certeza científica.

El autor no reprende ni recomienda la conducta moral de aquellas personas y casos poco edificantes. No es un código moral es la historia de la salvación, en donde presenta a los hombres reales con sus virtudes y miserias, es en esta realidad en donde se hace presente Dios con su misericordia y fidelidad, con su propósito de salvar a los hombre a pesar de todos los pecados. La biblia nos lleva al acontecimiento central que es Cristo y es a partir de Él que los cristianos tenemos que organizar nuestra conducta.

4. DIVERSOS SENTIDOS DE LA ESCRITURA

Sentido literal: Es el que pretende definir el sentido preciso de los textos tal y como han sido escritos por sus autores. No sólo es importante hacerlo, sino imprescindible.

Sentido espiritual: Es el expresado por los textos bíblicos cuando se leen bajo la influencia del Espíritu Santo en el contexto del misterio pascual de Cristo y de la vida nueva que proviene de Él.

Sentido pleno: Es el sentido profundo del texto, querido por Dios pero no claramente expresado por el autor humano.

6. CREO, CREEMOS

1. CREO

La fe significa sentirse seguro en Dios. Implica la entrega de todo nuestro ser a Aquel que es mayor que nosotros. Es un acto de confianza absoluta.

La resurrección de Cristo es el fundamento de nuestra fe.

La fe cristiana es un proyecto de vida que lo abarca todo, una actitud integral de la existencia, en la que el creyente se identifica con la actitud fundamental y más íntima de Jesús. Por este motivo, la fe lleva consigo la transformación más profunda del hombre, de sus ideas y de su vida: significa ser hechos, en Cristo, nuevas criaturas. Podemos considerar que la fe es un don de Dios, un acto humano y que a la vez que es cierta también es oscura, pero sobre todo es un acto personal y eclesial.

2. LA FE, CENTRO Y FUNDAMENTO DE LA VIDA DEL CRISTIANO

Si Dios es el fundamento y está en el centro de la vida del hombre, la adhesión, la obediencia de la fe que el hombre presta a Dios, está también en el centro.

La fe se convierte en la fuerza que transforma e inspira “los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida” del cristianismo.

Tener experiencia de fe es mantener una relación interpersonal con el Dios vivo y verdadero, Padre de nuestro Señor Jesucristo.

3. CREEMOS

La Iglesia no es algo opcional para el cristiano. Fe personal y fe eclesial se requieren mutuamente.

La Iglesia nos hace llegar a la palabra de Dios y su presencia salvadora en los sacramentos. Nos anuncia a Cristo salvador y Señor nuestro, en ella, la fe cristiana se alimenta, purifica y enriquece, y es donde la fe se nutre y expresa en un lenguaje común.

Nuestra fe personal precisa de la fe de los demás cristianos, necesita expresarse y celebrarse en común.

Al vivir y compartir la fe en comunidad, es la propia fe, iluminada por la Palabra de Dios, la que nos lleva a crecer en la fe, descubrir los carismas, ministerios y tareas que el Espíritu Santo va haciendo surgir, sostenernos en momentos de dificultad y alegrarnos en momentos de gozo y apoyarnos en las debilidades y a madurar.

4. LA FE, ENCARNADA Y TESTIMONIADA

La encarnación de Cristo es prueba de que no es posible creer en Dios al margen o huyendo de este mundo.

El campo del mundo es el lugar de la siembra de la Palabra. Así vamos transformando el mundo según Dios.

No puede vivirse la fe con la actitud vergonzante del silencio. Todo el que ha oído a Cristo y se ha adherido a Él, se convierte en testigo de Cristo.

7. CREO EN DIOS PADRE

1. DIOS, PADRE DE ISRAEL

En el Antiguo Testamento no aparece la idea de Dios Padre del individuo, sino Padre del pueblo. Teniendo en cuenta la pedagogía de Dios, el pueblo hebreo aparece como un personaje histórico que representa y anticipa el cumplimiento de esa realidad divina que se hará patente en el hecho de Cristo.

2. DIOS EDUCA Y CONDUCE A SU PUEBLO COMO UN PADRE

Dios no se desentiende de los suyos. Aunque no haya una declaración formal de la paternidad divina, el elemento afectivo ocupa un lugar central.

El cuidado de Yavé por su pueblo no es sólo para protegerle y defenderle frente a los peligros, sino también para educarle en la vida.

El pueblo elegido no acabó de entender bien la relación filial que le unía con Dios.

La educación de Dios consiste en desarrollar su capacidad para conocer la voluntad de Dios. El libro del Deuteronomio pone de relieve la gravedad del pecado en el ámbito de las relaciones filiales.

3. DIOS, PADRE DE MISERICORDIA Y DE PERDÓN

Si Yavé se queja es por ver cómo sus hijos se alejan de su propio bien. La querella que Dios entabla con su pueblo acaba siempre con una invitación al perdón. Lo importante es restablecer la relación filial, que reconoce el amor paterno, muy superior a la confianza en el perdón del padre.

El afecto de Dios se expresa en el perdón que concede al hijo.

4. DIOS, PADRE DE JESUCRISTO Y PADRE NUESTRO

La revelación absolutamente nueva de Dios como Padre acontece en Jesús. Es decir, en continuidad con el Antiguo Testamento, Jesús nos da una imagen de Dios totalmente nueva y perfecta: Dios es su Padre.

Sólo Jesús conoce al Padre en su identidad y sólo Él lo puede revelar. Su misión consiste en dar a conocer a los hombres su nombre y glorificarlo.

Por medio de Jesús, el Padre se manifiesta como amor sin límite: ama a los justos y pecadores, a los que sufren y a los oprimidos, a los que maldicen y persiguen; perdona incluso a los asesinos de su Hijo.

El Hijo viene del Padre y va al Padre y todo en Él procede del Padre.

Jesús se dirige y habla con Dios como Padre de un modo completamente único; se atreve a llamarlo con una palabra familiar y llena de confianza: Abba.

Jesús es más que un profeta, es el Hijo único del Padre.

En Jesucristo, Dios se ha manifestado definitiva y totalmente de tal modo que la fe cristiana ya no puede hablar de Dios al margen de su Hijo, Jesucristo. Por eso sabemos, que la relación del Hijo que Jesús mantiene con su Padre forma parte del mismo ser de Dios.

Jesús nos ha elevado a la condición de hijos de Dios derramando sobre nosotros su Espíritu.

5. DIOS SE REVELA COMO TRINIDAD

La fe cristiana es una fe trinitaria, porque se hace presente el Padre y nos es dado el Espíritu Santo. La vida e historia de Jesús es una vida e historia trinitaria.

La fe cristiana confiesa que Dios es uno y único; pero ese Dios, que se manifiesta como uno y único es Padre, Hijo y Espíritu Santo porque las tres personas actúan siempre juntas, pero cada una con una relación y característica propia: el Padre creando, el Hijo salvando, el Espíritu Santo, santificando.

8. CREO EN JESUCRISTO

1. LAS CONFESIONES DE FE

En el Nuevo Testamento encontramos frecuentemente las afirmaciones fundamentales de la fe cristiana, referidas a Jesucristo que, de manera condensada nos presentan el núcleo central de la fe: – Jesús es el Mesías (Cristo): el rey mesiánico es la figura dominante de Mediador de la salvación definitiva en el Antiguo Testamento. – Jesús es el Señor: esta denominación la utilizan en ocasiones apóstoles como Pedro y Pablo, pero la proclamación de Jesús como Señor está íntimamente relacionada con el misterio de la cruz. El señorío de Cristo se realiza en el servicio y en la entrega a los hermanos hasta la muerte. – Jesús es el Hijo de Dios: por varios motivos; Jesús llama a Dios “Abbá” (Padre), es enviado por el Padre, es la imagen de Dios y es su hijo único y eterno. El Misterio de la Encarnación es central en la fe cristiana y es obra exclusiva de la libre iniciativa y del amor de Dios, es decir, es obra común del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

2. JESÚS ES EL CRISTO

La comunidad primitiva, une el nombre de Cristo al de Jesús para designar al Mesías glorificado. La resurrección ha entronizado a Jesús en su gloria mesiánica.

A partir de este momento, los discípulos comprenden el verdadero sentido del mesianismo de Jesús: es el verdadero hijo de David, destinado desde su concepción a recibir el trono de David su padre, para realizar definitivamente el Reinado de Dios en la tierra. Jesús es el Mesías de un reino universal, que se realiza en la historia, pero que, al mismo tiempo, la trasciende y la supera.

3. JESÚS ES EL SEÑOR

A Jesús le pertenece el mismo honor, alabanza, gloria y poder que a Dios, el Padre. Ante Jesús, resucitado y exaltado, doblan su rodilla en adoración y le proclaman Señor todos los seres. Nadie que ponga su confianza en el Señor quedará decepcionado. Todo el que invoque el nombre del Señor, se salvará.

4. JESÚS ES EL HIJO DE DIOS

El amor y la obediencia filial al Padre penetran, dominan y dirigen totalmente a la persona de Jesús. Nadie puede reconocer al hijo único de Dios en el hombre Jesús si el Padre no se lo concede, como nadie puede aceptar al Padre, si Jesús no se lo revela.

Jesús es la imagen de Dios. En él se hace Dios accesible y perceptible como Dios hecho hombre. Hace presente a Dios y revela el amor del Padre.

Jesús durante su vida terrena, vivió plenamente de Dios, con él y para él, precisamente porque estuvo en una relación única, incomparable e intransferible con Dios, su Padre.

5. EL MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN

El misterio de la encarnación es central en la fe cristiana: la caracteriza y la distingue. Es un acontecimiento que tuvo lugar en un tiempo determinado de la historia. Jesús es el único mediador. La encarnación es obra común del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El Padre toma la iniciativa y envía al Hijo. El Hijo es quien se encarna como un acto de obediencia. El Espíritu Santo es el amor entre el Padre y el Hijo.

La encarnación nos descubre el misterio de la vida íntima de Dios.

El Padre envía al Hijo que a su vez nace de mujer, a fin de que los hombres puedan, en el Espíritu Santo, invocar a Dios como Padre.

6. JESÚS ES VERDADERO HOMBRE

La humanidad de Jesús estuvo históricamente condicionada y limitada; vivió en el horizonte de su tiempo y de su comunidad judía. Todo ello correspondía a su condición de abajamiento, libremente asumida por nuestra salvación. Pero en Jesús, el hombre condicionado históricamente por su tiempo, vino a ser el hombre universal de todos los tiempos.

En toda la tradición evangélica, Jesús tiene conciencia de haber venido a salvar por su plenitud de justicia y santidad.

La libertad de Cristo consiste en adherirse por sí mismo, plenamente y por amor, a la voluntad de su Padre.

9. CREO EN EL ESPÍRITU SANTO

1. EL ESPÍRITU SANTO CONDUCE LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN HACIA SU PLENITUD

Toda la historia, desde la creación del mundo hasta su consumación final, se desarrolla por el impulso y energía omnipotente del “soplo o aliento” de Dios.

A través de símbolos se descubre la presencia y acción del Espíritu en la Historia de Salvación.

El Espíritu es el transformador de los espíritus, el regenerador y promotor de la vida moral y ha inspirado a todos los profetas la palabra de Dios.

En la persona de Jesús y en la fuerza del Espíritu, la historia sagrada llega a su término.

2. LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO EN JESÚS

La concepción virginal por obra del Espíritu Santo manifiesta la iniciativa de Dios en la Encarnación y subraya la divinidad de Jesús, que continúa siendo el Hijo Unigénito del Padre.

Ungido y elegido por Dios, es el Siervo del Señor, rey misericordioso que llevará a cabo su misión no desde el poder y la dominación, sino siguiendo el ejemplo de humildad del siervo.

El tentador se propone apartar a Jesús de su camino mesiánico como Siervo de Dios, proponiéndole un mesianismo nacional, mundano y glorioso, en contraposición al verdadero mesianismo que abre la esperanza de gloria para toda la humanidad a través de la humillación y de la muerte en la cruz, tareas propias del Siervo.

Jesús subraya con fuerza que el anuncio y el establecimiento del Reino se llevan a cabo por medio del Espíritu de Dios. No reconocer el origen divino y mesiánico de Jesús, equivale a negarse a reconocer la presencia y la intervención del Espíritu de Dios en Él.

3. EL ESPÍRITU DE JESÚS RESUCITADO

Al infundir su aliento a sus discípulos, Jesús resucitado les otorga el Espíritu Santo, la propia vida de Dios, y los convierte de este modo en “hijos de Dios”.

Con la entrega del Espíritu Santo se afirma el cumplimiento de la promesa profética.

El Espíritu Santo se hace presente confesando a Jesucristo, es la fuerza que impulsa la vida de los creyentes y producen los frutos del Espíritu, obra en el cristiano una doble apertura, a Dios y a los hombres, es la primicia.

4. EL ESPÍRITU DE LA VERDAD

Los discípulos están capacitados para reconocer al Espíritu, ya que estaba junto a ellos en la persona de Jesús. Después de la Pascua, está en los discípulos.

Jesús presenta al Espíritu Santo como maestro interior que hace recordar el sentido y el valor de la vida de cristo.

El Espíritu da testimonio en el corazón de los discípulos, preparándolos y fortaleciéndolos. El Espíritu les muestra a los discípulos en el interior de sus corazones la culpabilidad del “mundo”. Convierte a los discípulos en testigos; cuando son perseguidos y juzgados los capacita para dar testimonio de Cristo hasta con su propia vida.

10. ESPERO LA VIDA ETERNA

1. LA RESURRECCIÓN DESDE LAS EXPERIENCIAS FUNDAMENTALES

La resurrección puede ser vista desde las experiencias fundamentales del hombre:

 Plenitud de vida: el hombre anhela una vida plena más allá de la muerte y se pregunta si esto será posible.

 El interrogante del amor: al amar, deseamos que la persona amada permanezca siempre a nuestro lado, deseamos poder recuperarlo en su plenitud de vida, más allá de la muerte.

 El sufrimiento del inocente: ¿por qué los buenos sufren?, ¿no se les reconoce su inocencia en vida?, nos queda la convicción de que el ser prevalece y que hay justicia final y una vida mejor para esos inocentes.

Aunque el mensaje de Pascua no se limita a confirmar los anhelos y esperanzas del ser humano, le afecta e interpela muy en el corazón. Resuena en lo más profundo del hombre, si éste no se violenta y mutila a sí mismo.

2. LA RESURRECCIÓN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

En el Antiguo Testamento no existe la creencia de la inmortalidad, en él la muerte es habitar en el olvido y Dios sanciona el bien y el mal con premios y castigos temporales, en esta vida.

Si Dios es el señor de la vida, también es el señor de la muerte. Pero en los últimos tiempos del Antiguo Testamento, la esperanza de que el poder de Dios es capaz de vencer a la muerte se afirma como convencimiento claro.

3. LA RESURRECCIÓN EN EL NUEVO TESTAMENTO

En el Nuevo Testamento, vemos que la muerte ha sido superada por la muerte y la resurrección de Jesucristo. En esta visión juega un papel fundamental la muerte de Jesús: el murió por nosotros, es decir, en favor nuestro y fue resucitado y exaltado también en nuestro favor. Su muerte venció a la ley, al pecado y a nuestra muerte.

Los creyentes somos miembros del cuerpo de Cristo.

4. LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS

Sin embargo, Es lógico que el Dios que creó la vida de también la resurrección, por tres motivos:

– quien ha conocido a Dios, quiere verlo

– el Dios vivo, crea a los seres para la vida

– la relación de amistad entre Dios y el Hombre exige la reciprocidad de entrega de la vida. Según diversos textos, la Iglesia ha comprendido la vida nueva del cristiano, que es eterna y presupone la resurrección de los muertos, como resultado de la acción del Espíritu Santo en el hombre.

Lo que en el Antiguo Testamento es una palabra y esperanza incipientes se hace en el Nuevo Testamento afirmación explícita y promesa universal a partir de una experiencia particular: Cristo ha resucitado como primicia de los que duermen, como pionero de la salvación, como Primogénito de la nueva humanidad, como causa de la nueva gracia.

5. LA VIDA ETERNA

La Iglesia ha comprendido la vida nueva del cristiano, la ya presente y la que rompiendo los límites del tiempo se manifiesta superior a la muerte; por ello es eterna y presupone la resurrección de los muertos, como resultado de la acción del Espíritu Santo en el hombre.

11. MARÍA, MADRE DEL SEÑOR

1. MARÍA EN LA BIBLIA

La imagen de la Virgen María aparece en los textos bíblicos y nos dan bastante material para hacernos una idea clara de la figura de la madre de Jesús. En el Antiguo Testamento, María aparece relacionada con la figura del Mesías:

– Como Madre de los vivientes.

– Como Madre del Mesías.

– Formando parte de los pobres de Yahvé.

– La nueva hija de Sión.

En el Nuevo Testamento aparecen momentos de la vida de María agrupados en torno a cuatro hechos fundamentales:

– Infancia de Jesús

– Vida pública de Jesús

– Pasión y muerte de Jesús

– Comunidad apostólica

2. MARÍA EN LA FE DE LA IGLESIA

Si estudiamos la imagen de María en la Fe de la Iglesia tenemos que hablar de cuatro verdades que han sido proclamadas como dogmas de fe:

– María, Madre de Dios (dio a luz a Jesucristo, mediador único entre Dios y los hombres)

– María, Madre Virgen (la concepción virginal de Jesús es el regalo de Dios a los hombres: la Salvación)

– María, Inmaculada (está libre de pecado)

– María, Asunta al cielo en cuerpo y alma

3. MARÍA EN EL CULTO CRISTIANO

El culto a María es una forma del único culto dirigido a Dios: al amar y venerar a María, amamos y glorificamos a Dios en ella. María recibe un culto singular en la Iglesia en correspondencia con el puesto singular que ocupa en el plan salvífico de Dios.

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