22 Abr
Neurociencia y Mente
Neurociencias
Estudian la estructura, composición, funciones y otras características del cerebro y sus distintas partes. Lo investigan desde un punto de vista físico, es decir, indagan los estados cerebrales o disposiciones físicas del cerebro que se activan, por ejemplo, en la recepción de imágenes aportadas por la visión, en las zonas encargadas de la interpretación del sonido, el lenguaje, las emociones, la toma de decisiones, los sentimientos, etc.
El Cerebro
El cerebro es la masa física y orgánica situada en el interior de nuestra cabeza. Es probablemente uno de los objetos más complejos del universo. Con un peso aproximado de 1.35 a 1.5 kg (1350-1500 g), se compone de una intrincada red de miles de millones de neuronas, que a su vez se estructuran en billones de conexiones electroquímicas. Las neuronas son las células cerebrales que poseen un cuerpo central (soma), envían información y señales nerviosas a través de los axones y las reciben a través de las dendritas. Entre las conexiones neuronales existen unos minúsculos espacios llamados sinapsis, por los que fluyen los impulsos eléctricos y químicos que las comunican. Además, el cerebro es el órgano principal de la subjetivación, es decir, del proceso mediante el cual un individuo se hace sujeto consciente de unos fenómenos psíquicos y de sí mismo como realidad de la que brotan esos fenómenos.
La Mente
Sin embargo, el cerebro va más allá, dando lugar a nuestra mente. En la mente se expresan nuestros estados mentales (deseos, recuerdos, emociones, imaginación, etc.), que constituyen nuestra conciencia, la vida psíquica y la subjetividad. En ella somos sujetos de vivencias y experiencias asumidas e integradas como propias.
La Conciencia
La palabra conciencia proviene de la expresión latina cum scientia (‘con ciencia’) y alude a la facultad de alguien que, mientras ve o hace algo, lo sabe, se da cuenta de ello. La conciencia es el lugar en el que se expresa el yo, el espacio de su reflexión deliberada, de su autoconciencia y su libertad. Además, el yo también es el origen de la acción y al que se le atribuye la responsabilidad de lo que se hace. En este sentido, la palabra conciencia también alude a esa instancia interna que nos dice lo que está bien y lo que está mal. Es decir, la conciencia es lo que hace del individuo un sujeto moral.
Teoría del Materialismo Eliminativo
La Teoría del Materialismo Eliminativo sostiene que toda reducción de los estados mentales a estados neuronales debe conducir a la eliminación de los primeros. Argumenta que cuando la neurofisiología demuestre que todas nuestras creencias, deseos o dolores no son más que configuraciones de eventos neuronales, estas nociones, propias de la ‘psicología popular’, dejarán de existir.
Psicoanálisis y Psicología Freudiana
Psicoanálisis
El Psicoanálisis es una corriente de la psicología fundada por Sigmund Freud a principios del siglo XX. Se centra en investigar los procesos mentales inconscientes y sus efectos en la conducta humana. Supone tanto una descripción de la mente como un método para tratar enfermedades mentales y nerviosas con diversas técnicas. Destacan dos: la asociación libre de ideas y la interpretación de los sueños. El psicoanálisis ha sido desarrollado posteriormente por autores como Carl Jung o Jacques Lacan y ha influido notablemente en la filosofía y en el arte. Dentro de la filosofía, se relaciona con la Escuela de Frankfurt. En el arte, influyó en el Surrealismo (movimiento iniciado en torno a los años 20 del siglo XX), para cuyos artistas la pintura, la escritura, el cine, etc., servían como vehículo de expresión de lo irracional, los deseos, lo ilógico, los sueños, etc. Pretendían un arte donde no intervinieran el control y la regulación de la razón. En pintura destacó Salvador Dalí, Luis Buñuel en el cine y, en poesía, Federico García Lorca con Poeta en Nueva York.
Los Impulsos (Según Freud)
Según Freud, el inconsciente es el ámbito de los impulsos psicofísicos primarios, ligados a la naturaleza corporal del ser humano. Estos son, básicamente, los impulsos de autoconservación y los impulsos sexuales (Eros) y agresivos (Thanatos). Se caracterizan porque buscan siempre su satisfacción, la cual solo alcanzan si se suprime el estado de excitación de la exigencia biológica de la que brotan. Freud afirma que los impulsos se rigen únicamente por el principio del placer, es decir, por la exigencia de satisfacción incondicional e inmediata de su necesidad, sin respetar ningún orden lógico ni limitación objetiva procedente de la realidad, la sociedad o la conciencia. La sociedad, argumenta Freud, tiene que ser necesariamente represiva de los impulsos inconscientes, limitando el principio del placer, pues la vida en sociedad exige de cada individuo el sacrificio de sus impulsos irracionales y de su egoísmo, en favor del trabajo y la colaboración para resolver las necesidades comunes. Frente a la presión continua del principio del placer, el principio de realidad, impuesto por la sociedad, representa una tarea esencial para todo ser humano: renunciar al circuito continuo de deseo y satisfacción (real o imaginaria), que a menudo genera dolor, displacer y malestar.
Modelo Estructural de la Psique (Freud)
El Ello
Freud llama así al inconsciente como ámbito de los impulsos primarios, sexuales (Eros) y agresivos (Thanatos), que solo quieren y buscan la satisfacción inmediata e incondicional. Puesto que la realidad no hace posible casi nunca esta satisfacción, esos impulsos producen fantasías, sueños o comportamientos neuróticos, a través de los que se consigue una satisfacción de tipo sustitutorio.
El Superyó
La segunda instancia de nuestra personalidad es el superyó, que es el conjunto de normas y prescripciones sociales y morales que hemos interiorizado durante la infancia en el proceso de nuestra educación, y que son, por tanto, también en parte inconscientes. El superyó es pues la instancia moral que presiona sobre el yo exigiéndole el control de los impulsos del ello y el cumplimiento de las obligaciones y prohibiciones sociales interiorizadas. La autoridad moral no está, pues, solo fuera de nosotros, sino también dentro como fuerza de contención y represión.
El Yo
El yo es solo una pequeña parte del psiquismo del individuo. Es la conciencia y representa la parte visible o ‘flotante’ de un iceberg, que oculta su enorme volumen (el inconsciente) bajo el agua. En todo caso, el yo es el escenario de una lucha continua en tres frentes: el ello, el superyó y las exigencias de la realidad. La lucha la inicia el principio del placer que rige los impulsos inconscientes, cuyo deseo de satisfacción choca con las prohibiciones morales del superyó y con el principio de realidad. Estos últimos obligan al yo a reflexionar sobre las negativas consecuencias previsibles que se derivarían tanto de la satisfacción como de la no satisfacción de los impulsos primarios. Entonces, la función del yo en este conflicto es activar el juicio y la decisión voluntaria para actuar como árbitro consciente y racional. Cuando no es capaz de mediar eficazmente y el conflicto no se resuelve por la acción de la conciencia, interviene la represión para hundir el problema en el inconsciente, produciendo malestar y neurosis.
Conceptos Sociales y de Género
Patriarcado
Según Adrienne Rich, es un sistema familiar y social, ideológico y político con el que los hombres, a través de la fuerza, la presión directa, los rituales, las tradiciones, la ley, el lenguaje, las costumbres, la educación y la división del trabajo, determinan cuál es o no es el papel que las mujeres deben interpretar, con el fin de estar, en toda circunstancia, sometidas al varón.
Roles de Género
Son actitudes, capacidades, comportamientos, papeles o funciones sociales y limitaciones diferenciadas atribuidas a hombres y mujeres que, incluso, llegan a considerarse naturales a pesar de tener un origen cultural.
Sexualidad
Es una serie de condiciones culturales, sociales, anatómicas, fisiológicas, emocionales, afectivas y de conducta, relacionadas entre sí, que caracterizan de manera decisiva al ser humano en todas las fases de su desarrollo.
Lenguaje Sexista
Es el uso del lenguaje que fomenta la discriminación de las mujeres. Se caracteriza por:
- Utilizar el masculino como género gramatical que supuestamente incluye al femenino.
- Invisibilizar a las mujeres.
- Asociar lo masculino, universal y racional con el sujeto varón como representante de lo humano.
- Tratar peyorativamente lo femenino.
Mobbing (Acoso Laboral)
Es la violencia psicológica extrema, ejercida de forma sistemática y prolongada en el tiempo, sobre otra persona en el lugar de trabajo con el fin de destruirla psicológica y socialmente, provocando así su renuncia o induciéndola a la dimisión.
Techo de Cristal
Es una barrera invisible que impide veladamente a las mujeres el acceso a puestos de responsabilidad. Constituye una forma de discriminación indirecta que obstaculiza la promoción de las mujeres.
Estudios de Género
(Nota: El documento original solo incluye el título para esta sección, sin definición).
Filosofía: Libertad, Identidad y Sociedad
Sujeto, Individuo y Persona
La palabra sujeto proviene del latín subiectum, que significa ‘lo que subyace debajo’, es decir, lo que subsiste en el individuo a lo largo de su evolución en el tiempo y de sus cambios. Sin embargo, esto que subsiste es, en realidad, solo la memoria de que en el pasado, hasta donde alcanzan nuestros recuerdos y la conciencia que ha acompañado nuestro existir, siempre hemos sido quienes ahora somos. Esta es la base de la identidad, y no el hecho de que tengamos dentro o consistamos en una esencia individual eterna e inalterable.
Construcción Intersubjetiva de la Identidad Personal
La relación con los otros se denomina intersubjetividad. A pesar de los conflictos que puede conllevar, es la condición necesaria para construir la propia identidad, pues los otros son el referente con el que nos comparamos, nos distanciamos o nos asemejamos para dar forma a nuestra personalidad. Sin los otros, sin lo que piensan y dicen de nosotros, no sabríamos si somos serviciales, egoístas, simpáticos, inteligentes, celosos, etc., porque solo manifestamos esas cualidades en nuestro contacto y convivencia con los demás. La conciencia que tenemos de nosotros mismos se desarrolla en y gracias a nuestras relaciones con los demás.
Determinismo
Algunos científicos y filósofos creen que la libertad de elección humana es ilusoria, afirmando que existe un determinismo que nos impulsa a actuar siempre de la manera en que lo hacemos. La concepción determinista del mundo está presidida por la idea de un orden inmutable y constante en las relaciones entre todos los fenómenos del universo.
Autonomía y Dominio de Uno Mismo
Una acción verdaderamente libre es aquella causada por la persona que la realiza y aceptada por ella como su propia elección y responsabilidad. Los seres humanos, cuando tienen verdaderas alternativas, al elegir actúan como causas iniciales de los efectos que provocan. A esto se le denomina autonomía o autodeterminación: la capacidad de darse uno a sí mismo sus propias leyes, actuar respetando normas que se aceptan libremente por decisión propia, consentir conscientemente en obedecer las leyes y tener la voluntad de hacerlo. Su opuesto es la heteronomía, que es el hecho de que la ley se imponga desde fuera, sin que la persona le dé su adhesión voluntaria.
La Libertad y sus Tipos
La palabra libertad alude a la posibilidad de elegir sin dependencias ni coacciones externas (por ejemplo, elegir una profesión, emprender un viaje, elegir pareja, votar a un partido político). Designa la capacidad de autodeterminación de un individuo o de un grupo social. La libertad, en este sentido, es poder hacer lo que uno quiera, elegir una acción por uno mismo sin estar sometido a condicionamientos que nos obliguen a actuar en contra o al margen de nuestra voluntad. Es preciso distinguir entre diferentes tipos de libertad:
1. Libertad Sociológica
Alude a la autonomía de que goza el individuo frente a la sociedad. Se refiere a la libertad política o civil, garantizada por los derechos y las libertades que amparan al ciudadano en las sociedades democráticas.
2. Libertad Psicológica
Es la capacidad que posee el individuo, dueño de sí mismo, de no sentirse obligado a actuar a instancias de su motivación más inmediata.
‘Libertad de’ y ‘Libertad para’ (Isaiah Berlin)
La distinción entre ‘libertad de’ (libertad negativa) y ‘libertad para’ (libertad positiva) fue propuesta por el filósofo británico del siglo XX Isaiah Berlin, quien las define del siguiente modo:
1. Libertad de (Negativa)
Es la ausencia de coacción y de obstáculos a la actuación del individuo por parte de los demás.
2. Libertad para (Positiva)
Junto a la ‘libertad de’, ha de existir también la ‘libertad para’, es decir, disponer de las condiciones básicas necesarias para la realización de una determinada forma de vida: salud, educación, medios económicos suficientes, autocontrol, posibilidad de participar en la vida pública y social, etc.
Contractualismo
El contractualismo es una corriente filosófica que propone la creación del Estado mediante un pacto o contrato entre los ciudadanos para resolver pacíficamente la confrontación entre los individuos. Los filósofos contractualistas imaginan que la sociedad originaria se fundó con un contrato entre todos sus miembros. Este experimento mental sirve para reflexionar sobre qué normas de convivencia elegiríamos hoy si tuviéramos que establecer un nuevo contrato. Entre los filósofos contractualistas destacan Thomas Hobbes, Jean-Jacques Rousseau y John Locke. Hobbes, por ejemplo, sostiene que los individuos, a través de un contrato, eligen un rey y delegan en él su poder. De esta manera, el monarca es el encargado de mantener el orden y la seguridad.
Thomas Hobbes: Teoría Política
Thomas Hobbes afirma que los seres humanos somos egoístas y ‘malos’ por naturaleza, de ahí nuestra necesidad de seguridad y de controlar aquello que nos pueda poner en peligro: la naturaleza u otros hombres. Defiende la idea de que ‘el hombre es un lobo para el hombre’ (homo homini lupus). Destacan sus obras El Leviatán y De Cive.
Estado de Naturaleza (Hobbes)
Hobbes considera que los hombres y mujeres, en el principio de los tiempos, al regirse por sus impulsos naturales, estarían en un estado de naturaleza en el que se da una ‘guerra de todos contra todos’ (bellum omnium contra omnes). Esta guerra se caracteriza no por ser una batalla abierta y constante, sino porque es una amenaza siempre presente, ya que los seres humanos desconfían unos de otros. La batalla está latente. En estas condiciones es imposible sobrevivir, pero la razón permite llegar a un acuerdo a través del contrato social: el sometimiento de todos a un tercero, que es el Estado encarnado en un monarca.
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