08 Ago
El Conocimiento
La ciencia se acerca a la verdad, pero nunca termina de llegar. Esto se debe a que la ciencia es verificable pero no verdadera; lo que antes era una realidad hoy es otra distinta.
Hay tres tipos de saberes:
Opinión
La opinión es democrática, ya que todos tenemos una opinión sobre cada cosa. Aunque, en cierta manera, nuestra opinión no es nuestra opinión, la hemos captado del medio (la tele, internet, amigos…). Esto hace que no sea tan importante, ya que nos la han introducido sin querer. Las opiniones son ideas sueltas que se recogen, se toman como propias y se refuerzan con razones.
La forma es: Idea en el ambiente → Idea en el sujeto → (Razón 1 + Razón 2 + Razón 3) = Opinión fuerte.
Las opiniones nos definen como grupo sociológico; son constelaciones compartidas por un grupo (sociologías de derechas, izquierdas, de parroquia, de vividor, de extranjero…).
Intuición
La intuición es particular, pues no se comparte ni con ideologías ni con grupos sociológicos. Son ideas que pueden mover el mundo, responsables de las fundaciones de grandes instituciones, de las grandes ideas que cambian la ciencia, de las obras de arte…
Razón
La filosofía es el conocimiento racional. Es un conocimiento compartido y universal, ya que trasciende a todas las sociologías y a algunas ideologías. Es un conocimiento verificable, aunque también falsable. La razón busca principios y causas, y se caracteriza por ser provisional.
La forma es: Hipótesis → Experiencia → Depuración → Ley → Experiencia → Depuración, etc.
La Universidad
La universidad es un lugar donde se usa la razón y donde las teorías científicas no están aisladas, sino que tienen una escuela.
Las universidades de hoy en día han de llenar estas funciones:
- La transmisión de las ideas fundamentales sobre el mundo y el destino del hombre, que constituyen el substratum de cualquier otra formación intelectual.
- Formación científica encaminada a la preparación del ejercicio de las diversas profesiones.
- Formación de investigadores para el cultivo de la ciencia pura.
- Desarrollo de los valores humanos y sobrenaturales que capaciten al joven para enfrentarse en las mejores condiciones posibles con el ambiente social en que ha de desenvolverse en el ejercicio de su actividad y pueda cumplir su destino temporal y ultraterreno.
La razón es solo la ciencia positiva, es la herramienta que nos permite acceder a la verdad mediante el diálogo. Nos permite acceder al bien (estudiando el ser de las cosas accedemos al deber ser), y nos permite acceder a la belleza.
El Ser Humano: Una Singularidad
Origen de Todo
La teoría del Big Bang fue iniciada por Lemaître (1929) y comprobada por Penzias y Wilson (1964). Todo el universo estaba contenido en un átomo primitivo superenergético. Se produce una explosión que da lugar a la energía, a la materia, al espacio y al tiempo. El universo, es decir, estudiado por la ciencia.
Origen de la Vida
Hay muchas teorías, pero ninguna de ellas está completa (arcilla, biosfera profunda y caliente, burbujas…). La probabilidad de que apareciera la secuencia precisa para que surgiera la vida es muy baja.
Origen del Hombre
Se produce la aparición del ser humano como ser realista, y aquí deja de haber singularidad, ya que lo que sucede son cambios.
Con el Homo sapiens se produce el inicio de la humanidad. Esto sucede en la época tribal y, por tanto, se dedicaban a matarse entre las distintas tribus con el fin de obtener poder. La vida y la muerte valían muy poco, por ello se vivió en una época de guerra hasta que, gracias a Roma, Mesopotamia, Egipto y China, se creó una sociedad más pacífica. Para ellos no existía el alma, solo la carne.
Tipos de Humanidad
Humanidad tipo 1, tipo 2 y tipo 3.
Pertenecer al tercer tipo significa vivir bajo la óptica cristiana. En el cristianismo, el valor central es la unidad, y el dominio se encontraría en el último lugar. Vivimos bajo el paraguas de la religión de hace 2000 años.
La humanidad tipo 4 no existe, pero se puede conseguir si se llegara a modificar radicalmente las leyes humanas, y si invirtiéramos la escala de valores de Nietzsche. Nietzsche defendía la transmutación de los valores, es decir, cambiar los valores posicionando los últimos valores como valores centrales. Una vez que esto se consiga, podríamos pasar al tipo 4.
Principios de la Solidaridad Ecológica
- Conocer para amar: Para apreciar la naturaleza es necesario primero conocerla a fondo.
- Planificar para prevenir: Con un planteamiento integrado que considere el conjunto del territorio desde la perspectiva del bien común.
- Actuar con criterio ecológico: Se valora la actitud de quien pone mimo casi infantil al acercarse a un río para no perturbar la vida en sus aguas.
- Corregir los daños causados: Usando creatividad para satisfacer la demanda de materias primas sin destruir la naturaleza.
- Cooperar al desarrollo de otros pueblos: La conservación no es un privilegio de países ricos, sino una herramienta útil para todos.
Ecología
La ecología empezó con el darwinismo y la idea de que el hombre viene del mono, lo que supuso otro ataque más a la identidad humana como especie. Es una ciencia que estudia las relaciones entre los organismos y su entorno. Estas relaciones consisten en un intercambio entre ellos (biocenosis) y su entorno no vivo. También estudia cómo afectan las actividades humanas a los ecosistemas y cómo estos se adaptan y evolucionan a lo largo del tiempo.
La ecología surge del emotivismo y del romanticismo y va a consistir en un movimiento social y político que nace en el contexto de pérdida del espacio natural. Surgió a finales del siglo XIX y principios del XX debido a la gran preocupación por los problemas ambientales, los cuales se agravaron con la industrialización, la degradación de la naturaleza y el aumento de la contaminación.
Actualmente, el principal problema ecológico es que la temperatura global refleja los cambios bruscos producidos a lo largo de la historia, lo que deriva en el llamado
La interacción con los ecosistemas está siendo contraproducente; modificando la composición natural de los medios (agua, aire, alimentos…) estamos motivando ese cambio en la temperatura global.
Durante la historia, el concepto de ecología se ha relacionado con la teoría del neomaltusianismo, que defiende la necesidad de controlar el crecimiento de la población humana para así evitar la sobrepoblación y las consecuencias negativas que ello acarrea. Sin embargo, esta relación está mal planteada, ya que lo importante es saber gestionar los recursos.
La solidaridad ecológica es entendida como la actitud ante el medio ambiente en la cual alejamos la ecología de la política y volvemos a su esencia. Puede definirse como la capacidad de mirar la realidad a través de todas las miradas, por estar unidas en un destino común, el de una sola Tierra que ha de dar gloria a su Creador. Viene de una concepción teológica e implica la participación por parte de todos en la resolución de los conflictos ambientales. La falta de interés de muchos hombres obstruye los caminos de la solución; se necesita la implicación de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios.
En conclusión, ningún plan, ninguna organización podrá llevar a cabo los cambios apuntados si los responsables de las naciones de todo el mundo no se convencen firmemente de la absoluta necesidad de esta nueva solidaridad que la crisis ecológica requiere y que es esencial para la paz. Estos criterios pueden resumirse en una actitud fundamental: el cuidado por la naturaleza, compañera de destino del hombre.
La Crisis del Ser Humano y las Ideas Modernas
A partir del siglo XIX, comienza una crisis profunda del ser humano. Se desarrolla una “anticultura” que va en contra de los valores tradicionales del desarrollo occidental (los del tipo 3). Surgen ideas utópicas que prometen una unidad social basada en volver a los orígenes precristianos, dando lugar al socialismo. Este sistema propone una sociedad perfecta, pero desde el materialismo, negando la trascendencia del ser humano y atacando las bases espirituales y éticas de Occidente. Estas ideas se basan en el pensamiento de Darwin, Nietzsche, Freud y Marx.
En la ciencia, Newton había dicho que el mundo era eterno, sin principio ni fin, lo que eliminaba la necesidad de un Dios creador. Esta visión se mantuvo hasta 1993 y marcó el pensamiento materialista del siglo XIX. Darwin contribuyó a esta visión diciendo que el hombre venía del mono, y ubicaba al negro como el eslabón intermedio, lo que generó teorías racistas que llevaron incluso a la caza de personas, al considerar al ser humano como un animal más y establecer jerarquías entre razas.
Marx, por su parte, propuso una sociedad donde todo es común, controlado por el Estado. Según él, si se eliminan el dinero y el poder, las personas trabajarán por naturaleza. Sin embargo, esto no funcionaba bien porque no todos aceptaban vivir sin propiedad ni recompensa. Además, para llegar al «paraíso» sin clases sociales, Marx decía que primero debía haber conflicto, por eso el socialismo promovía la lucha entre pueblos y clases.
Kant planteaba que entendemos el mundo a través de “categorías” (como cajones mentales donde metemos lo que percibimos). En el mundo liberal actual, estas categorías las pone el individuo, pero en un sistema totalitario, las impone el partido o el Estado.
Freud decía que no somos realmente libres, porque nuestras decisiones están guiadas por el inconsciente. Este fondo oculto dentro de nosotros dirige lo que creemos que decidimos libremente. Por eso, para Freud, la libertad es una ilusión.
Así, se enfrentan dos posturas: los colectivistas (como los socialistas) que siguen a Marx y creen que el Estado manda, y los individualistas (como los liberales) que siguen a Freud y piensan que cada uno manda en su propia vida. El ser humano se ve confundido: por un lado le dicen que viene del mono, que no tiene libertad ni alma; por otro, que ha sido creado por Dios y que sí tiene libertad y dignidad.
De este conflicto surge Nietzsche, quien afirmó que «Dios ha muerto», es decir, que vivimos como si Dios no existiera. Según él, al no creer en Dios, ya no existe la moral tradicional, solo la ley del más fuerte. No hay justicia ni injusticia, las cosas simplemente “son lo que hay”. Para Nietzsche, los valores morales tradicionales eran debilidad, y proponía una “transmutación de los valores”: cambiar los valores centrales (como la unidad, el amor, la justicia o la familia) por otros centrados en el dominio, el poder y la fuerza, como el control, la violencia o la esclavitud. Él defendía que los únicos valores verdaderos eran los que servían a la vida animal, no a ideales espirituales.
El siglo XIX es un siglo de muchas luces, por ello presentan el siglo XX como una época estupenda; en ella se va a conseguir liberar del trabajo a las personas y por tanto se va a alcanzar la felicidad completa. Además, el capitalismo financiero anunciaba un futuro en el que el dinero no se iba a acabar, y tampoco el progreso, y efectivamente la ciencia avanzó y logró catástrofes como la bomba atómica de Hiroshima.
Derechos Humanos
En el contexto de la bioética y de los desafíos del mundo moderno, los derechos humanos aparecen como una base fundamental que hay que respetar siempre. Según la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO (2005), toda acción médica, científica o tecnológica debe respetar completamente la dignidad humana, así como los derechos y libertades fundamentales de cada persona.
Uno de los puntos clave es que el bienestar del individuo debe estar por encima de los intereses de la ciencia o de la sociedad. Esto quiere decir que no se puede usar a una persona como medio para lograr beneficios científicos o sociales si eso va en contra de su voluntad o la pone en peligro.
Además, esta declaración destaca varios derechos esenciales:
- El derecho a la autonomía, que significa que cada persona tiene la capacidad y el derecho de tomar sus propias decisiones sobre su salud y su cuerpo.
- El derecho a dar su consentimiento libre e informado antes de recibir cualquier tratamiento médico o participar en una investigación. Este consentimiento debe ser personal; no puede ser reemplazado por el de un jefe de comunidad o un grupo.
- El deber de proteger a las personas más vulnerables, como pueden ser los enfermos, los ancianos, los niños, o los que no pueden decidir por sí mismos.
- El respeto a la igualdad y la justicia: todas las personas, sin importar su origen, condición o situación, deben ser tratadas con la misma dignidad y respeto.
También se insiste en que hay que pensar en las generaciones futuras, especialmente en relación con temas de genética. Esto implica que las decisiones que tomemos hoy deben tener en cuenta su impacto a largo plazo en la humanidad.
Los derechos humanos no solo son una lista de normas, sino una forma de reconocer el valor único e irrepetible de cada ser humano. Por eso, tienen que estar presentes en todas las decisiones que afectan a la vida, la salud, la investigación y el desarrollo de tecnologías.
Además, en la parte del documento que trata sobre ecología y solidaridad, se habla de la importancia de respetar los derechos humanos en todas las situaciones, especialmente cuando se trata de personas más débiles o que sufren, como los niños, las mujeres y los refugiados. Se afirma que una verdadera solidaridad internacional debe incluir el respeto a la vida humana, la promoción de la familia, la lucha contra la pobreza, el acceso a medicamentos y tratamientos, el cuidado del medio ambiente y la aplicación justa del derecho.
En resumen, los derechos humanos son una guía esencial para proteger a cada persona. Nos recuerdan que toda vida tiene valor, que nadie puede ser usado como medio para un fin, y que la dignidad, la libertad y la justicia deben estar en el centro de todas nuestras decisiones sociales, médicas, científicas y políticas.
Bioética
La bioética es una rama que se encarga de estudiar los problemas éticos que surgen con los avances de la biología y la medicina, por ejemplo, en temas como la clonación, la ingeniería genética o los tratamientos médicos modernos. No se trata solo de saber qué se puede hacer con la ciencia, sino de preguntarse qué está bien y qué está mal hacer con ella. La bioética busca guiar las acciones médicas y científicas a través de valores y principios morales.
Una definición importante señala que es “el estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, examinada a la luz de los valores y de los principios morales racionales”. A diferencia de la deontología, que trata sobre los deberes específicos de una profesión, la bioética abarca los grandes principios que deben respetarse siempre que se trata con la vida humana.
Uno de los documentos más importantes en este campo es la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO (2005). Este texto dice que siempre se debe respetar la dignidad de la persona, sus derechos y sus libertades. También afirma que el bienestar de cada individuo debe tener prioridad sobre los intereses de la ciencia o de la sociedad. Esto significa que no se puede hacer algo con una persona solo porque sea útil para un experimento o para los demás.
Otro principio fundamental es el de la autonomía de la persona: cada uno tiene derecho a tomar sus propias decisiones sobre su cuerpo y su salud. Por eso, antes de cualquier tratamiento o intervención médica, la persona debe dar su consentimiento libre e informado. Nadie puede decidir por ella, ni siquiera un grupo o un líder comunitario. Además, hay que proteger especialmente a los más vulnerables y tratarlos siempre con justicia e igualdad.
Dentro de la bioética, existe una corriente llamada bioética personalista, que considera que hay una sola bioética verdadera, aunque pueda tener distintas formas de aplicarse, dependiendo de la idea que se tenga sobre el ser humano. Esta bioética defiende que toda persona tiene un valor absoluto y debe ser respetada por lo que es.
Esta visión se basa en varios principios:
- Principio de defensa de la vida física: La vida corporal es lo más básico y necesario. Sin vida, no puede haber libertad ni otros derechos. Por eso, en cualquier situación donde haya que elegir entre vida y libertad, siempre debe protegerse la vida.
- Principio de totalidad: La persona es una unidad. Si se hace una intervención médica en una parte del cuerpo, debe ser para cuidar el todo. Solo es aceptable cuando no hay otra forma de curar a la persona y si hay una esperanza razonable de éxito. Además, siempre debe respetarse el consentimiento de la persona.
- Principio de libertad y responsabilidad: La persona es libre, pero esa libertad debe usarse para buscar el bien. No se trata solo de hacer lo que uno quiere, sino de actuar de forma responsable con uno mismo, con los demás y con la naturaleza.
- Principio de sociabilidad y subsidiaridad: La persona vive en sociedad, no puede desarrollarse sola. Primero viene la persona, luego la familia, después la sociedad civil y, por último, el Estado. Cada uno tiene un papel. El Estado solo debe intervenir cuando los otros no pueden. Por ejemplo, si una persona o una familia no pueden acceder a salud o educación, entonces el Estado debe ayudar, pero siempre respetando ese orden natural.
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