26 May

El teatro Barroco:


el teatro era el género más popular de la época. El público disfrutaba del teatro en los corrales: teatros armados en los patios entre edificios vecinos. En el fondo, se situaba el escenario con puertas laterales y posteriores, y una o dos galerías para representar escenas en distintas alturas. No había telón, y la estenografía era muy básica y esquemática, de modo que los espacios se creaban por medio de la palabra. Al frente y a los dos costados del escenario, estaban las localidades. Las funciones se hacían de día, porque no contaban con luz artificial.
También se representaban en los palacios reales o de nobles importantes. Aquí el publico era mas homogéneo, formado exclusivamente por reyes, nobles y cortesanos.
Para la fiesta de Corpus Christi se organizaban, sobre carros en las plazas o en otros espacios públicos, obras de carácter teológico en un acto, llamadas autos sacramentales.

Carácterísticas generales:


el teatro de Siglo de oro da más importancia a la acción que a las caracterizaciones psicológicas. Esta acción esta subordinada al tema que se quiere tratar: la trama es como una metáfora o símbolo que vehiculiza el asunto global de la obra. Esto permite que haya una intriga secundaria, además de la principal.
Lope de Vega sentó las bases y pautas del teatro clásico español:
Dejar de lado a las preceptistas y seguir el gusto del público: el teatro debe acomodarse a los tiempos que corren.
Mezclar lo trágico con lo cómico, imitando la variedad de la naturaleza.
Imponer el verso como la norma para el teatro.
Dividir la obra en tres actos, en lugar de los cincos clásicos.
Permitir en la obra cambios de espacio y de tiempo.

El teatro de Calderón:


Calderón adopta todas las innovaciones de Lope, pero agrega una perfección estructural y una estilización dramática que este no tenía. Además del fino trabajo con la lengua, herencia de Góngora, el discurso dramático de Calderón se caracteriza por un lenguaje que adopta las formas del razonamiento filosófico.

Una introducción a la vida es sueño:


la vida es sueño reelabora una serie de relatos de la tradición oriental y occidental que tratan los temas del poder de los horóscopos y la relación entre vida y sueño. En el cuento existen dos tramas las cuales comparten el tema del dominio de las pasiones y el descubrimiento de la propia identidad.
El libre albedrío, es la capacidad del hombre de decidir los caminos de su vida. Su poder fue una preocupación. Hubo muchas discusiones sobre si el hombre podía ayudar a su salvación (ir al cielo), con las obras buenas que realizo en este mundo o si su condena o salvación ya estaban predestinados. Quienes confiaban en el libre albedrío sosténían que el hombre podía torcer cualquier mala inclinación y sobreponerse a las adversidades por medio de sus buenas elecciones.
El tema de la vida como un sueño, tiene en esta obra un sentido profundamente religioso con la mira puesta en la trascendencia. La idea que se maneja aquí supone que la vida puede considerarse un sueño, y que todas las glorias, posesiones y poderes mundanos son un espejismo comparados con la gloria eterna.

Segismundo, un héroe Barroco:


el lector o el espectador conoce a Segismundo mediante su monologo del primer acto. Lamentando su falta de libertad, el personaje compara su suerte con la de todos los otros seres creados. De modo que, desde un principio, se presenta al protagonista como un personaje reflexivo e introspectivo, y este será el rasgo principal de su figura de héroe. Su padre, Basilio, se caracteriza por una excesiva confianza en el poder de su ciencia.
El experimento que realiza con Segismundo, al llevarlo dormido a la corte, es poco valido. El cambio de mundos es muy brusco, y Segismundo carece de armas para enfrentarse a el. Las críticas que le hace a su padre sobre la manera en que lo ha criado son totalmente legítimas.
El problema de Segismundo es que, después de añorar tanto la libertad, ahora que la tiene no sabe como usarla. Cree que ser libre equivale a hacer todo lo que se le da la gana, por eso se enfurece con quienes lo corrigen o contradicen. Lo cierto es que, en las relaciones humanas, hay ciertas reglas que deben respetarse y ciertos impulsos que necesitan ser dominados, porque de otra forma no se es hombre, sino fiera.
Para el Barroco, todo hombre se constituye por esta dualidad: inteligencia e instintos. Según que aspecto de su ser privilegie, será mas hombre o mas fiera. En la historia de Segismundo, estas ideas se extreman y, por eso, este personaje puede ser considerado como símbolo del hombre.

El regreso y la reflexión:


Cuando Segismundo retorna a su torre ya no es el mismo: la experiencia lo ha perturbado. Le relata orgulloso a Clotaldo sus actitudes violentas. Clotaldo, como buen maestro, la de la clave para reflexionar y comenzar su camino hacia el triunfo: debería haber dominado sus impulsos, porque aun en sueños no se pierde el hacer bien. Esta reflexión se produce en Segismundo.

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