05 Dic
La Datación por 14C en la Arqueología de los Andes Centrales: Su Desarrollo Histórico y Trayectoria Actual1
Daniel A. Contreras
Department of Anthropology, University of Maryland
Introducción
La costa desértica de la región andina central parece ideal para construir cronologías del pasado humano basadas en el reloj isotópico del 14C (cf. Capítulos 4 y 11 de este volumen). La notable preservación de materiales orgánicos en este ambiente árido plantea la tentadora perspectiva de una abundancia de muestras de especies de vida corta, mientras que la abundancia de restos arqueológicos ofrece contextos sellados claramente vinculados al tipo de eventos que interesa a la arqueología profesional. La cuidadosa selección de tales muestras es fundamental para las directrices de aplicación de la datación 14C a cuestiones arqueológicas (por ejemplo, Bayliss 2009. Véase también el capítulo 11 de este libro).
Por otra parte, la correlación cronológica de materiales culturales aparentemente relacionados, pero geográficamente dispersos (principalmente, pero no exclusivamente, cerámica) ha sido una cuestión fundamental en la arqueología centroandina desde los primeros años de la disciplina, ya que la construcción inicial de marcos histórico-culturales supuso una búsqueda de marcadores cronológicos en la cultura material de la región (es decir, la traducción de semejanzas percibidas a través del espacio en semejanzas a lo largo del tiempo).
El hecho de que la Secuencia Maestra de Ica (Rowe 1962; Menzel 1964), una cronología basada en tipos cerámicos de referencia, definida por Dorothy Menzel, John Rowe y Lawrence Dawson para el Valle de Ica con la intención explícita de que pudiera servir como un ancla cronológica para el trabajo en otros lugares, todavía esté en uso regular medio siglo después de su publicación, es testimonio del interés por este tipo de cronologías relativas y seriaciones de artefactos-tipo. Además de ordenar el pasado en Ica, esta secuencia sirvió como una herramienta para discutir el proceso cultural —la subsunción ocasional de Ica en corrientes históricas más grandes de los Andes Centrales, marcadas por cambios en la cerámica y la iconografía— como un medio para aprovechar la preservación arqueológica de la costa en otras áreas menos afortunadas de los Andes Centrales.
El impacto duradero de esta obra es testimonio de su calidad, la riqueza del registro arqueológico, y la agudeza de la necesidad. El hecho de que la investigación se llevara a cabo sin hacer referencia a la datación 14C no es sorprendente dado el período en el que se llevó a cabo. Lo que es sorprendente es la casi ausencia de esfuerzos posteriores para probar y/o refinar este pilar fundamental de la arqueología andina central a través del 14C u otra modalidad de reloj isotópico. Otras secuencias similares basadas en la seriación también han permanecido en gran medida intactas por los desarrollos en la datación mediante relojes isotópicos (aunque ver Vaughn et al. 2014), a pesar de la explosión en el número de fechas 14C producidas desde el advenimiento de la datación AMS (discutido en la Sección 12.3). A pesar de esta influencia limitada hasta la fecha, la datación absoluta ofrece la posibilidad de poner a prueba los postulados de estos marcos, e incluso llegar a las dinámicas sociales, políticas y económicas que impulsan los patrones identificados en el establecimiento de los períodos histórico-culturales.
La posibilidad de vincular marcos histórico-culturales —construidos en gran parte a partir de seriaciones flotantes de cerámica, iconografía y arquitectura— a una escala de tiempo absoluta tenía (y sigue teniendo) un atractivo evidente (véase la discusión metodológica en el capítulo 10). Inicialmente, este atractivo fue resultado de la necesidad de vincular las seriaciones flotantes entre sí y con escalas calendáricas, vinculando los sitios espacial y cronológicamente dispersos en un conjunto secuencial que podría sustentar una trayectoria histórica regional. Posteriormente, la atención se desplazó hacia la definición de etapas y/o períodos arqueológicos con respecto a los años calendáricos y, en las últimas décadas, hacia cuestiones de proceso cultural a lo largo del tiempo.
A pesar de la necesidad de contar con marcadores absolutos de tiempo (por ejemplo, Rowe 1945; Kubler 1948), las iniciales complicaciones metodológicas crearon inconsistencias entre los resultados del 14C y otros diagnósticos cronológicos, produciendo un grado de escepticismo sobre la confiabilidad de los métodos de datación basados en relojes isotópicos en general (por ejemplo, Rowe 1965). Estos incluyen, por ejemplo, las limitaciones en la precisión de la medición producidas por la variación de los cálculos de la vida media de 14C, las fluctuaciones en la proporción de 14C atmosférico a lo largo del tiempo que ahora se tratan a través de la calibración basada en la dendrocronología, y el fraccionamiento isotópico variable en diferentes materiales de la muestra, por no mencionar cuestiones tan aparentemente triviales como el pretratamiento y la contaminación de la muestra, y la relación entre la fecha y el evento objetivo. Como ciertamente reconoció la propia comunidad de analistas del radiocarbono, el error podría introducirse en muchas etapas diferentes del proceso, por lo que los métodos técnicos e interpretativos han continuado evolucionando incluso cuando la técnica estaba en uso activo (cf. Spriggs 1996).
Hay que tener precaución, como demuestra por ejemplo, lo que ha sucedido en arqueología insular del Asia sudoriental, cuyos investigadores e investigadoras se ven obligados en la actualidad a prescindir de las fechas de los años sesenta y principios de los setenta procesadas en el Laboratorio de Gakushuin (GaK) en Japón como poco fiables (Spriggs 1989:604, 1996); a efectos de la presente revisión, es interesante señalar que la reciente compilación de fechas 14C de América del Sur por Goldberg y sus colegas (2016), incluye 48 referencias procesadas por ese laboratorio (GaK) para los Andes Centrales2.
De hecho, tanto el cauteloso optimismo de Junius Bird (1951) como las advertencias de Rowe sobre el uso incauto de las fechas del 14C, y la conveniencia actual del modelado bayesiano (cf. Capítulos 21-24 de este libro), que integra formalmente la información arqueológica como antecedentes de una inferencia estadística (cf. Bayliss 2009:126). Sin embargo, en lugar de estimular el desarrollo de programas rigurosos de datación 14C, escepticismos como el de Rowe han provocado una continua dependencia en los Andes Centrales de cronologías relativas a escala local, principalmente series cerámicas e iconográficas. Con pocas excepciones, las fechas 14C en los Andes Centrales han sido generalmente utilizadas solo como anclajes para estas secuencias, a través de las cuales sitios o contextos particulares se relacionan con marcos regionales, más que como medios para desarrollar modelos cronológicos detallados de sitios o trayectorias regionales (mucho menos para probar o desempacar marcos culturales e históricos).
Después de una breve revisión del uso de la datación 14C en la arqueología de los Andes Centrales, me centro en este capítulo en cuestiones prácticas que enfrentan los arqueólogos que trabajan en la región, ya que ambos emplean fechas 14C y buscan ser consumidores informados y críticos de las fechas y cronologías publicadas por medio de relojes isotópicos. Reviso los temas generales de la datación 14C aplicada a la región Andina Central, considero temas particulares de los Andes Centrales y estudios de caso recientes en la aplicación de estos métodos cronométricos dentro de la región, y concluyo con una discusión de las preguntas salientes relacionadas con la medición del tiempo en arqueología que continúan demandando atención de la investigación.
Una Breve Historia de la Datación por 14C en los Andes Centrales
Renfrew (1973) y posteriormente Taylor (1995) y Bayliss (2009) plantean tres impactos revolucionarios distintos de la datación por radiocarbono en la arqueología: la introducción de un método fiable de datación absoluta, la calibración que podría relacionar esas fechas directamente con los años naturales, y las mejoras metodológicas (espectroscopia de masas [AMS]) que aumentaron enormemente el número de fechas producidas (cf. Capítulo 4 de este libro). Estas «revoluciones de radiocarbono» pueden ser detectadas en los Andes Centrales, donde los arqueólogos han sido cautelosos y precoces en la datación del 14C. Cabe destacar los trabajos pioneros en la relación de las fechas del 14C con las relaciones estratigráficas (Bird 1951), en el meta-análisis de las fechas del 14C (Rick 1987) y en el modelado bayesiano (Zeidler et al. 1998). Sorprendentemente, estos avances metodológicos han tenido un impacto general sorprendentemente limitado en los marcos cronológicos regionales.
La Primera Revolución Radiocarbónica
Las primeras décadas de datación arqueológica 14C en los Andes Centrales formaron parte de la «primera revolución del radiocarbono»: la adopción de un método fiable de datación absoluta (cf. Taylor 1995; Bayliss 2009). Materiales de la arqueología andina estuvieron entre los primeros en ser datados por Willard Libby: 14 muestras de los Andes Centrales (de las cuales 12 eran arqueológicas) fueron proporcionadas por Junius Bird, George Kubler y Donald Collier y fueron incluidas en la primera lista de dataciones en 1951 (Arnold y Libby 1951:119-120; Bird 1951). Incluso cuando se publicaron por primera vez, Bird ya estaba tratando de usar las relaciones estratigráficas entre estas fechas para restringir los largos intervalos de confianza, y lidiando con la forma de interpretar la naturaleza probabilística de los resultados (por ejemplo, Bird 1951:Fig. 1 y p. 47). El objetivo entonces era la construcción de cronologías a macroescala (por ejemplo, Bird 1951: Tabla 2) para la región andina. De hecho, el advenimiento de la datación en el 14C coincidió con un imperativo de investigación más amplio en la arqueología de los Andes Centrales: el establecimiento de marcos cronológicos y la comprensión de los procesos culturales que habían producido el patrón observado (por ejemplo, Bennett 1948; Larco Hoyle 1948; cf. Ramón Joffré 2005:11-14).
La Segunda Revolución Radiocarbónica
Renfrew (1973) calificó el impacto de la calibración dendrocronológica —es decir, la relación fiable entre los resultados del reloj isotópico y los años calendáricos— como la «segunda revolución del radiocarbono», por su impacto en la comprensión arqueológica de la historia de la cultura. En los Andes Centrales, dominados más por un amplio reconocimiento de la necesidad de construir un marco cronológico que por ideas establecidas sobre las relaciones cronológicas, esta segunda revolución tal vez tuvo un efecto menos dramático. El impacto se mezclaba con el de la primera revolución, y se anota, por ejemplo, en las secuencias temporales definidas por Bennett (1946:80) y por Willey (1948:Tabla 1), con las formulaciones subsiguientes (por ejemplo, Bennett y Bird 1964:Fig. 8; Lanning 1967:Tabla 2; Lumbreras 1974:14-18), que mantienen un esquema en gran medida comparable, pero extienden el período de tiempo en aproximadamente un milenio. De hecho, tanto antes como después de que la calibración de las fechas 14C fuese reconocida como una necesidad, el entusiasmo acerca de la contribución potencial de este método en la construcción de la cronología centroandina fue atenuado por la cautela acerca de las complicaciones metodológicas y la necesidad de vigilar los posibles excesos interpretativos en su uso (por ejemplo, Engel 1963; Bennett y Bird 1964:223-228; Rowe 1965; tanto Bennett como Bird y Rowe incluyen en sus preocupaciones las complicaciones planteadas por el reconocimiento de que la calibración era necesaria).
La Tercera Revolución Radiocarbónica
Una idea de la velocidad con la que los arqueólogos que trabajan en la región han adoptado la datación 14C puede obtenerse agregando el año inicial de publicación de las fechas 14C incluidas en las bases de datos regionales (Ziółkowski et al. 1994; Rademaker et al. 2013; Gayo et al. 2015; Goldberg et al. 2016); el año de análisis de laboratorio es, desafortunadamente, raramente disponible. Los resultados (n=5167), muestran, tal como se puede esperar, una tendencia al aumento a través del tiempo (ver Figura 1)3.
Esta adopción lenta y paulatina del nuevo método refleja probablemente las limitaciones presupuestarias y la respuesta a las advertencias de Rowe y otros, así como una tendencia a basarse en la cronología relativa y/o la asignación tipológica a los marcos cronológicos existentes. Incluso después de la llegada del 14C, la periodización tradicional siguió siendo más popular que las cronologías absolutas (Ramón Joffré 2005; Kaulicke 2008; Rowe 1962). Las ambigüedades e incluso las incoherencias producidas por la yuxtaposición de las fechas del 14C y otra información cronológica (en particular la derivada de la seriación y las relaciones estratigráficas) produjeron una atmósfera disciplinaria en la que las fechas proporcionadas por relojes isotópicos se consideraban a menudo menos fiables que las cronologías culturales preexistentes en las que se pretendía que encajaran esas fechas. Spriggs (1996:941) llega a sugerir que «debemos ser muy cautelosos al interpretar fechas de radiocarbono anteriores a 1970». Como resultado, las fechas 14C se utilizaron más generalmente para identificar los amplios períodos de tiempo dentro de los cuales los períodos basados en la cultura material deberían caer, antes que como herramientas para refinar la comprensión de esos períodos en sí mismos. Esto es particularmente notable en los períodos arqueológicos más recientes que se han considerado mejor documentados y entendidos y que se han mantenido en gran medida a lo largo del tiempo durante varias décadas, a pesar del aumento en el número de fechas 14C, tal y como aparece en la Figura 1. Esto es evidente en la escasez de atención explícita a las fechas del 14C en los tratamientos sintéticos de la arqueología centroandina en síntesis tan influyentes como las de Lanning (1967), Willey (1972), Lumbreras (1974) y Keatinge (1988); aun cuando las cartas cronológicas que producen se describen como basadas en fechas de radiocarbono, no se describen las fechas específicas y el proceso de síntesis.
El aumento en las dataciones absolutas a partir de los años 90 (que aparece subrepresentado aunque sea) corresponde a la «tercera revolución del radiocarbono» de Taylor (1995): la proliferación de fechas 14C provocada por la disponibilidad cada vez mayor de la técnica de la espectroscopia de masas con acelerador (AMS), así como la consiguiente disminución de los costes de análisis y la relajación de las limitaciones de las muestras aptas para el análisis. Bayliss (2009) argumenta que esta tercera revolución está en curso, ya que los efectos de esta proliferación de fechas 14C permitidas por la datación AMS incluyen innovaciones que están cambiando las formas en que las dataciones absolutas contribuyen a la interpretación arqueológica. Se refiere principalmente al modelado bayesiano (es decir, la incorporación formal de otros tipos de información cronológica en el cálculo de las funciones de densidad de probabilidad usadas para describir las fechas 14C calibradas), pero también se podría incluir razonablemente el meta-análisis (principalmente distribuciones de probabilidad resultado de la suma de los intervalos de confianza de gran número dataciones (véase los Capítulos 25 y 26 de este libro al respecto). A pesar de las críticas a su validez, este método ciertamente se está volviendo más común y tiene un amplio impacto, e incluso la proliferación de registros paleoecológicos que son cada vez más precisos cronológicamente a medida que los modelos estratigráficos se basan en fechas 14C y métodos de modelado más rigurosos. El modelado bayesiano se aplicó relativamente pronto en los Andes Centrales (Zeidler et al. 1998), pero ese esfuerzo inicial no estimuló la adopción generalizada del método, que solo recientemente se ha aplicado más ampliamente (por ejemplo, Contreras, en prensa; Koons y Alex 2014; Marsh 2012; Marsh et al. 2017; ver la sección 5 de este capítulo). De manera similar, el meta-análisis de las fechas del 14C como una herramienta para examinar los patrones culturales y demográficos prehistóricos fue pionero en los Andes Centrales (Rick 1987), pero solo recientemente se ha adoptado más ampliamente y luego se ha vuelto a visitar en los Andes Centrales (por ejemplo, Marsh 2015; Goldberg et al. 2016; Riris 2018; ver Sección 5).
Las Revoluciones No se Aceptan Sin Críticas
Incluso con la «tercera revolución» en marcha, las preocupaciones metodológicas —por ejemplo, el efecto reservorio marino y la calibración apropiada para contextos en el hemisferio sur— continúan siendo relevantes, como se discute más adelante en la Sección 4. Por otro lado, es importante tener en cuenta que en cualquier base de datos con dataciones de los últimos 70 años tendrá fechas problemáticas (como lo señaló Ziółkowski 1994 en su comentario sobre las dificultades de compilar las dataciones absolutas para la región). La precaución que ya de buen inicio expresaron Bird (1951), Engel (1963) y Rowe (1965) ha estado justificada, al menos en parte, ya que las décadas posteriores han sido testigos del uso a veces displicente de los métodos cronométricos en los Andes Centrales. Ya sea debido a limitaciones presupuestarias, a una comprensión inadecuada del método o a un exceso de optimismo, hay muchos ejemplos de casos en los que secuencias cronológicas enteras de un sitio o región se han anclado con muy pocas dataciones, o incluso con una única fecha, de lo que se deduce que las relaciones contextuales se han documentado de forma insegura, no se han identificado los materiales fechados, o bien que las fechas se han seleccionado de forma idiosincrática para producir cronologías que se ajusten a las expectativas de sus autores. La publicación periódica y continua de advertencias sobre los peligros de usar fechas 14C (por ejemplo, Ziółkowski 1994; Velarde 1998; Kaulicke 2008; Rick et al. 2009) es testimonio de la persistencia de tales problemas. Los Andes Centrales están lejos de ser la única región en la que sucede esto, como Bayliss (2009:126) observó mordazmente en 2009: «En general, el material de corta duración se aísla ahora para la datación y cada vez más las muestras de una sola entidad… son la regla en lugar de la excepción, pero rutinariamente todavía se presta muy poca atención a la asociación entre la muestra, el contexto en el que fue recuperada, y el evento arqueológico que nuestra datación apunta».
Muchos de estos problemas fueron reconocidos por Ziółkowski y en los esfuerzos pioneros de sus colegas para construir una base de datos regional de cronometrías absolutas (Ziółkowski et al. 1994; Michczyński et al. 1995), y se describen en la contribución de Ziółkowski a la publicación (Ziółkowski 1994), centrándose específicamente en los desafíos que plantea la tarea aparentemente sencilla de yuxtaponer fechas 14C de diversas fuentes. Como ha demostrado este esfuerzo inicial de compilación de una base de datos de fechas 14C de la región, si una base de datos ha de ser más que un catálogo de fechas tal como están publicadas, se tendrá que tener en cuenta si en la publicación original las fechas se calibraron dendrocronológicamente o no, debiéndose especificar con qué método de calibración. Por otro lado, será importante especificar si se ha identificado o no el material fechado o si se ha especificado su contexto y la relación con el evento objetivo. En algunas de las primeras publicaciones se observa la grave omisión de la incertidumbre de la medición (por ejemplo, Engel 1963:Tabla 1, proporciona solamente valores medios; a menudo es más problemática la construcción de cronologías basadas en los valores medios de los intervalos de confianza después de calibración que otros aspectos incompletos de la publicación).
Esfuerzos tales como la calibración de mediciones 14C no calibradas previamente, la clasificación de la fiabilidad de las muestras o la búsqueda de patrones dentro de las fechas incluidas, se enfrentan a problemas que requieren algo más que una simple compilación (véanse los capítulos 14-20 de este libro, dedicados a las bases de datos con dataciones radiométricas).
Ziółkowski y sus colegas lucharon con estos problemas porque intentaron:
- Ejercer algún control de calidad en las fechas incluidas en la base de datos ANDES14C, y
- Trabajar para yuxtaponer de manera significativa las fechas, intentando no solo ponerlas a disposición sino también considerar el uso de la base de datos como una herramienta analítica.
Las compilaciones de fechas que no aspiraban a ser más que listas (por ejemplo, Bird 1951; Engel 1963; Ravines y Alvarez Sauri 1967; Ravines 1982) no se enfrentaron a este desafío, mientras que las compilaciones temáticas dirigidas (por ejemplo, Watson 1986 [Costa Norte]; Paul 1991 [Paracas]; Burger 1992:Appendix [Periodo Inicial y Horizonte Temprano]; Lau 2004 [Recuay]) han tendido a centrarse en la recopilación y selección de fechas y no han reconocido explícitamente cuestiones metodológicas de yuxtaposición de fechas o su uso para crear cronologías. Nótese, por ejemplo, que la compilación de fechas en Burger (1992:Appendix) no especifica ninguna información de calibración y proporciona fechas medias únicas en lugar de rangos de probabilidad. Esto se debe en parte a los objetivos de las compilaciones temáticas, que consideran implícitamente que los esquemas cronológicos anteriores son sistemas fiables de periodización en los que pueden ajustarse las fechas 14C. Esto puede ser una manifestación de lo que Politis (2003:118) ha descrito como el continuo dominio de un paradigma fundamentalmente histórico-cultural dentro de la arqueología sudamericana, dentro del cual las fechas del 14C podrían ser cómodamente desplegadas, formando parte de la «historia de la cultura con métodos analíticos más sofisticados».
Por el contrario, los objetivos analíticos generales de los proyectos de bases de datos subsiguientes (por ejemplo, deFrance et al. 2009; Rademaker et al. 2013; Gayo et al. 2015; Goldberg et al. 2016), cuyo objetivo declarado es el análisis de series temporales, hacen que estas cuestiones sean vitales: cuando los resultados analíticos dependen de la densidad de la muestra en el tiempo y el espacio, esos resultados pueden ser muy sensibles a la inclusión o exclusión de muestras particulares (particularmente si el corpus en cuestión tiene pocas muestras para un período de tiempo o una región determinados). Sin embargo, incluso estos proyectos recientes han luchado con el problema de filtrar las fechas según su calidad, fiabilidad y representatividad, particularmente a medida que las bases de datos se hacen más grandes (cf. Goldberg et al. 2016, Rademaker et al. 2013). Aunque tal «higiene cronométrica» (cuidadosa selección de fechas para incluir solo eventos con fechas exactas que coincidan de manera fiable con los eventos objetivo, cf. Spriggs 1989) es vital para construir interpretaciones arqueológicas robustas, el desafío de evaluar un gran número de fechas publicadas —a menudo publicadas con diferentes grados de minuciosidad— es tal que los metaanálisis a menudo se basan en el esperanzador principio de que grandes muestras de fechas del 14C pueden obviar la necesidad de escrutinio de fechas individuales.
El meta-análisis de colecciones de fechas 14C empezó, precisamente en la arqueología de los Andes Centrales, donde John Rick (1987) argumentó que las colecciones de fechas 14C podrían permitir el examen de amplios patrones demográficos en el espacio y el tiempo. A pesar de varios factores de confusión (por ejemplo, sesgos de preservación e investigación), Rick argumentó que el número de fechas 14C podría servir como un estimador de la población para las regiones costeras y montañosas del Perú durante el período precerámico (definido para conveniencia analítica como 20,000 – 3000 años de radiocarbono BP), ya que la producción de material datable debería ser aproximadamente proporcional al tamaño de la población (cf. Rick 1987:Fig. 1). Al excluir los últimos tres milenios evitó problemas de interés variable en la datación 14C por investigadores centrados en diferentes períodos. Este tema se desarrolla en profundidad en el capítulo 25 de este libro, y parcialmente, en el capítulo 26).
Estos análisis dependen en gran medida del tamaño de las muestras en relación con los períodos de tiempo y espacio considerados (es decir, la densidad del muestreo). Rick se basó en 328 dataciones absolutas, mientras que la Figura 1 deja claro que ahora se dispone de muestras considerablemente más grandes, particularmente cuando se consideran períodos de tiempo más largos. Ziółkowski y sus colegas pudieron inicialmente compilar aproximadamente 2650 fechas 14C de Ecuador, Bolivia y Perú en ANDES 14C (1994), Gayo y sus colegas incorporaron 1661 dataciones más en el SCAR (a partir de su publicación en 2015), y Goldberg y sus colegas se basan en 3124 dataciones de los Andes Centrales (2016). Dicho esto, Rademaker y sus colegas4 (2013) solo pudieron compilar 308 dataciones para el período de 13.000 a 7.000 BP, mientras Riris (2018) logró compilar 1180 dataciones para el periodo 14.000 a 3.000 BP. Evidentemente, los aumentos en el número total de fechas 14C desde la introducción de AMS no están distribuidos uniformemente entre los sitios de todos los períodos de tiempo.
Finalmente, vale la pena señalar un hecho obvio que rara vez se menciona en la literatura arqueológica: las dataciones radiométricas de contextos arqueológicos no son las únicas dataciones absolutas arqueológicamente relevantes en los Andes Centrales. Las fechas de contextos paleoambientales son cada vez más importantes en la interpretación arqueológica, ya que a menudo sirven de enlace entre los datos arqueológicos y paleoambientales (ver Contreras 2010; Rademaker et al. 2013; Marsh 2015). La reciente síntesis de Flantua y sus colegas (2016), por ejemplo, demuestra la relevancia de los datos paleoambientales para la síntesis arqueológica. Estos datos paleoambientales generalmente se basan en fechas radiométricas que sirven como base para modelos de relación profundidad estratigráfica – tiempo en secuencias paleoclimáticas y paleoecológicas en lagos y turberas, así como marcadores de fenómenos tales como eventos extremos de El Niño – Oscilación del Sur (ENOS) y avance y retroceso glaciar. Estas fechas rara vez o nunca figuran en las bases de datos arqueológicos, aunque pueden figurar —generalmente de manera indirecta— en las interpretaciones de sitios o regiones, ya que las trayectorias humanas y ambientales están vinculadas desde el punto de vista interpretativo. Sin embargo, los arqueólogos que trabajan en los Andes Centrales deben tener en cuenta que las mejoras analíticas que afectan la utilidad de los datos 14C (con respecto, por ejemplo, a la calibración o a los efectos de los yacimientos marinos) son tan probables de provenir de la comunidad paleoecológica como de la comunidad arqueológica.
Cuestiones Fundamentales
Los temas fundamentales de las dataciones por 14C ya están cubiertos en otros capítulos de este libro (cf. especialmente capítulos 4 y 11, así como en diversas referencias bibliográficas, por ejemplo, Taylor 1995; Taylor y Bar-Yosef 2014; Bayliss 2009). Solo menciono brevemente aquí algunos aspectos generales, antes de pasar a los temas más particulares de la cronometría en la arqueología de los Andes Centrales.
En los Andes Centrales como en otros lugares, dos tipos de preocupaciones se ciernen sobre los aspectos de la datación radiométrica que están bajo el control de los arqueólogos: la metodología y la interpretación. Las preocupaciones metodológicas comprenden la selección de muestras (incluyendo el material, el contexto y la documentación) y las convenciones de presentación de informes, mientras que las preocupaciones interpretativas provienen principalmente de la naturaleza probabilística de los resultados del método, e incluyen tanto el modelado cronológico bayesiano como el meta-análisis a través de distribuciones de probabilidad sumadas. Los temas de calibración y corrección (por ejemplo, de ΔR) caen dentro de ambas categorías (cf. el capítulo 11, de Rafael Micó).
La aplicación arqueológica de un conjunto de dataciones radiométricas depende de la relación entre el suceso datado (es decir, la fecha de calendario medida por la estimación 14C en una muestra arqueológica) y el suceso objetivo (es decir, el episodio en el pasado cuya fecha calendárica de ocurrencia queremos determinar). La selección de las muestras para la datación debe guiarse por la identificación de un suceso objetivo, la comprensión de cuál será el suceso datado y la elucidación de la relación entre ambos. Esto puede complicarse por la edad de las muestras en el momento de la depositación, por cualquier característica postdepositacional en el yacimiento, así como por preocupaciones arqueológicas básicas tales como la relación del suceso depositacional con el suceso objetivo, el número de episodios depositacionales y la perturbación postdeposicional. Relacionar el suceso depositacional con otros contextos de interés es, por supuesto, otra tarea fundamentalmente arqueológica.
El análisis o compilación de las dataciones absolutas publicadas también debe confrontar la relación entre el suceso objetivo y el suceso fechado, a menudo con la complicación añadida de que estas están descritas de manera incompleta en las publicaciones originales. Ziółkowski (1994) describe las dificultades de incluso yuxtaponer fechas encontradas en la compilación de la base de datos ANDES14C; las decisiones sobre la inclusión o exclusión de fechas en meta-análisis (Rick 1987; Goldberg et al. 2016) son fundamentalmente evaluaciones sobre la fiabilidad de las fechas publicadas. Estos desafíos se agravan cuando los análisis son más complejos, o se centran en escalas de sitio o de captación (en lugar de regiones geográficas tradicionales o bien áreas continentales), y cuando se investigan las relaciones relativas de los sucesos objetivo que están próximos en el tiempo. Con esto en mente, Bayliss (2015) ha sugerido convenciones de presentación de informes más completas y rigurosas para las fechas arqueológicas 14C, siguiendo a Millard (2014), y propone que se incluyan:
- Detalles de los análisis de laboratorio, incluyendo tanto:
- el número de laboratorio comúnmente publicado, la edad de radiocarbono y el error de medición, así como los detalles de calibración, y
- los detalles más raramente mencionados, como características del pretratamiento en laboratorio, síntesis y medición, medición δ13C y corrección por efecto reservorio.
- El contexto arqueológico, incluyendo:
- material fechado, idealmente identificado a nivel de especie y con indicación de si se deriva de una sola entidad,
- reservorio 14C apropiado,
- detalles referidos a la asociación entre la muestra datada y su contexto arqueológico.
Tales estándares facilitan la higiene cronométrica, tal y como ya propusiera en su día Spriggs (1989); el objetivo es un estándar donde la fiabilidad de las fechas publicadas pueda ser fácilmente evaluada por futuros investigadores e investigadoras.
La información más amplia que Bayliss aboga por publicar como algo natural es necesaria si las dataciones publicadas van a ser incorporadas en los modelos cronológicos bayesianos. Estas se están convirtiendo en la clave de la construcción de cronologías arqueológicas, logrando a la vez una datación más precisa de los acontecimientos y una descripción más explícita de las incertidumbres en la cronología cuando estas existen. Los modelos bayesianos, basándose en la naturaleza probabilística de las determinaciones 14C calibradas, incorporan formalmente otros tipos de información de dataciones calibradas, lo que produce probabilidades posteriores que a menudo pueden estar sustancialmente limitadas en relación con las probabilidades previas de las dataciones calibradas independientemente (véase Bayliss et al. 2007; Capítulo 21 de este libro, obra de Caitlin Buck y Miguel A. Juárez).
El interés de las probabilidades posteriores producidas por los modelos bayesianos radica en su mayor precisión con respecto a las dataciones no modeladas, siempre y cuando se disponga de suficiente información cronológica —por ejemplo, la secuenciación de eventos fechados a través de relaciones estratigráficas—. Además, sirven para subrayar la naturaleza probabilística de las mediciones de los relojes isotópicos. Si bien esto no necesita enfatizarse, habiendo sido reconocido desde las primeras aplicaciones arqueológicas del método, sigue siendo común ver fechas 14C calibradas —funciones de densidad de probabilidad distribuidas asimétricamente (PDFs)— presentadas implícitamente como si fueran distribuciones normales o uniformes. Los ejemplos incluyen el tratamiento de la media o mediana como una estadística resumida significativa (deFrance et al. 2009) y el tratamiento de las probabilidades como si estuvieran distribuidas por igual entre todas las fechas en los intervalos de tiempo que abarcan los intervalos de confianza del 68% o 95% (por ejemplo, Bauer 1996; Görsdorf y Reindel 2002; Janusek 2003; deFrance et al. 2009; Dillehay et al. 2012; Quilter et al. 2012). Aunque es difícil resumir los PDF de otra manera, la sugerencia de que la probabilidad está distribuida equitativamente a lo largo de todo el rango puede ser engañosa, ya que las probabilidades están distribuidas irregularmente y el área de mayor probabilidad no está necesariamente asociada con el centro de la distribución. Cuando se utilizan en la construcción de secuencias cronológicas, estos efectos pueden multiplicarse.
La dificultad de cómo interpretar distribuciones de probabilidad irregulares también anima debates sobre la utilidad y fiabilidad de los meta-análisis de las dataciones por radiocarbono, que se basan en distribuciones de probabilidad sumadas. Como los PDFs irregulares producidos por la calibración de fechas 14C no pueden segmentarse simplemente para examinar sus frecuencias cambiantes en el tiempo y el espacio, la propuesta de meta-análisis de fechas como datos de Rick (1987; cf. Williams 2012; Contreras y Meadows 2014. Véase también, Capítulo 21 de este libro) se ha fundado en la adopción del enfoque de probabilidad sumada. Donde Rick evitó el problema trabajando con fechas no calibradas y años de radiocarbono antes de la actualidad, el creciente reconocimiento de que las fechas calibradas son necesarias para la interpretación arqueológica ha hecho necesario un medio de resumir las frecuencias de los PDFs. El enfoque de la datación individual en cada intervalo discreto de la escala calendárica, para la cual cualquiera de las fechas tiene una probabilidad y normalizando el resultado; la altura del PDF acumulativo resultante se entiende entonces implícitamente que refleja el número de contextos datados para cualquier punto de la escala calendárica. En general, ese número de fechas a lo largo del tiempo se argumenta (o se supone) que es proporcional a la población, si bien conviene tener presente diversos problemas metodológicos y teóricos (Contreras y Meadows 2014:591-592; Véase también, Capítulo 21 de este libro, contribuido por los mismos Contreras y Meadows).
La calibración de las fechas 14C es obviamente vital para la interpretación arqueológica, ya sea de fechas aisladas, a través del modelado bayesiano, o a través del meta-análisis. Aunque se trata de un problema arqueológico general, las cuestiones de la curva de calibración específica son geográficamente específicas, y discutiremos los problemas de calibración en los Andes Centrales en la Sección 4, más adelante. A este respecto, basta con señalar que, si bien los laboratorios de radiocarbono proporcionarán datos calibrados, ahora también es habitual que los arqueólogos calibren ellos mismos las dataciones radiométricas, ya que en la actualidad se dispone de múltiples herramientas computacionales. Estos incluyen OxCal (https://c14.arch.ox.ac.uk/oxcal.html), CALIB (http://calib.org/calib/), Bacon (http://www.chrono.qub.ac.uk/blaauw/bacon.html), Chronomodel (https://chronomodel.com/), y CalPal (http://monrepos-rgzm.de/forschung/ausstattung.html#calpal), así como los paquetes BChron (Parnell 2015), clam (http://www.chrono.qub.ac.uk/blaauw/clam.html y https://github.com/SimonGoring/clam), y RChronoModel (Philippe y Vibet 2017). Estas herramientas también facilitan el manejo de correcciones de yacimientos marinos y otras compensaciones de datación, donde son conocidas o calculables, y OxCal, Bacon, BChron, clam y Chronomodel también están diseñadas para el modelado de las relaciones profundidad estratigráfica-tiempo y/o la construcción de modelos bayesianos y el cálculo de probabilidades posteriores. Véanse los capítulos 23 y 24 de este libro, sobre OxCal y ChronoModel.
Cuestiones de Interés para el Uso de Dataciones 14C en la Arqueología de los Andes Centrales
La arqueología de los Andes Centrales se enfrenta no solo a desafíos metodológicos e interpretativos generales en la datación arqueológica 14C, sino también a problemas particulares de la región. Metodológicamente, los Andes Centrales son particularmente propensos a las complicaciones derivadas de la irregularidad de la calibración dendrocronológica y la corrección del efecto reservorio marino. El tratamiento adecuado de estos problemas en estas regiones sigue siendo un tema de investigación abierto, por lo que no es sorprendente que históricamente haya sido también un reto importante. Además, la incorporación de los resultados de la datación absoluta a los marcos cronológicos preexistentes (o incluso la total rectificación y posterior reconstrucción de esas secuencias), así como el enfoque «Big Data» a las fechas 14C presentan desafíos interpretativos específicos para los Andes Centrales.
1 Traducido del original en inglés por J.A. Barceló.
2 Aunque las fechas de análisis no son obvias, ya que las fuentes son compilaciones previas (Gayo et al. 2015 y Ziółkowski et al. 1994), al menos varias muestras (de Kotosh, Las Haldas y Tiwanaku, como mínimo) fueron analizadas durante el período en cuestión.
3 (Referencia a la Figura 1, no incluida en el texto original).
4 (Referencia a una nota sobre Rademaker et al. 2013, no incluida en el texto original).

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