31 May
El Teatro Comercial o Tradicional
El teatro comercial o tradicional representa los gustos de la mayoría de espectadores, compañías y empresarios. En general es menos interesante que el teatro renovador, pero hay autores y obras que merecen ser destacados. Se difunde a través de tres corrientes: el teatro poético, la comedia burguesa y el teatro cómico.
El teatro poético, en verso, también llamado modernista o drama romántico, está constituido por dramas de tema histórico, en relación con el deseo de evasión propio de fin de siglo. Destacan: Eduardo Marquina, Francisco Villaespesa y los hermanos Machado.
La comedia burguesa o benaventina, llamada así porque Jacinto Benavente (Premio Nobel español de Literatura en 1922) es su máximo representante. Esta se caracteriza por sus ambientes de alta burguesía o campesinado acomodado. Se considera que su mejor obra es Los intereses creados de 1907. Benavente tuvo mucho éxito hasta la Guerra Civil porque se acomodaba a los gustos del público de la época.
El teatro cómico, representado por: Carlos Arniches, quien cultiva el sainete popular madrileño. Es también el creador de la tragedia grotesca, fórmula teatral que combina la comedia con la tragedia para denunciar injusticias sociales. La señorita de Trevélez y Los caciques son las dos obras más conocidas. Pedro Muñoz Seca, que es el creador del astracán, género basado en el disparate cómico en el que se busca la gracia chabacana y vulgar, con gusto por los juegos de palabras, el chiste fácil y las situaciones disparatadas. Destacan títulos suyos como La venganza de don Mendo (1918) -parodia en verso de los dramas históricos- y Los extremeños se tocan (1926). Los hermanos Álvarez Quintero (Serafín y Joaquín) quienes contribuyeron a crear la imagen estereotipada de Andalucía y gozaron de mucho éxito con sus diálogos graciosos (El patio, Mariquilla Terremoto).
El teatro renovador, en cambio, es minoritario. Se caracteriza por el abandono del realismo, el interés por representar inquietudes filosóficas o existenciales a través del valor simbólico de los personajes o la escenografía, y la recuperación de subgéneros teatrales como la farsa o la tragedia. Podemos poner de ejemplo de este teatro a los autores de la Generación del 98: Unamuno crea un teatro desnudo de toda retórica y ornamentación escénica (decorado, vestuario, utilería), esquemático en la forma, de pocos personajes, pero con densos diálogos para desvelar los mismos conflictos que en sus novelas (el cainismo, la lucha entre sentimiento y razón, la búsqueda del yo) en obras como Fedra (1910) o El otro (1926). Azorín luchó por un teatro antirrealista que incluyera lo onírico y lo fantástico.
Es famosa su trilogía Lo invisible que habla de la muerte. Un coetáneo es Jacinto Grau, que recupera temas literarios y mitos clásicos (don Juan, Pigmalión..) y los adapta a la tragedia. Tuvo mucho éxito fuera de España con obras como El señor de Pigmalión (1921).
Ramón María del Valle-Inclán
Ramón María del Valle-Inclán: Arranca su producción teatral en dramas decadentes próximos al Modernismo para continuar con el llamado por Ruiz Ramón su «teatro en libertad», concebido más para ser leído que representado, por las audaces puestas en escena imposibles para la época y las acotaciones literarias. Su producción puede organizarse en tres ciclos:
- Empieza con los dramas del ciclo mítico y sigue con las farsas.
- Las míticas son obras de ambiente gallego atemporal, regido por la violencia y las fuerzas primarias (poder, sexo, avaricia, miedo). En esta etapa se incluyen la trilogía de las Comedias bárbaras y Divinas palabras.
- En las farsas, Valle-Inclán rompe con la realidad incluyendo personajes disfrazados que hablan en verso y hace parodias o sátiras como la de La Reina castiza (1920) sobre la corte de Isabel II.
El siguiente paso es «el esperpento» que comprende cuatro obras: Luces de bohemia (1920), y otras tres publicadas bajo el título de Martes de carnaval –Los cuernos de don Friolera (1921), Las galas del difunto (1926) y La hija del capitán (1927)-. «El esperpento» es una deformación sistemática de la realidad a través de caricaturas cómicas y macabras. Con esta técnica, Valle quiere reflejar lo absurdo de la realidad. El propio Max Estrella, personaje principal de Luces de Bohemia, lo define «Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento». En esta obra se cuenta el dantesco viaje de Max Estrella, poeta ciego guiado por Latino de Híspalis a través de la noche madrileña, hasta su muerte en el portal de su casa. Esta anécdota se convierte en parábola trágica y grotesca de la imposibilidad de vivir en una España deforme, injusta, opresiva, absurda. La degradación de los personajes está en las animalizaciones, cosificaciones o muñequizaciones de los mismos.
Federico García Lorca
Federico García Lorca Las características más importantes de sus obras son:
- El tema principal es la frustración, el choque de la libertad del individuo contra la realidad, que imponen la sociedad, la tradición o el destino. La libertad suele estar representada por personajes femeninos.
- Alternancia de la prosa con el verso en muchas de sus obras. Gran importancia de la música y la canción, la danza, el vestuario… El lenguaje poético, plagado de metáforas, símbolos y símiles.
Lorca pretendía popularizar el espectáculo teatral; de hecho dirigió durante la Segunda República una compañía de teatro universitario, «La Barraca», con la que viajó por España representando obras de teatro clásico.
Dejando aparte sus comienzos modernistas, su obra se clasifica en tres bloques:
- En las farsas, entre las que hay dos para teatro de guiñol (Tragicomedia de don Cristóbal y la seña Rosita, 1922 y Retablillo de don Cristóbal, 1930) y otras dos más complejas para actores (La zapatera prodigiosa, 1930 y Amor de don Perlimplin con Belisa en su jardín, 1931), aparecen problemas derivados de los matrimonios de conveniencia entre un viejo y la joven.
- El segundo bloque pertenece al teatro surrealista: Así que pasen cinco años (1931) y El público, en que defiende la realización del deseo individual, concretamente el homosexual pues dos actores varones interpretan Romeo y Julieta de Shakespeare.
- El bloque de las tragedias de ambiente rural: Bodas de sangre (1933), Yerma (1934) y La casa de Bernarda Alba (1936) tienen como protagonistas a mujeres que deben reprimir su amor y sexualidad por imposición de la sociedad. En Bodas de sangre, Leonardo huye con la Novia el mismo día en que ella iba a casarse con otro hombre. En Yerma, la protagonista es una mujer estéril desesperada por tener un hijo. Y en La casa de Bernarda Alba la intransigencia materna que reprime los deseos de sus hijas conduce a la tragedia, los celos y la muerte. Esta obra no solo es el «drama de mujeres en los pueblos de España» (como reza el subtítulo), sino que denuncia todas las tiranías que coartan la libertad individual. Las tragedias lorquianas trascienden las realidades humanas concretas (españolas y femeninas) a símbolos de la lucha (con resultado trágico) entre libertad individual y autoridad impuesta.
Teatro Después de la Guerra Civil
Afectado por la Guerra Civil; han muerto los grandes renovadores (Valle-Inclán y Lorca), otros dramaturgos han partido al exilio.
Teatro en los Años 40
La comedia burguesa. Su función es evadirse de la dura realidad del momento, entretener al espectador. Las obras de Jacinto Benavente (que continúa estrenando). Otros autores importantes son Luca de Tena o Edgar Neville. Se trata de obras bien construidas, con diálogos de gran calidad literaria, pero convencionales desde el punto de vista estético y conservadoras desde el punto de vista ideológico, obras para «pasar el rato». Este era el teatro que daba dinero a actores y empresarios.
Teatro cómico: humor absurdo, cuyos principales representantes: Jardiel Poncela es el autor de obras como Eloisa está debajo de un almendro, Los ladrones somos gente honrada, acumulación de situaciones insólitas increíbles y los juegos de palabras. Por su parte, Miguel Mihura escribió en 1932 Tres sombreros de copa. Sus obras, que algunos emparentan con el teatro del absurdo, se caracterizan por la acumulación de situaciones disparatadas y diálogos absurdos. En Tres sombreros de copa, el serio y formal Dionisio se enamora la víspera de su boda de Paula, una desenfrenada actriz de variedades. A pesar de que descubre que su vida de casado promete ser convencional y aburrida, opta por casarse y seguir las convenciones sociales antes que su propia realización personal. Otras obras de Miguel Mihura son Ninette y un señor de Murcia o Maribel.
Teatro en el Exilio
Los tres grandes autores del exilio son Rafael Alberti, Alejandro Casona y Max Aub. Rafael Alberti escribe en el exilio sus mejores obras dramáticas: El adefesio (1944) y Noche de guerra en el Museo del Prado (1956), ejemplo de teatro político. Alejandro Casona es autor de un teatro poético, con personajes misteriosos y alegóricos, que mezcla lo fantástico con lo verdadero. Su obra maestra es La dama del alba. Max Aub también escribió en el exilio algunas de sus obras dramáticas. Una de las más interesantes es San Juan (1943), en la que un grupo de judíos viajan en un carguero buscando un puerto donde desembarcar, pero nadie los acoge, y al final todos mueren en un naufragio.
Teatro de los Años Cincuenta: Teatro Social y Comprometido
En los años 50 empezamos a ver un teatro que se plantea denunciar injusticias o, al menos, hacer que los espectadores sean conscientes de ellas, se hagan preguntas, se sientan inquietos…Este teatro empieza de la mano de Buero Vallejo con su obra Historia de una escalera (1949). Buero Vallejo (1916-2000) es el autor más importante de la época. Sus obras parten de la realidad, pero tienen un fondo simbólico y pueden ser leídas en clave social. Reflejan la miseria de la época, la ignorancia, la falta de libertad, el dolor de los seres humanos… En Historia de una escalera se reflexiona sobre asuntos como el sentido de la existencia, la condición humana o la frustración de las ilusiones. Otras obras de Buero Vallejo son: El tragaluz, En la ardiente oscuridad, o La Fundación.
Destacamos otros autores como Alfonso Sastre. Una de sus obras más conocidas es Escuadra hacia la muerte (1953), una tragedia contra la guerra y la tiranía, que fue censurada después de representarse solo tres veces. Otros dramaturgos empezaron a incluir en sus creaciones temas como la injusticia social, la marginalidad, la emigración, la falta de libertad o la pobreza material y moral de la época, es decir, empezaron a escribir un teatro social, que al igual que en la novela y en la poesía, trataba de dar testimonio de los problemas sociales más candentes. Ejemplos claros de este tipo de teatro son: Los inocentes de La Moncloa de José María Rodríguez Méndez, La camisa de Lauro Olmo.
Fernando Arrabal
Fernando Arrabal: Su figura supuso una revolución profunda para la escena. Fundó en Francia, junto con otros autores, el teatro pánico. Conjuga lo absurdo con lo cruel y lo irónico, la fiesta y lo irracional. Es un teatro provocador y simbólico, cuyos personajes y acciones representan lo peor de los seres humanos, para rebelarse contra la sinrazón del mundo, y mostrar una realidad que carece de coherencia. Después su teatro toma tintes políticos. Destacamos las obras Pic-nic, El triciclo, Fando y Lis, Ceremonia por un negro asesinado, Cementerio de automóviles…
Francisco Nieva
Francisco Nieva: Este dramaturgo empezó a escribir en los años 50, se exilió a Francia y no estrenó sus obras hasta 1975 en España. El tema más frecuente es la imposibilidad del desarrollo pleno del ser humano, a consecuencia de la represión social y espiritual, contra lo que propone la transgresión y la liberación de los instintos. Destaca su obra Pelo de tormenta.
Teatro en el Último Tercio del Siglo XX
Se dan cambios fundamentales en los escenarios a partir del final de la dictadura franquista. Destacamos:
- El apoyo institucional al teatro: creación de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, el Centro Dramático Nacional, el Centro Andaluz de Teatro, etc. El teatro se convierte en una actividad subvencionada y promocionada por diferentes instituciones. También se promueven festivales, como el de Mérida, Almagro, Festival de Otoño (Madrid), etc.
- Consolidación de los teatros independientes, que se caracterizan por la tendencia a la creación colectiva y la preponderancia de los elementos no verbales del espectáculo:
-Els Joglars: en un principio empleaban pocos elementos escénicos, pero con múltiples significados. En sus obras va ganando peso la palabra. Parodian a personajes públicos o conductas humanas.
– Els comediants: Sus representaciones mezclan elementos de la fiesta popular como dragones, monigotes, gigantes, cabezudos… y el teatro de calle, hasta conseguir una fiesta social participativa que trata de estimular al público
– La fura del Baus: Se caracteriza por su imaginación para romper con el teatro comercial. Integra en su espectáculo distintos elementos audiovisuales en sus representaciones, se desarrollan en calles, locales, naves industriales…
Otros grupos: La Cubana, La Cuadra, Tábano, Animalario..
- Proliferación de compañías de aficionados y de salas alternativas: difunden el teatro por todos los sitios del país, para acercarlo al público.
- Importancia del director de escena, que reinterpreta las obras y aporta nuevos puntos de vista. No se utilizan siempre locales comerciales, el teatro se puede dar en cualquier hora y lugar y el público puede ser invitado a participar en el espectáculo. Son características las performance, instalaciones teatrales o intervenciones de espacios urbanos.
- Recuperación de los clásicos y autores censurados: se retoman obras de autores como Lorca o Valle-Inclán, o de autores vetados durante la dictadura (Alberti, Martín Recuerda…)
Por otro lado, pervive un teatro de texto, sobre todo a partir de los años ochenta, que presenta una gran diversidad. Algunos temas recurrentes son los problemas de la sociedad contemporánea (terrorismo, drogas, xenofobia, violencia de género), o la Guerra Civil, evocada desde el punto de vista de los perdedores. La nómina de autores es muy extensa, destacamos: José Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela!), José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro, La estanquera de Vallecas), Fermín Cabal, Miguel Romero Esteo, Paloma Pedrero, etc. De entre los autores más jóvenes destacamos a Juan Mayorga (1965) y a Sergi Belbel (1963). Como ejemplo de creadores experimentales actuales podemos citar a Angélica Liddell y Rodrigo García.
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