09 Dic

Economía y Sociedad en el Paleolítico de la Península Ibérica

El Paleolítico es la etapa más antigua y más duradera de la prehistoria y se divide en Paleolítico inferior, medio y superior. El Paleolítico inferior data de hace más de un millón de años y puede adscribirse a grupos de Homo erectus y Homo antecesor, que suelen habitar en zonas abiertas cerca de ríos y lagos, donde cazaban y carroñaban. Su tecnología era simple, dotando a los utensilios de un filo sobre uno o ambos cantos. En torno al 500.000 a.C. se localizan las primeras hachas de mano (bifaces) y lascas cortantes. Posiblemente, aún no dominaban el fuego. Citaremos Atapuerca (Cantabria) como uno de los yacimientos más destacados de dicha etapa.

Paleolítico Medio

El Paleolítico medio (30.000-40.000 años) se caracteriza por la presencia del Homo neanderthalis, especie muy próxima al Homo sapiens moderno. Sus hábitats eran variados, dominaban el fuego y cazaban animales grandes. Su tecnología lítica era compleja y eficaz, utilizando lascas cortantes. Se discute si poseían un mundo simbólico. Las causas de su extinción no están claras.

Paleolítico Superior

En el Paleolítico superior (40.000-10.000 años) únicamente encontramos humanos modernos. Presenta, por primera vez, cambios culturales rápidos en Europa suroccidental, bien reconocidos por los cambios en las herramientas de piedra y hueso. Los grupos humanos son más numerosos y los contactos a grandes distancias son habituales. Su caza era efectiva, cazaban todo tipo de animales y también recolectaban vegetales nutritivos. Eran nómadas. Destacamos la abundancia de cuevas con arte rupestre y de objetos decorados en piedra, hueso o marfil. Una de las cuevas más importantes es El Castillo y Altamira en Cantabria.

Características Generales del Periodo Neolítico en la Península Ibérica

El Neolítico (o piedra nueva) es la segunda etapa de la Prehistoria y se sitúa cronológica y culturalmente entre el Epipaleolítico-Mesolítico y el Calcolítico. Hacia el año 5.000 a.C. surgieron, en la Península Ibérica, las primeras comunidades neolíticas debido a la difusión por las costas mediterráneas de corrientes culturales procedentes de Oriente Próximo y por la evolución de las culturas autóctonas en contacto con estas.

Transformaciones Neolíticas

El Neolítico es un proceso que implica la sustitución de un modo de vida basado en la caza, la pesca y la recolección por otro modo de vida productor, con domesticación de los animales y cultivo agrícola, elaboración de cestería y tejidos, y fabricación de herramientas con piedra pulimentada y de cerámica para almacenar y transportar los excedentes. Estas innovaciones suponen una transformación del contexto cultural y medioambiental. Es un proceso de larga duración en el que la relación de los individuos con el medio determina ciertas innovaciones de carácter tecnológico que repercuten en aspectos económicos, sociales y religiosos. Destaca la sedentarización y las primeras aldeas agrícolas.

Neolitización y Colonos

La Neolitización se produce con la llegada de los colonos o pioneros, que introducen las innovaciones neolíticas en diferentes territorios, como el norte de Aragón. La innovación más característica de dicha etapa del Neolítico es la cerámica cardial y las manifestaciones artísticas del Arte Macroesquemático. Se introduce la agricultura y ganadería, que generan aldeas como La Draga, abandonando las cuevas. Se produjo así la aparición de manifestaciones artísticas y de sistemas de enterramiento que evolucionarán hasta el Megalitismo, construcción a base de piedras configurando sepulcros colectivos de diferentes dimensiones, evolución social. El fin del periodo vendrá marcado por la aparición de la metalurgia en cobre, que desencadena una mayor complejidad social y grandes cambios en el modelo económico y social en los últimos siglos del IV milenio a.C.

Pueblos Prerromanos: Los Colonizadores Fenicios y Griegos

La presencia de los colonizadores fenicios y griegos supuso un cambio radical en la evolución de los pueblos que ocupaban la Península Ibérica, hasta el punto de que el inicio de la colonización se utiliza de manera convencional para marcar el paso de la fase prehistórica a la historia.

Colonización Fenicia

La colonización fenicia fue la más temprana e intensa y la que tuvo un impacto más profundo y duradero. Esta fue protagonizada por la ciudad de Tirano (Líbano), que lideró la explotación de rutas en el occidental Mediterráneo en busca de materias primas y, especialmente, metales. La presencia de fenicios y luego de los colonos en el Estrecho de Gibraltar se normalizó en el VIII a.C. Los fenicios fundaron múltiples asentamientos, entre los que destaca Gadir (Cádiz), que fue clave en el control de las rutas comerciales.

Influencia Fenicia

La influencia fenicia tuvo un profundo impacto entre las poblaciones autóctonas, social, cultural y económicamente. Su principal aportación fue la introducción de la escritura en la Península Ibérica, clave para entender el desarrollo de la cultura tartésica, que se desarrolló bajo el Guadalquivir, con una importante zona de expansión en Extremadura. La riqueza alcanzada por esta cultura autóctona se ve reflejada en los espectaculares hallazgos arqueológicos de Huelva. A partir del siglo IV a.C., el sur de la península estuvo influenciado por la ciudad de Carthago (Túnez), una antigua colonia fenicia.

Colonización Griega

Comparativamente, la colonización griega fue mucho menos intensa. Focea, una colonia griega, fue la ciudad responsable de la fundación de Massalia, otra colonia. A diferencia de los fenicios, la presencia de los griegos se limitó a pequeños comercios en las costas de Alicante y Cataluña. Tan solo dos asentamientos acabaron por convertirse en grandes ciudades: Rhode y Emporion. A partir del siglo VI a.C., la influencia griega fue fundamental en el desarrollo de la cultura ibérica, lo que es visible en algunos rasgos de la cultura material, en especial, en la producción numismática.

Celtas e Íberos en Vísperas de la Conquista Romana

Un heterogéneo conjunto de pueblos ocupaba la Península Ibérica. Las fuentes de información son: datos arqueológicos, otros que son aportados por autores antiguos griegos y romanos, además de inscripciones en las lenguas locales.

Íberos

Aunque los íberos y los celtas compartían rasgos culturales y/o lingüísticos, no constituían entidades políticas homogéneas. Los íberos ocupaban un amplio territorio que iba del sur de Francia hasta el alto Guadalquivir. Desarrollaron una rica y compleja cultura de tipo mediterráneo, organizada en torno a ciudades-estado aristocráticas como Castulo (Linares). La sociedad era tribal y estaba muy jerarquizada en función del poder económico (agricultura, ganadería) y militar. Comerciaron con los pueblos colonizadores y obtuvieron su propia moneda, el urbanismo y el arte funerario y religioso. Destacan por el desarrollo de la cultura escrita.

Celtas

Los pueblos celtas tenían un grado de desarrollo económico, político y cultural muy inferior respecto a los íberos. Fueron un pueblo ganadero y agricultor. Trabajaban el bronce y el hierro para fabricar herramientas y armas. La explotación minera favoreció el comercio con fenicios y cartagineses. Los celtíberos son el pueblo más y mejor conocido (interior peninsular). Sus “Guerrillas Celtibéricas”, a causa de su violenta oposición frente a la dominación romana, captó la atención de autores antiguos, convirtiendo en famosas ciudades como Numantia. Se conserva un elevado número de inscripciones en lengua celtibérica.

Definición del Concepto de Romanización y Descripción de sus Factores y Etapas

La presencia de Roma en la Península Ibérica se prolongó hasta el siglo V d.C. Distinguimos tres partes: 1. La conquista, 2. Principado y 3. Antigüedad tardía.

Romanización

Durante este largo periodo se produjo una transformación de los habitantes de los pueblos peninsulares en ciudadanos del Imperio romano, que fueron asumiendo las costumbres, la organización política, jurídica, religiosa y social romanas. Se conoce como romanización.

División Administrativa

Hispania se dividió en dos provincias inicialmente, pero tras la conquista de Augusto, este la dividió en tres: la Baética, la Tarraconensis y la Lusitania. Al frente de estas, junto con otras tres nuevas, estaba el gobernador con competencias administrativas, jurídicas, militares y fiscales.

Transformaciones Económicas y Culturales

La llegada de Roma supuso una profunda transformación de la economía, animada por el uso de la moneda, un desarrollo de la actividad minera, agroalimentaria, artesanal y comercial. Supuso también la implantación de las formas de organización social romana, así como la difusión de su religión, cultura y costumbres.

Legado Romano

La romanización generó una revitalización de las ciudades y las “colonias” como Tarraco. Estas se convirtieron en el centro administrativo, jurídico, político y económico de la Hispania romana, construyendo edificaciones que hoy en día son uno de los legados más representativos del pasado romano. La presencia romana dejó como legado importantes elementos culturales como el latín y el derecho romano.

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