20 May

La ética no depende de reglas descubiertas por la razón, sino que es fabricada por la voluntad de poder que tiene el hombre y por su tendencia a ejercer el dominio sobre los demás. La vida es un sistema de pugnas y combate en la que destacan dos tipos de humanos, llenos de poder afirmativo, es decir, fuerza; y los humanos mediocres, débiles y dependientes que acatan las normas para conformarse. El principal error de la moral occidental es su antinaturalismo, van en contra de la vida. La moral occidental se fundamente el platonismo y el cristianismo porque su división en dos mundos implica una minusvaloración de la vida de este mundo. Asimismo, estas concepciones siempre propónían el sometimiento del cuerpo y de las pasiones limitando los instintos, se compara con dos dioses griegos en el sentido en el que Apolo refleja la moderación, la mesura y la proporción el que actuamos; mientras que, Dionisios, es el Dios de la desmesura, de la vida libre, y de la libre actuación de nuestras pulsiones vitales. Para Nietzsche, el hombre occidental acepta la creencia falsa por miedo y por angustia ante la muerte e impotencia del hombre ante sí mismo. En la moral de su ética, hay una “moral de señores” frente a una “moral de esclavos”. Con su método genealógico y su obra “Más allá del bien y del mal”, pretende explicar el origen y la evolución de los conceptos morales, donde bueno había sido definido por los aristócratas como sobresalir sobre los demás, valor, fortaleza… mientras que lo contrario, la moral plebeya, era lo cobarde, lo mezquino, lo miedoso… y sobre todo mentirosos. Pero después, de un modo u otro ocurre una transvaloración, un cambio de valores, pasando de lo bueno como elevado, a lo bueno como débil, a la moral del rebaño que actúa por mimesis. En la genealogía de Nietzsche, se afirma que se produjo la transvaloración de la palabra bueno a causa del resentimiento, que es la emoción que siente el oprimido, que consiste en la imaginaria venganza de quienes son incapaces de reaccionar contra la opresión directa que sufrían. Los plebeyos que no podían aspirar al estilo de vida de los aristócratas invirtieron su frustración en cambiar los valores. Pero esto, es absurdo para el filósofo porque no se puede negar a quienes son poderosos por naturaleza su poder. En resumen, Nietzsche establece dos tipos opuestos de moral, la moral de esclavos y la moral de señores; la moral de esclavos, es la moral de los débiles que no pudiendo realizar los valores de la vida a causa de su cobardía, por resentimiento, elevan a la categoría de bueno valores como la obediencia y el control de los instintos, porque creen que así les aseguraran un consuelo en otra vida. Esta moral considera malos todos los valores de un hombre vitalista. La moral de los señores en cambio es la moral de los fuertes, de los que pueden realizar los valores de la vida y no se someten a ninguna voluntad que no sea la suya propia.


 Esta moral es la de los espíritus elevados, aristocráticos que aman la vida. Esta es la moral que tiene que tener el superhombre. La moral contraria a esta última, la moral de los esclavos, es la que impulsa el ascetismo que da a la abstinencia y al sacrificio valores normales. Los ascetas deliberadamente dan la espalada a los placeres y las satisfacciones que da la vida. Nietzsche considera a los ascetas personas que les gusta no cumplir con sus deseos y “hacerse daño” a unos mismos y que además usan esta auto tortura como último recurso al no ser capaces de ejercer su voluntad en el mundo, por eso lo han convertido en un ideal moral que debemos compartir. En conclusión, las cosas no tienen un valor en sí mismas, sino que su valor depende de las interpretaciones y como la fuerza se manifiesta en la interpretación que se impone, lo único que hay es voluntad de poder. Nietzsche efectúa una dura crítica al cristianismo que retoma la idea platónica del dualismo. Para él, el error de la religión es que en vez de ser un medio junto a otros para contribuir a la formación integral del hombre, es un fin último que presenta a todos, incluso a los débiles como “iguales ante Dios” lo cual es falso, siempre hay hombres superiores a otros. El cristianismo es una “enfermedad de la vida” porque predica la supremacía de los pobres de espíritu y de los débiles; además de que sus valores supremos son los contrarios a los que deberían ser según el filósofo. El cristianismo niega lo bonito de la vida y presenta como odioso lo sensual y terrenal. Rechaza este “platonismo para el pueblo” porque sus valores encarnan la degradación de la especie humana. Por eso, sostiene un ateísmo axiológico pues no puede entender que los cristianos tengan un Dios tan perfecto cuando ellos mismos son imperfectos. Esta religión nihilista promete una felicidad irreal. El socialismo también se considera la nueva ideología que sustituye al cristianismo. El socialismo no es más que el gobierno de los débiles unidos que se agrupan para doblegar a los espíritus libres predicando la igualdad que es el fin de todo progreso espiritual. Esta forma de gobierno nace de la envidia del débil que no pudiendo vivir la vida del fuerte quiere que el fuerte no tenga ninguna libertad. Además, los débiles necesitan este estado para su seguridad y protección, lo que lleva al filósofo a pensar que hay que destruir el estado, siendo esta política la que tiene que llevar a cabo el superhombre y en el que todo sea llevado por la libre expansión de las fuerzas vitales.

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