14 Jun

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

Orígenes y el Golpe de Estado de 1923

El desastre de Annual (1921) generó una profunda crisis política en España, similar a la de 1898, y provocó la caída del gobierno. La oposición (socialistas y republicanos) culpó directamente al rey Alfonso XIII, quien había aprobado las acciones militares. Se abrió una investigación en el Congreso, conocida como el Expediente Picasso, que responsabilizaba al ejército y al propio rey.

Antes de que el Congreso tomara medidas, el general Primo de Rivera dio un golpe de Estado en 1923, con el respaldo del rey, estableciendo una dictadura militar. Esta dictadura se justificó en un “Manifiesto a la Nación” y se presentó como una solución regeneracionista a los problemas del país. Los objetivos principales del golpe eran:

  • Acabar con el sistema parlamentario corrupto de la Restauración.
  • Resolver el conflicto en Marruecos.
  • Garantizar el orden público, especialmente en Cataluña.
  • Eliminar el anticlericalismo y el separatismo.

El golpe tuvo poca oposición y recibió apoyo de:

  • El rey Alfonso XIII.
  • La Iglesia, la banca, el ejército y la administración.
  • El empresariado catalán.

El Directorio Militar (septiembre 1923 – diciembre 1925)

Aunque al principio se presentó como una solución provisional, la Dictadura de Primo de Rivera se volvió permanente y autoritaria. Entre sus primeras medidas estuvieron:

  • Suspensión de la Constitución de 1876, disolución de las Cortes y prohibición de partidos y sindicatos.
  • Eliminación del gobierno parlamentario.
  • Represión del nacionalismo (especialmente catalán) y del movimiento obrero radical.

Para reformar la política y combatir el caciquismo, se creó un Estatuto Municipal y Provincial (1924). Sin embargo, esto solo reforzó el centralismo y cambió unos caciques por otros. En Cataluña, se eliminó la Mancomunidad, se prohibieron la bandera catalana y el uso del catalán en política, lo que radicalizó el nacionalismo.

Respecto a Marruecos, la dictadura pasó de una postura abandonista a apoyar la intervención militar, presionada por militares como Franco y Millán Astray, y por el propio rey Alfonso XIII. En 1925, tras el ataque del líder rifeño Abd-el-Krim a los franceses, se organizó una intervención hispano-francesa (el desembarco de Alhucemas), que llevó a su derrota en 1927. Este fue el mayor éxito militar del régimen, reforzando el prestigio de los militares africanistas.

La Segunda República Española (1931-1936)

El Bienio Reformista (1931-1933)

El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República, y se formó un Gobierno Provisional presidido por Alcalá Zamora, con el objetivo de redactar una nueva Constitución. Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, que ganó la Conjunción Republicano-Socialista. La nueva Constitución, aprobada en diciembre, definía a España como una república democrática de trabajadores.

Con Azaña al frente del gobierno, comenzaron importantes reformas:

  • Ámbito militar: Se reorganizó el ejército y se creó la Guardia de Asalto.
  • Educación: Se impulsó una escuela laica y gratuita, promoviendo el acceso a la formación y al trabajo. También se promovió la cultura con las Misiones Pedagógicas y La Barraca.
  • Religión: Se separó Iglesia y Estado, se introdujeron el matrimonio civil y el divorcio, y se prohibió la enseñanza a órdenes religiosas.
  • Territorial: Se reconoció la autonomía y en 1932 se aprobó el Estatuto de Cataluña, aunque en otras regiones el proceso fue más lento.
  • Agraria: Buscaba acabar con el latifundismo y repartir tierras, pero fue lenta e insuficiente, lo que generó frustración entre los campesinos y tensiones sociales.

En resumen, el primer bienio republicano fue una etapa de profundas reformas, pero también de creciente oposición y conflictos.

El Bienio Radical-Cedista (1933-1936)

Durante el Bienio Reformista, las reformas del gobierno republicano-socialista enfrentaron una fuerte oposición tanto de la izquierda como de la derecha. Los anarquistas de la CNT intentaron imponer el comunismo libertario mediante huelgas y disturbios. El gobierno respondió con la Ley de Defensa de la República, que permitió suspender garantías constitucionales y fue utilizada en incidentes como los de Castilblanco y Arnedo.

En 1932, el general Sanjurjo intentó un golpe de Estado que fracasó, y en 1933, ocurrieron los sucesos de Casas Viejas, donde murieron campesinos a manos de la Guardia Civil. Esto fue aprovechado por la derecha, especialmente la CEDA, para criticar al gobierno de Azaña. Ante la creciente presión interna y social, Azaña dimitió en septiembre de 1933 y se convocaron nuevas elecciones, que dieron la victoria a los partidos de centro y derecha.

Alejandro Lerroux, líder del Partido Radical, formó gobierno con el apoyo parlamentario de la CEDA. Este gobierno impulsó una serie de medidas de “rectificación”:

  • Ley de Amnistía para los implicados en el golpe de Sanjurjo.
  • Favorecimiento a la Iglesia, restableciendo pagos a los sacerdotes.
  • Presentación de un proyecto de reforma constitucional en 1935 que modificaba aspectos claves de la Constitución de 1931 (no llegó a prosperar).

La Revolución de Asturias de 1934: Causas, Desarrollo y Consecuencias

Tras la victoria electoral de la derecha en 1933, los socialistas consideraron la posibilidad de una revolución popular para proteger la República, especialmente debido a la situación política en Europa. El ascenso de Hitler al poder en Alemania y la prohibición de partidos en Austria fueron interpretados por la izquierda española como señales de lo que podría ocurrir en España. En este contexto, la formación de un gobierno más conservador en octubre de 1934, con la inclusión de tres ministros de la CEDA bajo el liderazgo de Gil-Robles, fue vista como una amenaza fascista, lo que precipitó la decisión de la izquierda de actuar.

La UGT convocó una huelga general nacional para el 5 de octubre de 1934, al día siguiente de la formación del nuevo gobierno. Aunque la insurrección fue sofocada en la mayor parte del país, adquirió especial relevancia en Madrid, Vizcaya, Barcelona y Asturias. En Barcelona, se proclamó el Estado Catalán dentro de una República Federal Española, pero fue rápidamente sofocada por el ejército.

El único lugar donde la insurrección triunfó fue Asturias, donde se proclamó la Revolución Socialista de los Consejos Obreros tras un pacto entre socialistas, anarquistas y comunistas. El saldo de víctimas fue elevado, con entre 1.000 y 2.000 insurrectos muertos. La represión posterior fue brutal, con cerca de 30.000 detenciones y numerosas condenas a muerte, aunque los principales responsables fueron indultados.

La Guerra Civil Española (1936-1939)

Evolución Política y Situación Económica de los Bandos

Desde el inicio de la guerra, el bando republicano sufrió por la falta de unidad de mando, debido a la proliferación de comités revolucionarios que actuaban de forma autónoma. En contraste, en la zona sublevada, Franco asumió rápidamente el liderazgo único, lo que permitió la creación de un Estado totalitario con un mando centralizado.

La Zona Republicana

La guerra desató una revolución social donde las organizaciones obreras tomaron el control de áreas como Cataluña y Andalucía, y la industria fue colectivizada. El poder central colapsó, y el gobierno tuvo que nombrar a Largo Caballero para intentar centralizar el poder. Sin embargo, las luchas internas y los conflictos con los anarquistas llevaron a su dimisión. Negrín, su sucesor, intentó mantener la resistencia, pero no logró salvar la República.

La zona republicana controlaba áreas industriales clave, pero las zonas agrícolas eran insuficientes para alimentar a la población. El descontrol económico y las expropiaciones provocaron que la industria estuviera mal organizada y con serios problemas de abastecimiento.

La Zona Sublevada

Franco consolidó rápidamente el mando y estableció un Estado totalitario. El 1 de octubre de 1936, fue nombrado Jefe de Estado. El régimen instauró un partido único, FET de las JONS, y una represión sistemática contra los leales a la República.

Aunque controlaba principalmente áreas rurales, la zona sublevada tenía el 70% de la producción agrícola y fue capaz de financiarse gracias a créditos de bancos internacionales y el apoyo militar de Italia y Alemania.

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