06 Jun

Causas de la Desafección Política en España y la Unión Europea

La desafección se atribuye, en parte, a la gestión de los partidos políticos, que no han ofrecido una solución integral al problema fundamental del país: la distribución territorial. Algunos territorios, considerados históricos, persisten en su objetivo de desintegración del Estado español.

Asimismo, se percibe que los políticos españoles carecen de la formación y preparación adecuadas, lo que les impidió gestionar una transición eficaz para mejorar las condiciones de vida tanto en su momento como en la actualidad.

Sin embargo, la verdadera lacra que ha minado la confianza es la corrupción, presente en todos los gobiernos desde la instauración de la democracia en 1978.

Desafíos y Particularidades del Modelo Autonómico Español

La cuestión territorial sigue siendo el principal desafío de España. A pesar de que la Constitución de 1978 impulsó un significativo proceso de descentralización en diversas materias, el problema persiste sin una solución definitiva.

Para comprenderlo, conviene reconocer la importancia del proceso de construcción histórica del Estado-nación:

  • En aquellos países donde el poder se construye desde el centro hacia la periferia (caso alemán).
  • En aquellos otros que se construyen desde la periferia local o regional (caso de los países nórdicos).
  • El caso español, sin embargo, es una combinación de ambos modelos, ya que el propio Estado es el resultado de la suma de dos importantes legados territoriales: el castellano y el aragonés. Si a esto se añade la debilidad del centro y la significativa incidencia del desarrollo industrial en ciertas regiones periféricas, se explica la dificultad para tipificar nuestro modelo territorial.

Federalismo vs. Estado Autonómico: Modelos de Organización Territorial

El Estado Federal

El Estado federal es un sistema descentralizado de poder que se ha postulado como la mejor respuesta a los problemas derivados del cleavage centro-periferia, ya que permite un amplio proceso de descentralización al mismo tiempo que preserva la unidad política del Estado. De hecho, en la práctica, el origen de buena parte de los sistemas federales ha sido la integración de unidades previamente separadas o la federalización de un Estado unitario. El federalismo se erige, por tanto, como una respuesta a la amenaza de desintegración estatal. Por ello, Linz analiza los vínculos del federalismo con el multiculturalismo, la diversidad religiosa de las sociedades o la diferenciación lingüística, considerándolo una respuesta adecuada a las amenazas de desintegración de un Estado, al permitir reconocer los derechos de autogobierno de las minorías. En consecuencia, el federalismo es un sistema de organización política basado en el equilibrio entre el gobierno compartido y la autonomía política, ambos garantizados constitucionalmente. Involucra al menos dos niveles de gobierno: una autoridad central y varias unidades de poder de base territorial, que son los estados miembros del Estado federal. Estos últimos gozan de autonomía y competencias respecto a temas definidos constitucionalmente, y también desempeñan una función en la formación de las políticas del gobierno central.

El Estado Autonómico

El Estado autonómico es un modelo intermedio entre el Estado unitario y el federal, que busca compatibilizar la idea de unidad con la descentralización o autonomía. Se compone de territorios denominados ‘autonomías’ que gozan de cierta autonomía política, legislativa y administrativa. No obstante, las Comunidades Autónomas, a diferencia de los estados federados, carecen de poder constituyente: autonomía no es soberanía. El Estado autonómico se fundamenta en el artículo 2 de la Constitución, que establece: «La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas».

Lecciones del Federalismo Suizo para España

El sistema político suizo otorga gran importancia a la participación ciudadana, que se expresa a través del federalismo y la democracia directa. Se caracteriza por una amplia distribución de competencias y responsabilidades.

  • El Estado suizo se organiza en tres niveles políticos: la Confederación, los 26 cantones y los más de 2.250 municipios, entre los cuales se comparte el poder.
  • El Gobierno suizo (Consejo Federal) está conformado por un colegio de siete miembros elegidos por el Parlamento.
  • El Parlamento suizo (Asamblea Federal) se compone de 246 diputados elegidos por el pueblo y lo constituyen dos cámaras: el Consejo Nacional (200 diputados) y el Consejo de los Estados (46 senadores).
  • El Parlamento suizo cuenta con 15 partidos políticos, de los cuales los que obtienen mayor número de votos tienen representación en el Consejo Federal.
  • Alrededor de 5,3 millones de ciudadanos, cerca del 63% de la población total, tienen derecho de voto a nivel federal. Este derecho lo ejercen todos los ciudadanos suizos mayores de 18 años.

Hitos Históricos Clave en la Configuración Territorial de España

  • El matrimonio entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón (Reyes Católicos) en 1469, que supuso la Unión Dinástica entre ambas coronas.
  • La Guerra de Sucesión (1701-1714), momento en que comienza a gestarse una ‘ideología española’.
  • Las Guerras Carlistas (1833-1840, 1846-1848, 1872-1876), factores importantes en la construcción del modelo estatal español.
  • La Guerra Civil (1936-1939), otro factor decisivo.
  • El ascenso al trono de los Borbones tras la Guerra de Sucesión, que impulsó un modelo centralizador ‘a la francesa’. Felipe V, el primer monarca Borbón, tras la entrada victoriosa de su ejército en Barcelona en 1714, abolió las instituciones autóctonas (Consell de Cent, Generalitat) y promulgó los Decretos de Nueva Planta (a partir de 1716), que suprimieron los fueros y la utilización oficial de las lenguas propias en los territorios de la Corona de Aragón (Reinos de Valencia, Cataluña, Mallorca y Aragón).
  • La Guerra de la Independencia (1808-1814), durante la cual gran parte de España afirmó su cohesión como comunidad nacional a través de un movimiento popular de insurrección, relativamente espontáneo, frente al invasor napoleónico. Este fue auspiciado por distintas Juntas territoriales que, aunque organizadas casi federalmente, contaron con el concurso de líderes centrales influenciados por los programas ilustrados de patrón uniformador francés.
  • La Primera República Federal (1873-1874), una respuesta al centralismo borbónico, aunque este modelo federal adoleció de numerosos errores que impidieron su consolidación.
  • La Segunda República (1931-1939), otra excepción al centralismo, que auspició el primer intento serio de democratización y posibilitó la resolución de los conflictos etno-territoriales mediante una fórmula original: el ‘Estado integral’. Este modelo, a medio camino entre el federalismo y la uniformidad hispana, permitió la aprobación de Estatutos de autonomía en Cataluña, el País Vasco y Galicia.

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