14 Ago

La ineficacia de la Reforma Agraria dio lugar a levantamientos, especialmente anarquistas

La ineficacia de la Reforma Agraria dio lugar a levantamientos, especialmente anarquistas. El general
Sanjurjo intentó un Golpe de Estado en 1932 pero fracasó. Pese a su fracaso el gobierno republicano-socialista daba muestras de claro desgaste. El escándalo consiguiente llevó al gobierno a la decisión de convocar nuevas elecciones en Noviembre de 1933. Para estas elecciones, la derecha se había reorganizado incorporando la CEDA. Las elecciones dieron el triunfo a la opción radical- cedista. Esta nueva política se concretó en la paralización de las reformas iniciadas anteriormente: la militar con la designación para puestos clave de militares claramente antirrepublicanos como Franco o Mola, la conciliación con la Iglesia Católica, la paralización de las reformas agrarias y educativas y por último el enfrentamiento con la Generalitat y el freno al estatuto de autonomía vasco. La creciente tensión entre estos dos polos culminó con la entrada de tres ministros de la CEDA en 1934.
Esta remodelación del gobierno fue interpretada por la izquierda como el anuncio del triunfo inminente del fascismo en nuestro país, por lo que llamó a una huelga general contra el gobierno. A pesar de que las consecuencias de la Revolución de 1934 fueron desastrosas, numerosos muertos y detenidos, entre ellos numerosos líderes políticos como  Prieto o Largo Caballero, la reacción del gobierno fue endurecer aún más su política. La crisis definitiva vino con una serie de escándalos de corrupción, uno de ellos el del Estraperlo, afectó a importantes cargos gubernamentales, el propio presidente del gobierno, su dimisión supuso el final de la legislatura y dio lugar a la convocatoria de nuevas elecciones a Cortes para Febrero de 1936.

La victoria fue para el Frente Popular. El nombramiento de Manuel Azaña como presidente de la República y la negativa de los socialistas a formar parte del gobierno hicieron que éste estuviera formado por republicanos de izquierda con Casares Quiroga. El nuevo gobierno nacía así debilitado. Aún así emprendíó una serie de medidas en su programa electoral: amnistía para los represaliados políticos del 34, restablecimiento del Estatuto de Cataluña así como la tramitación de nuevos estatutos de otras zonas como el País Vasco o Galicia, la reanudación de la reforma agraria y el alejamiento de Madrid de los generales más sospechosos de golpismo (Franco, Mola y Goded). Mientras el ambiente social era cada vez más tenso. La izquierda obrera había optado por una postura claramente revolucionaria y la derecha buscaba de forma evidente el fin del sistema democrático. La conspiración militar contra el gobierno del Frente Popular avanzaba. Por un lado, había una trama política conformada por los principales líderes de los partidos (Calvo Sotelo, Primo de Rivera), y por el otro crecía el número de militares claramente golpistas. El gobierno de Casares Quiroga vio como el 17 de Julio de 1936 el ejército de Marruecos iniciaba la rebelión contra el gobierno de la República. El triunfo parcial del golpe desencadenó la guerra civil



Durante la Restauración pueden señalarse dos períodos: el Reinado de Alfonso XII (1876-1885) y la Regencia de su esposa María Cristina (1885-1902).

El Reinado de Alfonso XII trajo una etapa de gran estabilidad, lo cual no oculta un sistema corrupto y antidemocrático. El Partido Conservador gobernó durante los primeros años del reinado, aprobando una serie de leyes de carácter conservador como la ley de imprenta, la ley electoral de sufragio censítario. Sin embargo, los dos hechos más importantes fueron la finalización de la Guerra de Cuba y la tercera Guerra Carlista. Por la primera, el general Martínez Campos combinó en Cuba la acción guerra con las gestiones diplomáticas, fruto de ello fue la firma de la Paz de Zanjón (1878) con los rebeldes, a través de la cual los rebeldes verían mejorada su situación. A pesar de ello, el problema no se soluciónó, sino que se aplazó hasta la guerra de 1895 que acabada en 1898 con la pérdida de Cuba.

Por otra parte El final del conflicto carlista  trajo consigo la reforma del régimen foral en 1876, por la cual las provincias vascas tuvieron que contribuir con contingentes de soldados a cambio de ciertos conciertos económicos con Madrid.

La prematura muerte de Alfonso XII en 1885 abríó el período de la Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902) hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII. Tras la muerte del rey, Cánovas y Sagasta reafirmaron en el denominado Pacto del Pardo (1885) el funcionamiento del sistema de turno para evitar una posible crisis. Sin embargo, en los últimos años de la regencia de María Cristina se rompe la estabilidad tan minuciosamente conseguida:

Cánovas muere asesinado, siendo sucedido por Silvela y más tarde por Maura, y por otra parte, Sagasta y su gobierno los cuales sufrieron las duras consecuencias de la crisis del 98. En 1903 moriría Sagasta. El régimen sufríó un duro varapalo con la desaparición de ambos líderes, pero iniciaría otra etapa con el reinado de Alfonso XIII marcada por un nuevo pensamiento: el Regeneracionismo.

Por otra parte, la etapa de la Restauración no estuvo exenta de oposición política; afloraron movimientos regionalistas, los focos más destacados en P. Vasco y Cataluña los cuales pretendieron aspirar a un cierto grado de autonomía en un país fuertemente centralizado.

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