25 Jul

1. El Contexto Histórico, Social y Cultural del Barroco

El Barroco es el período que sigue al Renacimiento y que se desarrolla en España y Europa desde finales del siglo XVI hasta las primeras décadas del siglo XVIII. Este periodo abarca el reinado de los Austrias: Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700). Desde el punto de vista político, su reinado coincidió con el retroceso del absolutismo y la pérdida de poder del rey a favor de los validos, personajes que llevaban las riendas del gobierno de la nación.

En este siglo asistimos a la decadencia española, y se perciben las consecuencias de los malos gobiernos y los efectos que produjeron algunos hechos históricos, como la expulsión de los moriscos. A la falta de un verdadero gobierno se unió el ocaso de la economía española, que desperdició la ocasión de una verdadera revolución industrial al no invertir de forma adecuada la riqueza que llegaba del Nuevo Mundo. La expulsión de judíos y moriscos y la emigración a América intensifican la caída demográfica, perdiéndose mano de obra y, por tanto, capital.

Esta situación de descalabro se hizo notar en la literatura con un renovado ímpetu moralizante y didáctico. El ciudadano del Barroco vuelve su mirada hacia Dios, hacia los valores eternos, y aspira como nunca a la inmortalidad, al tiempo que reflexiona sobre la fugacidad de la vida y la presencia de la muerte. La mente de la sociedad se asienta en una atmósfera de inseguridad y desasosiego ante la escasa estabilidad de las cosas, de las personas y de las ideas. Para el hombre barroco, el mundo es, pues, engaño, y la sabiduría consiste en desengañarse de él. Esto lleva consigo un ambiente de desilusión y pesimismo.

Existen tres posturas para enfrentarse ante esta decadencia:

  • La rebeldía y el inconformismo.
  • La evasión mediante contenidos heredados del Renacimiento y formas que buscan la belleza.
  • El conformismo, actitud que se percibe en la mayor parte de las creaciones dramáticas.

2. Poesía Culta

Destacan Góngora, Quevedo y Lope de Vega.

Luis de Góngora (1561-1627)

Pasó gran parte de su vida en la corte, como capellán al servicio de palacio. Allí estuvo en contacto con los círculos literarios, y fue objeto de los ataques más feroces. Su obra presenta dos estilos diferenciados: la poesía de tipo popular (Góngora claro) y la poesía culta (Góngora oscuro).

La poesía popular se manifiesta en las letrillas y los romances.

La poesía culta se expresa a través de los sonetos (con contenidos bastante variados, desde el amoroso hasta el moral, desde el burlesco hasta el religioso) y dos grandes poemas: la Fábula de Polifemo y Galatea (1612) y Soledades (1613).

Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)

Pertenecía a una familia noble. Estudió con los jesuitas en Madrid, y luego en Alcalá de Henares, lenguas clásicas y modernas. Tuvo enfrentamientos con Góngora. Desarrolló una intensa actividad política. Era un hombre apasionado y violento.

Su obra poética puede agruparse en cuatro temas:

  • Poesía moral y metafísica: Surge de su pesimismo existencial, de su conciencia del paso del tiempo, de la brevedad de la vida y de la amenaza constante de la muerte.
  • Poesía amorosa: Es posiblemente la producción más paradójica del poeta; misántropo (rechazo al ser humano) y misógino (rechazo a la mujer), fue el gran cantor del amor y de la mujer.
  • Poesía satírica y burlesca.
  • Poesía política.

3. Formas Métricas

  • El villancico, escrito en octosílabos o hexasílabos, consta de estribillo y pie o mudanza (estrofa de seis o siete versos). El verso final del pie rima con el estribillo.
  • La letrilla es una variante del villancico, pero suele tener un carácter satírico o burlesco.
  • El romance, a diferencia del medieval, es totalmente regular: la rima es siempre asonante y los versos se agrupan de cuatro en cuatro, en estrofillas denominadas cuartetas de romance.

4. Tendencias Estilísticas

El estilo más característico de la época es el conceptismo, que condensa el pensamiento con gran sutileza e ingenio. Para ello se recurre a:

  • Juegos de palabras: dilogía (uso en la misma frase de vocablos de doble sentido), paronomasia (empleo de palabras de parecida pronunciación), paradoja (unión de dos ideas contradictorias en apariencia).
  • Distorsiones gramaticales.
  • Imágenes atrevidas.

Cuando el conceptismo se orienta hacia un recargamiento ornamental y sensorial, recibe el nombre de culteranismo o gongorismo. Se incorporan numerosos cultismos, la sintaxis se complica con la acumulación de oraciones subordinadas e hipérbatos, las obras se ennoblecen con frecuentes alusiones mitológicas y se rinde culto a la belleza con imágenes poéticas.

5. Temas y Tendencias Poéticas

1. La Tradición Petrarquista

El Barroco no supone una ruptura con la estética precedente. Prueba de ello es la pervivencia de temas y tópicos muy arraigados en la tradición petrarquista: el amor, el tópico carpe diem, la naturaleza y la mitología.

  • El amor: La divinización de la dama impulsa al poeta a adoptar una actitud de humilde sumisión y a proclamar sus perfecciones físicas y espirituales. Ante sus súplicas, aquella responde con indiferencia, lo que provoca en el amante un profundo sufrimiento. Entonces, se recluye en sí mismo, se debate entre el deseo y la razón, abriga la esperanza de ser correspondido e intenta expresar, mediante el oxímoron y la paradoja, la naturaleza contradictoria del amor (hielo abrasador, dulce llama, guerra que da paz).
  • La mitología: Sigue ejerciendo una poderosa atracción sobre los poetas. Solo puede ser degustado por una minoría exquisitamente culta (función estética). Entre sus muestras más representativas cabe mencionar la Fábula de Polifemo y Galatea y la de Píramo y Tisbe, ambas de Góngora.

2. La Poesía Ascético-Moral

Ante la evidencia de la fugacidad de la vida y el poder destructor del tiempo, el poeta reacciona con una actitud ascética que se nutre de tres corrientes doctrinales:

  • Los principios teocéntricos de la tradición medieval (el mundo como valle de lágrimas, la renuncia a los bienes terrenos, la muerte como liberación).
  • El estoicismo de Séneca, que postula un ideal de virtud sustentado en el dominio de las pasiones y en la imperturbabilidad de ánimo ante las adversidades.
  • El epicureísmo horaciano, que exalta la dorada medianía de quien, alejado de las ambiciones mundanas, se conforma con el goce moderado de los pequeños placeres de la vida.

Para ilustrar esa conciencia de caducidad se recurre a una serie de imágenes poéticas: la rosa, símbolo de lo efímero de la belleza femenina y los placeres terrenales; y las ruinas, ejemplo de cómo hasta las grandes civilizaciones, representadas por las ciudades de Roma, sucumben ante la acción implacable del tiempo. Otras imágenes son el reloj de arena, la calavera y las estaciones del año.

3. La Poesía Religiosa: La Lírica Devocional

La religiosidad es más afectiva que intelectual, más propensa al espontáneo desahogo emocional. Entre sus muestras destaca la lírica devocional, en forma de plegaria u oración. En un tono de respetuosa familiaridad, se dirige a Dios, la Virgen o los Santos con el propósito de manifestar su gratitud, pedir auxilio o expresar arrepentimiento por su vida pecadora.

4. Poesía Laudatoria y Épica Culta

En el siglo XVII muchos escritores viven bajo la protección del mecenas de turno (el rey o algún miembro de la alta nobleza); y a él le dedican pomposas composiciones laudatorias en las que aprovechan cualquier episodio, por trivial que resulte, para halagar a su benefactor. Asimismo, el Barroco mantiene la tradición renacentista de la poesía épica.

5. Poesía Satírica y Burlesca

El ejercicio de la burla es una de las formas con que el espíritu barroco muestra su desencanto ante la vida. Otra es la sátira. Ahora bien, entre una y otra existe una notable diferencia: aunque coinciden muchas veces en el procedimiento (el humorístico), difieren en el fin. La sátira persigue la censura moral de comportamientos individuales o vicios arraigados en la sociedad; el objetivo de la burla es, en cambio, la burla misma, para lo cual los juegos de ingenio constituyen una práctica habitual.

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