18 Abr
Las Fuerzas Políticas y el Proceso Estatutario Vasco
La proclamación de la II República Española en 1931 avivó los sentimientos autonomistas en el País Vasco. Su desarrollo fue lento y dificultoso, motivado por la no firma del Pacto de San Sebastián. No obstante, se fueron redactando algunos proyectos. El estatuto vasco encontró más dificultades para su aprobación que el catalán. El primer proyecto fue liderado por José Antonio Aguirre y respaldado por los ayuntamientos vascos. Fue conocido como Estatuto de Estella y redactado por la Sociedad de Estudios Vascos. Fue rechazado por las Cortes españolas porque recogía la cuestión religiosa, en la cual se establecía una relación directa de los vascos con el Vaticano, aspecto que chocaba con la constitución republicana, que declaraba un estado laico. Posteriormente se modificó el proyecto y se dejó a un lado el tema religioso, provocando que Navarra, dirigida por el carlismo conservador católico, se apartara del proyecto. Este nuevo proyecto estatutario fue conocido como Estatuto de las Gestoras. Su incidencia se redujo al ámbito de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, que lo respaldaron en un referéndum y entraría en vigor durante la Guerra Civil Española.
Tras la Revolución de 1934, el gobierno derechista acusó al PNV de complicidad con los revolucionarios, frenando las aspiraciones autonomistas vascas.
Con el triunfo electoral del Frente Popular en 1936 y la fidelidad que mostró el PNV a la República, se aceleró la aprobación del estatuto vasco.
En el País Vasco se reaccionó de diferente manera ante el alzamiento franquista. Navarra y Álava fueron partidarias de la sublevación franquista, dirigidas por partidos de tendencia derechista, destacando el partido Comunión Tradicionalista de origen carlista y su fuerza militar, los Requetés. En Navarra se encontraba destinado uno de los principales promotores de la sublevación, el general Mola. Bizkaia y Gipuzkoa fueron leales a la República, dirigidas por la coalición PNV y Frente Popular. En un primer momento de la guerra se crearon Juntas de Defensa para la defensa del territorio vasco.
El Primer Gobierno Vasco
El Estatuto fue aprobado en octubre de 1936 por las Cortes Españolas y días después, en la Casa de Juntas de Gernika, se constituyó el primer Gobierno Vasco. Todos los alcaldes vascos votaron en la elección del primer Lehendakari, que recayó en la persona de José Antonio Aguirre. El Gobierno Vasco fue formado principalmente por el PNV y PSOE.
Durante los 9 meses de funcionamiento del estatuto, el Gobierno Vasco tuvo que afrontar los problemas de abastecimiento de la población y los continuos bombardeos del ejército franquista, reorganizar la justicia (Tribunal Popular de Euskadi) para evitar venganzas y matanzas, y creó una Universidad a partir de la Facultad de Medicina en el Hospital de Basurto. El aislamiento de Bizkaia con la otra zona republicana le hizo acometer la creación de moneda y pasaportes vascos, una policía y ejércitos propios, así como una política internacional propia. Actuó como un pequeño estado semi independiente. Fue conocido como el «oasis vasco».
Causas y Consecuencias de la Guerra Civil en el País Vasco
En las 4 provincias vascas existían políticas antagónicas tras las elecciones de 1936: Bizkaia y Gipuzkoa favorables a la autonomía y República, gracias al entendimiento del PNV y Frente Popular; en cambio, en Navarra y Álava, dirigidas por el carlismo conservador católico, eran enemigas de la República y favorables al golpe militar.
El estallido de la Guerra Civil confirmó esta disyuntiva y la división territorial en dos zonas enfrentadas: Gipuzkoa y Bizkaia con gobierno republicano, por un lado, y Navarra y Álava con el ejército sublevado, por otro.
Las fuerzas políticas se polarizaron en dos frentes: nacionalismo vasco y las izquierdas defensoras de la República, y las derechas que apoyaron a los golpistas en armas contra ella.
Consecuencias:
La destrucción en Euskadi se focalizó principalmente en aquellas villas y pueblos que fueron sometidos a bombardeos indiscriminados sobre la población civil, casos de Gernika, Durango, Otxandio, utilizando bombas incendiarias de gran destrucción.
Durante y después de la Guerra Civil, el exilio fue constante y con desigual fortuna para los afectados. Los «niños de la guerra» fueron enviados a diferentes países, como Reino Unido, Bélgica, Francia, la URSS. En Francia, muchos exiliados fueron instalados en campos de internamiento sin condicionar. La ocupación de los nazis obligó a muchos vascos a exiliarse a México, Argentina y Venezuela. Las Euskal Etxeak o Casas Vascas, desempeñaron una labor de integración. Los niños que llegaron a Rusia no pudieron regresar tras el final del conflicto, ya que los soviéticos cerraron fronteras tras el final de la II Guerra Mundial.
La represión franquista recayó entre los derrotados que fueron perseguidos, encarcelados y sometidos a penas de muerte por tribunales militares en juicios sumarísimos.
Bizkaia y Gipuzkoa fueron declaradas provincias traidoras por su apoyo al régimen republicano, como castigo fueron suprimidos sus conciertos económicos y su autonomía.
Perseguidas todas las señas de identidad vasca, su lengua, cultura, y la prohibición de los partidos políticos y sindicatos, las sedes y sus bienes fueron incautados por el estado franquista.
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