08 Sep

La Romanización de Hispania: Conquista y Transformación Cultural

La aparición del mundo romano transformó completamente el panorama de la Península Ibérica. La Romanización, un proceso de asimilación cultural y política, comenzó con la conquista de Hispania.

La Conquista de Hispania (218-19 a.C.)

La presencia romana en la Península Ibérica estuvo inicialmente ligada a las Guerras Púnicas. Sin embargo, el dominio de Hispania se volvió definitivo y sistemático tras la expulsión de los cartagineses. Este período, que culminó siete siglos después, convirtió a Hispania en una provincia romana. Los orígenes de la conquista, como se ha mencionado, residen en las Guerras Púnicas, donde Roma buscaba cortar las bases púnicas en Hispania y controlar sus valiosos recursos.

Fases de la Conquista:

  1. Ocupación del litoral mediterráneo y valles (218-205 a.C.):

    Esta fase incluyó el valle del Guadalquivir y del Ebro. Su objetivo principal era privar a Aníbal de sus bases en Hispania. Durante este periodo, Roma tomó ciudades estratégicas como Cartago Nova y Gades, esta última una antigua colonia fenicia.

  2. Sometimiento de la Meseta (205-133 a.C.):

    Roma se enfrentó a la resistencia de pueblos indígenas:

    • A los lusitanos, que realizaban incursiones de pillaje hacia el sur, destacando la figura de Viriato.
    • A los arévacos, con el célebre asedio y destrucción de la ciudad de Numancia.
  3. Dominio de la Franja Cantábrica (31-19 a.C.):

    Ya en época del emperador Augusto, con las campañas de Agripa, se sometió a los galaicos, cántabros y astures. No obstante, en esta zona, Roma se vio obligada a mantener campamentos militares de vigilancia debido a la persistente resistencia.

El Proceso de Romanización en Hispania

La Romanización es el proceso mediante el cual la población indígena adoptó los modos de vida romanos en todos los campos: político, social, económico y cultural. Se inició con la conquista, pero no fue un proceso homogéneo ni en el tiempo ni en el espacio. Lo fundamental es que Hispania se transformó en una provincia romana. Estos fueron los principales medios utilizados para la romanización:

Administración Provincial

Para garantizar un mejor dominio y la recaudación de impuestos, Hispania se dividió en provincias, una estructura que evolucionó a lo largo del tiempo. Las provincias, a su vez, se subdividían en conventus iuridici (conventos jurídicos) a efectos de administración de justicia y cobro de impuestos.

  • Durante la República Romana: Hispania se dividió inicialmente en dos provincias: Hispania Ulterior y Hispania Citerior. Al frente de cada una, Roma situaba un pretor.
  • En época de Augusto (Imperio Romano): La península se dividió en tres provincias: Bética, Lusitania y Tarraconense.
    • La Bética era controlada por el Senado, pues ya estaba plenamente romanizada, y sus tributos se dirigían a este.
    • La Tarraconense y Lusitania estaban gobernadas directamente por el emperador, y sus tributos iban a él.
  • En el Bajo Imperio (con Diocleciano): Como consecuencia de la crisis que afectó al Imperio, las estructuras territoriales se modificaron. Se añadieron nuevas provincias: Gallaecia, Cartaginense y Baleárica.

Las Ciudades y las Comunicaciones

La ciudad era la unidad administrativa básica y el instrumento fundamental de la romanización. Aunque ya existían asentamientos, los romanos tomaron los existentes y fundaron muchas otras ciudades. Se organizaban siguiendo el modelo de Roma, con una planta ortogonal, ubicando allí los edificios públicos y dotándolas de buenas infraestructuras.

No todas las ciudades tenían el mismo rango jurídico; las había de distintos tipos: colonias, federadas y estipendiarias. En el siglo III, con el emperador Caracalla, se concedió a todos los habitantes del Imperio el derecho romano (Constitutio Antoniniana).

Las ciudades se comunicaban a través de una extensa red viaria, fundamental para el intercambio comercial con Roma y el desplazamiento rápido de las legiones. Los grandes ejes viarios fueron:

  • La Vía Augusta, que recorría la costa mediterránea.
  • La Vía de la Plata, que conectaba el norte con el sur de la península.
  • La Vía del Norte, que unía Bracara Augusta con Tarraco, comunicando los valles del Duero y del Ebro.
  • Una vía diagonal que enlazaba Emerita Augusta con Caesar Augusta a través de Toletum y el valle del Tajo.

Estructuras Económicas y Sociales

Hispania se convirtió en una colonia de Roma, basada en un intercambio desigual. Sus características principales fueron:

  • Explotación minera: Destacó la extracción de oro, plata, plomo y mercurio.
  • Agricultura próspera: Con el cultivo intensivo de cereales, vid y olivo.
  • Explotación pesquera: Con especial énfasis en la salazón de pescado (garum).

En cuanto a las formas de explotación, destacaron los latifundios trabajados con esclavos, y las villae, de mediana extensión agroganadera y dedicadas a la comercialización, que surgieron más tardíamente desde el siglo III.

Organización Social Romana en Hispania:

La sociedad romana en Hispania se organizaba en múltiples grupos:

  • Colonos romanos e itálicos: Una minoría con plenos derechos políticos y jurídicos.
  • Élites indígenas: Imitaron a los romanos y, con el tiempo, terminaron convirtiéndose en ciudadanos romanos de pleno derecho.
  • Indígenas libres: Constituían la base de la sociedad, por encima de los libertos.
  • Libertos: Esclavos manumitidos, con derechos limitados.
  • Esclavos: Carecían de derechos políticos y jurídicos, siendo considerados propiedad.

Cultura y Legado Romano

Podemos señalar tres grandes aportaciones de Roma en este ámbito, que dejaron una huella indeleble en Hispania:

  • El Latín: Se convirtió en la lengua vehicular de Hispania, especialmente el latín vulgar, del cual derivarían las lenguas romances peninsulares. Las lenguas prerromanas fueron desapareciendo progresivamente.
  • El Derecho Romano: Simbolizaba las relaciones entre los habitantes del Imperio y el Estado, siendo fundamental para regular la convivencia social y la administración.
  • La Religión: En un primer momento, las religiones prerromanas persistieron, ya que los romanos practicaron una política de tolerancia religiosa. Sin embargo, esta actitud cambió drásticamente con la llegada del Cristianismo, que fue perseguido por rechazar el culto al emperador. Más tarde, el cristianismo se fue extendiendo por el Imperio Romano hasta que el emperador Constantino lo legalizó (Edicto de Milán, 313 d.C.), y posteriormente se convirtió en la religión oficial del Imperio.

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