29 May

El Imperio Colonial Español a Finales del Siglo XIX

A finales del siglo XIX, España conservaba colonias clave como Cuba y Puerto Rico en América, y los archipiélagos de Filipinas, Marianas, Carolinas y Palaos en el Pacífico sur.

Las Colonias Americanas: Cuba y Puerto Rico

Cuba y Puerto Rico basaban su economía en extensas plantaciones de tabaco y caña de azúcar, con un 90% de sus exportaciones destinadas a Estados Unidos (EE.UU.). El gobierno español, por su parte, defendía los intereses de una minoría oligárquica y ejercía un estricto control sobre el comercio entre estas islas y la península. Cuba, apodada la Perla del Caribe, poseía un inmenso valor económico.

Los Archipiélagos del Pacífico: Filipinas, Marianas, Carolinas y Palaos

En contraste, los archipiélagos del Pacífico, con un escaso asentamiento español, ofrecían una importancia más estratégica y política que económica, lo que aumentaba considerablemente su vulnerabilidad.

Orígenes y Escalada del Conflicto

El Movimiento Independentista Cubano

A mediados del siglo XIX, surgió en Cuba un movimiento en busca de un mayor autogobierno. Esta aspiración fue rotundamente rechazada por burócratas, comerciantes, hacendados azucareros y el propio gobierno español, lo que desencadenó la Guerra de los Diez Años (1868-1878). Aunque esta concluyó con la Paz de Zanjón y la promesa de reformas, estas nunca se materializaron, generando nuevos conflictos como la Guerra Chiquita y otras insurrecciones.

El movimiento cubano se radicalizó progresivamente hacia el independentismo. En 1893, Sagasta propuso un plan de autonomía limitada para Cuba, pero este fue rechazado tanto por las Cortes españolas como por los hacendados cubanos y, crucialmente, por los independentistas liderados por José Martí, fundador del Partido Revolucionario Cubano.

El Estallido de la Guerra de 1895

El 24 de febrero de 1895, la guerra estalló con el emblemático Grito de Baire y la publicación del Manifiesto de Montecristi, que declaraba abiertamente la lucha por la independencia contra el régimen colonial español. Los principales líderes rebeldes fueron José Martí (quien lamentablemente murió en combate ese mismo año), Máximo Gómez y Antonio Maceo. Contaron con el apoyo de diversos sectores sociales, incluyendo burgueses, pequeños propietarios y una gran masa de braceros negros y mulatos.

España respondió enviando más de 200.000 soldados bajo el mando inicial del general Martínez Campos, quien fue posteriormente reemplazado por el general Valeriano Weyler. Este último aplicó medidas represivas extremas, como la concentración de población en campos y el control férreo de las cosechas, lo que provocó hambrunas y enfermedades generalizadas. Estas acciones, ampliamente difundidas y criticadas por la prensa estadounidense, aumentaron significativamente el apoyo a los independentistas.

La Intervención de Estados Unidos

Estados Unidos (EE.UU.), con crecientes y fuertes intereses económicos en Cuba, ejerció una intensa presión diplomática y brindó un apoyo encubierto a los rebeldes. Ya había intentado comprar Cuba en 1848. En 1896, intensificó su presión diplomática, con el presidente Grover Cleveland proponiéndose como mediador y exigiendo autonomía para Cuba a través de la Nota Olney.

La Insurrección Filipina de 1896

En 1896, estalló una insurrección similar en Filipinas, liderada por Emilio Aguinaldo. Esta fue sofocada temporalmente tras la ejecución del héroe nacional José Rizal por orden del general Polavieja. Filipinas, por su parte, era un punto estratégico crucial para el comercio asiático, lo que también atrajo el creciente interés estadounidense.

La Guerra Hispanoamericana de 1898

El Incidente del Acorazado Maine

En 1897, Sagasta asumió el poder en España, reemplazó a Weyler por el general Ramón Blanco y ofreció un nuevo estatuto de autonomía a Cuba. Sin embargo, en diciembre de ese mismo año, el presidente estadounidense William McKinley amenazó directamente con la guerra si España no abandonaba la isla. La voladura del acorazado estadounidense USS Maine en el puerto de La Habana el 15 de febrero de 1898, que causó 261 muertos, fue rápidamente atribuida a España por la prensa sensacionalista de William Randolph Hearst, exacerbando drásticamente las tensiones y sirviendo como casus belli.

Estados Unidos ofreció comprar Cuba por 300 millones de dólares, pero España rechazó categóricamente la oferta, prefiriendo una derrota honrosa antes que una paz comprada.

El Desarrollo Bélico

El 25 de abril de 1898, Estados Unidos declaró formalmente la guerra a España. Fue un conflicto breve, de apenas 100 días, cuya resolución se decidió principalmente en el mar debido a la abrumadora superioridad naval estadounidense. España sufrió decisivas derrotas navales en Cavite (Filipinas) el 1 de mayo y en Santiago de Cuba el 3 de julio. Estas batallas resultaron en grandes bajas españolas, frente a mínimas pérdidas estadounidenses.

Estados Unidos desembarcó en Puerto Rico el 25 de julio, y la ciudad de Manila (Filipinas) cayó el 13 de agosto. No obstante, la guarnición española de Baler (conocidos como «los últimos de Filipinas») resistió heroicamente hasta abril de 1899.

La Paz de París y la Pérdida Colonial

El 10 de diciembre de 1898, se firmó la Paz de París. En este tratado, España cedió Puerto Rico, Guam y Filipinas a Estados Unidos por 20 millones de dólares. Además, vendió las islas Carolinas, Marianas y Palaos a Alemania por 25 millones de marcos.

Las Profundas Consecuencias del 98 para España

La Crisis de 1898 marcó de forma definitiva la decadencia española y el fin de su vasto imperio colonial. Sus repercusiones se sintieron en todos los ámbitos de la sociedad española:

Impacto Económico

  • Pérdida de valiosos mercados coloniales y el acceso a materias primas baratas.
  • La repatriación de capitales desde las colonias permitió la creación de nuevos bancos y empresas, como el Banco Hispano Americano, impulsando una cierta modernización económica.

Repercusiones Políticas

  • España se vio relegada a una potencia de segunda categoría en el concierto internacional.
  • Se produjo un fuerte desprestigio del Ejército y un creciente resentimiento de los militares hacia la clase política.
  • Aunque el sistema de la Restauración sobrevivió, la derrota impulsó la aparición de nuevos líderes como Antonio Maura y José Canalejas, quienes promovieron importantes reformas.

Transformación Ideológica y Cultural

  • La derrota provocó una profunda crisis de conciencia y un sentimiento generalizado de pesimismo entre los intelectuales y la opinión pública.
  • Esto dio lugar al surgimiento del Regeneracionismo, un movimiento intelectual y político liderado por figuras como Joaquín Costa y Ángel Ganivet, que abogaba por reformas políticas, económicas y sociales profundas para «regenerar» España.
  • Paralelamente, surgió la Generación del 98, un influyente grupo literario que reflejó este pesimismo nacional y, a la vez, exploró la esencia del sentimiento español.

Cambios Sociales

  • La guerra provocó un fuerte crecimiento del antimilitarismo, especialmente tras la muerte de más de 50.000 soldados.
  • Este sentimiento fue particularmente intenso entre las clases trabajadoras, que sufrían el reclutamiento obligatorio (el «sistema de quintas»), mientras que las clases acomodadas podían evitarlo pagando una «redención» de 1.500 pesetas.

Deja un comentario