15 Abr
Expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo
La expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo se fundamentó en el próspero comercio que Barcelona mantuvo desde el siglo XIII con Italia, el norte de África y Oriente. Los comerciantes catalanes importaban productos orientales (sedas, especias, tejidos de lujo, etc.) que luego distribuían por la península, apoyando así las campañas militares.
Entre los siglos XIII y XV, en rivalidad con Francia y generalmente con la oposición del papado, la Corona de Aragón construyó un gran imperio mediterráneo. Los principales pasos de esta expansión fueron:
- Conquista de Baleares y Valencia (1235 y 1238): por Jaime I «el Conquistador». Dejó el Reino de Mallorca (incluyendo las Baleares) a su segundo hijo, Jaime II de Mallorca, en situación de vasallaje, y la Corona de Aragón a su primogénito, Pedro III.
- Conquista de Sicilia (1282): por Pedro III, a pesar de la oposición de Francia y el papado. La participación del almirante Roger de Lauria fue decisiva. Tras la Paz de Caltabellota (1302), Sicilia se separó de la Corona de Aragón, quedando en manos de una rama secundaria de la familia real hasta principios del siglo XV (1409), cuando se reincorporó a la corona.
- Conquista de Cerdeña (1323-1324): por Jaime II. La isla fue invadida a pesar de la resistencia de los sardos y de Pisa. Mantenerla fue muy costoso para Aragón.
- Expedición de los almogávares en Oriente: Estos mercenarios catalanes conquistaron los ducados de Atenas (1311) y Neopatria (1318), poniéndolos bajo soberanía aragonesa hasta finales del siglo XIV (1390).
- Incorporación del reino de Mallorca (1349): por Pedro IV «el Ceremonioso», en la batalla de Lluchmajor, donde el rey mallorquín fue derrotado y muerto.
- Conquista de Nápoles: por Alfonso V, tras años de enfrentamientos con Génova, Francia y el papado. Tomó la ciudad en 1442 y no regresó a la península. A su muerte, segregó el reino y se lo entregó a su hijo natural Ferrante, hasta su conquista por Fernando «el Católico» en 1504.
- Influencia sobre el norte de África: Los reinos musulmanes de Tremecén, Bugía (Argelia) y Túnez fueron tributarios de la Corona de Aragón durante mucho tiempo.
Organización Política e Instituciones en Castilla y Aragón
Tres instituciones fundamentales marcaron este periodo: la monarquía, las Cortes y los municipios.
Castilla
Desde finales del siglo XIII, la monarquía castellana tuvo problemas para imponer su autoridad sobre los nobles. Sin embargo, la difusión de las teorías sobre el origen divino del poder real fortaleció la autoridad del rey. Leyes como «Las Partidas» de Alfonso X y el «Ordenamiento de Alcalá» (1348) reforzaron el poder real. Las Cortes de Castilla y León, sin competencias legislativas, experimentaron un declive. El rey centralizó la administración creando instituciones como el Consejo Real (1385), la cancillería y la Audiencia (1371). La hacienda se reorganizó con las contadurías y el mayordomo real. Los municipios vieron reducidas sus competencias: los concejos abiertos dieron paso a ayuntamientos o regimientos, con regidores y corregidores que representaban la autoridad real.
Aragón
La estructura territorial de la Corona de Aragón dificultó el autoritarismo monárquico. Para financiar la expansión mediterránea, los monarcas cedieron patrimonio y privilegios a los señores, como muestra el Privilegio General (1283) y el Privilegio de la Unión (1287). La Corona de Aragón era una confederación de territorios con leyes e instituciones propias, donde el virrey representaba al rey. El monarca estaba limitado por las Cortes, que tenían competencias legislativas. Existieron las Cortes catalanas, valencianas y aragonesas. La Diputación del General velaba por el cumplimiento de los acuerdos de las Cortes y se convirtió en una institución permanente (la «Generalitat» en Cataluña en 1359). El Justicia de Aragón defendía los fueros aragoneses. En los municipios, el representante del rey perdió atribuciones, siendo sustituido por magistrados (consellers) asesorados por un consejo municipal (como el Consell de Cent de Barcelona).
Crisis Demográfica, Económica y Política
El crecimiento demográfico y económico de los siglos XI y XIII se detuvo en el siglo XIV. Hambre, epidemias, guerras civiles y conflictos internos marcaron esta nueva etapa. La crisis demográfica, con una notable disminución de la población, afectó más a Navarra y Cataluña que a Castilla. Malas cosechas y la peste negra (1348) provocaron despoblación y éxodo rural. La crisis demográfica se tradujo en una crisis económica: la mano de obra se redujo, las tierras de cultivo disminuyeron, los precios subieron y las rentas de los propietarios bajaron. Estos exigieron más a los campesinos (difusión de los malos usos). Los salarios de los artesanos, sin embargo, aumentaron. El descontento social estalló en conflictos: rebeliones campesinas (irmandiños en Galicia, forans en Mallorca, payeses de remença en Cataluña), enfrentamientos entre clases populares y señores, rivalidades urbanas (Busca contra Biga en Barcelona) y disputas nobiliarias. La lucha por el poder entre grupos sociales y la corona provocó crisis políticas. En Castilla hubo dos guerras civiles: Pedro el Cruel contra Enrique de Trastámara (1366-1369) y Juana «la Beltraneja» contra Isabel (1474-1479). En la Corona de Aragón también hubo dos guerras civiles: la sucesión de Martín el Humano (resuelta con el Compromiso de Caspe en 1412) y el conflicto entre Juan II y los payeses de remença (1472).
Las Rutas Atlánticas (Castellanos y Portugueses)
Castilla tenía intereses económicos en el Atlántico: la ruta norte exportaba lana castellana y hierro vizcaíno e importaba manufacturas flamencas; la ruta sur, controlada por genoveses, importaba oro, esclavos, marfil africano, telas italianas y especias orientales. Ambas rutas se conectaban a través de ferias como la de Medina del Campo. Para proteger la ruta sur, Castilla quiso controlar el Estrecho de Gibraltar, tomando Tarifa (1292) y Gibraltar (1462). Portugal, con mayor tradición marinera, exploró el Atlántico, incorporando Madeira y Azores, y estableciendo factorías africanas. Castilla y Portugal compitieron por las Canarias. Enrique III se alió con los normandos La Salle y Bethencourt, quienes tomaron posesión de Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y El Hierro en 1402. La conquista definitiva de las Canarias se completó en la época de los Reyes Católicos.
Los Reyes Católicos y la Unión Dinástica
El matrimonio de Isabel y Fernando (1469) unió dinásticamente Castilla y Aragón, pero no políticamente. La Concordia de Segovia (1475) estableció la igualdad de gobierno, pero cada reino mantuvo sus leyes, instituciones, lengua, moneda e impuestos. Sus objetivos fueron la unidad territorial y religiosa. Incorporaron Navarra (1512) y Granada (1492), y expulsaron a los judíos (1492) y forzaron la conversión de los mudéjares (1502). Tras la muerte de Isabel (1504), Fernando fue regente de Castilla junto a Juana y Felipe de Habsburgo. Carlos I, nieto de los Reyes Católicos, heredó ambas coronas en 1516. La unión fue desigual: Castilla era más extensa, poblada y con una economía más fuerte, mientras que Aragón tenía una monarquía más débil y una economía basada en el comercio mediterráneo.
La Conquista de Granada y Navarra
La guerra de Granada (1482-1492) culminó la Reconquista. Las guerras civiles granadinas facilitaron la victoria castellana. Tras la toma de Granada, se firmaron capitulaciones que permitían a los musulmanes conservar su religión y costumbres. Sin embargo, Cisneros impulsó conversiones forzosas, lo que provocó rebeliones. En 1502, se obligó a los musulmanes a convertirse o exiliarse. Navarra, gobernada por una dinastía francesa, fue ocupada por Fernando en 1512 y anexionada a Castilla en 1515, conservando sus fueros e instituciones.
La Integración de las Canarias y la Aproximación a Portugal
La conquista de las Canarias se enmarca en la expansión atlántica. Jean de Bethencourt inició la conquista en 1402. Los Reyes Católicos completaron la conquista, incorporando Gran Canaria (1482), La Palma (1492) y Tenerife (1493). La conquista fue obra conjunta de la monarquía y particulares. Tras la conquista, se produjo un mestizaje con los colonos. El Tratado de Alcaçovas (1479) mejoró las relaciones con Portugal, que renunció a las Canarias. El Tratado de Tordesillas (1494) estableció las zonas de influencia en el Atlántico.
Organización del Estado
El reinado de los Reyes Católicos marcó el inicio de la Edad Moderna en España. Fortalecieron la autoridad real, culminaron la Reconquista, unificaron religiosamente el país y crearon instituciones de gobierno. Potenciaron instituciones existentes y crearon nuevas: el Consejo Real (1480), el Consejo de Aragón (1490), las Chancillerías y Audiencias, la Santa Hermandad (1476), el ejército permanente y la Inquisición (1478). También se establecieron los virreinatos y los corregidores.
El Descubrimiento de América
Cristóbal Colón, con el apoyo de los Reyes Católicos, descubrió América en 1492. Las Capitulaciones de Santa Fe (1492) establecieron las condiciones del viaje. Colón llegó a Guanahani (San Salvador) el 12 de octubre de 1492. Realizó cuatro viajes entre 1492 y 1504, descubriendo las Antillas, Puerto Rico, Jamaica y la costa continental. Américo Vespucio confirmó que se trataba de un nuevo continente.
Conquista y Colonización de América
El Tratado de Tordesillas (1494) dividió las zonas de influencia entre España y Portugal. La conquista de América se realizó en tres etapas: las Antillas (1502-1519), las conquistas continentales (1519-1549) de los imperios azteca e inca, y las conquistas interiores (1550-s.XVIII). La colonización provocó un descenso demográfico indígena. Se establecieron la encomienda, el requerimiento y la mita. Fray Bartolomé de las Casas y Francisco de Vitoria defendieron los derechos indígenas. La colonización provocó la hispanización de América.
Gobierno y Administración de América
La Casa de Contratación de Sevilla (1503) organizaba el comercio y la navegación con América. El Consejo de Indias (1523) controlaba los territorios americanos y elaboraba las Leyes de Indias. Se establecieron virreinatos, gobernaciones, capitanías generales, corregimientos, cabildos y audiencias.
Impacto de América en España
El descubrimiento de América transformó España. Castilla se convirtió en el motor económico. La llegada de oro y plata provocó inflación. Nuevos productos agrícolas llegaron a Europa. Castilla sufrió un descenso demográfico por la emigración. El comercio aumentó, con Sevilla como centro del comercio americano. La abundancia de metales preciosos financió la política imperial española, pero a largo plazo no benefició a la economía española, que no invirtió en su propia industria. En el siglo XVII, la disminución de metales preciosos y la insuficiencia de las manufacturas provocaron la ruina del país.
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