11 May

Evolución y Oposición al Régimen Franquista

Es fundamental diferenciar entre el primer franquismo y el segundo franquismo.

La Oposición Durante el Primer Franquismo (1939-1956)

La oposición inicial al régimen, que se extiende aproximadamente desde el final de la Guerra Civil hasta mediados de los años 50, aunque limitada, enfrentó una severa represión cultural, política y social. Se pueden destacar varios frentes:

  • Oposición en el exilio: Partidos como el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) y el PCE (Partido Comunista de España) se reorganizaron en el exilio. Paralelamente, existía una oposición interna vinculada principalmente al PCE y al PSUC (Partit Socialista Unificat de Catalunya).

  • Oposición armada (maquis y guerrillas): Se manifestaron acciones armadas como la invasión del Valle de Arán, la guerrilla urbana y la guerrilla rural. A sus miembros se les aplicaba con frecuencia la Ley de Fugas.

  • Disidencia monárquica: En 1945, Don Juan de Borbón, pretendiente al trono, emitió el Manifiesto de Lausana, solicitando la restauración de la monarquía. Aunque esto enfrió las relaciones con Franco, se llegó a un acuerdo para que su hijo, Juan Carlos, fuera educado en España bajo la tutela del régimen, en lugar de en Lisboa.

  • Movimientos sociales: Surgieron huelgas y protestas de carácter político, a pesar de la represión.

Un punto de inflexión se produce en 1956, cuando en Madrid, durante las elecciones a delegados universitarios —cuyos puestos estaban copados por el Sindicato Español Universitario (SEU), afín al régimen—, se exigieron elecciones libres. La respuesta del régimen fue la intervención, la expulsión de catedráticos de sus puestos y el encarcelamiento de estudiantes.

La Oposición Durante el Segundo Franquismo (1956-1975)

A partir de mediados de los años 50, se observa un cambio en la naturaleza y la intensidad de la oposición, que se puede agrupar en varios frentes:

Movimiento Obrero

Los sindicatos de clase estaban prohibidos; la actividad sindical debía canalizarse a través del Sindicato Vertical oficial. Sin embargo, la legislación permitió la elección de enlaces sindicales, lo que fue aprovechado por organizaciones clandestinas como Comisiones Obreras (CC. OO.), vinculadas al PCE, y por miembros de la UGT (Unión General de Trabajadores). El número de huelgas creció, acentuándose en los años 70. Los obreros ganaron fuerza a través de manifestaciones y paros. Un hito represivo fue el Proceso 1001 (1973), que llevó a la cárcel a los principales dirigentes de CC. OO. La agitación obrera a menudo se conectaba con la universitaria.

Movimiento Estudiantil

Las protestas estudiantiles, inicialmente surgidas en universidades a las que acudían sectores más acomodados, se intensificaron. Comenzaron con las elecciones de representantes universitarios, donde los estudiantes demandaban la posibilidad de presentar candidaturas libres, al margen del SEU.

Los altercados de 1956 en la Universidad de Madrid, que llevaron a la destitución del ministro de Educación Joaquín Ruiz-Giménez, marcaron un antes y un después. Durante los años 60 y 70, las protestas se generalizaron y la policía intervino frecuentemente en los campus universitarios. Estas movilizaciones se entrelazaban con las protestas obreras y otras de carácter político.

Movimiento Político

Oposición Política Interior

En el interior, el PCE y el PSUC continuaron siendo los partidos más activos, infiltrándose en el Sindicato Vertical y en movimientos sociales. También surgieron corrientes liberales y democristianas, incluso desde sectores de la derecha, que se distanciaban de Franco. Un intento de proyectar una alternativa democrática al exterior fue el llamado “Contubernio de Múnich” en 1962, una reunión en dicha ciudad de políticos opositores de diversas ideologías (desde liberales como José María Gil-Robles hasta socialistas como Rodolfo Llopis), excluyendo a los comunistas. El régimen lo descalificó con ese término peyorativo. La acción política en España seguía siendo muy limitada.

  • 1971: Se constituye la Assemblea de Catalunya, plataforma unitaria de la oposición catalana.

  • 1974: Se crean la Junta Democrática de España (impulsada por el PCE) y la Plataforma de Convergencia Democrática (liderada por el PSOE), que posteriormente se fusionarían en la Coordinación Democrática (conocida popularmente como Platajunta).

Oposición y Disidencia desde el Régimen y Otros Sectores

Surgieron voces disidentes incluso dentro del propio régimen o en sus aledaños. Sectores de la democracia cristiana y autodenominados “liberales” comenzaron a abogar por una modernización. Figuras como Manuel Fraga Iribarne, antiguo ministro franquista, fundarían Alianza Popular en los años 70, buscando una reforma controlada. Un sector de la Iglesia Católica, especialmente curas y obispos en barrios obreros, se volvió más cercano a las demandas populares y toleró actitudes críticas, llegando incluso a apoyar a movimientos nacionalistas. En el País Vasco, parte del clero mostró simpatía hacia el nacionalismo vasco y, en algunos casos, hacia el entorno de ETA. También apareció la UMD (Unión Militar Democrática), un grupo clandestino de oficiales del ejército que buscaba una democratización, inspirados por la Revolución de los Claveles en Portugal (1974).

Movimiento Armado

En 1959 nació ETA (Euskadi Ta Askatasuna), surgida de una escisión del PNV (Partido Nacionalista Vasco). Ganó notoriedad a partir de 1964 y evolucionó hacia la lucha armada y el terrorismo, con una ideología de izquierda abertzale.

En 1968, ETA cometió su primer asesinato premeditado, el del guardia civil José Pardines. Esto desencadenó una fuerte represión. En los años 70, el Proceso de Burgos (1970) contra varios miembros de ETA, que incluyó condenas a muerte (posteriormente conmutadas por Franco ante la presión internacional y nacional), dio una gran publicidad a la organización y a la causa antifranquista.

En diciembre de 1973, ETA asesinó al presidente del Gobierno, el almirante Luis Carrero Blanco, lo que supuso un duro golpe para los planes de continuidad del régimen. Como consecuencia, el gobierno intensificó la lucha antiterrorista, incluyendo operaciones de infiltración como la de Mikel Lejarza, alias “El Lobo”. Otros grupos armados de extrema izquierda activos en esta etapa fueron el FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) y el GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre).

En septiembre de 1975 tuvieron lugar las últimas ejecuciones del franquismo, que provocaron una oleada de protestas internacionales.

En noviembre de 1975, falleció el dictador Francisco Franco.

Instituciones del Régimen Franquista

  • Jefatura del Estado (Francisco Franco): Franco concentraba en su persona la totalidad del poder, sin separación de poderes. Su autoridad se manifestaba en tres vertientes:

    • Generalísimo de los Ejércitos: Mando supremo de todas las fuerzas armadas. Generales como Queipo de Llano y Kindelán, a pesar de su papel en la Guerra Civil, fueron apartados cuando discreparon o perdieron su favor.
    • Jefe del Estado Español: España era formalmente un reino, pero sin rey hasta la designación de Juan Carlos I como sucesor.
    • Caudillo: Líder del Movimiento Nacional, el partido único FET y de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista) y de la Central Nacional Sindicalista (CNS).
  • Cortes Españolas: Creadas por ley en 1942 (aunque su primera sesión fue en 1943), eran un órgano consultivo y legislativo subordinado a Franco. Sus miembros, los procuradores, no eran elegidos por sufragio universal directo, sino que representaban a distintos «tercios»: familiar, sindical y municipal (y otros por designación directa). Servían como fachada de representatividad. En julio de 1969, Juan Carlos I, como Príncipe de España, juró lealtad a Franco y a los Principios del Movimiento Nacional ante estas Cortes. Tras la muerte de Franco, en noviembre de 1975, las Cortes franquistas lo proclamaron Rey de España. Se habla de «instauración» más que de «restauración» monárquica, al ser una monarquía nueva definida por las leyes franquistas.

El encuadramiento político-sindical se articulaba principalmente a través de:

  • El Movimiento Nacional: Comprendía el partido único, FET y de las JONS, y sus organizaciones satélites, como la CNS, que englobaba a empresarios y trabajadores en el Sindicato Vertical.

Legislación del Régimen Franquista

Ya durante la Guerra Civil, el autodenominado «Gobierno de Burgos» (la Junta Técnica del Estado y luego el primer gobierno de Franco en 1938) comenzó a sentar las bases del nuevo Estado. Se promulgaron leyes fundamentales como:

  • El Fuero del Trabajo (1938): Inspirado en el corporativismo fascista, regulaba las relaciones laborales.
  • La Ley de Responsabilidades Políticas (febrero de 1939): De carácter retroactivo, permitía la represión de todos aquellos que se hubieran opuesto al «Glorioso Movimiento Nacional».

Tras el fin de la Guerra Civil en abril de 1939, España se retiró de la Sociedad de Naciones. En septiembre de ese año estalló la Segunda Guerra Mundial. Inicialmente, el régimen franquista simpatizaba con las potencias del Eje, pero a partir de 1942-1943, con el cambio de signo de la guerra, Franco inició un proceso de adaptación para asegurar la supervivencia del régimen.

Con la derrota del fascismo en 1945, el régimen impulsó una nueva legislación para distanciarse de sus antiguos aliados y presentar una imagen más moderada. Entre 1942 y 1947 se aprobaron o consolidaron leyes clave:

  • La Ley Constitutiva de las Cortes (1942).
  • El Fuero de los Españoles (1945): Una suerte de declaración de derechos y deberes, siempre subordinados a los intereses del Estado.
  • La Ley del Referéndum Nacional (1945): Permitía someter a consulta popular ciertas leyes.
  • La Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947): Definía a España como un reino y establecía el mecanismo para la sucesión de Franco.

En 1958, se promulgaron los Principios Fundamentales del Movimiento Nacional, que se incorporaron como ley fundamental, reafirmando la ideología del régimen.

En 1966 se sometió a referéndum y en 1967 se publicó la Ley Orgánica del Estado (LOE), que reorganizaba las instituciones y separaba formalmente la Jefatura del Estado de la Jefatura del Gobierno (aunque Franco seguiría ocupando ambas hasta 1973, cuando nombró a Carrero Blanco presidente del Gobierno). En abril de 1967, se compilaron todas estas normas en las Leyes Fundamentales del Reino, que actuaban como una especie de constitución no democrática. El régimen se autodenominaba «Democracia Orgánica».

La administración local se basaba en los municipios, agrupados en diputaciones provinciales. Los alcaldes de las ciudades importantes eran nombrados directamente por el gobierno, mientras que otros se elegían mediante el sistema de tercios (familiar, sindical y de entidades). Esto se reguló mediante la Ley de Bases del Régimen Local (1945).

Política Exterior Evolutiva del Franquismo

La política exterior fue dirigida personalmente por Franco, quien nombraba a los ministros de Asuntos Exteriores en función de los objetivos de cada momento. El fin primordial siempre fue la supervivencia del régimen.

Fase de Acercamiento al Eje y Neutralidad Vigilante (1939-1945)

Al inicio de la dictadura en 1939, el régimen contaba con el apoyo de Italia y Alemania. España se retiró de la Sociedad de Naciones. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939, Franco mantuvo inicialmente una postura de neutralidad.

En junio de 1940, tras la derrota de Francia y la aparente inminente caída del Reino Unido, Franco cambió la postura española de «neutralidad» a «no beligerancia», buscando obtener beneficios de una posible victoria alemana. En octubre de 1940 tuvo lugar el encuentro en Hendaya entre Franco y Hitler, donde se discutió la posible entrada de España en la guerra. Finalmente, España no participó directamente, pero apoyó a Alemania con el envío de suministros (como wolframio) y, a partir de junio de 1941, con la División Azul, una unidad de voluntarios que combatió junto al ejército alemán en el frente oriental contra la URSS. El ministro de Exteriores, Ramón Serrano Suñer, llegó a proclamar: «¡Rusia es culpable!», justificando el envío de tropas por el apoyo soviético a la República durante la Guerra Civil.

A finales de 1941, con la entrada de Estados Unidos en la guerra, y a partir de 1942, con las primeras derrotas importantes de las potencias del Eje (como Stalingrado o El Alamein), Franco comenzó a percibir un cambio en el curso del conflicto. La presión de los Aliados, especialmente de EE. UU. tras el desembarco en el norte de África (Operación Torch), llevó a Franco a retirar gradualmente la División Azul (completado en 1944) y a distanciarse del Eje, volviendo a una neutralidad más estricta y buscando un acercamiento a los Aliados.

Aislamiento Internacional y Búsqueda de Alternativas (1945-1953)

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial en 1945, el régimen franquista se encontró aislado internacionalmente debido a sus simpatías pasadas por el Eje. Don Juan de Borbón publicó el Manifiesto de Lausana, abogando por una restauración monárquica. Aunque se propuso una intervención aliada en España, EE. UU. y Reino Unido se opusieron. En 1946, la recién creada Organización de las Naciones Unidas (ONU) votó una resolución recomendando la retirada de embajadores de Madrid. España no fue admitida en la ONU ni incluida en el Plan Marshall.

Durante esta etapa de aislamiento, el régimen intentó compensarlo con un acercamiento a países como la Argentina de Juan Domingo Perón y Portugal, y mantuvo relaciones con algunos países occidentales a pesar de la condena oficial. El régimen intentó «lavar su imagen» con medidas como la promulgación del Fuero de los Españoles y la supresión del saludo fascista obligatorio.

Reconocimiento Internacional en el Contexto de la Guerra Fría (1953-1975)

El estallido de la Guerra Fría a finales de los años 40 cambió el panorama. El anticomunismo visceral de Franco convirtió a España en un potencial aliado para Estados Unidos en su estrategia de contención del bloque soviético. El régimen incluso ofreció enviar voluntarios a la Guerra de Corea, aunque la oferta no fue aceptada en ese momento. En 1953 se firmaron los Pactos de Madrid entre España y Estados Unidos. Estos acuerdos supusieron para el régimen franquista:

  • Ayuda económica y técnica estadounidense: Llegó en forma de préstamos y créditos para la compra de petróleo, maquinaria y alimentos.

  • Ayuda militar: Modernización del equipamiento de las Fuerzas Armadas españolas, aunque con restricciones de uso.

  • Respaldo diplomático: Facilitó la entrada de España en la ONU en 1955.

A cambio, España cedió territorio para la instalación de cuatro bases militares estadounidenses: Zaragoza (aérea), Torrejón de Ardoz (aérea), Morón de la Frontera (aérea) y Rota (naval y aérea). Esto implicó una cierta pérdida de soberanía.

A partir de este momento, se produjo una paulatina apertura internacional de España, simbolizada por la visita del presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower («Ike») a Madrid en 1959.

En los años 60 y 70, la política exterior española se diversificó, siempre con el objetivo de la supervivencia del régimen:

  • Acercamiento a Europa: Aunque España no pudo ingresar en la Comunidad Económica Europea (CEE) por ser una dictadura (logró un Acuerdo Preferencial en 1970), ni en la OTAN (hasta 1982, ya en democracia).

  • Relaciones con Iberoamérica: Se mantuvieron relaciones con la mayoría de los países, con la notable excepción de México, que nunca reconoció al régimen franquista.

  • Acercamiento a los países árabes: Motivado por intereses petroleros y una política de «vecindad».

  • Relaciones con países comunistas del Este de Europa: Se establecieron relaciones comerciales y consulares con algunos de ellos.

A pesar de esta apertura, el origen dictatorial del régimen siempre fue un lastre. Episodios como el Proceso de Burgos o las ejecuciones de septiembre de 1975 generaron condenas internacionales. La Transición democrática española, tras la muerte de Franco, fue observada y, en cierta medida, tutelada por potencias occidentales como Estados Unidos, Alemania y Francia. El ingreso pleno en la CEE (1986) y la consolidación en la OTAN fueron objetivos clave de la política exterior de la España democrática.

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