06 May

El Franquismo en España (1936-1975)

Ideología del Régimen Franquista

La Guerra Civil Española (1936-1939) dejó una profunda cicatriz en la sociedad española y dio paso a la dictadura de Francisco Franco, quien gobernó durante casi cuatro décadas. Su régimen se caracterizó por un férreo control político, social y cultural, así como por la represión de cualquier oposición. Los principios ideológicos del franquismo moldearon la vida española en todos sus ámbitos:

  • Nacionalcatolicismo: Exaltaba la «unidad sagrada» de España y la religión católica. La Iglesia recuperó su protagonismo, influyendo en la educación y la moral pública.
  • Autoritarismo: Defendía un poder centralizado en la figura del Caudillo, rechazando la democracia y el pluralismo político. La disidencia era silenciada.
  • Militarismo: Promovió los valores militares y la disciplina. El ejército gozó de gran protagonismo en la vida pública.
  • Anticomunismo y Antiliberalismo: Rechazaba las ideas de izquierda y el liberalismo, considerándolas amenazas para España. La represión contra comunistas y socialistas fue implacable.

Apoyos al Régimen Franquista

Para consolidar su poder, Franco contó con el apoyo de diversos sectores:

  • Ejército: Pilar fundamental del régimen, garantizó el orden y la represión.
  • Iglesia: Proporcionó legitimidad religiosa y moral al régimen.
  • FET y de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista): Partido único que encuadró a las masas y controló la propaganda.
  • Alta burguesía y terratenientes: Se beneficiaron de la política económica del régimen.
  • Familias políticas: Monárquicos, católicos tradicionales, miembros del Opus Dei y franquistas incondicionales compartieron el poder.

Estructura del Estado Franquista

El Estado franquista fue una dictadura personalista donde Franco concentró todos los poderes. Se instauró un Estado autoritario, militarista y centralista, con un férreo control ideológico. La represión, la censura y la propaganda fueron herramientas habituales. El régimen se autodefinió como ultraconservador, promoviendo valores tradicionales y rechazando el progreso social.

Las Leyes Fundamentales del Reino dieron una apariencia de legalidad al régimen, consolidando el poder de Franco. Las Cortes Generales, un órgano consultivo sin poder legislativo, estaban formadas por procuradores designados por el régimen. El Fuero de los Españoles y el Fuero del Trabajo limitaban las libertades y consagraban la desigualdad social. La Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado y la Ley Orgánica del Estado establecieron la sucesión de Franco, nombrando a Juan Carlos de Borbón como heredero. Los gobernadores civiles y los capitanes generales fueron figuras clave en el control político del territorio, manteniendo el orden público y la represión.

A pesar de las transformaciones, la esencia autoritaria del régimen se mantuvo hasta la muerte de Franco en 1975. La designación de Juan Carlos I como sucesor permitió una transición hacia la democracia.

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