15 Nov

El Realismo y el Naturalismo: Literatura en la segunda mitad del siglo XIX

Contexto histórico y social

A mediados del siglo XIX, la consolidación de la burguesía y el auge del capitalismo provocaron tensiones con los movimientos obreros y un profundo cambio social impulsado por el avance científico y la Segunda Revolución Industrial. En España, este periodo estuvo marcado por la inestabilidad política (la revolución de 1868, el Sexenio Revolucionario, la Primera República y la Restauración borbónica). El final del siglo trajo la crisis del 98 con la pérdida de las últimas colonias.

El Realismo

El Realismo nació en Francia en 1850 como reacción al idealismo romántico. Su objetivo era reflejar la realidad de forma fiel y objetiva, evitando lo fantástico y lo sentimental. La novela se convirtió en el género principal, dirigido a un público burgués que buscaba retratos verosímiles de su entorno. Los personajes ya no son héroes románticos, sino individuos cotidianos que representan distintos grupos sociales.

En España, el Realismo pasó por tres etapas:

  • Prerrealismo (1849-1869): Mezcla de romanticismo y costumbrismo, con intención moralizante. Destacan La Gaviota (Fernán Caballero) y El sombrero de tres picos (Pedro Antonio de Alarcón).
  • Realismo (desde 1870): Mayor objetividad y análisis psicológico. Sus principales autores son Benito Pérez Galdós y Leopoldo Alas «Clarín».
  • Naturalismo (desde 1885): Evolución del Realismo influida por Émile Zola. En España sobresalen Emilia Pardo Bazán y Vicente Blasco Ibáñez.

El Realismo pretendía ofrecer una imagen crítica de la sociedad, con descripciones minuciosas, ambientaciones urbanas y un narrador omnisciente. El lenguaje era sobrio y adaptado a cada clase social. Los temas más tratados fueron el amor (especialmente el adulterio), la política, la religión, el enfrentamiento campo-ciudad y las diferencias sociales.

El Naturalismo

El Naturalismo, basado en el determinismo y el método científico, defendía que la conducta humana estaba condicionada por la herencia biológica y el entorno social. Recurre a ambientes marginales y sórdidos, presentando una visión pesimista y materialista del ser humano.

Principales autores del Realismo y Naturalismo

  • Fernán Caballero: Inicia el prerrealismo con La Gaviota.
  • Pedro Antonio de Alarcón: Mezcla lo popular y lo moralizante en El sombrero de tres picos.
  • José María de Pereda: Exalta la vida rural en Sotileza y Peñas arriba.
  • Benito Pérez Galdós: Máximo exponente del Realismo español, retrató la sociedad madrileña y criticó la hipocresía de la burguesía y el clero. Destacan sus Episodios nacionales y novelas como Doña Perfecta, Fortunata y Jacinta, Tristana y Misericordia.
  • Leopoldo Alas «Clarín»: En La Regenta, abordó el adulterio y la lucha entre el deseo y la moral en una ciudad provinciana (Vetusta).
  • Emilia Pardo Bazán: Introductora del Naturalismo, ambientó sus obras en Galicia: Los Pazos de Ulloa, La madre naturaleza y La tribuna.
  • Vicente Blasco Ibáñez: También naturalista, reflejó la dureza del ambiente valenciano en La barraca y Cañas y barro.

La poesía y el teatro en la segunda mitad del siglo XIX

La poesía

En la poesía de la segunda mitad del siglo XIX predomina el Romanticismo tardío, representado por Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro. Bécquer, en sus Rimas, expresa un lirismo íntimo centrado en el amor, la desilusión y la soledad. Rosalía, con Follas novas o Cantares galegos, combina el sentimiento romántico con la reivindicación gallega. La poesía realista, más moralizante y burguesa, fue impulsada por Ramón de Campoamor, con un estilo sencillo y sentencioso, y por Núñez de Arce, de tono más grandilocuente.

El teatro

El teatro se adapta al gusto burgués y se aleja del Romanticismo, dividiéndose en varias tendencias:

  • Alta comedia: De tono moral y elegante. Destaca Un drama nuevo de Tamayo y Baus.
  • Drama neorromántico: Con pasiones y conflictos morales. Sobresale José Echegaray con obras como O locura o santidad y El gran Galeoto.
  • Drama social: Centrado en los problemas obreros, como Juan José de Joaquín Dicenta.
  • Teatro menor o popular: Con sainetes y zarzuelas. Figuran Ricardo de la Vega (La verbena de la Paloma) y López Silva (La Revoltosa).

La literatura de fin de siglo: Generación del 98 y Modernismo

A comienzos del siglo XX, la literatura busca nuevas formas de expresión alejadas del realismo y el naturalismo. Aunque el Modernismo y la Generación del 98 suelen considerarse opuestos, comparten varios rasgos: el deseo de renovación estética, la insatisfacción ante el mundo contemporáneo, la inquietud intelectual y la actitud crítica.

El Modernismo

El Modernismo, iniciado en Hispanoamérica a finales del siglo XIX e introducido en España por Rubén Darío, es una literatura de los sentidos, sensual y estética. Los modernistas, inconformes con la sociedad burguesa, adoptan una actitud bohemia y rebelde, buscando un arte libre y bello (el “arte por el arte”).

Características del Modernismo:

  • Influencias: Romanticismo, Parnasianismo (culto a la perfección formal) y Simbolismo (expresión de lo espiritual mediante símbolos).
  • Temas: La evasión a mundos exóticos o idealizados, la fantasía, el lujo, la búsqueda de la belleza y el hastío o melancolía del poeta ante el mundo.
  • Lenguaje: Musical, refinado y sensual, con un léxico culto, arcaísmos y neologismos. Utilizan aliteraciones, anáforas y ritmos nuevos (decasílabos, dodecasílabos, alejandrinos).

La Generación del 98

La Generación del 98 surge tras el “Desastre del 98”, cuando España pierde sus últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas). Los autores reaccionan con una profunda reflexión sobre el problema de España, buscando su esencia y la regeneración moral y cultural del país.

Características de la Generación del 98:

  • Temas: La decadencia nacional y la angustia existencial.
  • Intereses: La revalorización de la historia y la literatura española (Berceo, Góngora, Cervantes…), y la contemplación del paisaje castellano como símbolo del alma nacional.
  • Estilo: Sobrio, antirretórico y sencillo, con preocupación moral e intelectual.
  • Géneros: Cultivaron todos los géneros (poesía, novela, ensayo, teatro y artículo periodístico), siendo especialmente innovadores en la novela y el ensayo.

Autores destacados de fin de siglo

  • Rubén Darío: Poeta nicaragüense y figura central del Modernismo, introdujo este movimiento en España. Su obra destaca por la búsqueda de la belleza y la musicalidad del verso: en Azul… se aprecia la influencia parnasiana; en Prosas profanas, la sensualidad y el simbolismo; y en Cantos de vida y esperanza, un tono más maduro y reflexivo.
  • Manuel Machado: Representa el modernismo español más puro. Su poesía, refinada y musical, se inspira en el simbolismo y el arte andaluz. En Alma expresa melancolía y amor, mientras que en Ars moriendi aborda la muerte.
  • Juan Ramón Jiménez: Pasó de un modernismo intimista a la poesía pura y, posteriormente, a una etapa espiritual. Destacan Arias tristes, Jardines lejanos y su prosa lírica Platero y yo.
  • Antonio Machado: Influido al inicio por el Modernismo en Soledades, se acercó al espíritu del 98 con Campos de Castilla, donde describe el paisaje castellano y reflexiona sobre el paso del tiempo y el sentido de España.

La novela y el teatro anteriores a 1936

La novela

Durante las primeras décadas del siglo XX, la novela española se aparta del realismo tradicional y adopta un tono más subjetivo y reflexivo. Los principales novelistas son:

  • Pío Baroja: Defensor de la “novela abierta”, sin estructura fija, con un estilo claro y directo y una visión pesimista del mundo (Zalacaín el aventurero, El árbol de la ciencia).
  • Azorín: Cultiva una narrativa lírica e impresionista, donde reflexiona sobre el tiempo y la vida cotidiana con un estilo sereno y descriptivo (La voluntad, La ruta de don Quijote).
  • Miguel de Unamuno: Innova con la “nivola”, centrada en el diálogo y la reflexión filosófica sobre la fe y la inmortalidad (Niebla, San Manuel Bueno, mártir).

El teatro

El teatro español anterior a 1936 se divide en dos vertientes: el teatro comercial, de gran éxito pero escasa innovación, y el teatro renovador, minoritario pero más audaz.

Teatro comercial
  • Jacinto Benavente: Introduce la alta comedia, una crítica social elegante y refinada (Los intereses creados, La malquerida).
  • Gregorio Martínez Sierra: Cultiva un tono poético y amable (Canción de cuna).
  • Teatro poético: De inspiración lírica e histórica, con autores como Eduardo Marquina (Las hijas del Cid) y los hermanos Machado (Juan de Mañara).
  • Teatro humorístico: Sobresale Carlos Arniches con comedias costumbristas como La señorita de Trevélez.
Teatro renovador
  • Federico García Lorca: Fusiona poesía, tragedia y simbolismo en su trilogía rural —Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba—, donde aborda temas como la represión, la libertad y el destino.
  • Ramón María del Valle-Inclán: Gran innovador, evoluciona del modernismo al esperpento, género que deforma la realidad para denunciar la hipocresía y la decadencia de España. Su obra clave es Luces de bohemia (1920), a la que se suman Divinas palabras y la trilogía Martes de carnaval. También destaca su novela Tirano Banderas.

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