28 Ago

1.1. EL AVANCE DE LA DEMOCRACIA


La mayoría de los Estados que nacieron de la disolución de los impe­ríos tras la Primera Guerra Mundial fueron repúblicas democráticas. En algunos países el número de votantes se dobló, gracias al voto femenino. Pero este avance de la democracia fue temporal.

La creación de Estados no soluciónó el problema de las minorías, sino que lo multiplicó: países como Polonia, Checoslovaquia o, sobre todo, Yugoslavia, reproducían en menor escala el carácter plurinacional del Imperio austro-húngaro. La fragmentación de las fuerzas políticas difi­cultaba el gobierno de estas frágiles democracias, que se enfrentaban a la agitación comunista y a los golpes militares de la derecha. Al final de la década, en muchos países del este y del sur de Europa se impu­sieron regíMenes autoritarios inspirados en la dictadura de Mussolini en Italia.

La más representativa de las democracias de posguerra era la alemana República de Weimar. En sus comienzos los levantamientos comunis­tas fueron reprimidos con dureza, pero la mayor amenaza provénía de los nostálgicos del Imperio, apoyados por el Ejército: la derecha nunca aceptó la República, a la que responsabilizaba de la derrota en la Primera Guerra Mundial. En 1923, un agitador austríaco, Adolf Hitler, intentó dar un Golpe de Estado en Múnich

1.2. DE VERSALLES A LOCARNO


Los primeros años de posguerra estuvieron marcados por el descon­tentó de los vencidos y por el interés de los vencedores por mantener la vigencia del Tratado de Versalles. La intransigencia de estos en la cuestión del pago de compensaciones, superiores a las posibilidades reales de los derrotados, llevaría a la ocupación Franco-belga del Ruhr en 1923.

Los esfuerzos de algunos políticos por impedir una nueva guerra cris­talizaron en los Acuerdos de Locarno de 1925. Su base era el entendí­miento Franco-alemán: ambos reconocían las fronteras y establecían una zona desmilitarizada en Renania.  El espíritu de Locarno señaló el momento de máxima distensión entre ambas guerras mundiales, y significó el apogeo de la Sociedad de Naciones.

1.3. Estados Unidos EN LOS AÑOS VEINTE


Durante los años veinte, en Estados Unidos predominó un sentimiento aislacionista: alejado de los asuntos europeos, reafirmó su dominio en América Latina y el Pacifico. Allí choco con las ambiciones de Japón, cuya flota hacia sombra a la estadounidense.

En el interior, predominaba un fuerte conservadurismo, que se reflejó el auge del Ku Klux Klan*, la represión del movimiento obrero, la limitación de la inmigración y la promulgación de la ley seca* que favorecíó el auge de la mafia. Pero hasta 1929 la economía crecíó a buen ritmo y se produjo un boom financiero que disparó las cotizaciones bursátiles hasta niveles nunca vistos.

1.4 EL IMPULSO TECNOLÓGICO

Muchos inventos de décadas precedentes llegaron a los hogares de clase media en estos años debido a la difusión de la electricidad, que sustituyó al carbón como fuente de energía industrial y al gas en el sembrado.

De esta época datan los primeros electrodomésticos, producidos a precio asequible gracias a la estandarización y al montaje en cadena: frigoríficos, lavadoras o aspiradoras. Estos métodos de organización del trabajo, aplicados por Ford a la fabricación de vehículos utilitarios, revolucionaron la industria: el parque automóvilístico americano crecíó un 120% en la década de los años veinte.

Algunos inventos anteriores, popularizados en este momento, contribuyeron a un fenómeno decisivo: la aparición de una cultura de masas. El gramófono permitía escuchar música grabada en cualquier sitio, .Y el cine se transformó en una industria.El impacto más profundo lo produjo, sin duda, la radio, primer medio de comunicación de masas: hizo posible que un programa llegara a una gran audiencia. Los políticos comprendieron enseguida la ventaja de introducirse simultáneamente en millones de hogares.

2.1. UNA PROSPERIDAD PRECARIA

El crash de la bolsa de Nueva York del 24 de Octubre de 1929 supuso e. Arranque de la mayor crisis económica de la historia del capitalismo. Los economistas, que aún no son capaces de explicarla por entero. (Destacan entre otros las siguientes causas:

El sistema capitalista sufre crisis cíclicas, como la depresión de 1873-1898, aunque la de 1929 súperó todo lo conocido.

La guerra había arruinado Europa, y en muchos lugares, como en el
Reino Unido, la recesión empezó en la inmediata posguerra. Todos los países estaban endeudados, lo que redujo el consumo.

La economía estadounidense crecíó durante los años veinte, pero la oferta superaba a la demanda, lo que provocó una crisis de súper­producción. Uno de los primeros síntomas fue la crisis de la agri­cultura, cuyos precios sufrieron durante toda la década una tenden­Cía a la baja que arruinó a muchos agricultores.

El posible desencadenante de la crisis fue una burbuja financiera

2.2. LA GRAN DEPRESIÓN

La crisis se extendíó rápidamente debido a quiebras bancarias en cadena que arruinaron a empresas y particulares y provocaron oleadas de pánico; pero el Estado, siguiendo a los economistas liberales, no inter­vino, esperando que el propio mercado restableciera el equilibrio. SI pasividad agravó la crisis hasta hacerla irremediable.

Los bancos estadounidenses eran los acreedores de Europa: su bancarrota arrastró al sistema financiero europeo. Alemania y Austria fue­ron los primeros países europeos afectados, aunque pronto siguió el resto. Se adoptaron medidas proteccionistas, lo que provocó una drás­tica reducción del comercio internacional. La depresión se manifestó a través través de dos fenómenos:

La deflación, o bajada de precios y salarios, señal de una bajísima demanda. Paralelamente, la actividad industrial cayó en picado. En 1932, supónía el 52,7% de la de 1929 en Estados Unidos, y el 53,3% en Alemania.

El paro alcanzó cifras espectaculares en todo el mundo. Este fenómeno tuvo una grave repercusión social y política

2.3 Políticas CONTRA LA CRISIS

Todas las recetas clásicas para salir de la depresión fracasaron estrepitosamente. Lo único que parecía claro es que se habían acabado la era del liberalismo clásico y la confianza en la autorregulación del mercado.En Estados Unidos, F. D. Roosevelt ganó las elecciones de 1933 con un programa, el New Deal («Nuevo Pacto»), que comprendía medidas gubernamentales para luchar contra la pobreza. Aunque obtuvo éxitos parciales, la recuperación no sería inmediata. En medio del desastre, un único país parecía inmune: la Uníón Soviética experimentaba un asombroso crecimiento económico. Esa circunstancia contribuyó a dar prestigio al comunismo. También el fascismo parecía más eficaz luchando contra la depresión que la democracia: en Alemania, de 1933 a 1939, con Hitler en el poder y las fábricas de armamento preparando la guerra, la cifra de carados bajó de seis millones a solo trescientos mil.

2.4. LAS IDEAS DE Keynes

J. M. Keynes, el economista más influyente del siglo, fue el primero en encontrar soluciones a la crisis, aunque estas no se llevarían a la práctica sistemáticamente hasta después de 1945.Miembro de la delegación británica en las negociaciones de París, Keynes comprendíó que las reparaciones exageradas perjudicarían al conjunto de Europa. En un influyente libro, Las consecuencias económicas de la paz, advertía que todas las economías estaban interrelacionadas, y del empobrecimiento de los vencidos afectaría también a los vencedores. Sus ideas se vieron confirmadas por los hechos. La lección servirían a los vencedores de 1945 para evitar el mismo error.

Además, Keynes argumentaba que el Estado debía intervenir en el mercado para corregir desequilibrios y estimular la actividad econó­mica: por ejemplo, invirtiendo en obras públicas, que darían trabajo a las empresas, que a su vez emplearían obreros. Gracias al gasto público, el mercado crecería.

Frente al liberalismo clásico, que condenaba al obrero al salario más bajo, y acusaba a la beneficencia de causar inflación, Keynes propónía Ayudar a los parados con subsidios.
Lejos de perjudicar al mercado, esta inyección de dinero lo estimularía, ya que los trabajadores eran al tiempo consumidores.
Y una inflación moderada era preferible a la deflación y al estancamiento

3.1. LA NEP Y LA FUNDACIÓN DE LA URSS

En 1922 el Soviet Supremo aprobó el tratado de fundación de la Uníón de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Un año antes, el Gobierno dirigido por Lenin había abandonado el comunismo de guerra, ante la rebelión de los campesinos contra las requisas de sus cosechas y tal protestas de la población ante el descenso del nivel de vida.

En su lugar, se puso en práctica la NEP («Nueva Política Económica que admitía un mercado reducido y toleraba negocios privados a pequeña escala. Las condiciones de vida de la población mejoraron considerablemente, gracias al aumento de los excedentes agrícolas.

3.2. EL SOCIALISMO EN UN SOLO PAÍS

A la muerte de Lenin, en 1924, se entabló una lucha por su sucesor que ganó Stalin, quien controlaba la maquinaria del partido, frente a Trotsky. La diferencia ideológica entre ambos personajes se refería sobre todo a la táctica:

Trotsky defendía la idea de la revolución permanente: la URSS debía ser la plataforma desde la que se extendería la revolución al resto del mundo en un futuro próximo.

Stalin impuso la idea del socialismo en un solo país: los proletarios del mundo debían contribuir, en primer lugar, a la consolidación de  comunismo en Rusia.

3.3.LA TERCERA INTERNACIONAL O KOMINTERN

En 1919 se fundó la Tercera Internacional o Komintern para extender la revolución a todo el mundo. Los partidos que se adhirieron tomaron el nombre de comunistas. En 1938, los trostkistas fundaron la Cuarta Internacional, comunista, pero crítica con la URSS.

Con Stalin, la Komintern se convirtió en un mero auxiliar de la política soviética: los partidos comunistas del resto de países fueron obligados a seguir los mandatos de Moscú.

3.4. ESTALINISMO: LAS PURGAS Y EL GULAG

Tras el triunfo total de Stalin sobre todos sus rivales dentro del partido, comenzó un período en el que los rasgos totalitarios del sistema sovié­tico, ya presentes en la época de Lenin, se acentuaron hasta adquirir proporciones grotescas:

Se desarrolló el culto a la personalidad del líder. La efigie de Stalin se hizo omnipresente, y se le rendía adoración casi religiosa.

La policía política extendíó su red de terror, espionaje y delación.

Aunque anterior a 1917, el sistema de campos de trabajos forzados, llamado ahora gulag, crecíó hasta alcanzar enormes dimensiones. Millones de personas fueron deportadas o asesinadas.

En la Gran Purga de 1936-1938, Stalin se deshizo de la vieja guardia del partido, en una serie de juicios con acusaciones inverosímiles y confesiones forzadas mediante tortura.

Se manipuló la historia, hasta el punto de retocar fotografías para hacer desaparecer a los personajes purgados.

En 1928 Stalin decretó el fin de la NEP y su sustitución por planes quinquenales, que tenían como objetivo la industrialización acelerada, sin atender a coste humano alguno. Las primeras víctimas de esta política fueron los campesinos. La colectivización forzada de la agricultura que alcanzó a tres quintas partes de las explotaciones) produjo una hambruna de proporciones escalofriantes. Se culpó a los kulaks o campesinos acomodados, que fueron exterminados sistemáticamente.

Sin embargo, los logros económicos fueron innegables. Mientras los países capitalistas se hundían en la Gran Depresión, la Uníón Soviética crecía a un ritmo superior al 10% anual, y se convertía en una gran potencia industrial.

4.1. EL FASCISMO, UNA IDEOLOGÍA NUEVA

Tras la Primera Guerra Mundial se produjo una evolución del pensá­miento reaccionario. A diferencia de las doctrinas conservadoras tradi­cionales, contrarias al liberalismo y al nacionalismo, el fascismo era antiliberal, pero se caracterizaba por un nacionalismo exacerbado y xenófobo:

Es una ideología totalitaria: niega los derechos del individuo frente al Estado. Desaparece la noción de ciudadano y de Estado de dere­cho, al tiempo que se exaltan la violencia y la fuerza.

La nacíón se define según criterios étnicos o raciales. Los grupos que no los cumplen son excluidos e incluso exterminados.

El Estado se identifica con el partido, y este con el líder.

Los partidos fascistas son movimientos de masas y pretenden repre­sentar la voluntad popular mejor que la democracia. Las demás opcio­nes políticas son prohibidas.

Acepta la propiedad privada y el capitalismo, pero propugna un pro­teccionismo extremo que tiende a la autarquía, un sistema econó­mico que se inclina a la autosuficiencia, reduciendo al mínimo el comercio exterior. Defiende la obtención de recursos mediante la expansión de su área de dominio a costa de otros pueblos más débi­les, a los que podían exterminar o utilizar como esclavos, a fin de conseguir recursos naturales y materias primas. Este es el funda­mentó de la teoría del espacio vital

Desde el punto de vista social, el fascismo niega las diferencias de clase y defiende el corporativismo

4.2. EL FASCISMO ITALIANO

Aunque Italia participó en la Primera Guerra Mundial en el bando ven­cedor, los nacionalistas italianos estaban descontentos con las esca­sas ganancias territoriales. El fascismo empuñó la bandera de este irredentismo* y de la frustración colonial. También utilizó el miedo a la revolución social, en un clima de huelgas y ocupaciones de tierra.

Antiguo socialista financiado por industriales, Benito Mussolini, fundó los Fasci di Combattimento (fascios italianos de combate), que se con­virtieron en el Partido Fascista en 1921. En 1922, tras una violenta campaña de agitación que no impidió su fracaso electoral, Mussolini organizó una demostración de fuerza: la marcha sobre Roma.

El Gobierno dimitíó y el rey recurríó a Mussolini. Los fascistas estable­cieron entonces una dictadura a través de la manipulación electoral y la eliminación de la oposición. Tras el caso Matteotti (el asesinato en 1924 de un diputado socialista) el régimen adquiríó rasgos totalitarios:

Mussolini se convirtió en el duce o caudillo supremo, aunque se man­tuvo la monarquía.

Se practicó una política exterior agresiva, destinada a la construc­ción de un Imperio en África, y a conseguir la hegemonía en el Medí­terráneo.

Se fundaron sindicatos corporativos, y se fomentaron la agricultura y el desarrollo industrial autárquico.

se emprendíó una política de entendimiento con la iglesia católica, culminó en la firma de los pactos de letrán en 1929




4.0.ELNACIONALSOCIALISMOALEMAN


El nacionalsocialismo, o nazismo, doctrina creada por Hitler, surgíó del rechazo al Tratado de Versalles y de la teoría de la puñalada por la espalda*. Crecíó aprovechando el empobrecimiento de las clases medias y la profunda crisis moral de la sociedad.


El factor distintivo del nazismo fue su extremo racismo, que se maní­festaba través de un antisemitismo tan intenso, que desembocó en el exterminio de seis millones de judíos. Las leyes raciales, basadas en los principios de la eugenesia*, definían los derechos del individuo en fun­ción del grado de pureza racial. La raza aria, representada por los alemanes, tenía el derecho de someter a todas las demás.

En los años veinte, el partido nazi era un grupúsculo de ultraderecha. Pero el impacto de la Gran Depresión, que golpeó Alemania con contun­dencia, produjo una grave crisis social que aprovecharon los partidos más radicales: en las elecciones de 1930, los nazis multiplicaron por nueve su representación parlamentaria.

El Ejército y el gran capital vieron en el partido nazi la barrera más efi­caz contra el comunismo. En las elecciones de 1932 alcanzó su techo electoral, sin llegara conseguir la mayoría absoluta. Pero el presidente Hindenburg, mariscal que había dirigido la estrategia durante la gue­rra, nombró canciller a Hitler en 1933. Poco después, la Constitución fue suspendida y se proscribieron los demás partidos. De las ruinas de la República de Weimar surgía el Tercer Reich.

4.4 OTROS MOVIMIENTOS FASCISTAS

El fascismo, sobre todo en su versión italiana, influyó en movimientos que se hicieron con el poder en países como Rumanía o Hungría, y en grupos que colaboraron con las autoridades alemanas en países ocu­pados, como Francia o Croacia. También tuvo influencia en la dictadura de Salazar en Portugal, y en España, donde surgieron partidos próxi­mos al fascismo, como Falange Española.

Un régimen peculiar, asociado al fascismo, es el nacionalismo totali­tario de Japón. Aunque enraizado en tradiciones puramente japonesas, como el respeto absoluto a la autoridad, el sacrificio del individuo y la glorificación de la violencia, tiene algunas coincidencias con su aliado nazi, como la aplicación al marco asíático de la teoría del espacio vital y las prácticas genocidas.

Deja un comentario