27 Nov
- Por profesor
- En Lengua y literatura
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Temas y Formas de la Lírica Barroca
La poesía barroca presenta fuertes contrastes en sus temas, que van de lo grave a lo intrascendente; en sus tonos, que oscilan entre lo reflexivo y lo burlesco; y en sus formas o estilos, que combinan lo culto y lo popular. Durante este período, alcanzan gran perfección formas métricas como el soneto y el romance. Además, aparecen y se consolidan otras como la décima y la silva, una combinación libre de heptasílabos y endecasílabos con rima consonante.
Conceptismo y Culteranismo: Dos Caras del Barroco
En el estilo barroco se distinguen dos grandes tendencias estéticas: el conceptismo, basado en el ingenio y la agudeza de las ideas, y el culteranismo, preocupado por la belleza formal y la ornamentación del lenguaje. Francisco de Quevedo es el máximo representante del conceptismo, mientras que Luis de Góngora lo es del culteranismo.
El Conceptismo
Refleja la estética barroca centrada en el intelecto y en el juego de ideas o conceptos. Tiende a la concisión expresiva, a la brevedad y al lenguaje elíptico.
El Culteranismo
Es el nombre, inicialmente despectivo, que se dio al estilo de Góngora. Los culteranos persiguen la brillantez formal y presentan una realidad embellecida mediante abundantes metáforas e imágenes hiperbólicas de difícil interpretación. El culteranismo se cultivó más en poesía que en prosa, y Góngora, que defendía una poesía minoritaria y selecta, es quien mejor representa esta tendencia.
Luis de Góngora y Argote (1561-1627)
Luis de Góngora y Argote (Córdoba, 11 de julio de 1561 – ibídem, 23 de mayo de 1627) fue un poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro. Es el máximo exponente de la corriente literaria conocida, más tarde y con una simplificación perpetuada a lo largo de los siglos, como culteranismo o gongorismo. Su obra fue imitada tanto en su siglo como en los posteriores en Europa y América. Como si se tratara de un clásico latino, sus obras fueron objeto de exégesis ya en su misma época.
Vida
Nació en la antigua calle de Las Pavas (hoy Tomás Conde) de Córdoba, en una casa propiedad de su tío Francisco de Góngora, racionero de la catedral. Era hijo del juez de bienes confiscados por el Santo Oficio, don Francisco de Argote, y de la dama de la nobleza Leonor de Góngora. Estudió en Salamanca, tomó órdenes menores en 1585 y fue canónigo beneficiado de la catedral cordobesa, donde fue amonestado ante el obispo Pacheco por acudir pocas veces al coro, charlar en él, asistir a diversiones profanas y componer versos satíricos. Desde 1589, viajó en diversas comisiones de su cabildo por Navarra, León y otras regiones. Durante este tiempo, compuso numerosos sonetos, romances y letrillas satíricas y líricas, y músicos como Diego Gómez o Gabriel Díaz buscaron sus poemas para ponerles música.
Obra y Estilo
Aunque en sus obras iniciales ya encontramos el típico conceptismo del Barroco, Góngora, cuyo talante era el de un esteta descontentadizo («el mayor fiscal de mis obras soy yo», solía decir), quedó inconforme. Decidió intentar, según sus propias palabras, «hacer algo no para muchos» e intensificar aún más la retórica y la imitación de la poesía latina clásica. Para ello, introdujo numerosos cultismos y una sintaxis compleja basada en el hipérbaton y en la simetría.
Góngora estuvo muy atento a la sonoridad del verso, que cuidaba como un auténtico músico de la palabra; era un gran «pintor de los oídos» y llenaba epicúreamente sus versos de matices sensoriales de color, sonido y tacto. Mediante lo que Dámaso Alonso, uno de sus principales estudiosos, llamó elusiones y alusiones, convirtió cada uno de sus poemas en un oscuro ejercicio para mentes despiertas y eruditas, como una especie de adivinanza o emblema intelectual que causa placer en su desciframiento. Esta es la estética barroca que se llamó en su honor gongorismo o, con una palabra que ha hecho mejor fortuna y que tuvo en su origen un valor despectivo por su analogía con el vocablo «luteranismo», Culteranismo, ya que sus adversarios consideraban a los poetas culteranos unos auténticos «herejes» de la poesía.
Poemas Principales
Se suele agrupar su poesía en dos grandes bloques, correspondientes más o menos a dos etapas poéticas sucesivas:
- Poemas menores: Compuestos principalmente en su juventud, incluyen numerosos romances de inspiración literaria (como el de Angélica y Medoro), de cautivos, de tema piratesco o de tono más personal y lírico, algunos de ellos de carácter autobiográfico en los que narra sus recuerdos infantiles.
- Poemas mayores: Fueron los que ocasionaron la «revolución culterana» y el tremendo escándalo subsiguiente, debido a la gran oscuridad y complejidad de sus versos. Los más destacados son la Fábula de Polifemo y Galatea (1612) y las Soledades (1613).
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Francisco Gómez de Quevedo y Villegas, conocido como Francisco de Quevedo (Madrid, 14 de septiembre de 1580 – Villanueva de los Infantes, 8 de septiembre de 1645), fue un escritor español del Siglo de Oro. Se trata de uno de los autores más destacados de la historia de la literatura española y es especialmente conocido por su obra poética, aunque también escribió obras narrativas y dramáticas. Ostentó los títulos de señor de La Torre de Juan Abad y caballero de la Orden de Santiago.
Vida y Primeras Obras
En su juventud, Quevedo se aproximó a la prosa escribiendo como un juego cortesano, en el que lo más importante era exhibir ingenio. De esta época data la primera versión manuscrita de su novela picaresca, La vida del Buscón, y un cierto número de cortos opúsculos burlescos que le ganaron celebridad entre los estudiantes, obras de las que habría de renegar en su edad madura como «travesuras de juventud». Por esas fechas, también sostiene un muy erudito intercambio epistolar con el humanista Justo Lipsio, deplorando las guerras que estremecían Europa. Hacia 1604, intenta explorar nuevos caminos métricos creando un libro de silvas que no terminó, a imitación de las de Publio Papinio Estacio, combinando libremente versos de siete y once sílabas.
Obra Poética
La Poesía Amorosa
La poesía amorosa de Quevedo, considerada la más importante del siglo XVII, es la producción más paradójica del autor: a pesar de ser misántropo y misógino, fue el gran cantor del amor y de la mujer. Escribió numerosos poemas amorosos (se conservan más de doscientos), dedicados a varios nombres de mujer: Flora, Lisi, Jacinta, Filis, Aminta, Dora. Consideró el amor como un ideal inalcanzable, una lucha de contrarios, una paradoja dolorida y dolorosa donde el placer queda descartado. Su obra cumbre en este género es, sin duda, su soneto «Amor constante más allá de la muerte».
La obra poética de Quevedo, constituida por unos 875 poemas, presenta ejemplos de casi todos los subgéneros de su época:
- Poesía satírico-burlesca
- Poesía amorosa
- Poesía moral y filosófica
- Poesía heroica
- Poesía circunstancial
- Poesía descriptiva
- Poesía religiosa y fúnebre
Aproximadamente, un 40% de sus textos son satíricos. El hecho de que muchos de ellos circularan públicamente en vida del autor a través de copias manuscritas explica la fama de crítico severo y mordaz que se ganó en su época.
La primera impresión de sus poemas tuvo lugar en 1605, en la antología Primera parte de las flores de poetas ilustres de España. De forma póstuma, la mayor parte de su poesía apareció publicada en dos obras: El Parnaso español (1648) y Las Tres Musas Últimas Castellanas (1670).
Dos Vertientes Principales
En su obra poética se pueden distinguir dos grandes líneas:
- Poesía grave y reflexiva: En la que expresa sus sentimientos con un tono desgarrado, abordando temas morales y filosóficos.
- Poesía como juego de ingenio: Estilo característico de sus poemas satíricos, en los que predomina el gusto del poeta por la experimentación lingüística y el conceptismo más agudo.
La Prosa Narrativa y Didáctica en el Siglo XVII
La narrativa del siglo XVII presenta importantes novedades respecto a la del siglo anterior. No se cultivan ya las novelas de caballerías, mientras que se desarrollan con fuerza otros géneros.
Renovación de Géneros
- Novela picaresca: La desaparición de la novela de caballerías da paso a la picaresca, un género más adecuado para transmitir la visión crítica, pesimista y desengañada de la época. En este género destacan Mateo Alemán, con Guzmán de Alfarache, que tuvo un enorme éxito, y el propio Quevedo con El Buscón.
- Novela corta y narrativa alegórica: Son dos modalidades que también experimentan un gran desarrollo durante el Barroco.
La Prosa Didáctica
Abunda también un tipo de prosa didáctica que se manifiesta a través de sátiras o mediante las colecciones de emblemas, que combinan un dibujo y una frase explicativa para expresar una idea moral o filosófica.
Etiquetas: Conceptismo, Culteranismo, Francisco de quevedo, Lírica barroca, Luis de gongora, poesía Siglo de Oro
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