01 Nov

Sin esperar a la segunda vuelta de las elecciones ni a la proclamación de los resultados, los grupos de izquierda abrieron las cárceles y liberaron a todos los detenidos desde Octubre de 1934.
El presidente del gobierno dimitíó, y Azaña formó un gobierno, sin participación del PSOE. El gobierno puso en marcha el programa del Frente Popular. Decretó una amplia amnistía. Se restablecíó el Estatuto Catalán y Azaña decidíó enviar a los generales más sospechosos a puestos alejados de Madrid y distantes entre si. La reocupación de fincas y la reanudación de la reforma agraria. Los jornaleros expulsados decidieron no esperar: 80.000 campesinos de Cáceres y Badajoz ocuparon los principales latifundios, proceso que se extendíó rápidamente a otras provincias. Se restablecíó la Ley de Reforma Agraria. El gobierno también inició la tramitación parlamentaria de nuevos Estatutos de autonomía (el de Euskadi). Nada más constituirse las nuevas Cortes, su primera decisión, el 7 de Abril, fue destituir al presidente de la República, Alcalá Zamora. La decisión fue fruto de un acuerdo entre Azaña y Prieto para asumir, respectivamente, la Presidencia y la Jefatura del Gobierno. El 10 de Mayo fue elegido Manuel Azaña presidente de la República, pero las luchas internas del PSOE entre Largo Caballero, partidaria de la revolución y de la alianza con el PCE, y la tendencia moderada liderada por Prieto. El resultado fue que Azaña tuvo que nombrar jefe de Gobierno a Casares Quiroga. En realidad, el Frente Popular tuvo fisuras desde el principio. La izquierda obrera adoptó una posición revolucionaria. Desde el mes de Abril se sucedieron las luchas callejeras, las provocaciones y los asesinatos entre grupos radicales. El resultado fue una escalada de violencia entre Mayo y Julio. El enfrentamiento fue especialmente duro entre grupos falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas. Con la victoria del Frente Popular, se iniciaron contactos para iniciar una revolución militar. Tomó el mando de la conspiración el General Mola, al que Azaña había destinado en Pamplona, bajo el nombre del El Director. No tuvo demasiadas dificultades para organizar la sublevación pero sí para coordinar los apoyos civiles, porque cada sector de la derecha aspiraba a un modelo distinto de gobierno tras el golpe. Fue el común rechazo hacia la política reformista del Frente Popular y hacia una posible revolución lo que uníó a todos los grupos. El golpe militar se precipitó a raíz, del asesinato. El 12 de Julio de un oficial de la Guardia de Asalto. El crimen fue respondido de madrugada por sus compañeros radicales con el secuestro y asesinato del líder del Bloque Nacional, José Calvo Sotelo. En medio de los rumores de golpe, el jefe de gobierno, Casares Quiroga, se mantuvo inactivo. Finalmente, en la tarde del 17 de Julio se produjo la rebelión en Marruecos.


LAS CRISIS DEL GOBIERNO DE AZAÑA Y LA ELECCIONES DE 1933

El año 1933 comenzó con un acontecimiento brutal. La buena cosecha había derrumbado los precios, lo que provocó un aumento del paro en el campo y suscitó nuevos levantamientos campesinos. En Enero, en el pueblo gaditano Casas Viejas se produjo una auténtica  masacre, cuando miembros de la Guardia de Asalto sitiaron y mataron a u grupo de anarquistas que se habían hecho fuertes en una casa del pueblo. La violencia empleada y la ausencia de explicaciones del Gobierno provocaron un escándalo y una grave crisis político. En el PSOE comenzó a imponerse la opinión de los partidarios de abandonar la coalición. Mientras, la derecha se organizó. Los católicos lo hicieron en la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), bajo el liderazgo de José María Gil Robles. Su programa incluía la modificación de la Constitución, la eliminación de todas las medidas reformistas y la defensa de los intereses económicos de los propietarios. Los monárquicos fundaron Renovación Española, bajo la dirección de José Calvo Sotelo. Y la ultraderecha se agrupó en Falange Española, fundado por José Antonio Primo de Rivera. La crisis se desencadenó en Septiembre. Azaña dimitíó. Martínez Barrio, formó nuevo gobierno previo acuerdo con el presidente de disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones en Noviembre de 1933. La CEDA ganó las elecciones, seguido del Partido Radical. El claro triunfo de la derecha se debíó a varias causas, el desgaste del Gobierno, presentó candidaturas unidas, el voto femenino, la elevada abstención y el sistema electoral. La victoria de la derecha fue contestada por una insurrección armada organizada por la CNT, en Aragón, La Rioja y pueblos del sur. El movimiento fracasó, pero causó cerca de un centenar de muertos. Alcalá Zamora nombra líder del gobierno a Lerroux, candidato del Partido Radical.

LAS ELECCIONES DE 1936 Y EL FRENTE POPULAR

Dos grandes bloques electorales se perfilaban, el programa del Frente Popular, fue un pacto difícil, en él se acordó restablecer de inmediato toda la legislación del primer bienio. Además, una amnistía por la revolución de 1934 y se restablecerían las garantías constitucionales, suspendidas desde entonces. Al Frente Popular se unieron Izquierda Republicana, Esquerra Republicana de Catalunya, Uníón Republicana, el PSOE, el PCE y el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), además de la UGT. La CNT no participó pero tampoco pidió expresamente la abstención. La coalición de derechas la formaron el Bloque Nacional monárquico y la CEDA. Pero en muchas circunscripciones se presentaron divididos en varias candidaturas. La falange quedó fuera de la coalición. El Frente Popular obtuvo la victoria, sobre todo gracias a su triunfo en las grandes ciudades y en las provincias del sur y de la periferia, mientras que la derecha se impónía en el norte y en el interior.

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