25 May

El Tratado de París de 1898: Fin del Imperio Español

El Tratado de París de 1898, firmado el 10 de diciembre de 1898 entre España y Estados Unidos, puso fin a la Guerra Hispano-Estadounidense. Este acuerdo selló la derrota de España y la pérdida de sus últimas colonias en América y Asia.

Ideas Principales del Tratado de París

  • España perdió su soberanía sobre Cuba, renunciando a todos sus derechos sobre la isla. Cuba quedó bajo control militar de Estados Unidos hasta su independencia en 1902.
  • España cedió a Estados Unidos Puerto Rico, Guam y Filipinas, marcando el fin del dominio colonial español en América y el Pacífico.
  • Estados Unidos pagó a España 20 millones de dólares como compensación por Filipinas, aunque en la práctica fue una compra impuesta.
  • Se establecieron condiciones comerciales favorables para España, permitiendo el acceso de sus barcos y mercancías a Filipinas por diez años.

Importancia y Consecuencias del Tratado de París

  • Fin del Imperio español ultramarino: España perdió sus últimas posesiones en América y Asia, marcando el «Desastre del 98», una crisis nacional que afectó profundamente su política, economía y cultura.
  • Consolidación de Estados Unidos como potencia imperialista: Con la adquisición de territorios estratégicos, EE. UU. se posicionó como una potencia global, expandiendo su influencia en el Caribe y el Pacífico.
  • Control estadounidense sobre Cuba: Aunque Cuba obtuvo su independencia en 1902, EE. UU. impuso la Enmienda Platt, que le otorgaba derechos de intervención en la isla y el control de la base naval de Guantánamo.
  • Guerra filipino-estadounidense (1899-1902): Los filipinos, que esperaban su independencia, se rebelaron contra el dominio estadounidense, pero fueron sometidos tras un conflicto sangriento.
  • Puerto Rico y Guam: Se convirtieron en territorios no incorporados de EE. UU., quedando bajo su administración hasta la actualidad en diferentes condiciones políticas.

En resumen, el Tratado de París de 1898 marcó el fin definitivo del colonialismo español en América y Asia.

El Manifiesto de Sandhurst (1874): Restauración Borbónica en España

El Manifiesto de Sandhurst, emitido el 1 de diciembre de 1874, fue el documento clave con el que Alfonso de Borbón, futuro Alfonso XII, declaró su disposición a asumir el trono de España y restaurar la monarquía borbónica bajo un régimen constitucional. Este manifiesto se inscribe en el contexto de la inestabilidad política de la Primera República Española (1873-1874) y precedió a la Restauración Borbónica, que se oficializó con el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto el 29 de diciembre de 1874.

Ideas Centrales del Manifiesto de Sandhurst

  • Restauración de la monarquía constitucional: Alfonso afirmó que la única solución a la crisis de España era el retorno de la monarquía parlamentaria.
  • Unidad y pacificación del país: Presentó su figura como un punto de encuentro entre diferentes facciones políticas.
  • Legitimidad monárquica: Se proclamó como el legítimo heredero de la corona tras la abdicación de su madre, Isabel II.
  • Compromiso con la modernidad y la libertad: Aseguró ser un monarca «del siglo» y un «verdadero liberal», mostrando una actitud conciliadora hacia las instituciones constitucionales.
  • Sentimiento religioso y patriótico: Expresó su fidelidad al catolicismo y su amor por España.

Consecuencias del Manifiesto de Sandhurst

El Manifiesto de Sandhurst fue clave para el regreso de la monarquía borbónica a España. Sus principales consecuencias fueron:

  • Fin de la Primera República: El pronunciamiento de Sagunto, liderado por Martínez Campos el 29 de diciembre de 1874, marcó el inicio de la Restauración Borbónica.
  • Consolidación de la monarquía parlamentaria: Se estableció un régimen basado en la Constitución de 1876, con un sistema bipartidista entre conservadores y liberales, liderados por Cánovas del Castillo y Sagasta, respectivamente.
  • Estabilidad política relativa: Aunque el periodo de la Restauración trajo orden institucional, también perpetuó el caciquismo y la manipulación electoral mediante el turno pacífico entre partidos.
  • Base del régimen hasta 1931: La monarquía restaurada perduró hasta la proclamación de la Segunda República en 1931.

En conclusión, el Manifiesto de Sandhurst fue el punto de partida de un nuevo periodo monárquico en España, con un modelo constitucional que, aunque imperfecto, permitió una relativa estabilidad política en comparación con la agitación previa.

El Gobierno Liberal de Sagasta (1881-1884) y la Restauración Borbónica

Este texto se sitúa en el período de la Restauración Borbónica en España (1874-1931), concretamente en la etapa del gobierno de Práxedes Mateo Sagasta (1881-1884). Durante este periodo, el sistema político estaba basado en el turno pacífico entre el Partido Conservador de Antonio Cánovas del Castillo y el Partido Liberal de Sagasta. En 1881, Sagasta accedió al poder tras la cesión de los conservadores y llevó a cabo una serie de reformas liberales, como la ampliación de libertades de prensa, reunión y educación.

Ideas Clave sobre el Gobierno de Sagasta

  • Cambio político hacia un mayor liberalismo: Se destaca el paso de un gobierno conservador (Cánovas) a uno liberal (Sagasta).
  • Crítica al conservadurismo: Emilio Castelar, a quien se refiere el texto, reconocía los logros de Cánovas (pacificación de España y Cuba), pero señalaba que su gobierno no supo combinar el orden con la libertad.
  • Defensa de las reformas de Sagasta: Se menciona la eliminación de la Ley de Imprenta (censura), la libertad en las universidades y el derecho de reunión.
  • Orgullo por las libertades adquiridas: Se compara la situación española con la de otras naciones liberales.
  • Reafirmación del orden público: A pesar de las libertades, el gobierno garantizaba el orden y la paz social.

Conclusión sobre el Liberalismo en la Restauración

En conclusión, el texto refleja la evolución de España hacia un sistema más liberal dentro del marco de la Restauración, aunque con limitaciones que posteriormente generarían conflictos políticos y sociales. A pesar de ser Emilio Castelar un republicano convencido (cuarto presidente de la Primera República Española), tras la finalización del «Sexenio Democrático», consideró que la mejor forma de introducir las ideas progresistas, demócratas y republicanas, propias de la Constitución de 1869, era colaborar con el gobierno e intentar favorecer el ejercicio del poder del Partido Liberal, dirigido por Sagasta.

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