30 Oct

EL TEATRO DEL Siglo XX ANTERIOR A 1939

El teatro anterior a 1936 se caracteriza por la existencia de dos tendencias que van a persistir durante mucho tiempo. Por una parte, encontramos un teatro comercial, que busca el éxito fácil en un público burgués que entiende el teatro como diversión y reafirmación de sus valores burgueses (se admite cierta crítica pero muy limitada). Este teatro comercial, no busca la innovación, no hace avanzar el arte escénico y no contribuye a la revisión crítica de la sociedad. En muchos aspectos continúa las tendencias del XIX.   

Por otra parte, encontramos un teatro renovador, más minoritario y de vanguardia, que va a contracorriente de los gustos de la época y busca sorprender al espectador con nuevos hallazgos estéticos; es crítico y busca provocar la reflexión y aumentar el nivel cultural. Entre otros autores, destacarán por su genialidad Valle-Inclán y García Lorca. 

1. Corrientes o manifestaciones del  teatro comercial, de éxito o  teatro triunfante:

1.1. La comedia burguesa,  representada por Jacinto Benavente, que, aunque recibíó el Premio Nóbel en 1929, compone un teatro  de escaso contenido crítico que no aporta elementos nuevos y carece de universalidad. Sus mejores obras son La Malquerida y Los intereses creados.

1.2. El teatro en verso, de corte neorromántico-modernista, trata el tema histórico desde planteamientos ideológicos muy conservadores y está representado por Villaespesa y Eduardo Marquina. El teatro popular de los hermanos Machado (La Lola se va a los puertos) es de escasa acción y tampoco aporta novedad.

1.3. El teatro cómico está representado por Carlos Arniches, los hermanos Álvarez Quintero y Pedro Muñoz Seca

-Carlos Arniches tuvo mucho éxito con sus sainetes costumbristas ambientados en un Madrid pintoresco y popular, con personajes que hablan de un modo gracioso, achulapado y castizo (Quintín el amargao); también cultivó la tragedia grotesca, donde mezcla caricatura, sentimentalismo y crítica social (Los caciques).

-Los Álvarez Quintero practican un teatro que explota los temas y ambientes de la Andalucía más tópica y tradicional, mostrando siempre una visión acrítica, optimista y risueña de la vida (El patio, El genio alegre).

-Pedro Muñoz Seca es el creador de un subgénero cómico, la astracanada, basado en situaciones disparatadas y en juegos de palabras que buscan la risa fácil; su obra más famosa es La venganza de don Mendo, donde parodia el drama histórico neorromántico y el teatro en verso.


2. Autores representantes del teatro renovador

Minoritario en su día, es hoy muy apreciado, debíéndose su fama universal sobre todo a dos autores que trataremos aparte: Ramón María del Valle-Inclán y Federico Gracía Lorca. Otros autores que buscan la renovación, aunque sin mucho éxito, son los siguientes:

2.1

Autores de la Generación del 98:

Miguel de Unamuno pone el teatro al servicio de la expresión de sus conflictos filosóficos, psicológicos y espirituales como se aprecia en su obra El otro. El teatro de Azorín sigue una línea simbolista, como en Lo invisible. El teatro de Valle-Inclán merece mención aparte.

2.2. Caso especial es el de Jacinto Grau, que tuvo gran éxito en el extranjero con El señor de Pigmalión (sobre el tema de los muñecos que se rebelan contra su creador).

2.3.
Enrique Jardiel Poncela, de gran éxito después de la guerra, intenta renovar el teatro cómico por medio de lo inverosímil, lo que le acerca al llamado teatro del absurdo. Usted tiene ojos de mujer fatal, Angelina o el honor de un brigadier son obras representativas de esta época.

2.4

Autores de las Vanguardias y de la Generación del 27:

Ramón Gómez de la Serna, introductor de las vanguardias en España, anticipa tendencias posteriores con un teatro insólito (El lunático, Los medios seres); Rafael Alberti introduce el Surrealismo en su obra El hombre deshabitado y el compromiso político-social en Fermín Galán. Pero serán Valle-Inclán y Federico Gracía Lorca los auténticos renovadores del teatro.



A Ramón María del Valle-Inclán se debe la mayor revolución del teatro español en el Siglo XX con su teoría del esperpento, que supone el hallazgo de un nuevo lenguaje dramático de extraordinaria fuerza expresiva, al tiempo que una nueva forma de denuncia, desde la literatura, contra el orden establecido de la Restauración borbónica. Su obra más representativa, donde define el esperpento, es Luces de bohemia.


Federico García Lorca, poeta y dramaturgo del 27, compone un teatro de gran valor universal (hoy representado en todo el mundo), en el que se aúnan lo clásico, lo tradicional y lo popular con lo vanguardista (muy presentes el Surrealismo y el esperpento de Valle-Inclán); así como lo dramático y lo lírico, de ahí que se haya calificado como “teatro poético”. En cuanto a la temática, el tema más repetido es el enfrentamiento entre el principio de autoridad y el principio de libertad. Del choque entre la realidad y el deseo surge la frustración, un conflicto fatal entre el individuo, generalmente una mujer, y las fuerzas externas que ahogan y reprimen su realización personal. La frustración es el eje temático de su obra más representativa, la trilogía trágica formada por Bodas de sangre (el amor frustrado), Yerma (el amor estéril) y La Casa de Bernarda Alba (el amor y la libertad frustrados). El teatro de García Lorca. Tendía a la renovación permanente, buscaba conmover o mover al espectador –mediante la catarsis– hacia la solidaridad y la justicia, y buscaba la transformación cultural de la sociedad a través de la comunicación con el público. Con su labor al frente de La Barraca, durante la II República, pretendía llevar el teatro clásico a los pueblos más apartados de España.

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