12 May

EL ESPAÑOL EN América


Es en Hispanoamérica donde se concentra el mayor número de hablantes de español. El proceso de hispanización de América se inició tras el descubrimiento del continente en 1492. Desde entonces, se propagó el castellano sustituyendo a las lenguas prehispánicas o influyendo decisivamente en ellas, de tal forma que si bien algunas aún se conservan lo hacen con un escaso número de hablantes y con muy poco prestigio social entre sus propios usuarios.

1. Áreas lingüísticas del español de América:


Ya desde la época de la colonización, se forman dos grandes áreas lingüísticas:                
a) Una más innovadora en las Antillas y las zonas costeras (Colombia, Venezuela, Centroamérica), donde perviven los rasgos andaluces que no llegaron a extenderse a otras partes del continente y donde se da la aspiración de la j-, la confusión l/r o la desaparición de la -d- intervocálica.            
b) Otra área más conservadora correspondiente a las tierras altas del interior ( México, Perú, Ecuador) donde se establecíó la norma culta castellana, aunque no se detuvo el seseo, convertido en rasgo carácterístico del español americano.

A la existencia de estas dos áreas lingüísticas han contribuido factores muy diversos (que se comentarán extensamente en el punto 2 de este tema).  El español es lengua oficial en dieciocho países de Hispanoamérica: Argentina, Uruguay, Chile, Paraguay (aquí cooficial con el guaraní), Bolivia (comparte cooficialidad con el aimara y el quechua), Colombia,Venezuela, Ecuador (donde también es cooficial el quechua), Perú, Panamá, Cuba, República Dominicana, Costa Rica, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y México. Convive con el inglés en Puerto Rico (lengua cooficial), en varias islas antillanas y en Estados Unidos (el número de hispanohablantes en Texas, Nuevo México, California y Arizona es tan extenso como el de los que hablan el inglés). Curiosamente, surge aquí el fenómeno que denominamos como “espanglish” o “spanglish”, variedad lingüística surgida de la mezcla del castellano (lengua de la que toma la base morfosintáctica y fonética) y el inglés (a cuyo léxico acude). Esta variante se introdujo en los años 70 en los barrios hispanos de Nueva York y Miami gracias a la intervención inicial de los portorriqueños y, actualmente, puede tener más de dos millones de hablantes.     No existe un ideal de lengua para todo el mundo hispánico. En el lenguaje formal, hay pocas diferencias entre España y América en lo que se refiere al léxico y la sintaxis. Sin embargo, las distancias se hacen a veces infranqueables cuando abandonamos el mundo de la lengua estándar y nos adentramos en el de la lengua coloquial, la prensa o las jergas.

2. Factores que determinan la formación del español americano


La formación del español americano y su diferenciación del español de España (además de su propia diversidad interna) responde a factores muy distintos:    • Orígenes geográficos de los colonos. La colonización de América se realizó desde Andalucía, con la importante colaboración de los canarios. Estos colonos se establecieron en las zonas costeras y, una vez que se inició el comercio regular con la Península, protagonizaron el contacto entre los distintos puertos. De este modo, las variedades meridionales del castellano fueron decisivas en la formación de las primeras normas lingüísticas del Nuevo Continente; por otro lado, y posteriormente, vinieron de España representantes del alto clero, funcionarios y cortesanos de Castilla la Nueva y Castilla la Vieja, quienes se instalaron en el interior de América fundando los centros virreinales.


Con ellos, llegó una variedad del castellano distinta y, por tanto, las gentes del centro aprendieron un español diferente a los de la costa. He aquí, esa distinción que comentábamos en el epígrafe anterior entre áreas innovadoras y territorios conservadores. • El sustrato lingüístico indígena. Las lenguas indígenas prehispánicas (náhuatl, quechua, aimara, mapuche y guaraní, básicamente) han influido en el léxico y la toponimia del español de América. • La presencia de esclavos africanos, especialmente en el Caribe. Se advierte dicho fenómeno en el vocabulario carácterístico de Cuba y República Dominicana. • La presencia de emigrantes italianos a fines del XIX y principios del XX en Argentina y Uruguay determinó algunas diferencias fonéticas y morfológicas (también en los patrónímicos) en estos dos países con respecto al resto del Continente. • Otros factores: las olas migratorias del campo a la ciudad, la creciente fuerza de los medios de comunicación… que imponen la norma de las capitales al resto del país; la presencia económica y política de EEUU (durante los últimos decenios) que ha favorecido la implantación de numerosos anglicismos en el español de América; y la irrupción de Internet en la vida de los ciudadanos americanos, hecho que trae como consecuencia la búsqueda de un español neutro, internacional que permita a los internautas comunicarse con los que hablamos castellano en España. 

3. Rasgos lingüísticos del español de América



A) Nivel fónico: en este plano es en donde mejor se detecta la influencia del andaluz y el canario. Así se dan: el seseo (pronunciación de “ce,i /za,o,u” como “s”), yeísmo ( la “ll” se pronuncia como “y”), aspiración de la -/s/ final de sílaba o palabra, confusión r/l (“amol”) (estos dos últimos rasgos se dan, en especial, en las islas de Cuba, Puerto Rico y República Dominicana) , alteraciones en el timbre de las vocales átonas (p.Ej “melitar”, “medecina”) y diptongación de vocales en hiato (“pasiar” en vez de “pasear”); en algunas zonas, también se aspirar el sonido “j” ante “e/i” ( por ejemplo, “garahe”, “hefe”). 
B) Nivel morfológico: se crean terminaciones femeninas para términos que no hacen esta distinción en el castellano de España ( por ejemplo: “ huéspeda”, “oficiala” o “demonia”), uso de plurales en “-ses” cuando deberían ser en “-s” ( “pieses”, “cafeses”), uso abundante de diminutivos (“ahorita”, “adiosito”), adverbialización del adjetivo ( “canta lindo”, “ camina lento”), empleo de “recién” con valor de adverbio de tiempo equivalente a “ahora” (“llegó recién”), empleo del pretérito perfecto simple y práctica desaparición de los tiempos compuestos, pronominalización de verbos que no tienen esta forma en la Península («enfermarse», «desempeñarse», “huirse”), sustitución de “vosotros” por “ustedes” y el voseo. Este fenómeno consiste en utilizar “vos” en lugar de “tú” y “ti” en el tratamiento familiar y entre iguales. Este cambio repercute también en las formas verbales (así, por ejemplo, el presente de indicativo en Argentina sería “vos tomás” en lugar de “tú tomas”, o el futuro imperfecto en Chile sería “vos tomarís” en vez de “tú tomarás”). El voseo se extiende por Argentina, Uruguay, Paraguay, América Central y el Estado de Chiapas (México); mientras, el tuteo (al modo de España) prevalece en Perú, Bolivia y las Antillas. Conviven ambas tendencias, en función de las distintas zonas geográficas de estos países, en Colombia, Venezuela, Chile y Ecuador. 
C) Nivel sintáctico : anteposición del posesivo en los vocativos (por ejemplo, “mi hijo” en vez de “hijo mío”), concordancia del verbo “haber” con el C.D ( “habían muchas personas”) y dequeísmo ( “pienso de que vamos a ganar el partido”). D) Nivel léxico: las mayores diferencias en este plano entre el español de España y el de América tienen que ver con los arcaísmos, los indigenismos y los neologismos. En cuanto a los primeros, señalaremos que muchas palabras que en la península Ibérica cayeron en desuso o cambiaron de significado aún se utilizan entre los hispanoamericanos ( así, “vidriera” con el significado de “escaparate”, “pollera” con el de “falda”, “manejar” en lugar de “conducir” o “valija” por “maleta”).

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