18 Abr

La generación perdida no mola:Cohesión LEX-SEM:


En este apartado, comentaremos los elementos de repetición (repeticiones, palabra clave y familias léxicas) y las relaciones semánticas entre las palabras (sinonimia, antonimia, hiperonimia, campos semánticos, isotopía léxica y figuras retóricas). Empezamos hablando de las repeticiones: “generación perdida” (titular, 1, 3, 5, 8, 10, 16, 17, 18, 19, 24, 26), “mola” (titular, 8, 26), “jóvenes” (2, 8, 13, 13, 17), “precario/s” (5, 20, 20) y “trabajo” (15, 15). De todas estas repeticiones, las palabras clave son “generación perdida” y “precario”. En cuanto a las familias léxicas, tenemos la de “jóvenes” (2), “joven” (5), “juvenil” (11) y “juventud” (19); la de “precario” (5), “precaria” (20) y “precariedad” (23), y la de “jubilen” y “jubilarse” (21). Como sinónimos, únicamente podemos señalar la traducción al inglés de “la generación perdida” (1): “the lost generation” (7). Sin embargo, sí encontramos varias parejas de antónimos: “suene chulo” y “no mola nada” (8), “los jóvenes” y “los no tan jóvenes” (13), “años jodidos” y “buenos tiempos” (17), “juventud” y “vejez” (19 y 20), y “signas” (21) y “precaria” (20). En cuanto a los hiperónimos, tenemos el de la familia (23) con los hipónimos: “madres y padres” (20). No obstante, los campos semánticos, son más amplios. Encontramos el de los tipos de persona, formado por “jóvenes golpeados por la crisis” (2), “escritores borrachos” (3), “rockeros malditos” (4), “madres y padres” (20). Otro campo semántico es el de la economía: “crisis” (2), “población activa joven” (12), “tiempo parcial” (13), “trabajo basura” (15), “contrarreformas de pensiones” (22) y “cotizar” (22). Este campo semántico, dado que puede abarcar más de un tipo de categoría gramatical y dado que vertebra el contenido de texto, será también la isotopía léxica. Por último, las figuras retóricas, de las que únicamente encontramos dos metáforas: “genio del storytelling político” (1) y “vivir a salto de mata” (23).

Cohesión GRAM:

La cohesión de un texto hace referencia a la dimensión sintáctica y semántica del mismo, por lo que es la propiedad textual por la que se establecen relaciones entre los enunciados que componen un texto y lo conexionan mediante recursos sintácticos y semánticos. Los mecanismos que cohesionan un texto gramaticalmente son la deixis, la foricidad, la elipsis, las relaciones temporales y los conectores textuales. Comenzando por la deixis, podemos señalar que destacan las deixis personales: por un lado, vemos las que señalán a una tercera persona, como “algún genio” (1), “escritores borrachos” y “rockeros malditos” (3-4); por otro lado, tenemos las de 1ª persona que hacen referencia al emisor: “me la pongo hasta yo” (6), “no soy yo” (13) y las que hacen referencia al emisor junto con el receptor: “al paso que vamos” (19). También encontramos deixis de 2ª persona pero, en este caso, hace referencia al emisor: “te entran” (7). Relacionadas con la deixis de persona, encontramos la deixis social, en la que el autor habla de “usted” al receptor. Lo podemos ver en el uso de los verbos: “reconocerán” (2), “oigan” (8), etc. Si bien es cierto que en la última parte del texto, se toma la confianza de llamar al receptor “amigos” (26) y pasa a tutear al receptor: “podéis” (26). Para terminar con la deixis, comentaremos que de tiempo y de espacio no abundan en el texto. Aún así encontramos los adverbios “ayer” (10), “ya” (18 y 26) y “siempre” (18) como deixis temporales. Sobre el tiempo, además, podemos comentar el eje temporal del texto. En general, predomina el presente, puesto que el autor está hablando de una situación actual. Combina el presente con algún pasado para recordar hechos de otro momento (aunque son escasos) y, sobre todo, con el futuro y el condicional, puesto que imagina una situación futura: “pondría” (4), “se perderán” (14), “aceptarían” (14). Destaca también el uso de la perífrasis modal de posibilidad: “debíó de inventar” (1), “puede ser” (18), “pueden caer” (22), “puede tener” (22). Este uso de la perífrasis apoya el uso del futuro y del condicional. Sobre las proformas, diremos que no predominan en el texto. Podemos señalar “hacerse” en la línea 11 y “pasando” en la 26.


En cuanto a los elementos de foricidad, vemos las siguientes anáforas: “su significado” (2, “generación perdida”), “esos” (9, para referirse a “los de las telecomedias y el cine independiente”), “en la que” (10, “foto de grupo de la generación perdida”); y estas catáforas: “esto” (2, que se refiere a “crisis”; aunque no concuerde en género, sí se refiere a “crisis” porque lo hace para referirse a todo lo que envuelve a la crisis), “imagen resultante” (11, “una tasa de paro…”). Pasamos ahora a comentar las elipsis del texto, donde destacan las elipsis verbales, lo cual señala el uso de estructuras paralelísticas. Veamos algunos ejemplos: “pero (no mola) nada” (8), “(ser de la generación perdida) tiene algo” (3), “(ser de la generación perdida) evoca” (3), “(significa/es) una tasa” (11), “es decir, (se trata de) un mercado” (13), “(podéis) entender… y (podéis) empezar…” (26), etc. Para terminar el análisis de la cohesión gramatical, hablaremos de los conectores, los cuales escasean en el texto. Así, encontramos de contraste (“en cambio”, 5), continuadores del discurso (“pues”, 8), reformuladores (“es decir”, 13) y de adición (“y”, 23).

ADECUACIÓN:

Comenzamos a comentar la adecuación definíéndola como la propiedad que todo texto posee por medio de la cual el emisor tiene en cuenta el contexto, el receptor, el código y el canal, es decir, a todos los elementos de la comunicación. Y, por ello, los tiene en cuenta y toma una serie de decisiones que se adapten a todos ellos. En primer lugar, diremos que el ámbito de uso de este texto titulado “La generación perdida no mola” es el ámbito periodístico (aparece publicado en el periódico digital Eldiario.Es); concretamente, se trata de un artículo de opinión. Según su tipología textual, es un texto expositivo-argumentativo. En este caso, la parte argumentativa es dominante respecto a la expositiva. La parte explicativa la encontramos en toda la información que da el autor, Isaac Rosa, respecto a la generación perdida. Y la parte dominante se ve en todos los argumentos que aporta respecto a su opinión sobre dicha generación (no le gusta y no nos debe gustar a nadie). En segundo lugar, y en relación con lo dicho antes, diremos que las funciones del lenguaje que predominan en el texto son tanto la expresiva (“La generación perdida no mola”, titular, por ejemplo) como la apelativa, especialmente en las interrogaciones del quinto párrafo. También lo vemos cuando dice “oigan” (8) o “así es, amigos” (26). Dicho esto, vamos a analizar el registro utilizado por el autor. Se trata de un registro estándar con desviaciones coloquiales, vulgares y cultas. Ejemplos de coloquialismos serían las expresiones “y si encima” (5), “te entran ganas de” (6), “pues no” (8), el adjetivo “chulo” (8), el verbo “mola” (8), “vivir a salto de mata” (23), “es todo cuesta abajo” (24) o “está en juego” (27). También vemos un vulgarismo: “jodidos” (17) y varios cultismos: “estética del perdedor” (3), “precaria” (20) o “magnitud” (26). Asimismo llaman la atención algunos anglicismos como “storytelling” (1), “cool” (3) o “punk” (6), o el neologismo “gamonalear” (27), surgido de las protestas en el barrio burgalés de Gamonal. A continuación, analizaremos la modalización del texto, definida como el grado de subjetividad que hay en él. Empezaremos con la modalización valorativa, donde encontramos sustantivos valorativos como “basurero del siglo” (16) o “crudeza” (19), adjetivos como “los no tan jóvenes” (13), el positivo “precaria” (19) o el superlativo “muy triste” (24), o verbos como “extrañe” (14). También encontramos metáforas como “basurero del siglo” (16), la comparación de la línea 12 (“como en una posguerra”) o las interrogaciones retóricas de las líneas 15-16 o 20-22. También podemos comentar el cambio de registro que, como ya hemos visto, pasa del estándar al coloquial, al culto y algo al vulgar, aunque sea en pequeñas dosis. Seguimos con la modalización epistémica, donde encontramos un grado de certeza alto, ya que predomina la modalidad oracional enunciativa y los verbos en presente. Y, en cuanto a la modalización deóntica, vemos un par de ejemplos en los que vemos cómo el autor aconseja al receptor: “oigan” (8), “olvidad” (8) y “ya podéis asumirlo” (26). Por todo ello, podemos afirmar que el grado de modalización es muy alto, es decir, el texto es muy subjetivo.

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