26 Jul
Derechos de los Justiciables: Pretensión y Acción. Principales Teorías
El **justiciable**, o sujeto jurídico que puede entrar en relación con la **jurisdicción** o Administración de justicia, tiene derecho a acceder a la jurisdicción y a dirigirse a los **órganos judiciales** pretendiendo la **tutela de sus derechos**, a través del ejercicio de la **acción** o **pretensión procesal**.
Concepto Procesal de la Acción: Teorías
La **Teoría de la acción** tiene como finalidad explicar el nacimiento del proceso y su conexión con el **derecho objetivo** que se pretende actuar.
El acto con que se inicia el proceso, la **acción**, no es más que la manifestación del **derecho a iniciar el proceso**, siendo la naturaleza y contenido de este derecho el problema central que trata de resolver la **Teoría de la acción**.
Las teorías de la acción pueden clasificarse en dos grandes grupos:
Teorías que conectan la acción con el derecho material
En el **Derecho Romano**, la **acción** tuvo la consideración de una mera **facultad**, inmanente a todo derecho, para reclamar ante los **Tribunales** la efectividad del mismo. Tal concepto de la acción ha sido defendido posteriormente por autores de la **Escuela Histórica del Derecho** como **Savigny** y **Puchta**, siendo en este sentido muy expresiva de esta concepción la definición que Puchta hace de la acción como el «**derecho subjetivo en pie de guerra**».
Teorías que conciben la acción de forma autónoma e independiente del derecho material
El **Derecho procesal civil**, como categoría científica autónoma, es producto de la doctrina alemana de la segunda mitad del **siglo XIX**. Esta doctrina intenta denodadamente establecer un concepto de **acción independiente del derecho subjetivo** que se pretende hacer valer en el juicio. Así, **Wach** evidencia la existencia de acciones que no pueden suponer el ejercicio ni la satisfacción de ningún derecho material subjetivo, siendo paradigma de las mismas las **acciones negativas**, como la **acción negatoria de servidumbre**, en las que lo que se pide es que el **Tribunal** declare que el demandado carece de un derecho que se arroga.
Se entiende así que la **acción es un derecho subjetivo de naturaleza pública, distinto e independiente del derecho subjetivo material o privado**.
Dicho esto, resta por determinar la **naturaleza de ese derecho subjetivo público**, para lo cual traeremos a colación las siguientes **teorías**:
Teoría Concreta de la Acción
**Wach** concibe la acción como un **derecho subjetivo de naturaleza pública, anterior al proceso, dirigido al Estado y contra la parte contraria, para la obtención de una sentencia favorable**. Solo mediante esa sentencia favorable se satisface la acción.
Teoría Abstracta de la Acción
**Bülow** entiende que la acción nunca puede crear un derecho a obtener una sentencia favorable, ya que el sentido de la sentencia depende de la convicción a que llegue el **Tribunal** tras el desarrollo del proceso. En coherencia con ello, define la acción como un **derecho abstracto consistente en la facultad de promover la actividad de los órganos jurisdiccionales encaminados a la actuación de la ley**.
En la doctrina española, **Gómez Orbaneja** se adscribe a la **Teoría concreta de la acción**, y **Prieto Castro**, **Morón** y **Gimeno Sendra**, entre otros, adoptan la **Teoría abstracta**.
Pretensión Procesal
En un intento por superar las posturas contrapuestas que hemos expuesto, algunos autores, como **Guasp**, intentan **sustituir el concepto de acción por el de pretensión**. Así, este autor entiende que existe un error de planteamiento al querer erigir la acción en concepto central de la **Teoría del proceso**. El derecho a acceder a los **Tribunales** no es un derecho de naturaleza procesal, sino un **presupuesto del proceso** que permanece fuera de él. Lo que le interesa al procesalista no es el derecho a iniciar el proceso, sino el acto concreto en que tal derecho se manifiesta, el cual se denomina **pretensión**. Por lo tanto:
Pretensión: Declaración de voluntad por la que se solicita una actuación del **órgano jurisdiccional** frente a persona determinada y distinta del autor de tal declaración.
Para terminar, y desde la óptica del **Derecho positivo**, tenemos que constatar que tanto la **LEC de 1881** como la **LEC 1/2000** utilizan indistintamente los vocablos **acción** y **pretensión**.
Clases de Acciones
De entre las múltiples clasificaciones posibles, la que tiene mayor aceptación es la que distingue entre:
- Acciones de cognición:
- Acciones meramente declarativas
- Acciones constitutivas
- Acciones de condena
- Acciones ejecutivas.
- Acciones aseguratorias (embargo preventivo, aseguramiento de bienes litigiosos…).
Acciones Meramente Declarativas
Son aquellas por las que se solicita del **órgano jurisdiccional** un pronunciamiento sobre la existencia o no de un **hecho**, **derecho** o **relación jurídica**.
Pueden ser:
- Positivas: Cuando lo que se pretende es la declaración de la existencia de una relación jurídica (ej. **Acción declarativa de propiedad**).
- Negativas: Cuando lo que se pretende es la declaración de la inexistencia de una relación jurídica (ej. **Acción negatoria de servidumbre**).
Acciones Constitutivas
Son aquellas por las que se pretende la **creación, modificación o extinción de una relación jurídica**. Es decir, se hace valer un **derecho del demandante a un cambio jurídico**. Como ejemplos paradigmáticos: la **acción de nulidad**, la de **divorcio**, o las **acciones de reconocimiento de la filiación**, etc.
Acciones de Condena
Son aquellas en las que se pretende la **declaración de un derecho** y la **imposición al demandado del cumplimiento de una determinada prestación**.
Tal prestación puede consistir en la entrega de una cosa o en la realización de una conducta de hacer o no hacer. Es decir, abarca todos los objetos posibles de una obligación, según el **Artículo 1088 del Código Civil**: «**Toda obligación consiste en dar, hacer o no hacer una cosa**».
Finalmente, no podemos dejar de mencionar, en relación con el objeto que aquí nos ocupa, el **Artículo 5.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil**: «**Se podrá pretender de los Tribunales la condena a determinada prestación, la declaración de la existencia de derechos y situaciones jurídicas, la constitución, modificación o extinción de estas últimas, la ejecución, la adopción de medidas cautelares y cualquier otra clase de tutela que esté expresamente prevista por la ley**».
El Derecho Fundamental a Obtener una Tutela Judicial Efectiva: Principales Aspectos Definidos por la Jurisprudencia Constitucional
Normativa Legal
La **Constitución Española** incluye entre los **derechos fundamentales** el **derecho a la tutela judicial efectiva**, recogido en el **Artículo 24 de la CE**: «**Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los Jueces y Tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que en ningún caso pueda producirse indefensión**».
Asimismo, el **Artículo 7.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ)** establece: «**Los derechos y libertades reconocidos en el Capítulo II del Título I de la Constitución Española vinculan, en su integridad, a todos los Jueces y Tribunales y están garantizados bajo la tutela efectiva de los mismos**».
Dicho esto, conviene matizar que el **derecho a la tutela judicial** no se extiende solo a los **derechos y libertades fundamentales**, sino que comprende toda clase de derechos, fundamentales o no, e incluso los simples **intereses legítimos**.
Naturaleza Jurídica
Se ha discutido si el **derecho a la tutela judicial** es un **derecho fundamental** o bien la instrumentación formal de los derechos fundamentales.
El **Tribunal Constitucional (TC)** lo considera como un **derecho fundamental de carácter subjetivo**, lo que trae como consecuencia la aplicación de los **artículos 53.1, 53.2 y 81 de la Constitución Española**.
Análisis del Derecho a la Tutela Judicial
Los elementos que integran el contenido de este derecho son expuestos resumidamente en la **Sentencia del Tribunal Constitucional 102/1984, de 12 de noviembre (Caso Leggio)**:
- Acceder a la tutela judicial.
- Conseguir una resolución fundada en derecho.
- Ejercitar los recursos legalmente previstos.
- Obtener la ejecución de la sentencia.
- Prohibición de la indefensión.
Veamos brevemente cada uno de estos elementos:
Acceso a la Tutela Judicial
El **Tribunal Constitucional (TC)** ha declarado que la **tutela efectiva de los Jueces y Tribunales** comprende a las personas físicas y jurídicas, privadas o públicas, sin que sea necesario ostentar la cualidad de español, pues este derecho se reconoce también a los extranjeros (**STC 8/1982, de 8 de febrero**).
Conseguir una Resolución Fundada en Derecho
El objeto de este derecho se concreta en obtener la **tutela judicial efectiva** en relación con los **derechos e intereses legítimos** que se hacen valer en un proceso. Ello supone el derecho a obtener una **resolución de fondo motivada**, pero no necesariamente que esa resolución acoja las pretensiones del demandante. Es más, la carencia de ciertos **requisitos procesales**, que no pueda subsanarse en el proceso mismo ni en otro posterior, impide al juzgado entrar en el fondo sin que ello suponga la infracción del **derecho a la tutela judicial efectiva**. Ahora bien, hay que matizar que respecto de estos presupuestos y requisitos procesales:
- El **derecho a la tutela judicial efectiva** no puede ser obstaculizado mediante la imposición de **formalismos enervantes**, o interpretaciones contrarias al espíritu del **Artículo 24** (**STC 57/1984, de 16 de mayo, Caso Ardila**).
- La **causa de inadmisión** debe estar legalmente establecida.
- El legislador no puede establecer arbitrariamente las causas de inadmisión, que deben ser **proporcionadas** a la finalidad propia de las normas procesales, que es ordenar el proceso, y no ordenar el contenido del **derecho a la tutela judicial**.
- La **resolución de inadmisión** ha de ser motivada y no arbitraria.
Ejercitar los Recursos Legalmente Previstos
El **derecho a una doble instancia** no está incluido en el **derecho a la tutela judicial**, sino en los supuestos en que esté prevista por la ley. Es decir, si la ley establece un **recurso**, el acceso al mismo se integra en el **derecho a la tutela judicial**. Ello supone, entre otras cosas, que el legislador no puede exigir, para el acceso al recurso, **obstáculos procesales excesivos**.
Obtener la Ejecución de la Sentencia
La efectividad del **derecho a la tutela judicial** exige también que el **fallo se cumpla** y que el recurrente sea **repuesto en su derecho** y compensado, si hubiere lugar a ello, por el daño sufrido, pues lo contrario sería convertir las decisiones judiciales y el **reconocimiento de los derechos** que ellas comportan en meras declaraciones de intenciones.
Prohibición de la Indefensión
Forma parte del contenido del **derecho a la tutela judicial** el tener la oportunidad de **defender las propias posiciones** en todo proceso judicial que afecte a derechos o intereses propios. Ello es un mandato al legislador y al intérprete, que habrán de promover la defensa a través de la **contradicción**. Esta **interdicción constitucional de la indefensión** se proyecta sobre todo el proceso. Así, se produce **indefensión** cuando por motivo no previsto por la ley, o previsto pero irrazonable o desproporcionado, se prive a las partes de la posibilidad de hacer valer sus derechos o se sitúe a una de ellas en posición prevalente sobre la contraria, o cuando se prive a las partes de la facultad de alegar y probar, etc.
Incidencia del Derecho a la Tutela Efectiva en el Proceso
Condicionantes Económicos
Las **costas procesales** no deben constituir un obstáculo para la satisfacción de la **tutela efectiva**, pues si el costo del proceso es superior al importe de lo que se obtiene, difícilmente puede hablarse de tutela efectiva. Por otro lado, el **Artículo 119 de la Constitución Española** dispone que la **justicia será gratuita** cuando así lo disponga la ley y, en todo caso, respecto de quienes acrediten insuficiencia de recursos para litigar. En desarrollo de tal precepto se dictaron la **Ley 1/1996, de 10 de enero, de Asistencia Jurídica Gratuita** y el **Real Decreto 2103/1996, de 20 de septiembre**, que la desarrolla.
Duración del Proceso
El **Artículo 24.2 de la Constitución Española** reconoce el **derecho a un proceso público sin dilaciones indebidas**. Las **dilaciones indebidas** suponen, por tanto, la infracción de este derecho, pero no del derecho a la tutela judicial efectiva, que no puede convertirse en un concepto genérico en el que quepan otros derechos reconocidos expresamente por la CE (**STC 13/1983, de 13 de abril**). Dicho esto, hay que establecer cuándo se producen dilaciones indebidas y se infringe este derecho.
El **Tribunal Constitucional (TC)**, siguiendo al **Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH)**, afirma que la **dilación indebida** debe constatarse casuísticamente, es decir, teniendo en cuenta la **complejidad del asunto**, el **comportamiento de las partes**, la forma en que las **autoridades administrativas y judiciales** han llevado el caso, etc. Son criterios que nos ayudan a determinar la dilación indebida:
- El **estándar** o duración normal de las actuaciones judiciales semejantes a las que son objeto de consideración.
- La **interdicción de la arbitrariedad**: por lo que habrá dilación indebida cuando sin justificación se posponga la resolución de un proceso respecto de otros que sean posteriores al mismo en el tiempo.
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