12 Jul

Llamados Bíblicos y la Consagración

Llamado a Abraham

Abraham fue llamado cuando tenía 99 años. El Señor se le apareció y le dijo que haría una alianza con él y que le daría descendencia numerosa. Yahvé le encomendó a Abraham que debía ser fiel a su alianza, tanto él como sus descendientes. Dios le cambió el nombre para indicar que lo había constituido padre de una multitud de naciones.

Actitudes que Jesús nos pide

Las actitudes que Jesús nos pide para seguir sus llamados son cumplir los mandamientos para llegar a la perfección, sobre todo amando al prójimo como a sí mismo.

Llamado a Simón

Jesús llamó a Simón y a su hermano Andrés, a quienes había encontrado en Galilea. Mientras tanto, Santiago y su hermano Juan estaban en la barca. Ellos eran pescadores y Jesús les dijo: «Síganme y yo los haré pescadores de hombres».

Llamado a Isaías

Isaías fue elegido, consagrado y llamado desde que estaba en el vientre de su madre. Fue enviado para que trajera de vuelta a Jacob a fin de que Israel se uniera con Jehová.

Llamado a Jeremías

Dios lo llamó diciéndole que lo conocía de antes. Jeremías respondió que era demasiado joven, y el Señor le respondió que no dijera eso y le tocó la boca diciendo: «Yo pongo mis palabras en tu boca, yo te establezco en este día sobre las naciones y sobre los reinos para arrancar y derribar, para perder y demoler edificios y plantas».

Somos consagrados desde nuestra concepción, desde el momento de la unión y desde que nos encontramos en el vientre de nuestras madres.

Llamado a María

El ángel Gabriel llegó a Nazaret por envío de Dios para buscar a María y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Le encomendó que concibiera en su seno y que diera a luz a un hijo al que llamaría Jesús, quien gobernaría por siempre al pueblo de Jacob. María le dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso si yo soy virgen?»

El Diaconado

Tipos de Diáconos y Requisitos

Existen dos clases de diáconos:

  • Los diáconos permanentes, que son los ordenados en jerarquía de forma estable, en orden al ministerio.
  • Los diáconos transitorios (sacerdotes antes de la ordenación sacerdotal), que se ordenan diáconos no de forma estable, sino como paso al sacerdocio, es decir, se ordenan en orden al presbiterado.

Para ser diáconos, deben cumplir unas pautas:

  • Ser varones solteros de edad mayor a 25 años, o varones de edad avanzada solteros o casados.
  • Luego de ordenarse diáconos, no pueden casarse.
  • En el caso de que se llame a ser diácono a un casado, se considera que se llama a ordenar a toda la familia: esposa e hijos.

Funciones del Diácono

Los diáconos tienen funciones fundamentales para el desarrollo y avance de la Iglesia. Entre ellas se pueden destacar:

  • Administrar solemnemente el bautismo.
  • Asistir a celebraciones de matrimonio y bendecirlo en nombre de la Iglesia.
  • Administrar los sacramentales y presidir los ritos de funerales y sepultura.
  • Leer a los fieles el mensaje de la Biblia y presidir las oraciones.
  • Regir legítimamente, en nombre del párroco y obispo, a lejanas comunidades cristianas.
  • Realizar junto al altar todo lo que pueden realizar los diáconos.

El sacramento del Orden tiene tres grados: episcopal, sacerdotal y diaconal.

El Sacerdocio

La Triple Misión Sacerdotal

La triple misión sacerdotal es:

  • Pastoral: Procura que los bautizados formen una verdadera comunidad.
  • De Magisterio: Anunciar la palabra de Dios.
  • De Santificación: Celebrar los sacramentos que Dios nos ha dado.

El Celibato Sacerdotal

El sacerdote está llamado a entregar todo su amor a Dios para ser un instrumento de salvación idóneo en las manos de Cristo. Así se fundamenta su llamado al celibato; es decir, su vida sin esposa no es una vida sin amor. Al contrario, su vida es una entrega a Dios con alegría y amor, convirtiéndose toda la humanidad en su familia.

Cualidades Apreciadas en los Sacerdotes

Las cualidades más apreciadas en los sacerdotes son ser una persona equilibrada, que ama la verdad, hace el bien y sirve a los demás. Además, su disponibilidad, generosidad y fortaleza para trabajar constantemente y para enfrentar con tenacidad las dificultades propias de la vida sacerdotal. No se considera que los sacerdotes deban cambiar ninguna de sus actitudes hacia los fieles religiosos.

La Vida Consagrada y Vocación Religiosa

Definición y Propósito

Cristo llama a algunos cristianos para que le sirvan más de cerca en la vida religiosa. Este llamamiento al estilo de vida que vivió el Señor —pobre, virgen, obediente, dedicado exclusivamente al Padre y a su Reino— se llama Vocación Religiosa.

El mundo de hoy, lleno de frío materialismo y vacío de auténtica alegría y sentido, reclama hombres y mujeres que le devuelvan verdaderos valores. La persona religiosa orienta su vida lo más directamente posible hacia lo que perdurará: el amor de Dios y del prójimo, el Reino de Dios, la voluntad del Padre. Así se convierte en signo del mundo futuro, recordándonos que con los bienes materiales no podemos comprar bienes eternos; que la sexualidad no es la finalidad última de nuestro cuerpo; y que lo que realmente importa en cada estado de vida es cumplir la voluntad de Dios.

Órdenes, Consagraciones e Institutos Seculares

Las órdenes y consagraciones religiosas, así como los institutos seculares, responden a un grito de auxilio por parte de los hombres. Un instituto secular es un instituto de vida consagrada en el cual los fieles, viviendo en el mundo, aspiran a la perfección de la caridad y se dedican a procurar la santificación del mundo, sobre todo desde dentro de él.

Tipos de Congregaciones Religiosas

Existen congregaciones religiosas muy distintas porque las necesidades del mundo son muy diversas:

  • Las comunidades religiosas contemplativas practican más la oración y una vida más intensa de penitencia.
  • Los religiosos de vida activa dedican su tiempo preferentemente a las obras del apostolado, ya sea la asistencia de enfermos o pobres, la enseñanza, etc.

Con su entrega generosa, tanto unos como otros contribuyen grandemente para que crezca el Reino de Dios en el mundo.

Carismas y Consejos Evangélicos

A lo largo de la historia de la Iglesia, surgieron distintas familias religiosas con carismas diferentes, que, como Cristo y en su nombre, cuidan de los enfermos, enseñan, acompañan a los más pobres, a los que están solos, presos, marginados, etc. Esta es la acción pastoral de los consagrados y consagradas, su misión específica. Viven para anunciar el Evangelio según su carisma.

En la Iglesia es inmensa la variedad de carismas suscitados por el Espíritu Santo, y así los modos en que pueden vivirse los consejos evangélicos: de obediencia, pobreza y castidad. Por la vivencia de los consejos evangélicos, hacen presente el Reino de Dios e irradian sus valores.

Los votos se basan en tres consejos que Jesús da en el Evangelio (Consejos Evangélicos):

  1. Voto de Pobreza

    Los religiosos se comprometen a vivir sin propiedad personal. Lo necesario se posee en común. Se vive normalmente esta situación así: sin poseer nada como propio, se forma parte de una comunidad a la que pertenecen los bienes. De este modo, cada miembro permanece desprendido de las cosas. Supone una constante sobriedad. Se usan las cosas en la medida en que se necesitan para el trabajo por los otros. El que nada posee como suyo, se encuentra en su casa en todas partes.

  2. Voto de Castidad

    Los religiosos renuncian al matrimonio para poder servir a todos. Una vida sin matrimonio no es una vida sin amor. Al contrario, el amor es el único motivo para elegir esta vida. Los religiosos son padres y madres fecundos espiritualmente.

  3. Voto de Obediencia

    Los religiosos buscan expresamente cumplir solamente la voluntad del Padre, como lo hizo Jesús. Al obedecer al superior, no se renuncia naturalmente a la propia conciencia. Tampoco se renuncia a la propia iniciativa ni a la crítica constructiva. No se trata de una obediencia como en un cuartel, sino de una comunidad de hermanos que se deja guiar por el Espíritu bajo la dirección del Superior.

Órdenes Contemplativas

Son órdenes religiosas católicas que se consagran generalmente en los monasterios a la práctica de la oración, la meditación y el trabajo bajo la dirección de un Abad o Superior y bajo una Regla Monástica. A veces, algunas Órdenes Religiosas Contemplativas dedican su labor a la enseñanza o apoyo en las misiones, aunque su verdadero sentido vocacional es el claustro monacal y la vida silenciosa en la clausura, dedicándose solo a Dios.

En las órdenes contemplativas, las religiosas profesan votos de castidad, pobreza y obediencia, al igual que en las de vida activa, pero ellas no salen de sus claustros. En lugar de dedicarse, por ejemplo, al cuidado de los pobres o de los enfermos, o a estar en colegios, se dedican al rezo, al sacrificio personal y a la contemplación de Dios. Sus carismas pueden ser el silencio, el canto, la oración, etc. Trabajan la tierra, hacen productos comestibles, editan libros, trabajan en madera, abren sus casas para albergar a quienes desean hacer retiros espirituales; hacen ayunos, vigilias y, algunas, sacrificios o castigos físicos. Este es su servicio para con la Iglesia y la sociedad.

Los Laicos en la Iglesia

Definición y Compromiso

Los fieles son llamados laicos; son miembros de la Iglesia, fieles a Cristo, comprometidos en la construcción del Reino y su dimensión temporal.

La Jerarquía Eclesiástica

Estructura y Autoridad

Cristo construyó la jerarquía eclesiástica con la misión de apacentar al pueblo de Dios en su nombre. Para ello, les dio autoridad. Esta jerarquía está formada por los ministros sagrados: obispos y presbíteros (gracias al sacramento del Orden), y los diáconos que sirven al pueblo de Dios en la diaconía o servicio de la palabra, liturgia y caridad.

La Infalibilidad del Magisterio

La infalibilidad del Magisterio se da cuando el Romano Pontífice o el Colegio de los Obispos en comunión con el Papa proclaman con actos definitivos una doctrina referente a la fe o a la moral; también sucede cuando el Papa y los obispos concuerdan en proponer una doctrina como definitiva.

El Papa y el Colegio de los Obispos

El Papa es el perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad de la Iglesia. Es el Vicario de Cristo, cabeza del Colegio de los Obispos y Pastor de toda la Iglesia, y tiene por institución divina la potestad plena, suprema y universal.

La función del Colegio de los Obispos se basa en la comunión con el Papa y ejercen la potestad suprema y plena sobre la Iglesia.

Misiones del Colegio Episcopal:

  • Misión de Enseñar: Tienen el deber de anunciar a todos el Evangelio como testigos auténticos de la fe apostólica. El pueblo de Dios se adhiere indefectiblemente a la fe.
  • Misión de Santificar: Su función en la Iglesia es dispersar la gracia de Cristo mediante el ministerio de la palabra y los sacramentos (especialmente la Eucaristía), también con su oración, ejemplo y trabajo.
  • Misión de Gobernar: Cada obispo ejerce la solicitud por todas las iglesias particulares y por toda la Iglesia. Al obispo se le ha confiado una iglesia particular, la gobierna con la autoridad de su sagrada potestad propia, ordinaria e inmediata, ejercida en nombre de Cristo Buen Pastor en comunión con toda la Iglesia (por ejemplo, bajo la guía del sucesor de Pedro).

Participación de los Laicos en la Misión de Cristo

Los laicos participan en la misión de Cristo de diversas maneras:

  • Misión Profética:

    Participan en cuanto acogen cada vez mejor la fe, la palabra de Cristo y la anuncian al mundo con el testimonio de la vida y de la palabra mediante la evangelización y la catequesis.

  • Misión Regia (Real):

    Participan porque reciben el poder de vencer el pecado en sí mismos y en el mundo por medio de la abnegación y de la santidad de la propia vida. Ejercen diversos ministerios al servicio de la comunidad e impregnan de valores morales las actividades temporales del hombre y las instituciones de la sociedad.

  • Misión Sacerdotal:

    También participan como sacrificio espiritual, sobre todo en la Eucaristía, ofreciendo su propia vida con todas las obras, oraciones e iniciativas apostólicas, la vida familiar y el trabajo diario, las molestias de la vida, los descansos físicos y consuelos espirituales. Los laicos, espirituales y consagrados a Cristo por el Espíritu Santo, ofrecen a Dios el mundo mismo.

Contribución del Laico a la Iglesia y la Sociedad

El laico contribuye a construir la Iglesia como comunidad de fe, oración y caridad fraterna, y lo hace por la catequesis, por la vida sacramental y por la ayuda a los hermanos.

El laico tiene la responsabilidad de ordenar las realidades temporales para ponerlas al servicio de la instauración del Reino de Dios. Algunas de estas realidades exigen especial atención: las familias, la educación y las comunicaciones sociales.

En las realidades sociales, se hace especial énfasis en la actividad política. El laico busca y promueve el bien común en la defensa de la dignidad del hombre y de sus derechos inalienables, en la protección a los más débiles y necesitados, en la construcción de la paz, la libertad y la justicia, y en la creación de estructuras más justas y fraternas.

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