25 Oct

!Los datos más seguros sobre la Vida del ateniense Tucídides proceden de su obra misma. En el comienzo del Proemio (libro I) dice que, apenas iniciada la guerra (431 a.C.), habría Comenzado su relato de la misma, al haber reconocido su importancia y Trascendencia. En el llamado “segundo proemio” (libro V), añade a los 27 años De la guerra estaba en una edad que le capacitaba para registrar con exactitud Los hechos. Dice también que tuvo que estar ausente 20 años de su patria Después de haber ejercido el mando en la lucha por la ciudad macedonia de Anfípolis (424 a.C.). Se le atribuyó la responsabilidad de la caída de esta Ciudad, y sólo pudo regresar del destierro después de la caída de Atenas (entrada de Lisandro en el Pireo en el 404 a.C.). Si en el 431 era joven, pero Había pasado los 30 en el 424, cuando fue elegido estratego, se deduce que Debió de nacer cerca del 460 a.C.

Su padre, al que él mismo nombra (libro IV), se llamaba Oloro, nombre tracio. Se supone que estaba emparentado Con el rey tracio del mismo nombre cuya hija fue la esposa de Milcíades, el Vencedor de Maratón (de quienes nacería Cimón). Con ello concuerda la noticia De que poseía minas de oro en Tracia.

Después de la desgracia de Anfípolis, ignoramos donde pasó su largo exilio de veinte años. Su tradición Biográfica supone que se instaló en su finca tracia de Skapte Hyle, frente a Tasos. También lo supone en el círculo de artistas que rodeaban al rey de Macedonia Arquelao.

También le atribuye un epigrama A la tumba de Eurípides (Antología Palatina). El dato más seguro sobre su destierro proviene de su misma obra (V), donde dice que pudo llevar a término su trabajo por haber podido estar en Contacto con ambos beligerantes.

Parece claro que en el 404 a.C. Pudo regresar a su patria. De hecho, la tradición situó en Atenas su sepulcro, Aunque no sin controversia sobre si la muerte se produjo en Atenas o en Tracia. Que regresara finalmente a Tracia no parece improbable. En cualquier caso, se Dice que murió asesinado. Ello se ha puesto en relación con el hecho de que su Obra termine bruscamente en plena frase.

La tradición no nos ha Transmitido ningún título auténtico para la obra de Tucídides, y su división en 8 libros no remonta al autor.

En cuanto al género Historiográfico, de Heródoto a Tucídides se produce un cambio significativo: al Placer del texto y al encanto de la recitación, se opone el rechazo sin ambages De los encantos de lo maravilloso:

“Tal vez La falta del elemento mítico en la narración de estos hechos restará encanto a Mi obra ante un auditorio, pero si cuantos quieren tener un conocimiento exacto De los hechos del pasado y de los que en el futuro serán iguales o semejantes, De acuerdo con las leyes de la naturaleza humana, si éstos la consideran útil, Será suficiente” (libro I).

Con Tucídides, el ámbito de la Historia parece estrecharse bruscamente: renunciando a recorrer las ciudades Del mundo, este ateniense exiliado eligió contar su historia, que duró 27 años.

Justifica su elección por la Importancia del conflicto “cuya trascendencia supera la de las guerras Anteriores” (libro I):

“Ésta Fue, en efecto, la mayor conmoción que haya afectado a los griegos y a buena Parte de los bárbaros; alcanzó por así decirlo, a casi toda la humanidad. Pues Los acontecimientos anteriores, y los todavía más antiguos, era imposible, Ciertamente, conocerlos con precisión a causa de la distancia en el tiempo; Pero por los indicios a los que puedo dar crédito cuando indago lo más lejos Posible, no creo que ocurriera nada importante ni en lo referente a las guerras Ni en lo demás”.

Ello explica también por su situación Como observador privilegiado (V):

“Yo he Vivido durante toda su duración, con edad para comprender y esforzándome en Conocer los hechos con exactitud. Se ha dado la circunstancia, además, de que He estado desterrado de mi patria veinte años, después de mi mando de Anfípolis, y, al vivir los acontecimientos den los dos campos…

Tucídides se revela así como el Más preciso de los historiadores, con un tema rigurosamente definido. Se trata De acontecimientos estrictamente contemporáneos sobre los que podía obtener Información de primera mano.Este prurito de exactitud le lleva a emplear una Cronología clara y precisa (V):

“Se debe Efectuar el cálculo tomando como base la sucesión de las épocas del año, sin Dar más crédito al cómputo basado en los nombres de los magistrados o de otros Cargos que en cada lugar indican el tiempo de los hechos del pasado; este Método no es preciso, puesto que un episodio puede suceder a otro  tanto al principio como a mediados o en Cualquier otro momento de una magistratura. Y contando, como se ha hecho en Esta historia, por veranos e inviernos, se obtendrá el resultado, equivaliendo Las dos partes a un año completo, del que en esta primera guerra se han Sucedido diez veranos y otros tantos inviernos”.

Sirviéndose de esta cronología Precisa, Tucídides traza los 21 primeros años de esta guerra que duró 27, ya Que su relato, inacabado, se detiene en  El curso del invierno del 411-410 a.C.

El primer libro (un poco aparte) Constituye una extensa introducción: Tucídides aporta las pruebas históricas de La importancia de esta guerra; subraya el crecimiento y la concentración de Poder que se produjo en Grecia después de la talasocracia minoica. Es lo que se Conoce como la “Arqueología”.

Preguntándose por las causas de La guerra que estalla en el 431 a.C., distingue la causa profunda y no Confesada de las causas inmediatas: conflictos sobre Mégara, Corcina y Potidea, Y pone en relación el conflicto con el miedo que le inspiró a Esparta el Crecimiento del Imperio ateniense. Justifica esta hipótesis mediante una Digresión que expone las etapas de la formación de este Imperio durante los 50 Años que precedieron. Es la Πεντηκονταετία.

La primera parte del libro I Expone las negociaciones que precedieron inmediatamente al inicio de las Hostilidades.

El relato de la guerra Propiamente dicho sólo comienza en el libro II, con el ataque de Platea, Pequeña ciudad tebana fiel a Atenas, por los tebanos.

El libro II cubre los tres Primeros años de la guerra: invasión del Ática por las tropas espartanas y un Discurso fúnebre de Pericles al final del primer año de la guerra. El segundo Está marcado por la peste que diezmó Atenas, la muerte de Pericles, a quien Tucídides elogia, comparándolo con sus sucesores, a quienes critica con dureza. El tercer año supone una ampliación del escenario de operaciones militares: los Lacedemonios hacen su primera tentativa por mar contra la flota ateniense; los Atenienses firman una alianza con el rey de Tracia, Sitalces. El autor Aprovecha para describir el reino de los odrisios (diferencias con la Etnografía de Heródoto).

El libro III cubre del cuarto al Sexto años de la guerra: invasiones regulares del Ática por las tropas Espartanas. La revuelta de Mitilene, duramente castigada por Atenas, y la feroz Toma de Platea por Tebas y Esparta marcan una escalada de brutalidad en la Guerra. Lo mismo se ve en la Guerra Civil entre demócratas y oligarcas en la Isla de Corcira (Corfú).

El libro IV se inicia con el Relato de la fortificación de Pilos por el estratego Demóstenes. La derrota Espartiata en Pilos-Esfacteria llevó a Esparta a pedir la paz. Cleón impide Esta iniciativa en busca de una victoria mayor. Esparta encuentra en el general Espartano Brasidas a su salvador: el final del libro está marcado por la Campaña del espartiata en Tracia, donde intenta sustraer a Atenas las ciudades Bajo su dominio.

El libro V está marcado por un Período de paz, donde destacan el episodio de la batalla de Mantinea y la Expedición ateniense contra la isla de Melos. El libro viene cerrado por un diálogo (único en la obra) que opone los melios y los atenienses.

Los libros VI y VII están Dedicados al relato de la expedición de la expedición ateniense contra Sicilia. Representa un punto culminante del relato, y contrastan con el libro VIII, Inacabado, que escribe las operaciones que opusieron las flotas atenienses y Peloponesas en los años 413 a 411 en el Egeo. Este libro no parece que fuera Revisado por el autor (se detiene en medio de una frase).

Este final inacabado contrasta Con una obra presidida por el rigor de un método que el propio Tucídides Describió.

El purito de precisión que lleva Al historiador a escoger un calendario natural le impone, para el Establecimiento de los hechos, reglas severas de crítica de las fuentes (I):

“Y en Cuanto a los hechos acaecidos en el curso de la guerra, he considerado que no Era conveniente relatarlos a partir de la primera información que caía en mis Manos, ni como a mí me parecía, sino escribiendo sobre aquellos que yo mismo he Presenciado o que, cuando otros me han informado, he investigado caso por caso, Con toda la exactitud posible. La investigación ha sido laboriosa porque los Testigos no han dado las mismas versiones de los mismos hechos, sino según las Simpatíoas por unos o por otros o según la memoria de cada uno”.

Así, frente a Heródoto, que Creía poder limitarse a “decirlo que se le decía” λέγειν τὰ λεγόμενα, Tucídides Lleva a cabo una revolución en la interpretación y el análisis de los hechos. Otro rasgo de esta revolución consiste en dejar fuera de su relato toda Explicación mitológica o religiosa. Ya no es la fatalidad ni nada divino lo Que, en Tucídides, decide el curso de los acontecimientos.

Su escepticismo frente a los Oráculos confirma este Racionalismo (II). Al negarse a dar entrada en su relato A testimonios anecdóticos o inciertos, y dejar fuera todo aspecto fantasioso, Maravilloso, Tucídides está imponiendo en su obra una ambición intelectual: la De esclarecer el sentido de los acontecimientos del pasado. En este contexto, El análisis de las causas juega un papel fundamental. No en vano los Historiadores del Siglo XIX atribuyeron a Tucídides el mérito de estar en el Origen del esquema de explicación casual de la historia (I: recelo de los lacedemonios Por el poder creciente de los atenienses).

En este análisis claro de los Acontecimientos del pasado, Tucídides sólo tiene cuenta los elementos que Tienen que ver con lo humano (ἀνθρώπινον): condiciones materiales, medios de Acción, datos psicológicos, etc. Que describen una determinada situación.

Su mirada se limita al mundo de Lo fenomenológico, pero con el empeño siempre de analizarlo hasta las últimas Consecuencias. Cada hecho mencionado viene acompañado por los elementos que lo Explican: datos materiales, motivos estratégicos o económicos, móviles Psicológicos, etc.

El historiador intenta dar Cuenta de la complejidad de los encadenamientos de las acciones y reacciones Que subyacen en el curso de los acontecimientos. Descubre así una cadena de Causalidad rigurosa, donde cada hecho aparece al mismo tiempo como el efecto de Una serie de hechos anteriores y como el origen y la causa de una serie de Acontecimientos posteriores. Se establece así una continuidad perfecta, de tal Forma que la explicación no se añade a la exposición de los hechos en forma de Comentario sino que se confunde con la misma exposición. El relato se convierte De hecho en una demostración.

La pasión tucididea por la Causalidad deja fuera cualquier otro elemento, tanto las anécdotas como la Expresión de sentimientos personales o de juicios morales. Todo ello lo opone a Heródoto. El empeño de Tucídides es penetrar en las apariencias para Desentrañar lo esencial, distinguir las causas secundarias de las principales, Los pretextos alegados de las causas más verdaderas.

Es este empeño el que le lleva En el libro I a identificar la causa más oculta de la guerra, y en el libro VI A descubrir la ambición imperialista que llevó a los atenienses contra Sicilia, Bajo el pretexto del auxilio prestado por Atenas a sus hermanos de raza y Aliados de origen jonio (frente a los siracusanos, que eran de origen dorio).

Para aumentar su demostración Recurre Tucídides al empleo de discursos, con los que pone de manifiestos los Cálculos y suposiciones de los protagonistas de los hechos.

El mismo historiador nos ilustra De nuevo al respecto de su método (II):

“En Cuanto a los discursos que pronunciaron los de cada bando, bien cuando iban a Entrar en guerra, bien cuando ya estaban en ella, era difícil recordar la Literalidad misma de las palabras pronunciadas, tanto para mí mismo en los Casos en los que los había escuchado como para mis comunicantes a partir de Otras fuentes. Tal como me parecía que cada orador había hablado, con las Palabras más adecuadas a las circunstancias de cada momento, ciñéndome lo más Posible a l idea global de que las palabras, ciñéndome lo más posible a la idea Global de las palabras verdaderamente pronunciadas, en este sentido están Redactados los discursos de mi obra”.

Así, en el marco de los relatos De batallas, los discursos tácticos puestos en boca de los generales antes de La acción, suponen como el esbozo del combate. Contrastados con el relato de Los hechos, permiten evaluar las previsiones y ofrecer una especie de curso de Estrategia aplicada. En general, los representantes de las principales ciudades O sus jefes políticos (Pericles, Cleón, Brasidas, Nicias, Alcibíades, etc.) Presentan en sus discursos un análisis de las fuerzas en juego.

En Tucídides los discursos no tienen Ya la función psicológica o evocadora que conservaban en Heródoto. Respondiéndose unos a otros, como las antilogías de Protágoras, y respondiendo También a la narración, constituyen una especie de demostración activa: ponen En evidencia las fuerzas y tendencias que rigen el devenir de los Acontecimientos y proporcionan una clave interpretativa que hace más Inteligible la narración.

Así, al final del primer año de La guerra, Pericles pronuncia se célebre oración fúnebre en honor de los caídos En combate, lo que le da ocasión para analizar los rasgos peculiares del Régimen político y del carácter del pueblo ateniense (amor de la belleza con Sencillez y del saber sin relajación; importancia de la actividad política; Conjunción perfecta entre la audacia del valor y la prudencia del cálculo de Los riesgos, II). Ahora bien, la historia de Tucídides no es un tratado de Ciencia política, ni obedece a ningún determinismo.

La causa eficiente del devenir Histórico es ante todo el hombre: la decisión de un individuo que da lugar a Series enteras de acontecimientos. La convicción de que existe un fondo Permanente en el hombre es lo único que puede conferir un cierto alcance Ejemplarizante en el análisis. Esta “naturaleza humana” (ἀνθρώπινον) está Compuesta de impulsos irracionales (ceguera de las masas, imprudencia de los Jefes), pero también de razón. La cualidad fundamental de un buen jefe (Temístocles, Pericles) es el arte de prever.

El pesimismo moral de Tucídides, Su “Realismo” tiene como contrapartida este análisis del poder de la razón que Permite actuar de modo eficaz. El éxito de Pericles consiste en alcanzar un Punto de equilibrio entre los fines que la ciudad se propone y los medios de Los que dispone. A la inversa, los defectos del carácter de Alcibíades suponen Otros tantos obstáculos en su eficacia histórica (cf. Libro VI, expedición Siciliana, interés personal: gloria, dinero).

Las desgracias de Atenas son Imputadas a las faltas de Alcibíades, del mismo modo que sus éxitos lo son a Las cualidades de Pericles. Tucídides es de hecho uno de los primeros griegos En expresar una Concepción de la individualidad humana como centro de la Acción.

En definitiva, el relato de Tucídides está marcado en su conjunto y en cada episodio, en cada frase Incluso, por el rigor y la coherencia.

Para acuñar el lenguaje del Análisis político, Tucídides toma prestado de la retórica naciente antítesis, Paralelismos, contrastes, construcciones rebuscadas, atrevimientos Gramaticales, gusto por la variatio, Abundancia de palabras abstractas. Todo al servicio de un análisis minucioso y Una síntesis rigurosa, expresados en frases de una densidad tal que raya a Menudo en la oscuridad (cf. V, debate entre los atenienses y los melios).

Con todo, este maestro del Método histórico no es un historiador insensible. La emoción se deja sentir Aquí y allá (por ejemplo, en aquellos que asisten a la derrota ateniense en la Ensenada de Siracusa, en el 413 a.C., libro VII). Con Tucídides la Historiografía se revela como una actividad intelectual o artística al mismo Nivel que la poesía o la filosofía. El historiador conserva la memoria de los Grandes hechos y de los grandes momentos de la aventura humana, al mismo tiempo Que pone de manifiesto una clara conciencia de los límites de la acción del hombre.

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