03 Ago

Planteamiento del Problema

Los desórdenes alimenticios, o más precisamente, los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), engloban diversas enfermedades y conductas que se manifiestan a través de patrones alimentarios alterados. Estos trastornos incluyen una amplia gama, desde la ortorexia, caracterizada por una obsesión por comer sano que limita severamente la alimentación, hasta la potomanía, donde la ingesta excesiva de agua se utiliza para suprimir el hambre. Entre los más conocidos y prevalentes a nivel mundial se encuentran la anorexia y la bulimia.

En los últimos años, la incidencia de la anorexia y la bulimia ha experimentado un aumento alarmante.

Si bien cualquier persona, independientemente de su género o edad, puede verse afectada por estos desórdenes, lamentablemente se presentan con mayor frecuencia en mujeres adolescentes y adultas jóvenes. Estas enfermedades no solo impactan negativamente la salud física y psicológica de quienes las padecen, sino que también deterioran gravemente su autoimagen, sus relaciones familiares y sociales, y su rendimiento académico o laboral. En esencia, estas patologías consumen, de manera total o casi total, la vida de quienes las sufren.

Comprender las primeras manifestaciones de estas enfermedades es crucial, ya que suelen ser extremas y peligrosas. Desde una perspectiva psicológica, a menudo se originan en un acomplejamiento corporal, un deseo de cambio que genera preocupación y autocrítica sobre el peso y la apariencia física. Si bien no es intrínsecamente malo desear iniciar una dieta, mejorar la alimentación o hacer ejercicio, estas conductas se convierten en trastornos alimentarios cuando se llevan a extremos:

  • Dietas estrictas y continuas que se vuelven cada vez más restrictivas.
  • Preocupación exagerada por la comida y su contenido calórico.
  • Cambios de actitud al abordar el tema.
  • Observación constante y silenciosa de la propia imagen corporal.
  • Práctica excesiva de ejercicio físico.
  • Realización de acciones purgativas (vómito autoinducido o uso de laxantes).

Estas acciones representan conductas alimentarias extremas. Físicamente, la persona puede desarrollar problemas de salud muy graves, algunos de ellos irreversibles, e incluso llegar a la muerte. Todas estas condiciones son reales, complejas y devastadoras, acarreando graves problemas de salud y afectando significativamente el ámbito social.

Inmersión de Campo

Hasta el presente año, y en las últimas tres décadas, se ha observado un incremento constante en la prevalencia de estos desórdenes, especialmente entre las mujeres jóvenes. Actualmente, se estima que entre el 1% y el 2% de la población femenina padece anorexia nerviosa, y entre el 2% y el 3% sufre de bulimia nerviosa. Aunque la mayoría de los afectados son mujeres, también existe una presencia masculina. Se calcula que, de cada diez personas afectadas, nueve son mujeres y una es hombre. En Perú, lamentablemente, no se dispone de un porcentaje exacto de la población que padece estos trastornos, pero sí se sabe que los casos de anorexia y bulimia atendidos diariamente van en aumento, registrándose entre 10 y 12 casos diarios.

Tras la recolección de datos y con el fin de comprender la gravedad de estas enfermedades y sus consecuencias en todos los aspectos de la vida de quienes las sufren, se examinará la presencia de información relacionada en Internet. Dado que el acceso a Internet es universal, incluyendo a las personas que padecen estos trastornos, surge la problemática de contenido en línea que promueve o apoya estas enfermedades, creando material nocivo al que cualquiera puede acceder. Inicialmente, estas páginas contaban con pocos seguidores o pequeños foros de chat. Sin embargo, en los últimos seis años, ha habido un crecimiento del 470% en páginas dedicadas a la apología de estos trastornos. Paralelamente a este crecimiento, también ha aumentado el número de personas que padecen estas enfermedades.

El objetivo de esta investigación es determinar si existe una relación entre el aumento de la información peligrosa en Internet y la mayor interconexión que hemos desarrollado con la red en los últimos años, y el incremento de estas enfermedades en nuestro entorno. Se busca comprender el impacto de estas páginas y su contenido en nuestra sociedad.

Concepción del Estudio

El tema se abordará desde una perspectiva analítica y social. Se realizó una investigación exhaustiva sobre los desórdenes alimentarios para comprender las graves consecuencias de esta problemática. Se emplearán diversas formas de investigación de campo. Inicialmente, se procedió a analizar la presencia en Internet de contenido que presenta estas enfermedades como un estilo de vida, invitando a otros a unirse a él.

Una vez identificado el tipo de contenido, se investigó quiénes acceden a estas páginas de forma regular, identificando al público objetivo: adolescentes de entre 12 y 17 años. Posteriormente, se realizará una entrevista con una psicóloga especializada en el tema para obtener una conclusión sobre cómo este contenido afecta al público seleccionado.

Definición del Elemento

Los desórdenes alimenticios o trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se definen como manifestaciones extremas de diversas preocupaciones por el peso y la comida. Incluyen pensamientos y sentimientos negativos y de autocrítica sobre el peso corporal, la comida y los hábitos alimentarios que interfieren con el funcionamiento normal del cuerpo y afectan las actividades cotidianas. (Michelle New, 2011.5) Estos trastornos abarcan diferentes enfermedades crónicas, siendo las más conocidas y padecidas la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa.

La anorexia nerviosa se caracteriza por un peso corporal anormalmente bajo y una visión distorsionada del propio cuerpo. Quienes la padecen realizan grandes sacrificios para evitar o continuar perdiendo peso, principalmente mediante la restricción alimentaria o el ejercicio excesivo. (Mayo Clinic, 2018.3)

La bulimia nerviosa se caracteriza por episodios de atracones de comida (ingesta excesiva) seguidos de conductas purgativas, como el vómito autoinducido. ((Mayo Clinic, 2018.4)

A pesar del aumento de casos en las últimas décadas, existen ejemplos históricos de ayuno desde la Edad Media, motivados por la religión y denominados por algunos historiadores como “anorexia santa”. William Gull, médico inglés, introdujo el término anorexia nerviosa en el ámbito médico en 1874. Casi al mismo tiempo, Charles Lasègue la denominó anorexia histérica en Francia. ((Javier Cabasés2)

Recolección de Datos

Se llevarán a cabo las siguientes metodologías:

Investigación de campo: “Sirve para observar a una persona en su propio contexto de manera natural” (UCAL, 2019, p.4 7)

Entrevista: Se realizó una entrevista de cinco preguntas abiertas a una psicóloga con experiencia en el tratamiento de adolescentes con desórdenes alimentarios, con el fin de recopilar información legítima para llegar a una conclusión.

Entrevista

Entrevistado: Lic. Gisela Arbaiza

Psicóloga Clínica – Psicoterapeuta Cognitivo Conductual

1. Los siguientes datos son proporcionados por la NEDA (National Eating Disorders Association): Teniendo en cuenta que hay un porcentaje de 5.2% de chicas adolescentes que sufren de algún desorden alimentario y que un 1.2% de este grupo lo sigue sufriendo hasta pasar los 20 años. ¿Cree que la presencia en Internet de contenido que trata este tipo de enfermedades como un estilo de vida, influye en estas cifras? ¿Por qué?

R: Sí, porque actúan como reforzadores de conductas inadecuadas propias del Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA). Si bien es cierto no originan la etiología o causa de este trastorno, sí influyen en ella.

2. La siguiente data es proporcionada por Optenet y NEDA:

Considerando que en los últimos 10 años el tipo de contenido que hace apología a la anorexia y bulimia (Ana y Mía) ha aumentado en un 470%. ¿Piensa usted que esto está relacionado al creciente aumento de personas que padecen de algún tipo de desorden alimentario o viceversa?

R: En mi opinión, el aumento del acceso a estas páginas puede deberse a varios factores, como un mayor acceso a Internet a través de teléfonos inteligentes, la persistente asociación social de la delgadez con la belleza y la salud, la distorsión de la idea de “ser saludable” a través del ejercicio excesivo y la restricción alimentaria, problemas de disfuncionalidad familiar con comunicación inadecuada entre padres e hijos, rasgos de personalidad obsesiva y baja autoestima en muchos jóvenes. Todos estos factores contribuyen al aumento de este tipo de páginas.

3. Como psicóloga con experiencia con chicas que han sufrido de alguno de estos trastornos, ¿Considera que el proceso de recuperación de una chica adolescente que sufre de alguno de estos desórdenes se ve afectado de alguna manera si es que ella sigue teniendo acceso a Internet, donde se encuentra este tipo de contenido?

R: Sí, por supuesto. Es por ello que se debe trabajar también con la familia para una mejor supervisión del acceso a Internet, mejorar la comunicación entre ellos y, en psicoterapia, trabajar la mejora de la autoestima y el control de impulsos. El tratamiento es multidisciplinario: psicólogo, psiquiatra, familia, colegio.

4. La siguiente información es proveniente de IQUA (La Agencia de Calidad de Internet) y NEDA:

  1. Las visitas a páginas»pro An» y»pro Mí» son en un 75% de menores de edad. Además, una investigación de la NEDA arrojó que estas enfermedades se están desarrollando en niñas de una edad cada vez más temprana. Sabiendo esto, si una chica menor de edad se encuentra con este contenido en Internet, ¿Es posible que se vea afectada y llegue a desarrollar uno de estos trastornos en algún momento de su vida?

R: Sí, si existe una vulnerabilidad biológica, por ejemplo, antecedentes familiares de TCA, rasgos de personalidad obsesiva, problemas de autoestima, falta de comunicación familiar o disfuncionalidad familiar. Esto puede llevar a que las niñas-adolescentes se refugien o reciban influencia de este tipo de páginas, además de haber estado expuestas a situaciones traumáticas y violentas en su vida.

5. Se sabe que las personas que crean las páginas Ana y Mía son personas que sufren de un desorden alimentario, ya que comparten sus testimonios con los lectores. ¿Por qué cree usted que estas personas crean este tipo de páginas, normalizando su enfermedad? ¿Cuál cree que es su objetivo al compartir ese contenido?

R: A mi parecer, estas personas están distorsionadas o buscan algún beneficio, probablemente económico, debido al alto número de seguidores. Al reforzar conductas inadecuadas en niñas-adolescentes vulnerables, obtienen el objetivo propuesto. Si quisieran ayudar, formarían grupos de autoayuda para la prevención de esta enfermedad; sin embargo, no lo hacen. Por el contrario, contribuyen a cronificar la patología y a la autodestrucción de estas personas, algo que he observado en chicas hospitalizadas y en consulta externa en el hospital donde trabajo.

Análisis de Datos

Con la información recopilada, se procederá a destacar los principales hallazgos de la entrevista:

  1. Las páginas de Internet (tipo Ana y Mía) no son la causa directa de la enfermedad, pero sí son grandes potenciadores de la misma.

  2. El aumento de visitas a estas páginas no solo se debe al mayor acceso a Internet, sino también a los estereotipos sociales sobre la delgadez, asociándola con estar saludable o verse bien.

  3. El ámbito familiar puede influir en el desarrollo de estas enfermedades, especialmente la falta de comunicación entre padres e hijos sobre sus hábitos alimentarios o comentarios sobre su físico.

  4. En el proceso de recuperación, es fundamental trabajar no solo con el paciente, sino también con el ámbito familiar. Esto implica mejorar la relación comunicativa y que los supervisores (padres) controlen el consumo de Internet de los jóvenes.

  5. Si existen antecedentes de TCA en la familia, hay una mayor posibilidad de que una persona desarrolle la enfermedad, indicando una vulnerabilidad biológica.

Resultados

Basándonos en las respuestas de la entrevistada, y considerando su experiencia con adolescentes limeñas que sufren o han sufrido anorexia o bulimia, las páginas con contenido pro-TCA, si bien no son una causa directa (excepto en casos de vulnerabilidad biológica), sí son un gran potenciador para que los jóvenes desarrollen estas enfermedades. Diversos factores influyen en esto, como la situación familiar, la psicología del individuo (depresión, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo) y la influencia de estas páginas. Además de potenciar el desarrollo de la enfermedad, estas páginas pueden tener un impacto significativo en pacientes que ya han padecido algún TCA.

Conclusiones

Actualmente, el acceso a Internet es más fácil, especialmente en Lima, la capital del país. Internet forma parte de la cultura de las jóvenes limeñas y su uso es variado. Como se ha evidenciado, es sencillo acceder a páginas que promueven la anorexia y la bulimia, y su influencia puede ser grave, llevando en algunos casos al desarrollo de algún tipo de TCA. Es fundamental informar a los padres sobre este contenido en Internet para que supervisen lo que consumen sus hijas menores de edad. Si bien no es una causa directa de anorexia o bulimia, sí es un fuerte potenciador que, de ser advertido a tiempo, podría evitar el creciente aumento de jóvenes que sufren estas enfermedades.

Deja un comentario