02 Feb


Fuente del Acqua Felice. De Doménico Fontana,


Es un tipo de fuente que seguirá haciéndose, fuente adosada a edificios, en una especie de gran arco de triunfo y su obvio carácter triunfalista, que consta de tres vanos, rematado con un ático con una inscripción de Sixto V, que se remata con un frontón de líneas rotas y curvas, con unos aletones terminados en espiral, un tema renacentista que recuerda al dórico, así como también hay una representación con elementos manieristas, los cuales rompen la verticalidad. Tiene remate en los laterales con obeliscos, lo que marca la verticalidad en los extremos, y que marcan unas líneas con columnas corintias, decoradas con volutas unidas por guirnaldas. La pilastra que marca lateralmente el ático y sobre esta el obelisco intenta romper la horizontalidad renacentista y por lo tanto destacar la verticalidad barroca.
Surgen fuentes aisladas utilizadas para decorar puntos importantes, como la de Gian de Bolonia. Al ser Acqua Felice una fuente mandada a construir por el papa, la decoración es meramente religiosa: Moisés en el centro y a los lados dos historias relacionadas con el agua, Aarón buscando agua en el desierto y Josué ayudando al pueblo a cruzar el mar Rojo. Al ser una fuente adosada el punto de vista es frontal, punto dominante en el Renacimiento. La figura de Moisés es frontal con curva praxitélica, sus brazos son corpulentas por influencia de Miguel Ángel. Aparecen sobre su cabeza dos llamas con la idea de los rayos / influencia divina.

Neptuno de Giambolonga


En el agua rodeado por las Nereidas, el mundo del agua (mitología con carácter ornamental), está Neptuno desnudo plenamente, y con esto apreciamos el estudio de la anatomía. Al encontrarnos en el manierismo se embellecen y exageran las formas, así como vemos que frente a la frontalidad del Moisés está una figura que gira en torno a la fuente que nos da varios puntos de vista.

La composición manierista consiste en que siempre ofrece varios puntos de vista que pasará al Barroco.

Santa María la Mayor:


Se trata de una basílica que en época moderna se le van a incorporar capillas funerarias, en este caso, las capillas de Sixtina y Paolina, pertenecientes a los papas Sixto V y Paulo V. Son dos capillas muy parecidas en planta, en este caso, ambas de cruz griega centralizada, que suele ser una planta ligada a las capillas funerarias pues tiene ese carácter. Culminan en una enorme cúpula centralizada en el espacia mediante un tambor poligonal (de ocho lados) que hace que esta cúpula destaque enormemente. La cruz Griega es visible en el alzado.
La fachada del edificio desde donde se ven las capillas está articulada mediante la utilización de un orden gigante, con un primer cuerpo en el que se abren dos tipos de ventanas distintas (esto es un rasgo manierista que pasa al Barroco.) y un segundo piso normal.
Otro ejemplo de esta articulación en la fachada, puede ser la Basílica de San Pedro, en Roma, en la que también se aprecia la alternancia manierista que nos lleva al Barroco. Encima de la cabecera tenemos un ático, que a su vez pasa a los palacios barrocos y sus fachadas. En San Pedro vemos también los dos pisos.

El interior de la capilla Sixtina:


Es una magnífica Cripta, también conocida como la capilla del pesebre, ya que tiene una reliquia referente al nacimiento de Cristo, una reliquia fundamental para Sixto V y lo que significa María en la creación del cristianismo ( Sixto V sentía una enorme devoción por María ).El principal escultor de esta capilla es Valsoldo.
Los materiales utilizados son sólo materiales nobles, mármol, bronces y pan de oro, y tiene un gran recargamiento manierista n hay sensación de agobio, no espacios vacíos, hay un gran exceso decorativo.
En la parte central del retablo hay una escultura del papa Sixto V en actitud orante, ésta figura tiene un carácter de humildad y entrega en la que la figura del papa se encuentra arrodillado, orientado hacia la reliquia de la cuna y con la tiara papal en el suelo (humildad). A los lados tenemos relieves con las virtudes de papa.
Esta posición de la escultura es típica de la zona de Milán, España y Francia. Es una figura que procede del Siglo XV y está en relación con las figuras de los orantes flamencos, que pasará a la escultura barroca. Uno de los primeros es el de la Cartuja de Miraflores, en Burgos.
La figura del Orante esta compartimentada con columnas, y en la parte superior culminando el conjunto, un frontón roto con el escudo del papa enmarcado por unos estípites con forma de Hermas (influencia de los estípites de la Capilla Sforza de Miguel Ángel.)
Éste tipo de sepulcro retablo, tiene unos orígenes que se gestan a lo largo de todo el Renacimiento (en el Siglo XV) creándose un prototipo a partir del sepulcro del Arcosolio, del escultor Antonio Roselino y dedicado a Leonardo Bruñí (en la Iglesia de Santa Croché, en 1450) :
Es una hornacina rematada en un arco de medio punto que viene a simbolizar el triunfo. Se apoyará sobre un basamento de tipo romana y profano además de ir adornado con guirnaldas (frutos y flores) que ahora se utilizarán como símbolo de triunfo. Hay otro tipo de elementos como cabezas de leones o de tipo monstruoso, y es que en el Renacimiento dominado por el antropocentrismo, todo estará en relación a la exaltación del hombre del sepulcro, importa la gloria que se le dé a dicho difunto.
Sobre la urna, tenemos el sepulcro con una figura del difunto durmiendo, y la cama sostenida por águilas (frecuente en los sepulcros pues simbolizan la inmortalidad) . La utilización de estos animales, monstruosos o no, también es una herencia recogida de las antiguas culturas, aquellos animales de tipo protector. Se remata con la imagen de la Virgen con el Niño. La virgen actúa de intermediadora. Tenemos por último el escudo, que nos habla del nivel social del personaje, dentro de una corona de Laurel o laurea.
Ése tipo de prototipo que se irá repitiendo con mayor o menos decoración, nos va llevando hasta finales del Siglo XV-XVI, donde Andrea Sansovino (no Jacob, que fue su maestro) realiza el sepulcro-retablo de Ascanio Sforza en 1505, que se encuentra en Sta. María del Popolo, en Roma:
Se trata de una tipología de sepulcro-retablo, lo que sería el arcosolio enmarcado por unas calles laterales y un ático con las virtudes además de la representación de varios Santos ( si se representan las virtudes, se trata de las virtudes del personaje, y los santos, aquellos por los que el difunto sentía devoción). Estamos en un periodo de gran humanismo, pero en el que el carácter religioso no desaparece.
Otras de las tipologías de los sepulcros es la del sepulcro-arco del triunfo, por ejemplo, el del Cardenal Mendoza en la catedral de Toledo (1504):
Se encuentra en el presbiterio de la catedral de Toledo, es enteramente renacentista y se relaciona con Andrea Sansovino, pues durante las fechas éste trabajaba en la catedral, además de tratarse de un sepulcro muy italiano. Se configura cómo un arco de triunfo más un arcosolio, con las calles laterales y la estructura adintelada. Destacan los aletones que rematan el sepulcro.





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