26 Feb


se le considera el padre de la poesía contemporánea a raíz de la publicación de Las Flores del Mal (LFM) en 1857. Con este autor, que en parte sigue la estela de los poetas románticos, entra en la poesía el dolor existencial, la angustia de vivir, así como el rechazo de la sociedad burguesa especialmente por su utilitarismo y conservadurismo.

1. TEMPORALIDAD, DESTRUCCIÓN Y OLVIDO EN LFM DE BAUDELAIRE

Teniendo en cuenta la temática del libro en general, la sensación de destrucción, olvido y paso del tiempo está presente en muchos de los poemas de LFM y especialmente en “Leteo”, en el que parecen fundirse la necesidad de olvido (el propio título ya lo indica así al estar referido al río que atravesaban los muertos y olvidaban lo pasado mientras estaban vivos, según la mitología clásica) con la necesidad de ser acogido por el ser amado que es cruel como un “tigre”, o que tiene un “seno que nunca contuvo un corazón”. Esta es muchas veces la contradicción de B. respecto al amor porque, aunque lo busca, sabe que no le dará la felicidad. El olvido se necesita porque el amor proporciona deleite pero también destrucción simultáneamente.

Otro poema en el que están presentes estos aspectos es “El enemigo”. En él se puede apreciar cómo el dolor es un continuum en la vida del poeta.
Todo se presenta roto, arrasado, sin remisión… Y así lo vive el emisor: en el hoy y a lo largo de toda su existencia porque está dentro del individuo.

En “El gusto de la nada” se invoca a la naturaleza y al tiempo,  con un tono muy romántico y se muestra la pérdida de la fuerza vital, de la energía y la esperanza hasta desear la desaparición: “Alud, ¿quieres arrastrarme en tu caída?” Como en otros textos de LFM, también en éste el título define a la perfección la pérdida de toda ilusión vital. 

Dejamos para el final el poema “Destrucción”. Evidentemente, y según lo que acabamos de decir, es emblemático del dolor de vivir representado por el hastío (spleen
) que simboliza la intrínseca incapacidad de encontrar salvación en ningún placer, en ningún lugar, en ninguna experiencia artística o amorosa.

Con estos temas B. muestra el desasosiego del hombre moderno que no tiene ya la esperanza de salvación o la sensación de seguridad en el progreso. Este modo de vivir y sentir se manifestará más vivamente, si cabe, en los autores del siglo XX que son sus herederos.***

2. AMOR Y MUERTE EN LFM DE BAUDELAIRE

Teniendo en cuenta lo dicho, mucho más evidente es el tema de la muerte que el del amor en LFM. La muerte tiene toda una sección en el libro, la final, pero antes de llegar a esa parte, el tema de la muerte aparece en muchos de los poemas de secciones anteriores. Sin embargo el tema del amor es más difícil de encontrar, al menos con protagonismo absoluto en un poema. Quizá esta ausencia se deba a la imagen que B. tiene de la mujer que, o bien es un ideal inalcanzable, o bien es una furia que provoca desesperación y dolor al amante.

La muerte está presente en poemas como “El Leteo”, “Destrucción”, “El enemigo”, “El gusto de la nada” ***  se funde con el amor en “La muerte de los amantes”. Pertenece este poema a la última sección de LFM, la titulada La Muerte. No debe olvidarse que tras todo el recorrido poético del libro, desde la aparición del Spleen  en contradicción con el Ideal, y a través de todas las búsquedas para evitar ese hastío vital: El Vino, Las Flores del Mal, etc., B. tiene que desembocar en La Muerte a la que considera como la única salida posible. A pesar de la amargura general del apartado, este poema es el más esperanzador de la misma e incluso uno de los más optimistas del libro. Efectivamente, los amantes llegarán a la muerte unidos y enamorados “dos antorchas ambos corazones” y además en la muerte reavivarán el amor. Es un canto de esperanza en el amor (bien es verdad que tras la muerte) que destaca en el habitual desengaño de B.

3. LA VOZ POÉTICA Y SUS MÁSCARAS

A lo largo de todo el libro, el poeta se siente un nómada, un extranjero en el mundo, un incomprendido. A veces en el poema habla con su propia voz, como sucede en “El enemigo”*** o en “Tristezas de la luna”, poema en el que el poeta es el único que puede comprender y amparar la “furtiva lágrima” de la luna porque comparte su soledad en el infinito.

En otros textos el poeta se oculta en otros personajes, por ejemplo en el rey insatisfecho a pesar de toda su fortuna y de todo su poder que aparece en “Spleen”.

Pero donde es más notable el ocultamiento del poeta en otro y su completa identificación es el “El Albatros”, uno de las primeros poemas de “Spleen e Ideal”. Mientras “vuelan” tanto el pájaro como el poeta, son gigantescos, poderosos, gráciles, están en su ser. Sin embargo, cuando “descienden” al mundo común son objeto de burla e incomprensión. Este desajuste entre poesía y realidad, entre creación y “normalidad” burguesa, es lo que pone de manifiesto B. tanto cuando deja que se vea la voz poética como cuando la oculta tras alguna máscara.

4. PROTAGONISTAS DEL POEMA

Protagonistas de los poemas de LFM son los grandes temas del libro que coinciden con los apartados en que B. los dividió: La contradicción entre la realidad y el deseo (“Spleen  e Ideal”), la necesidad de huir del hastío y el sufrimiento mediante los llamados “paraísos artificiales” (“El vino”, “Las Flores del Mal”), la ciudad con todo lo que comporta de soledad, destrucción del individuo, miseria, crimen y marginación (“Escenas parisinas”), la queja contra esa realidad agobiante (“Rebelión”), la muerte como única salida a todo el camino recorrido en el apartado del mismo título con el que se cierra el libro (“La muerte”).

Si se miran más concretamente los poemas podemos encontrar como protagonista al propio poeta*** (*** utilizad el contenido del punto 3, la voz poética y sus máscaras) o los símbolos con los que se identifica*** (id.)

5. CORREPONDENCIAS Y SINESTESIAS

Desde el punto de vista formal, B. suele mantener una métrica bastante clásica pero en la composición de los poemas se acerca frecuentemente al simbolismo de su época. Uno de los recursos retóricos elegidos es la sinestesia y la percepción simultánea a través de distintos sentidos corporales, lo cual sugiere temáticamente la unidad secreta entre el universo sensorial y el espiritual. Se pone esto de manifiesto especialmente en el poema titulado “Correspondencias” que ofrece un tono panteísta, recordemos que comienza nombrando “la creación”, e incluso exaltado de admiración hacia lo creado. Para conseguirlo B. funde las sensaciones, diciendo, por ejemplo, que los “perfumes, colores y sonidos dialogan”;  mezcla las percepciones auditivas con las visuales: los sonidos son tenebrosos; los olores tienen color (verdes como praderas), también tienen sabor (dulce como el oboe) e incluso tacto (son como carnes de infantes).

Este  sentimiento de unidad de todo lo creado (de todo lo existente) se consigue asimismo por la utilización de símbolos que se corresponden unos a otros entremezclándose, así las praderas, el oboe, los infantes… sirven para conseguir el éxtasis, la exaltación del alma y los sentidos.

Recordemos que cuando un poeta necesita decir lo inefable ha de acudir a los símbolos, como hicieron en su momento los místicos, o a la interacción de sensaciones aparentemente irracionales pero cargados de valor sugerente e intuitivo, como harán en el siglo XX los vanguardistas, y recordemos también que todo esto lo utiliza con gran fortuna B.

6. EL APÓSTROFE

Tras el juicio al que se vio sometido B. y su libro en 1857, el autor se vio obligado a eliminar algunos poemas para futuras ediciones. Entre ellos se encontraba “Epígrafe para un libro condenado”. En él el autor se dirige directamente a quienes vayan a leerlo mediante un apóstrofe al “lector apacible y bucólico” para invitarle a NO leerlo y,, por el contrario apela al “alma curiosa que padeces…” para que lo entienda y lo compadezca porque lo siente como alma hermana. Este es uno de los textos en los que la llamada al otro (el apóstrofe) es más evidente y mediante ese reclamo de compasión a quienes padecen lo mismo que él B. hace una declaración de lo que sabe que es su obra: un canto de desesperación.

En otros poemas como “El Leteo” o “El gato”, B. llama a distintos seres como un tigre en el primer caso, un gato en el segundo, que simbolizan a la mujer deseada.

En otros textos “El gusto de la nada” o “El hombre y el mar”, el grito desesperado lo dirige B. a sí mismo llamándose “corazón mío”, “espíritu vencido” y también a la naturaleza “alud” para que se lo lleve del sufrimiento diario. En el segundo poema mencionado parece que el poeta sale de sí mismo  y engloba a toda la humanidad en su dolor y en su falta de esperanza, identificando ese sufrimiento eterno con la eternidad del mar: “de tal modo la muerte y la matanza amáis,/ oh eternos combatientes, oh hermanos implacables”.

Los apóstrofes son un signo de dolor y necesidad. O se grita desesperadamente porque solo eso resta por hacer o se busca la comprensión y el amparo, una pequeña compañía en el otro, sea éste un ser humano o una fuerza de la naturaleza.

7. LA METÁFORA (imágenes abismales, de la mujer, decadentes)

Al igual que otros recursos retóricos como las sinestesias, también la metáfora por su valor simbólico tiene un papel importante en LFM. Evidentemente estas metáforas remiten al universo baudelairiano del dolor y la destrucción (Vid. “La destrucción”, “Correspondencias”, “El hombre y el mar” “Epígrafe para un libro condenado”)

Pero también se pueden referir a personajes más habituales en la poesía como es la mujer (Vid. “El gato”, “La destrucción”, “La Belleza”) y en algún caso tienen un tono romántico y decadente como puede ser en “Tristezas de la luna”

Tiene algunos rasgos que recuerdan el desengaño de Quevedo y otros autores barrocos que también vivían el paso del tiempo como algo inexorable e irremediablemente unido al encadenamiento de la vida y la muerte.

Recordad una de las Rimas de G.A. Bécquer a lo largo de la cual se va pidiendo a distintos elementos de la Naturaleza como las olas o las tormentas: “Llevadme con vosotras”

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