12 Nov

ROMANICO ESPAÑOL

ARQUITECTURA

El monasterio de Ripoll:


fue mandado a construir por el abad oliva. En el encontramos elementos de influencia lombarda como los arquillosy las bandas que recorren el exterior de sus muros. Fue restaurado y quizás por un modo excesivo por Elías Rogent en el siglo XIX. Tiene cinco naves con cinco ábsides, acabada con bóvedas de cañón.

Oliba fue el encargado de añadir a la iglesia un transepto y siete ábsides; ordenó también abrir la cripta y enmarcó la entrada con un pórtico decorado con dos campanarios a cada uno de los lados. La reconstrucción realizada en 1830 redujo las naves de la iglesia de cinco a tres

El claustro consta de dos pisos. La construcción del primer piso se inició alrededor del 1180, aunque no se terminó hasta principios del siglo XV. El piso superior se edificó entre los siglos XV y XVI. Está formado, en cada lado, arcos semicirculares con capiteles inspirados en el estilo corintio. Cada uno de los capiteles tiene un dibujo original con temas que van desde la mitología clásica a los temas cotidianos.

 La portada, está compuesta por una serie de bloques de piedra adosados a la pared de la iglesia. A pesar de la complejidad del conjunto de imágenes que lo componen, la representación de las mismas es de una notable sencillez.

La parte frontal de este pórtico está cubierta por un relieve realizado a mediados del siglo XIII. Está dividido en siete franjas horizontales. En las dos superiores se presenta a un pantocrátor en el trono y a su alrededor se pueden ver los símbolos de los cuatro evangelistas Tetramorfos; las franjas se completan con los santos y los ancianos del apocalipsis, que han obrado con sabiduría y justicia, por lo que pueden dedicar la eternidad a adorar a Dios.

El pórtico está franqueado por dos estatuas, prácticamente destruidas, dedicadas a San PedroSan Pablo, guardianes de la puerta de la basílica. Alrededor de ellas se muestran diversas escenas, el ciclo de Caín y Abel. Completa el conjunto una representación de los doce meses del año.

Santa Maria de Tahull:


El exterior muestra una iglesia románica con decoración lombarda en sus ábsides. La torre se alza incluida en el edificio, a los pies y en la nave sur. Tiene planta basilical con tres naves y tres ábsides, más pequeños los laterales. La decoración es lombarda, de arcos ciegos, muy simple y elegante. Es una construcción que sigue el estilo rural de las iglesias del valle de Boí.

La torre es alta y esbelta como todas las torres lombardas levantadas en el valle de Boí. Corresponde al grupo de torres contemporáneas de las italianas edificadas en el siglo XII, que se construyeron mucho más elegantes que las de la etapa anterior.

Consta de cinco pisos asentados sobre un zócalo macizo bastante alto. En las cuatro caras de cada piso se repite la misma decoración y el mismo número de ventanas. En el zócalo hay una sola ventana más los cinco arquillos ciegos. En los restantes pisos varía el número de ventanas, separadas por columnillas cuyos capiteles en forma de zapata están dispuestos perpendicularmente al muro de la torre. Los tres últimos pisos llevan a manera de imposta una decoración de esquinillas como la de los ábsides. Todas las torres del valle de Boí siguen el canon (o proporción de medidas) de los minaretes, que consiste en que la altura es igual al perímetro.

La iglesia estuvo decorada toda ella (en los ábsides, en los muros y en las columnas) con pinturas murales que fueron resistiendo en parte el paso del tiempo. En un momento dado, los eruditos decidieron despegar estas pinturas de su lugar de origen y llevarlas al Museo Nacional de Arte de Cataluña, donde están bien protegidas. En algunos tramos de pared y en el ábside central se hizo una reproducción de dichas pinturas para que el visitante pueda tener una idea in situ.

Los diversos historiadores de Arte han dedicado bastante tiempo a estudiar el proceso de estas obras, llegando a la conclusión de que (al igual que en Sant Climent) se trata de dos artistas diferentes pero contemporáneos entre sí. Debieron trabajar sobre el año 1123 en que se consagraron ambas iglesias.

Ábside central

El fondo está compuesto por bandas horizontales que van del verde al azul. Se representa la Festividad. La Virgen está en un trono adornado con pedrerías, rodeada por una mandorla en rojo, ocre y blanco. Viste toca azulada y túnica rosada que termina sobre los pies en una rica orla. Jesús está sentado en su regazo a manera de trono. Viste túnica y manto rojo y bendice con su mano derecha mientras la izquierda está ocupada por un rollo. Su aureola es roja y en ella se ve dibujada una cruz blanca. A ambos lados de la mandorla hay una estrella de ocho puntas. En la pintura aparecen también los Reyes Magos, bien referenciados con sus nombres en letras mayúsculas:

Llevan túnica corta, clámide y corona real y ofrecen los regalos en un plato dorado.

En la zona media del ábside están representados los Apóstoles bajo una arquería. Todos llevaban escrito su nombre. La parte de abajo está pintada con una serie de medallones enlazados con decoración vegetal en los que aparecen las imágenes de algunos animales. En el doble arco que precede al ábside se ve a un personaje rodeado de estrellas y una escena de de otro personaje vestido de pastor. .

Decoración de las paredes

Los restos de pinturas de las paredes fueron también rescatados y guardados en el museo. El autor de estas pinturas y de uno de los absidiolos no es el mismo que el del ábside, tal y como ocurre en Sant Climent. Las pinturas que corresponden al muro sur estaban repartidas a ambos lados de la puerta. Las correspondientes a la parte más alta están muy deterioradas y algunas de las figuras han sido detectadas a fuerza de intensos estudios y comparaciones con otras pinturas semejantes. Se supone que eran escenas de la leyenda del papa San Clemente, su ordenación y consagración por el propio San Pedro,2 sus viajes, la nave y la milagrosa aparición del Cordero. Otra escena se supone que era la investidura como obispo de Roma.

En la parte inferior se presenta el tema de la Adoración de los Reyes y de Herodes sentado en su trono. Los personajes están encuadrados por un pórtico. Al otro lado de la puerta continúan otros pasajes de la vida de Zacarías. El fondo de la nave sur estaba decorado con las escenas de David  en el momento en que David le corta la cabeza al gigante bajo la presencia de un cuervo impaciente.

El muro del fondo de la iglesia estaba decorado con las escenas del Juicio Final cuya lectura se ve interrumpida por el hueco de una ventana que se hizo en épocas posteriores. En la parte baja san Miguel está pesando las almas en una balanza.

San Clemente de Tahull:


Es de planta basilical con tres naves, un ábside y dos absidiolos, más una torre exenta situada en la fachada meridional hacia oriente, muy cerca de los ábsides. Las naves convergen ligeramente hacia la cabecera. La estructura del edificio es rústica, con la piedra de los muros sin tallar.

Éstos no tienen ventanas, siendo sus únicos vanos las dos puertas, la meridional y la occidental (más la que da acceso a la torre). Sólo se abren huecos en la cabecera. La construcción de la cubierta es muy primitiva y rústica. Las vigas están superpuestas y tendidas de muro a muro sin atirantar, formando así una armadura central donde se distribuyen las otras vigas que sostienen el techo.

Interior 

Las naves están divididas por tres columnas cada una. Carecen de ventanas al exterior. Las columnas son cilíndricas, hechas de piedras amalgamadas. Algunas salen directamente desde el suelo mientras que otras se asientan sobre una basa muy simple. En la parte superior están adornadas con un collarín de esquinillas, típica decoración lombarda, sobre todo de exteriores. Estas columnas carecen decapiteles y en su lugar están rematadas con ábacos muy sencillos sobre los que se asientan los arcos. Sobre los arcos se eleva el muro que tiene la suficiente altura para dar lugar a las dos vertientes del tejado.

La cabecera está compuesta por un ábside central y dos laterales más pequeños (absidiolos). En este caso se ha empleado la bóveda. En las arquerías y ventanas se observa una mejor y más cuidada labor de piedra tallada.

Exterior 

Los muros no tienen ornamentación alguna y solo se ven interrumpidos por los vanos de las puertas. En los ábsides se aplica una decoración lombarda muy simple y armoniosa. El ábside central está decorado por grupos de cuatro arquillos ciegos, dobles, separados por medias columnas. Sobre ellos corre un friso de esquinillas como el que se ha visto en algunas de las columnas del interior. El tramo central tiene una ventana y sobre los laterales hay sendos vanos en forma de ojo de buey. Los absidiolos también llevan la misma decoración lombarda, pero con grupos de tres arcos ciegos en lugar de cuatro. Tienen una ventana cada uno.

La torre

La torre campanario es cuadrada y está exenta, aunque edificada muy cerca del grueso del edificio, en el ángulo del muro sur junto a la cabecera. Es alta y esbelta como todas las torres lombardas levantadas en el valle de Boí. Corresponde al grupo de torres contemporáneas de las italianas edificadas en el siglo XII, que se construyeron mucho más elegantes que las de la etapa anterior.

Consta de cinco pisos asentados sobre un zócalo macizo bastante alto. En las cuatro caras de cada piso se repite la misma decoración y distinto número de ventanas. En el zócalo hay una sola ventana más los cinco arquillos ciegos. En los restantes pisos varía el número de ventanas, separadas por columnillas cuyos capiteles en forma de zapataestán dispuestos perpendicularmente al muro de la torre. Los tres últimos pisos llevan a manera de imposta una decoración de esquinillas como la de los ábsides. En el friso superior hay incrustaciones de cerámica y colorido distinto de la piedra. Todas las torres del valle de Boí siguen el canon (o proporción de medidas) de los minaretes, que consiste en que la altura es igual al perímetro.

Pinturas murales románicas

En su origen toda la iglesia estuvo revestida con decoración polícroma, las paredes de las naves, lo ábsides, y las columnas. Se han conservado a través de los siglos las pinturas del ábside central, de uno de los absidiolos y de las claves de los otros arcos.

Pinturas del ábside central 

Todo el cascarón del ábside central estaba recubierto de pinturas murales representan el Pantocrátor metido en una mandorla perlada, sentado en una franja transversal que está decorada con dibujos vegetales. A la altura de sus hombros están dibujadas las letras griegas ? y ?, como símbolos del principio y el fin. El Pantocrátor está en actitud de bendecir con su mano derecha mientras que en la izquierda sostiene un libro abierto. Está vestido con una túnica grisácea y envuelto en un manto azulado. Sus pies desnudos descansan sobre una semiesfera, saliéndose de la mandorla. A su alrededor se ven cuatro ángeles que llevan los atributos de los cuatro evangelistasy dos serafinesde seis alas en las que se han dibujado seis ojos. La zona inferior muestra un fondo de tono azulado sobre el que están dibujadas las figuras de la Virgen y cinco apóstoles, bajo arcos rebajados que se apoyan sobre capiteles foliados. La Virgen está vestida con una toca blanca y un manto azul.

Decoraciones pictóricas que al igual que las de otros templos del entorno, fueron decididamente impulsadas por San Ramón Obispo de Roda quien a comienzos del XII desempeñó una auténtica labor de mecenazgo atrayendo a su diócesis artistas que plasmaron su obra en estos y otros templos. Los talleres -cronológicamente ordenados- del «Maestro de Pedret» (obra en la capilla de la enfermería de Roda de Isábena), del «Maestro de Tahull» (San Clemente de Tahull) y del «Maestro del Juicio Final» (Santa María de Tahull) son un exponente de su labor.

Los ábsides laterales tienen similar estructura al central, siendo el ventanal norte bastante más largo que el del ábside sur

Los tres ábsides se decoran en altura con una sucesión de arquillos ciegos realizados en piedra toba, abocinados a base de tres arcos de medio punto en degradación cada uno apeados en ménsulas también de toba. Por encima, un friso de esquinillas y la cornisa. Algunas de las ménsulas poseen una exigua decoración, así como las dos piezas más altas de las columnillas del ábside sur, que decoradas con zig-zag, y en forma troncocónica invertida, aparentan rudimentarios capiteles.

Pero al exterior, el emblema de este templo es su esbelta torre. Adosada al costado sur de la cabecera del templo, consta de siete cuerpos. Excepto el inferior, los restantes poseen ventanales en sus cuatro lienzos. Uno en el segundo tramo y dos en los siguientes (salvo el cuarto, que tiene tres), más amplios cuanto más arriba, aligerando la estructura y otorgándole una gracia especial. Los ventanales están rehundidos en cada cuerpo a base de sobresalir las esquinas de la torre. Por encima de cada grupo de vanos, cinco arquillos lombardos completan la sensación del rehundido de los ventanales. En los últimos tres tramos, frisos de esquinillas segmentan los niveles.

El monasterio de Leyre:


siglo XI, el Rey Sancho concedió una gran importancia. En él aparece una cripta sustentada por gruesos pilares con capiteles de decoración vegetal fuertemente geometrizada.

El castillo de Loarre (Huesca)


, además de su función defensiva, tenía una pequeña capilla abovedada con ábside semicircular. El esquema defensivo de esta estructura demostraba el conocimiento de las fortificaciones islámicas que se explica por la proximidad a Zaragoza, uno de los reinos taifas más importantes.

La Colegiata de San Isidoro de León construida sobre el primitivo edificio que estaba bajo la advocación de San Juan Bautista y San Pelayo. En el año 1060 la reina doña Sancha, esposa de Fernando I, amplió la parte de los pies construyendo un pórtico que más tarde se convertirá en el Panteón de los Reyes, decorado con magnificas pinturas al fresco que han merecido la denominación de la Capilla Sixtina del Románico.

SAN MARTÍN DE FRÓMISTA:


se construye en  el año 1065 por orden de la reina doña Mayor de Navarra, asumiéndose en el las influencias de la Catedral de Jaca. A los pies de la iglesia de tres naves con crucero no marcado en planta y cimborrio, encontramos dos torrecillas circulares que algunos autores consideran una reminiscencia del westwerk carolingio. Este edificio también ha sido excesivamente restaurado. Uno de los conjuntos más homogéneos y abundantes de construcciones es el que se conserva en Segovia, en donde la mayor parte de las iglesias tienen un pórtico orientado al Sur de sencillas arquerías  sobre columnas pareadas cuya finalidad no acaba de concretarse entre el sentido funerario, o el de lugar de reunión y cobijo del frío clima castellano. Las más interesantes son San Esteban y San Juan de los Caballeros.

San Esteban de Segovia:


Iglesia con planta de tres naves, galería porticada y gran torre.

Evidentemente lo más destacado es su torre, soberbia, compuesta por un zócalo tan alto como el resto de la iglesia y cinco cuerpos mas, separados por impostas, los dos primeros con ventanas gemelas con arquivolta de medio punto ciegas y jambas de una sola columna, y en los tres superiores abiertas al exterior, estando la tercera y cuarta formadas por varias columnas, formando primorosos haces y mezclando las labores de sus capiteles.

La torre tiene unas colunmas en las cuatro esquinas, por ello tienen un aspecto achaflanado. Pasa por ser una de las mejores torres del románico es España.

San Esteban fue una iglesia de tres naves, con tres ábsides que fue drásticamente reformada en el siglo XVIII. Afortunadamente sobrevivió la galería porticada y el campanario.

Esta torre campanario presume ser la mejor del románico español, llamado «reina de las torres bizantinas».

se alza mediante seis cuerpos superpuestos de los cuales cinco están animados con arquerías ciegas con abundancia de arquivoltas y columnas y magníficas tallas donde predomina el bestiario románico: aves, arpías, grifos, etc.

La galería porticada rodea el flanco meridional y occidental de la iglesia y como sucede en otros pórticos segovianos sometido a todo tipo de agresiones ambientales su escultura está muy erosionada. La galeria porticada de San Esteban esta formada por diez arcadas en total, realizadas con arcos de medio punto decorados con motivos de zig-zag. Las arcadas reposan sobre columnas geminadas decoradas por grandes capiteles, tristemente estan muy deteriorados.

San Vicente de Ávila:


tiene dimensiones casi catedralicias y es uno de los edificios de mayor valor del arte medieval en España.

Sólo su visita detallada puede llevar varias horas y justifica plenamente nuestro viaje a la maravillosa y a veces olvidada ciudad de Ávila.

Su construcción se debió iniciar a finales del siglo XI o comienzos del XII siguiendo las pautas del románico pleno leonés.

A esta primera fase pertenece la cabecera triabsidal y los brazos del crucero, y probablemente parte de la estructura exterior e interior. Tras un parón se volvió a las obras a mediados del XII. De estas décadas data la gran fachada occidental con su hermosísima puerta de grandes arquivoltas decoradas sobre columnas que llevan adosadas figuras de Apóstoles de cuerpo entero.

Otras dos buenas puertas se encuentran en los muros meridional y septentrional. En la del sur hay incorporadas cuatro tallas de diferentes etapas de la construcción, siendo la delicada escena de la Anunciación uno de los símbolos de la basílica y de toda la ciudad de Ávila.

El interior de San Vicente es magnífico, donde el viajero se ve envuelto por un exquisito ambiente medieval.

Las tres naves se separan por pilares cruciformes con semicolumnas embebidas.

Por encima una tribuna tardía aporta belleza gracias a sus vanos bíforos.

En el plano escultórico hay que fijarse en la colección de canecillos de gran fantasía, pero sobre todo en el magnífico cenotafio de los mártires, una de las cumbres de la escultura románica española de finales del siglo XII

Monasterio de San Juan de Duero (Soria):


Lo conservado actualmente en procede -según el historiador Gaya Nuño- de un monasterio construido entre los siglos XII y XIII por los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén en la rivera del río Duero en la ciudad de Soria.

Afortunadamente, permanece en muy buen estado la iglesia y el claustro, aunque con las arquerías desnudas sin techumbre.

El claustro de San Juan de Duero es uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad de Soria y, sin duda, es el claustro románico más exótico de todos los conservados en España dado su acusado estilo orientalizante.

El claustro de San Juan de Duero conserva las cuatro crujías con un repertorio de arcos y combinaciones realmente sorprendente.

En primer lugar citaremos los arcos de medio punto sobre parejas de columnas, al estilo románico habitual. Seguidamente aparecen arcos túmidos (de arco de herradura y apuntados) también sobre haces de cuatro columnas

Existen otros que llevan arcos muy apuntados sobre columnas pero que se entrecruzan apoyando en parejas de columnas a los extremos de otras par.

Pero los más sorprendentes son los que a partir de pilares acanalados arrancan en diferente sentido para entrecruzarse en el medio, dejando un pequeño hueco sobre el citado pilar.

Por último, los más complejos son aquellos que arrancan sobre columnas de forma aguda y se entre cruzan con semiarcos unidos a pilastrones dejando su extremoso colgando y sin apoyo.

El virtuosismo de esta gama de combinaciones hace difícil entender su procedencia. Para algunos hay que interpretarlos como una recreación de la arquitectura árabe oriental aprendida en las Cruzadas por la Orden de San Juan. También se ha hablado de una reinterpretación del arte musulmán español y por último, dado su parecido con el claustro de Amalfi (Italia) se ha habla de su procedencia del románico normando siciliano.

El repertorio de capiteles es, en su mayoría, de motivos vegetales, aunque no faltan los de animales fantásticos.

La iglesia es sencilla. Tiene nave, presbiterio y ábside semicircular. Lo más interesante son los dos templetes adosados a los muros en el arranque de la nave. Uno se corona con bóveda semiesférica y el otro cónica. Éstos son soportados por una rica estructura columnaria que muestra episodios neotestamentarios y animales fabulosos.

SANTIAGO DE COMPOSTELA:


Se inicia su construcción en el año 1075 y finaliza en 1130, aunque en 1105 ya fue consagrada por el obispo Gelmírez,  Santiago da pie para explicar la tipología que veníamos anunciando desde el Románico Francés: la iglesia de peregrinación. Son edificios de tres naves, en que las laterales se prolongan por detrás del presbiterio hasta unirse creando la girola o deambulatorio, que permitía  a los peregrinos transitar el edificio sin interrumpir el culto que se desarrollaba en el altar principal. En la cabecera aparecían pequeñas capillas radiales, llamadas absidiolos, donde se podían celebrar otras liturgias, al mismo tiempo que en el altar principal, además tenían un transepto sobresaliente en planta que solía estar dividido en tres naves. En altura aparece, como una evolución del matroneum de las iglesias paleocristianas, la tribuna. En definitiva es un templo diseñado y creado para recibir a las ingentes masas de peregrinos. La Catedral de Santiago de Compostela tiene tres naves cortadas perpendicularmente por un crucero de idéntico número de naves. En la girola aparecen cinco absidiolos y otros dos en cada uno de los brazos del crucero. La nave central se cubre con bóveda de cañón con arcos fajones y las laterales con bóveda de arista. Para separar la nave central de las laterales aparecen arcos de medio punto peraltados y doblados sobre pilares cruciformes. En el crucero sobresale un cimborrio que se hizo en el siglo XV para sustituir al románico. En altura destaca la tribuna que se abre a la nave central con ventanas germinadas.

La catedral presenta una planta característica de las iglesias de peregrinación, con tres naves, amplio crucero también de tres naves con capillas semicirculares y una girola con capillas radiales. La central de éstas es de planta cuadrada, las dos inmediatas semicirculares y las dos últimas poligonales. 
Sobre las naves laterales y las del transepto corre una tribuna que contrarresta el empuje de las bóvedas de cañón de la nave central, permitiendo crear un espacio en el que los peregrinos podrían asistir al culto. Estas tribunas se cubren con bóvedas de cuarto de esfera. 
La elevada nave central se cubre con bóveda de cañón y tiene casi 22 metros de altura, apoyándose en pilares de basa cuadrada y circular que se alternan. Sobre el transepto se eleva un gran cimborrio. 
Las obras de la catedral finalizan en 1168 con la contratación, por parte de Fernando II, del maestro Mateo, el arquitecto que diseña la cripta sobre la que se asienta el último tramo de las naves y el pórtico entre las dos torres. La cripta servirá para salvar el desnivel del terreno, y sobre ella se alza la gran fachada occidental, tras la que se encuentra el famoso Pórtico de la Gloria. 
El edificio se proyectó con nueve torres que aportaban al conjunto un acentuado aspecto de fortaleza. Este aspecto vendría a constatar lo que era en realidad la catedral, es decir, el castillo del arzobispo. 
En los extremos de los brazos del transepto se abrían grandes portadas monumentales en las que se tallaron elaborados programas iconográficos como la sensacional Puerta de Platerías
La cabecera compostelana presenta un gran desarrollo al disponerse las cinco capillas radiales del ábside con otras dos en cada uno de los brazos del transepto. 
En el brazo septentrional se levantaba la puerta de Azabachería, sustituida en el siglo XVIII por la actual. Su estructura original sería similar a la de Platerías. 
Las torres de la fachada occidental también se sustituyeron en el siglo XVIII por la famosa fachada del Obradoiro, labrada en estilo barroco por Casas y Novoa, convirtiendo a la catedral de Santiago en uno de los templos más impresionantes de la península.

ESCULTURA

SAN ISIDORO DE LEON:


La colegiata de San Isidro: nos referimos al a Portada del Cordero y las del Perdón. En la primera se plasma el tema del sacrificio de Isaac al que salva la fe de Abraham, puesto que Dios, viendo que está dispuesto a cumplir su mandato, envía un ángel con un cordero. Mas tarde la Portada del Perdón con el descendimiento, las marías ante el sepulcro y la resurrección de Cristo.

SANTO SOMINGO DE SILOS:


Claustro de Santo Domingo de Silos, se cree que intervinieron dos artistas diferentes en la realizaron de los capiteles y machones del claustro. Realización: el lado nororiental se sitúa a finales del siglo XI. Este momento la ejecución de los capiteles es de una calidad elevadísima, sobre toso en los temas vegetales a los que se suman animales híbridos que demuestran que la fuente de inspiración podría ser en los marfiles e incluso en los tejidos orientales.

La mayor parte de la galería occidental y parte de la meridional fueron realizadas en la segunda mitad del siglo XII. Las imágenes dejan de ser tan fantásticas y caprichosas para hacerse más naturalistas y las columnas están yuxtapuestas.

La plástica romanica: la portada de la iglesia del monasterio de Ripoll:
la decoración se distribuye en varios registros, aparecen estatuas columnas en la jambas, todo ello coronado por un Cristo en Majestad con los ancianos del Apocalipsis.

En Aragón encontramos la portada de San Pedro el Viejo de Huesca, en la que dos ángeles sostienen un Crismón, y el claustro de San Juan de la Peña en donde los capitales se decoran con figuras de grandes ojos que se ven inexorablemente sometidas a las dimensiones y a la forma del capitel.

En Navarra la iglesia de Sangüesa, posee una portada decorada con una escena del Juicio Final donde las figuras son bastante estilizadas.

La Camara Santa de Oviedo es un espacio rectangular cubierto con bóveda de cañon sustentada por estatuas-columnas de los apóstoles, dispuestas por parejas, alzándose estas sobre zócalos decorados con figuras animalisticas. Este espacio fue creado para albergar reliquias.

El Portico de la Gloria es un colosal tríptico que adorna los pies de la Catedral de Santiago de Compostela. Fue realiazdao a finales del siglo XII y marca la transición escultórica en nuestro país hacia el Gotico. En el timpano aparece Cristo con los evangelistas, ángeles con simbolos de su Pasion, los ancianos del Apocalipsis y, en el parteluz, la imagen de Santiago. La representación anatomica es bastante correcta y naturalista, de canon mas estilizado, los pliegues son voluminosos, los rostros adquieren un cierto poder expresivo, sonríen, dialogan.

Pintura:


El Panteón de los Reyes de León, que se encuentra situado a los pies de la Basílica de San Isidoro de León, es el lugar en el que durante la Edad Media recibieron sepultura la mayoría de los reyes y reinas del reino de León.

Es un espacio rectangular con pórtico, de aproximadamente ocho metros de lado, con dos robustas columnas, sobre las que se apoyan siete arcos, que dividen el espacio en tres naves. El ciclo pictórico que adorna sus muros, está considerado una de las cumbres del Románico español. A lo largo de los muros y de las seis bóvedas resultantes, se desarrollan los tres ciclos litúrgicos, Navidad, Pasión y Resurrección, formando un itinerario que tiene su inicio en el muro meridional y que, siguiendo el sentido de las agujas del reloj, culmina en la puerta que le da acceso a la Iglesia.

Las escenas, que según algunos autores siguen el desarrollo de la misa mozárabe, se estructuran en relación con los tres ciclos litúrgicos:

La Navidad

Anunciación, Visitación, Epifanía, Natividad, anuncio a los pastores, huida a Egipto, circuncisión y degollación de los Inocentes.

La Pasión

Última Cena, escenas de la Pasión y Crucifixión.

La Resurrección

Gloria de Cristo según el Apocalipsis de San Juán, Maiesatas Domini y entronización del año. El conjunto se completa con representaciones de los signos del zodíaco y de un calendario agrícola, aunque las últimas investigaciones al respecto,5 plantean la teoría de que no es un calendario propiamente, ni está dedicado a los campesinos, sino que es una metáfora sobre el paso del tiempo.

Frontal del seo de urgel:


La pintura románica brilló con gran esplendor en los altos valles pirenaicos de la actual provincia de Lérida durante los siglos XII y XIII.

Se realizaba en las paredes y techos de las iglesias con la técnica al fresco (pintar directamente sobre la pared usando el huevo como aglutinante). También encontramos, además de los frescos (y los exponemos aquí) frontales de altar y retablos.

La temática es exclusivamente religiosa, santos, apóstoles, vírgenes y escenas de la vida de Jesús. Todo está ejecutado con tal simplicidad e ingenuidad que resulta encantador.

Se desconoce la perspectiva y ni tan siquiera se pretende un mínimo acercamiento al realismo. Eso nos da un aire infantil y libre de complicaciones, los personajes suelen aparecer de forma frontal, con ojos enormes y muy abiertos. Su importancia varía según su tamaño (cuanto más grandes, más importantes en jerarquía). Aparecen muy marcados los contornos en negro y el relleno de color, muy vivo, es uniforme, sin gradación.

No aparece el paisaje, sólo importan los personajes puesto que se pretende ilustrar al fiel para trasmitirle la Biblia mediante las imágenes. La mayoría de la población era analfabeta y únicamente podían recibir los mensajes a través de simples escenas fácilmente comprensibles.

Las anatomías resultan sorprendentes en su simplificación ya que músculos, miembros y pliegues de la vestimenta están tan abocetados y geometrizados que crean una imagen sencilla y atrayente. Nada de sensualidad ni belleza corporal, eso era delicado de representar teniendo en cuenta que el sexo en la época era tabú y fuente de pecado y condenación eterna.

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