16 Jun

La Monarquía Visigoda y las Invasiones Germánicas (476-711)

Tras la caída del Imperio Romano de Occidente en 476, los visigodos se asentaron en Hispania en 507 mediante un acuerdo (foedus). Su objetivo principal era unificar el territorio, las leyes y la religión. La sociedad visigoda se caracterizaba por la coexistencia de una minoría germánica (aproximadamente 300.000 individuos) frente a una vasta mayoría hispanorromana (entre 4 y 5 millones de habitantes). La economía estaba profundamente ruralizada, basada en grandes latifundios y la autosuficiencia, lo que generaba frecuentes conflictos sociales derivados de las relaciones de dependencia.

Características de la Monarquía Visigoda

  • Electiva: La nobleza y el clero elegían al rey, lo que propiciaba frecuentes conflictos y conspiraciones, como el caso de Wamba en 680.
  • Instituciones Clave:
    • Officium Palatinum: El consejo real.
    • Aula Regia: Una asamblea consultiva.
    • Concilios de Toledo: Tras la conversión al catolicismo en 589, adquirieron un significativo poder legislativo.
  • Administración Territorial: Se organizaba mediante Dux (gobernadores de provincias) y Comites (gobernadores de ciudades). La nobleza incrementó su poder al consolidar tierras heredables.
  • La Iglesia: Apoyó a la monarquía, acumulando tierras y poder, lo que en ocasiones limitaba la autoridad real.
  • Cultura: En el ámbito cultural, destacó la figura de San Isidoro de Sevilla con su monumental obra Etimologías.

Origen y Funciones de las Cortes en los Reinos Cristianos Medievales

Las Cortes eran asambleas representativas formadas por la nobleza, el clero y, posteriormente, representantes de las ciudades. Los monarcas las convocaban principalmente para aprobar impuestos, a cambio de los cuales cedían concesiones y privilegios. Estas instituciones evolucionaron a partir de la Curia Regia, compuesta inicialmente por nobles y clérigos.

Desarrollo de las Cortes por Reino

  • Reino de León: Alfonso IX convocó en 1188 las primeras Cortes con representación de las ciudades, consideradas las primeras Cortes europeas con participación ciudadana.
  • Castilla y León: Tuvieron Cortes propias hasta su unificación en 1293. Eran principalmente consultivas, centradas en peticiones y la aprobación de impuestos. Su influencia decayó significativamente en el siglo XV.
  • Corona de Aragón: Caracterizada por una monarquía pactista, donde Aragón, Cataluña y Valencia poseían sus propias Cortes, además de unas Cortes Generales. Estaban compuestas por cuatro «brazos»: ricoshombres, infanzones, clero y ciudadanos. Tenían importantes funciones legislativas y se reunían regularmente. Las Diputaciones del General velaban por el cumplimiento de los fueros.
  • Reino de Navarra: Defendían los derechos del reino frente al monarca (leyes, impuestos, agravios). Con el tiempo, su frecuencia y relevancia aumentaron. Desde el siglo XV, la Diputación del Reino se estableció de forma permanente. Se reunían siempre en Pamplona para el juramento de los Fueros.

La Crisis de 1917 y la Quiebra del Sistema de la Restauración

La crisis de 1917 se originó por el creciente desprestigio de los partidos dinásticos y las tensiones económicas derivadas de la Primera Guerra Mundial. A pesar del crecimiento económico impulsado por el contrabando, la clase obrera no se benefició de este auge, lo que provocó una oleada de huelgas, como la ferroviaria de 1916.

Factores Clave de la Crisis

  • Movimiento Militar: En el ejército, surgieron las Juntas de Defensa, compuestas por oficiales descontentos con sus condiciones, que ejercieron una notable presión política.
  • Huelga General: En 1917, la UGT y la CNT convocaron una huelga general que fue violentamente reprimida por el gobierno.
  • Asamblea de Parlamentarios: Los parlamentarios catalanes, liderados por Cambó, demandaron reformas en la Asamblea de Parlamentarios, pero el movimiento fracasó por falta de unidad entre las fuerzas opositoras.

La crisis no se resolvió, y el país continuó experimentando huelgas, tensiones sociales, el desastre militar de Annual (1921) y, finalmente, el golpe de Estado de Primo de Rivera (1923), que puso fin al sistema de la Restauración.

La Guerra Civil Española: Contexto Internacional y Apoyo Exterior

La Guerra Civil Española (1936-1939) tuvo un profundo impacto internacional, convirtiéndose en un escenario de confrontación ideológica entre las potencias europeas.

Apoyos al Bando Franquista

  • Alemania Nazi e Italia Fascista: Apoyaron activamente a Franco. Hitler utilizó España como campo de pruebas para su armamento y tácticas militares, mientras que Mussolini buscaba consolidar su influencia en el Mediterráneo.
  • Portugal: Bajo la dictadura de Salazar, brindó apoyo logístico y material a Franco desde el inicio del conflicto.
  • Estados Unidos: Aunque mantuvo una postura oficial de neutralidad, empresas como Texaco vendieron petróleo a las fuerzas franquistas.

Apoyos al Bando Republicano

  • URSS: Apoyó a la República con el objetivo de frenar el avance del fascismo, aunque su ayuda fue cuantitativamente menor y condicionada.
  • México: Envió material bélico y acogió a numerosos exiliados republicanos.
  • Brigadas Internacionales: Voluntarios de diversos países que lucharon en defensa de la República.

Neutralidad y No Intervención

Francia e Inglaterra, aunque oficialmente neutrales, temían el establecimiento de un régimen revolucionario en España y optaron por no intervenir directamente. El Comité de No Intervención, impulsado por Francia, resultó ineficaz debido al apoyo activo y continuado de Alemania e Italia a Franco.

La ayuda extranjera desequilibrada fue un factor determinante: Franco recibió un considerable apoyo en tropas y armamento, mientras que la República, a pesar de las Brigadas Internacionales y el apoyo soviético, vio cómo estas ayudas resultaban insuficientes y las Brigadas se retiraban en 1938. La ineficacia de la Sociedad de Naciones en este conflicto anticipó su fracaso inminente antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial.

El Régimen Franquista: Características e Ideología (1939-1975)

Francisco Franco estableció una dictadura autoritaria en España, concentrando en su persona todo el poder del Estado. Su figura fue exaltada mediante una intensa propaganda y el uso de símbolos. Aunque carecía de una ideología única y coherente, el régimen se nutrió de diversas corrientes para consolidar su control.

Pilares Ideológicos del Franquismo

  • Anticomunismo: Fue un pilar fundamental, dirigido no solo contra los comunistas, sino también contra republicanos, anarquistas y masones. Esta postura se reforzó a partir de los años 50, en el contexto de la Guerra Fría.
  • Nacionalcatolicismo: Otro elemento esencial. La Iglesia Católica controlaba la moral pública, la educación y los medios de comunicación, imponiendo censura y una estricta homogeneidad ideológica.
  • Tradicionalismo Carlista: De carácter ultraconservador, apoyó la idea de una España unificada y centralista, lo que conllevó la prohibición de lenguas y símbolos regionales.
  • Militarismo: Un componente esencial, con el ejército y la Falange Española destacando en los primeros años del régimen, promoviendo desfiles y homenajes a los caídos de la Guerra Civil.

«Familias» Políticas y Apoyos Sociales

Dentro del franquismo coexistieron diversas «familias» políticas que apoyaron el régimen:

  • Falangistas: Con símbolos y estética fascista, crearon instituciones como el Frente de Juventudes.
  • Católicos: Con grupos como el Opus Dei, que ganaron una notable influencia a partir de los años 50.
  • Monárquicos: Tanto carlistas como partidarios de Don Juan de Borbón, que aspiraban a la restauración de una monarquía parlamentaria.

El apoyo social provino principalmente de la oligarquía terrateniente, que recuperó su poder tras la guerra, y de las clases rurales tradicionales, que veían en Franco a un protector del orden. También contó con el apoyo de los funcionarios públicos que ocuparon los puestos tras la depuración de los republicanos.

La Ilustración en España y el Despotismo Ilustrado

La Ilustración: Crítica al Antiguo Régimen

La Ilustración fue un movimiento intelectual del siglo XVIII que defendía valores como la razón, la igualdad, la libertad y la tolerancia. Sus principales pensadores incluyeron a Locke, Montesquieu, Voltaire y Kant. Estos autores promovían el racionalismo frente a la autoridad, el antropocentrismo, el hipercriticismo, el pragmatismo (reflejado en obras como la Enciclopedia de Diderot y D’Alembert), el idealismo, el universalismo y una educación útil y práctica, siguiendo ideas como las de Rousseau. Todo ello conformaba una crítica profunda al Antiguo Régimen, basado en la tradición y la desigualdad social.

La Ilustración en España

En España, la Ilustración tuvo una menor penetración inicial debido a la debilidad de la burguesía y el fuerte poder de la Iglesia. Solo en la segunda mitad del siglo XVIII comenzó a difundirse con mayor intensidad, aunque la sociedad seguía dominada por estamentos privilegiados como la nobleza y el clero, que acumulaban riqueza y tierras, y consideraban el trabajo manual como algo despreciable. También persistían la superstición y la amortización de bienes.

Destacaron figuras como Feijóo (con una visión autocrítica), José Cadalso (con sus Cartas Marruecas), Jovellanos y Olavide (conocido por la colonización de Sierra Morena). Todos ellos criticaban el atraso del país, la Mesta, los gremios y la falta de progreso económico y social. Para difundir sus ideas, se utilizaron medios como la prensa, las Reales Academias y las Sociedades Económicas de Amigos del País.

El Despotismo Ilustrado

En la segunda mitad del siglo XVIII, algunos monarcas absolutos intentaron aplicar ideas ilustradas sin renunciar a su poder absoluto. Este fenómeno se conoce como despotismo ilustrado, resumido en la frase: «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo». Se preocuparon por el bienestar social, promoviendo mejoras en la economía, la sanidad, las obras públicas y la beneficencia.

En España, Carlos III llevó a cabo importantes reformas, como la construcción del Canal de Castilla, mejoras en el alcantarillado y cementerios, y la creación de escuelas. Aunque se lograron avances significativos, el poder político permaneció concentrado en manos del monarca. No se cuestionó la jerarquía social estamental ni se permitió la participación política del pueblo. La nobleza y el clero conservaron sus privilegios, lo que impidió que las reformas transformaran en profundidad la estructura socioeconómica del país.

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