04 May

El texto propuesto es un fragmento de la obra titulada La verdad sobre el caso Sabolta, escrita por Eduardo Mendoza y publicada por primera vez en el año
1975 Nuestro texto de referencia ha sido extraído de la edición publicada por… 
Eduardo Mendoza Garriga nacíó en Barcelona en 1943. Su vocación literaria fue temprana gracias a la biblioteca de su familia materna. En la década de los 50 comenzó sus estudios en el colegio religioso de los Hermanos Maristas en Barcelona. Posteriormente completó su educación en la Facultad de Derecho. Después de terminar sus estudios viajo por Europa, estuvo un año becado en Londres estudiando sociología. De regreso a Barcelona trabajó como pasante y en una asesoría jurídica. Posteriormente residíó diez años en Nueva York como traductor de las Naciones Unidas. La verdad sobre el caso Savolta se publicó durante su estancia en esa ciudad. Fue su primera novela.
A ella le seguirán El misterio de la cripta embrujada (1979) y El laberinto de las aceitunas (1982), novelas policíacas de tono humorístico y estilo ágil. En ellas aparece el personaje del pícaro y una visión deformadora de la realidad.
 En la década de los 80 escribe, después de haber viajado de nuevo por Europa, La ciudad de los prodigios (1986), ambientada en el Siglo XIX y XX durante los preparativos de las dos Exposiciones Universales de Barcelona. Presenta complejidad narrativa por sus saltos temporales, la alternancia de secuencias y el perspectivismo. Obtuvo diversos premios. 
 Entre sus obras de la década de los 90 destacan Sin noticias de Gurb (1991), diario escrito por un extraterrestre y en ella destaca la mezcla de géneros El año del diluvio (1992), historia de una pasión ROMántica entre una monja y un terrateniente, o Una comedia ligera (1996), premio al mejor libro extranjero en Francia. 
 Sus últimas novelas son La aventura del tocador de señoras (2001), Mauricio o las elecciones primarias (2006). 
 Eduardo Mendoza se define deudor de los autores clásicos españoles, sobre todo Cervantes y el Lazarillo de Tormes, y también es seguidor de los escritores realistas europeos. 
 En los años 70 se produce un cansancio ante los excesos de la experimentación de la década de los 60, y la vuelta al relato tradicional y al argumento, desde una óptica irónica y distante. Se vuelve al mundo de lo personal, no hay un análisis complejo del mundo ni tampoco hay personajes de envergadura; el narrador suele ser el protagonista.
 Se produce una influencia de los medios de comunicación, que impulsan el gusto por géneros como la novela-reportaje, siguiendo el esquema del periodismo de investigación, y la cultura de masas.
 Existe una atención a lo formal: son obras bien escritas, pero no profundizan en las posibilidades creativas del lenguaje.
El estilo es realista y tradicional. Los espacios oscilan entre lo conocido (la ciudad de provincias, el barrio) y lo cosmopolita y exótico.

 Destacan autores como Juan Benet (Una meditación, que consiste en un largo monólogo), Juan Marsé, que se consagra en esta década con obras como Si te dicen que caí; Francisco Umbral, brillante novelista y periodista, se da a conocer con obras como Mortal y rosa. En los 70 siguen escribiendo también escritores consagrados, como Cela, Delibes o Torrente Ballester. 
 Una de las obras más importantes de esta década es La verdad sobre el caso Savolta (1975) de Eduardo Mendoza.
 La obra se sitúa entre los años 1917 y 1919, y en ella se recrea el auge de los negocios durante la guerra europea, la crisis económica y social. Hay abundantes referencias a los acontecimientos políticos y a las tensiones entre las clases sociales. La neutralidad española en la primera Guerra Mundial produjo grandes ventajas económicas para diversos sectores, España suministró productos diversos, alimentos básicos, calzado, tejidos, municiones… Las industrias catalanas se vieron implicadas en esta situación, fabricaron multitud de productos y suministró beneficios a la clase burguesa y gran descontento a la clase proletaria.
 Este ambiente de descontento provocó disturbios y huelgas, que culminó en 1916, con la primera huelga general en todo el país. El conflicto se convirtió en un enfrentamiento entre patronal y obreros, cuyas organizaciones, sobre todo la UGT y CNT  tenían una gran fuerza. En 1917 se declaró la huelga general revolucionaria, reprimida con extrema dureza por parte del ejército y la policía, aliados con la oligarquía catalana. Además, se formaron redes de gánsters a sueldo y un clima de gran inseguridad política. La industria catalana fabricaba material de guerra destinado a los aliados, sobre todo a Francia, lo que llevó a redes de espionaje y chantajes que intentaban cortar este sector industrial. Como resultado de esta serie de luchas y chantajes se produjo el atentado que inspira el título de la novela: el asesinato del fabricante de armas José Alberto Barret y Monet. 

El texto propuesto es de naturaleza literaria y ficcional. Por una parte, es literario porque está presente el proceso comunicativo de cualquier obra literaria: el emisor es el autor, que envía un mensaje (obra literaria) a un receptor (lector). No solo podemos justificar esta naturaleza a partir de los participantes en la comunicación, sino a partir del contexto situacional propio de este tipo de texto: tanto el contexto de creación como el de recepción son diferentes. [Podemos profundizar]
 Como texto literario que es posee todas las carácterísticas propias de la literatura como arte: la intención estética, puesto que el autor ha creado una obra de arte a partir del lenguaje utilizado; la función del lenguaje expresiva, ya que se expresan sentimientos y emociones; la función lúdica al proponerse un juego entre el escritor y el lector; y la función social al verse la influencia de la sociedad en la obra literaria y de la obra en la sociedad. 
 Como ocurre en toda comunicación literaria, analizamos un discurso literario, un texto creado mediante los usos y las posibilidades del lenguaje literario, es decir, mediante el conjunto de transformaciones lingüísticas, técnicas formales y procedimientos estilísticos que un escritor pone en práctica en un momento de creación. Así, podemos citar algunas de las carácterísticas de dicho discurso: …
 Como hemos dicho anteriormente, para poder crear este discurso debemos apoyarnos en un lenguaje literario, un lenguaje que tiene como punto de partida la intención estética del emisor del texto. Dicho emisor recurre a los recursos estilísticos para cumplir con las expectativas del receptor, quien desea enfrentarse a una obra de arte. Por ello, utiliza un lenguaje … (Carácterísticas) De esta forma predomina en todo el texto la función poética del lenguaje.  [Ofrecemos ejemplos de todo lo explicado]
 Por otra parte, es un texto ficcional porque, a pesar de tener muchos datos reales, sobre todo, en el ámbito del espacio y del tiempo, hay otros muchos elementos que son fruto de la invención del escritor. Por ejemplo, …  [Ofrecemos ejemplos de todo lo explicad

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