08 Nov

En los años 40 y 50 la literatura hispanoamericana da las primeras muestras de superación de los modelos narrativos que habían dominado el panorama literario en las décadas anteriores. El Regionalismo de los años 20 y 30, comenzaba a agotarse. Además, por influencia del surrealismo y del psicoanálisis, surge una nueva concepción de la realidad que ponía en duda la capacidad del hombre para entender el mundo por medio de la observación y la razón. Así mismo, las transformaciones en la vida social y la influencia que ejercían los renovadores de la literatura europea y norteamericana favorecerán el nacimiento de la llamada nueva novela; Esta nueva novela supondrá la aparición del nuevo mundo urbano y la atención a los problemas humanos. Aunque la característica que se ha señalado como más definitoria de la nueva tendencia es la incorporación de elementos fantásticos o maravillosos: lo mítico, lo legendario, lo irracional y lo mágico irrumpirán en las historias a través de dos técnicas principales: la poetización de la realidad y la naturalización narrativa de lo maravilloso;En la temática destacan dos compromisos: con el ser humano y sus problemas y con la historia convulsa del continente americano. Otros autores reflexionan sobre la historia del continente: El siglo de las luces de Carpentier y La guerra del fin del mundo de Vargas Llosa son dos buenos ejemplos de ello. La metaficción –reflexión sobre el proceso creativo dentro de la obra-es también motivo recurrente; Rayuela de Cortázar es, en este sentido, ejemplo paradigmático, al incluir en los capítulos prescindibles la teorías de Cortázar sobre la creación literaria. Por último, habría que señalar el humor y el erotismo; Las innovaciones afectarán, así mismo, al discurso y a las técnicas narrativas. La más evidente es la ruptura de la estructura tradicional de la novela. Destacaremos la ruptura de la linealidad temporal, la introducción de un tiempo subjetivo y la combinación de voces narrativas y puntos de vista diferentes. Otra constante es la preocupación por el lenguaje, por el poder de la sugerencia y el ritmo de la prosa. Los autores experimentan con el idioma, rescatan lo coloquial para vivificar el relato y en ocasiones, tal es el caso de Carpentier, desembocan en el barroquismo descriptivo. Es difícil hacer una cronología exacta de la nueva novela, pero suele señalarse a tres autores como aquellos que abrirán el camino de esta nueva narrativa: el guatemalteco Miguel Ángel Asturias el cubano Alejo Carpentier y el argentino Jorge Luis Borges, cuyas obras Ficciones (1944) y El Aleph (1949) cuestionaron los límites de la realidad e indagaron, a través de lo extraordinario e ilógico, en los enigmas de la existencia; La obra de estos primeros autores revelaba tempranamente la existencia de dos tendencias principales en la nueva novela: el realismo mágico de Asturias, Carpentier o Rulfo y el realismo fantástico de Borges y más tarde de Cortázar. En los años 60 se produce ese fenómeno que se ha llamado boom de la novela hispanoamericana. Se trata del periodo de máximo esplendor de esta narrativa y supone la integración definitiva de lo fantástico y lo real. Algunos autores han señalado como factor determinante del boom la coincidencia en pocos años de muchas novelas magistrales: La ciudad y los perros (Vargas Llosa, 1961), El astillero (Onetti, 1961), El siglo de las luces (Carpentier, 1962), Rayuela (Cortázar, 1963), Cien años de soledad (García Márquez, 1967) y Conversaciones en la catedral (Vargas Llosa, 1969). Son estas novelas las que despertarán la atención de Europa y del mundo en general hacia la narrativa hispanoamericana; del interés que éstas suscitan nacerá el interés por los autores de las décadas anteriores y posteriores al boom. De todas ellas, quizás sea Cien años de soledad la que ha alcanzado mayor visibilidad internacional. En la novela, García Márquez nos cuenta la historia de la saga de los Buendía a través de siete generaciones y la historia del pueblo de Macondo que, desde su fundación por Arcadio Buendía –patriarca de la estirpe-, estaba condenado a desaparecer en un diluvio de resonancias míticas. La obra, considerada el culmen del realismo mágico, ha recibido varias interpretaciones: algunos críticos la entienden como metáfora de la condición humana y otros, en virtud del paralelismo de la historia de Macondo con la de Hispanoamérica, como novela de; denuncia social.; A mediados de la década de los 70 se observa en la literatura hispanoamericana un cambio de rumbo que predominará durante los 80. A esta tendencia se le ha llamado mayoritariamente postboom, aunque los autores que la representan prefieren la denominación de novísima narrativa. Si la nueva novela nacía vinculada a las esperanzas revolucionarias, ésta se vincula a la época de desilusión ante el fracaso de los proyectos democratizadores. Sus protagonistas son los llamados autores novísimos, aunque hay que señalar que de este cambio de orientación en la narrativa participarán, en mayor o menor medida, los autores del boom que siguen publicando (Vargas Llosa, Fuentes, Donoso o García Márquez. En líneas generales se observa una mayor confianza en la capacidad del ser humano para percibir la realidad y en el lenguaje para contarla; la presencia de vivencias cotidianas; la recuperación del realismo y el auge de la novela testimonial y de la narrativa femenina (Isabel Allende, Ángeles Mastretta, Laura Esquivel, Zoé Valdés o Marcela Serrano, entre otras muchas). Temática, destaca la denuncia social, ideológica o política. El exilio interior y exterior fue también motivo inspirador de muchos autores, como es el caso de algunas de las obras de Mario Benedetti: Primavera con una esquina rota (1982). Destaca el aumento de las novelas de tema histórico que pretenden construir un discurso distanciador con respecto a la historiografía oficial: Gringo viejo (1985) de Carlos Fuentes ejemplificaría esta tendencia. Otra característica temática novedosa la representa la incorporación en la novela de la cultura popular (el cine, la música, los deportes, la televisión), las drogas y el sexo. La recuperación del tema del amor, el mundo de los sentimientos y el erotismo es representativo tanto de autores nuevos (Isabel Allande, Zoé Valdés) como de alguno consagrado (El amor en los tiempos del cólera, García Márquez). Por último, hay que señalar la presencia del humor En lo que se refiere a las técnicas narrativas, cabe señalar la convivencia en la narrativa novísima de dos tendencias principales. La primera de ellas está representada por novelas realistas, de fácil lectura, con predominio de la trama, preferencia por la linealidad temporal y ausencia de discursos metaficcionales (es destacable este cambio de rumbo en las novelas de los años 80 de algunos autores del boom). La segunda tendencia se caracteriza, contrariamente, por la exacerbación de la experimentación, la ausencia de trama argumental, la presencia de metaficción y una gran preocupación por la elaboración del lenguaje, lo que la convierte en una literatura para minorías¡Escribe tu texto aquí!

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