11 Jun

1. División Política de la Península Ibérica en el Último Cuarto del Siglo XV

CORONA DE CASTILLA (Galicia, León, Castilla, Asturias, Vizcaya y Molina). Posee gran unidad institucional y administrativa como fruto del férreo control realizado por la dinastía Trastámara, con el apoyo de una nobleza de servicio. Tiene posibilidades de expandirse hacia el sur y este.

CORONA DE ARAGÓN (Aragón, Valencia, Cataluña, Mallorca, Sicilia y Cerdeña). Territorios con diferentes estructuras políticas y administrativas >> monarquía común (Trastámara).

PORTUGAL. Independiente desde el siglo XII, es el segundo reino más potente de la península, gracias a su política de expansión ultramarina.

NAVARRA. Con territorios en ambos lados de los Pirineos, subsiste independiente a las ambiciones de anexión por Aragón y Castilla. Una crisis y una guerra civil la ocupan.

GRANADA. Último dominio musulmán en la península, situado entre la Subbética y el mar Mediterráneo. Cada vez está más debilitado por luchas internas y problemas dinásticos.

2. Definición de Unión Dinástica

Es la unión de varios reinos, Estados o dominios bajo un mismo soberano o gobernante por derecho dinástico, sin que se produzca la fusión de unos dominios con otros. Solía producirse en la Edad Media y la Edad Moderna como consecuencia de las herencias patrimoniales o la política matrimonial –la unión de las coronas de Castilla y Aragón (1474-1516) por el matrimonio de los Reyes Católicos–. Los dominios del título mantienen sus propias instituciones, legislación y peculiaridades… Suele acompañarse del planteamiento de objetivos comunes, aunque con respeto de las respectivas áreas de influencia en política exterior.

3. Rasgos de la Unión Dinástica

Refuerzo del poder monárquico: monarquía autoritaria. Estructura de poder donde todos los poderes fragmentados del mundo feudal (territorial, administrativo, judicial, militar, fiscal…) se concentran en el rey. Se produce como fruto del sometimiento bajo el monarca de las principales fuerzas sociales: nobleza, clero y burguesía. En la Península Ibérica, la dinastía de Trastámara lo logró apoyándose en la baja nobleza y la burguesía a cambio de concesiones (mercedes enriqueñas); la creación de una nobleza de servicio y una política centralizadora.

También contribuyó, en época de los Reyes Católicos, el logro de la unidad territorial peninsular, la creación de nuevos instrumentos de poder y la expansión internacional mediante una sólida política internacional.

Predominio de Castilla sobre Aragón. Castilla era más extensa, se encontraba más densamente poblada (4,3 millones frente a 700.000), poseía una economía más dinámica –había ya superado la crisis del siglo XIV, en gran medida derivada de la peste negra– y sus instituciones eran más homogéneas y útiles.

Creación de un Estado federal por influencia aragonesa. Suponía la separación de las administraciones internas (monedas, impuestos, leyes, aduanas, tradiciones, pesos y medidas). Tras su matrimonio (1469) firmaron la Concordia de Segovia (1475), por la que se establecían la incapacidad de intervenir un monarca en el territorio del otro, determinando que el trono pasaría a sus hijos y el modo en que se evidenciaría la unión en títulos, escudos, monedas e inscripciones.

Establecimiento de una política internacional común. Aunque se respetaban las áreas de influencia pactadas y vigentes desde el Tratado de Monteagudo (1291).

Planteamiento de objetivos comunes: el dominio peninsular, la unidad religiosa, la centralización del poder y el control de la nobleza –sobre todo en Aragón, donde alcanzaba elevadas cotas de poder–.

Implantación de una nueva organización del Estado, que favoreciese la centralización del poder, la eficacia política y la optimización de los recursos y controlar al clero, mediante la creación de nuevas instituciones que conviviesen con otras, ya antiguas:

  • Instituciones políticas:
    • Consejo Real de Castilla: órgano supremo de gobierno y máxima instancia judicial –luego se crea, a su imagen, el Consejo de Aragón–.
    • Consejo de las Órdenes Militares: para limitar y controlar el poder y las propiedades de las órdenes. El cargo de Maestre residía en el rey Fernando.
    • Las Cortes: asamblea de representación que concede ayudas monetarias extraordinarias.
  • Administración de justicia:
    • Corregidores: encargados de la justicia municipal y la presidencia del ayuntamiento.
    • Chancillerías o Audiencias: tribunal de apelación ante las decisiones tomadas por los corregidores u otros tribunales, formado por letrados de carrera.
    • Consejo Real: última instancia a nivel judicial.
    • Santa Hermandad: creada para mantener el orden durante la Guerra de Sucesión al trono de Castilla, su objetivo fue perseguir, capturar, juzgar y ejecutar malhechores, en todo el reino, incluso en los señoríos.

4. Objetivos de la Unión Dinástica

Objetivo 1: Control de otros reinos peninsulares.

Acción directa sobre los territorios aún no integrados en sus dominios: Granada, Navarra y Portugal.

CONQUISTA DE GRANADA (1481-1492). La campaña, que fue larga y costosa para Castilla, aprovechó las crisis dinásticas y nobiliarias del reino de Granada y la consideración del conflicto como una cruzada por el papa (1482). Tras una serie de negociaciones secretas con Boabdil, la capitulación se produjo el 25 de noviembre de 1491 y la entrada en Granada el 2 de enero de 1492, lo que supuso la ratificación de Isabel en el trono tras el conflicto sucesorio con Juana “la Beltraneja”.

ANEXIÓN DE NAVARRA. Fallido el intento de anexionarse el territorio mediante la política matrimonial, Fernando ordenó la invasión de Navarra (1512) amparándose en la alianza de aquella con Francia.

APROXIMACIÓN A PORTUGAL. El intento de vinculación mediante matrimonios reales (infantas Isabel y María) fracasó, aunque posibilitó a Felipe II coronarse rey de Portugal (1580).

Objetivo 2: Política religiosa común.

CONTROL DEL CLERO. Llevaron a cabo una reforma intelectual y moral del clero, para que alcanzara un elevado nivel cultural y convertirlo en ejemplo de rectitud moral. Para lograrlo se sirvió de privilegios que, concedidos a los Reyes Católicos por la Santa Sede, les permitían interferir en cuestiones de la Iglesia (regalías): el derecho de presentación –que les permitía presentar candidatos al cargo de obispo– y el derecho de patronato regio –que les habilitaba para nombrar obispos, directamente, en lugares tensos (Granada, Canarias, Indias).

PERSECUCIÓN DE FALSOS CONVERSOS Y MINORÍAS RELIGIOSAS. Además de restaurar la unidad religiosa –perdida con la llegada de los musulmanes–, los Reyes Católicos se plantearon conseguir que sus súbditos fueran buenos cristianos. Para ello, se creó –con bula papal (1478)– el Consejo de la Suprema Inquisición, única institución que se impuso en todos los reinos de la unión que, bajo el control de la corona a través del dominico fray Tomás de Torquemada, se utilizó para buscar la unidad de fe –mediante la cristianización de judíos y musulmanes y la persecución de falsos conversos (cristianos nuevos)–.

Los Reyes Católicos determinaron la obligatoriedad del bautismo de los judíos, o su expulsión en 4 meses (Edicto de Granada, marzo de 1492). Las razones: que con la práctica de su religión son un mal ejemplo para los conversos y porque la corona precisaba capitalizar la hacienda real (maltrecha por la guerra de Granada y la inversión en la conquista de Canarias) con los bienes de los judíos emigrados. Se les permitió vender sus bienes antes de marcharse, pero no sacar del reino oro y plata (letras de cambio), armas o caballos.

Posteriormente, se determinó la expulsión de los mudéjares (1499-1526). Los bautizados serán llamados judeoconversos y moriscos.

Objetivo 3: Proyección exterior.

La unión de Castilla y Aragón, convirtió a España en una potencia internacional, lo que permitió a los Reyes Católicos plantearse metas más ambiciosas:

  • Recuperar los territorios perdidos por los Trastámara aragoneses: Navarra, Rosellón, Cerdaña, Nápoles. Cualquiera de estas acciones implicaba enfrentarse con Francia.
  • Aislar a Francia, usando la política matrimonial y la diplomacia.
  • Prevenir el peligro musulmán, controlando en el norte de África.
  • Expandirse fuera de la península y por el Mediterráneo.
  • Garantizar la seguridad comercial en el Mediterráneo occidental ante los piratas berberiscos y el auge del imperio turco.
  • Defender y difundir el catolicismo.

Para lograr estos objetivos, los Reyes Católicos se apoyaron en cuatro instrumentos fundamentales:

  1. Un ejército permanente, muy experimentado, numeroso y en aumento, sufragado por la corona y dirigido por mandos muy capacitados.
  2. Un cuerpo profesional de embajadores, que ya tenía gran tradición en Aragón, con delegaciones en Londres, Roma, Venecia, Bruselas, etc.
  3. Una hábil utilización de la política matrimonial, cuyo objetivo era aislar a Francia mediante enlaces con Portugal, Inglaterra, etc., Borgoña.
  4. Una economía saneada y poderosa, fruto de la riqueza de Castilla, que permitió un importante desarrollo del ejército y la incorporación de armas de fuego y artillería.

Las direcciones de la política internacional contaron con dos direcciones claras:

Orientación mediterránea. Nápoles –en el contexto de la rivalidad con Francia por controlar el Mediterráneo Occidental, a través del Sur de Italia–; Melilla, Orán, Bugía, Trípoli –en lucha con los piratas berberiscos del Norte de África–.

Orientación Atlántica. Rutas del Norte –hacia Inglaterra, Francia y los Países Bajos, donde las alianzas internacionales jugaban un papel fundamental–; Ruta del Sur, buscaba alcanzar Asia rodeando África –provocando problemas con Portugal por suponer la violación del Tratado de Alcaçovas-Toledo (1479)– y trajo consigo la conquista de las Islas Canarias; Ruta del Oeste, planificada como una alternativa a la del Sur, supuso el descubrimiento de América por Cristóbal Colón (1492).

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